Ejercitarse con Caleb es mucho mas diferente que con cualquier otro instructor. Primero, esa ropa deportiva con el agregado del sudor, lo hace extremadamente sexy. Segundo, es intenso y muy aplicado, que te alienta a querer seguir sus pasos. Y es tan paciente y dedicado para explicar cada uno de los movimientos, que me hace desear nunca salir de este gimnasio, y eso si es mucho decir ya que ella no es fanática de los ejercicios, de no ser por sus trotes matutinos no sabé que seria de su salud física, ella es bastante perezosa.

Una vez finalizada la clase, se dirigen a los vestuarios y cuando están frente de estos, toma de su mano y la hace girar hacía él. Tenerlo así de cerca no es bueno para su salud, es como si desprendiera de su cuerpo endorfinas que chocan con el suyo y hacen que este colapsar. Sujeta el costado de mi cuello con una de sus manos y con la otra la acerca tomando de su cintura para así besarse. No importa cuan sudados esten, esos besos desaforados y atrevidos, a los que la tiene mal acostumbrando, lo valen. Cuando siente su espalda chocar con una superficie dura, y que intenta levantarle, su cabeza toma un poco de cordura y reacciona

- No, no espera, que estas haciendo, puede venir alguien

- Estamos solos

- Si, pero también dijiste que suelen venir otros de vez en cuando para aprovechar el lugar para ellos solos

- Mierda¡¡¡ siempre me sale en contra lo que te digo ¿Por qué eres tan atenta? - lo dice mientras aprieta con cariño mi nariz

- Ya, tú vas por ahí - señala la puerta de enfrente - y yo me quedo aquí

- Aburrida - antes de cerrar la puerta le saca la lengua y puede escuchar su carcajada

Ya lista sale rápido de el vestuario y al hacerlo se choca con una mujer. Es trigueña de ojos verdes con una mirada un tanto intimidante para su gusto, es un poco más alta que Ana, y su blusa sin mangas le dice que ella si viene seguido a este lugar.

- Lo siento no te vi - dice rápidamente

- Hoo no te preocupes ¿eres Ana Stefano, cierto?

- Si, soy yo

- Wow no sabia que venias a este gimnasio

- De hecho, es la primera vez, vine con un amigo

- ¿Quién? Conozco a todos aquí

- Caleb

- Ha si lo conozco

- Tu si vienes siempre aquí

- Si, siempre, pero ahora solo vine a buscar unas cosas que olvide, Tim uno de los dueños me presto la llave

- Claro, Caleb menciono que suelen venir aprovechar estos horarios que no hay nadie

- Y él y tu son solo amigos?

Su pregunta le parece un poco inapropiada, mas por que no sabe quien es y por que la sonrisa falsa que le esta mostrando no le parece en lo absoluto confiable

- Si. ¿Olvide preguntarte, como te llamas?

Cuando esta por contestar su teléfono comienza a sonar, se disculpa con ella y camina unos pasos para atrás dándole la espalda.

- Hola Sam¡

- Ana tenemos que elegir tu vestuario para Venecia, donde te metiste, creí que estarías en casa

- Lo siento, lo olvide, me surgieron otros planes, pero voy enseguida, no tardo te lo prometo

- Está bien cariño, aquí te espero

Se da la vuelta para retomar la conversación, pero ella ya no está, es extraño. En fin, busca a Caleb, y le encuentra revisando su celular al cual al verme lo guarda rápidamente.

- Hey ¡¿lista?

- Si, ¿oye viste salir a una mujer?

- ¿una mujer? No no vi a nadie

- Me la cruce saliendo del vestuario, dijo que venia por unas cosas, y que le habían prestado las llaves

- Brad? - pregunto confundido

- No, creo que dijo Tim

- Hmmm si el es otro de los dueños, pero la verdad no la vi, recién salgo

- Bueno, no importa. Tengo que volver a mi casa, olvide que tenia unas cosas que ver con Sam ya me esta esperando. Si tienes algo mas que hacer puedo tomar un taxi

- Nada de taxis, yo te traje, yo te llevo de vuelta

- Como quieras, vamos

- Andando

Le ofrece su mano y la toma con gusto, siente un cosquilleo hermoso cuando estas se entrelazan. Y admite que le encanta como su enorme mano se acopla perfectamente con la suya, que por supuesto es mas pequeña. Y se repite Ana, pies sobre la tierra, no corras, solo camina y disfruta.