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Montreal, Canadá, lunes por la mañana, era la primera vez que visitaba dicha ciudad y en el recorrido se quedó encantada con ella. Sabía en su interior que podría ser importante y que viviría muchas experiencias y no solo laborales. Cuando llegó a la casa se dio cuenta que Sam estaba en lo cierto, era enorme, con diseño minimalista y poco cálida para su gusto, pero prefería mil veces eso que una habitación de hotel.

Luego de dos días desde su llegada, se dirigía a su primer día de filmación y después de casi tres años alejada, se sentía ansiosa y expectante, como una niña en su primer día de clases.

Al llegar a los estudios se encontró con una cálida bienvenida que no esperaba. Personas deseándole lo mejor, con regalos incluidos, pero por sobre todo con halagos que le daban tranquilidad, tales cómo "gracias por volver" "ya era hora" y eso la hacía sentír bien, ver que aun después de tanto tiempo, ajenos, pero aun mejor sus pares la seguían respetando.

Al entrar en su tráiler, se encontró con un hermoso ramo de rosas a punto de florecer en color blanco, eran las flores más bonitas que había visto. Se acercó a sentir su perfume y encontré una tarjeta la cual abrió inmediatamente, pero para su sorpresa no tenía nada escrito, estaba en blanco, cuando de repente sintió alguien acercarse por detrás y decirle al oído

-Tenía un millón de cosas que poner en la tarjeta, pero preferí venir y decirlas mirándote a los ojos

Rápidamente se dio vuelta y ahí estaba él parado mirándola con esos hermosos ojos cristalinos que tanto la hacían suspirar.

- ¿cómo cuáles? - respondió

Frunció sus labios de manera muy sensual y dijo...

- "Buena suerte preciosa, té verás maravillosa en la película"
"Es una suerte trabajar nuevamente contigo"
o tal vez...

Posando su mejilla con la de ella para quedar cerca de su oído, susurro con su voz aún más profunda.

- No aguanto las ganas de volver a tenerte desnuda entre mis brazos.

Él siempre fue muy directo con lo que quería, así que no era difícil de imaginar que para estas cosas lo era aún más.
Ana no pudo decir nada, simplemente reaccionó, tomó su rostro y unió sus labios en un beso que él devolvió gustoso, en menos de nada aquel beso se transformó en uno más pasional y lleno de deseó. No supo cuánto tiempo pasaron lo único que sabía era que podía vivir eternamente besando esos increíbles labios y sin previo aviso Frank tomo de su cola y la levanto, ella agarrada de su cintura con sus piernas y con los brazos sobre su cuello y sin dejar de besarse llegaron hasta la cama y ahí encima suyo bajó hasta el cuello y dando suaves mordiscos, que la hacian sentir poseída, mientras ella le acariciaba su espalda por debajo de su camisa, no importaba nada, solo quería seguir hasta el final, anhelaba volver a sentir lo de aquella noche.
Cuando estaba a punto de sacarle la blusa alguien golpeó la puerta, se miraron y saltaron de la cama. Aclarando su voz lo más que pudo, ella habló

- ¿Quién es?  Ya voy!

- Señorita Stefano, disculpe, soy una de las asistentes del director, me mandaron a buscarla para llevarla a maquillaje

- Claro, claro... hemmm... ya voy - todo esto sin abrir la puerta - ve yendo, ya te alcanzo.

- como usted desee le diré a los de maquillaje que vayan preparando todo

- muy bien gracias¡

Toda acalorada, se dio vuelta para encontrar a un Frank descostillandose de la risa...

- No es nada gracioso - tratando de esconder una sonrisa.

- Sí, lo es preciosa - se acercó hacia donde estaba y le acomodo un mechón tras de su oreja - no escondas tu sonrisa, nunca más si estás conmigo - ella asintió - nos vemos luego, esto no puede quedar aquí - beso su mejilla y se retiró.

El resto del día transcurrió de lo más normal y tranquilo, como casi no tenía líneas con Frank, a pesar de estar en la misma película, solo se lo cruzó un par de veces en los pasillos y siempre le guiñaba y sonreía de lado, ella solo asentía sin poder evitar ruborizarse.

Ese beso que se dieron dieron la tuvo en las nubes todo el día, tanto que le costó, como nunca antes, concentrarse en sus líneas, por suerte todos creyeron que era por la falta de actividad, cuando en realidad era por imaginar hasta donde hubiéran llegado sino los habrían interrumpido.

Al regresar a su casa en la tarde y disponerse a estar tranquila y hacer vida hogareña, a pesar de haber sido invitada a varios lugares, ella se excusó de todos diciendo que estaba cansada, cuando en realidad no tenía ganas de salir o socializar, le costaba acostúmbrarse al foco mediático nuevamente.
En esos años que estuvo fuera aun sin estar en la vorágine de la fama no dejaron de inventar cuantas historias se les cruzaba sobre ella, y cuando se enteraron de que retomaba su carrera se pusieron aún más pesados con viejos tema.

Su retiro en aquel tiempo fue por su madre, ella tuvo un ataque de celebro vascular y necesitaba de todo su apoyo para su rehabilitación. Fue uno de los momentos más horribles de su vida ya que creía que la perdería para siempre y fue tal el susto que no quiso separarse de ella. Claro que los medios aprovecharon para inventar mil teorías una más loca que la otra he incluso difamaron a su madre, diciendo que su enfermedad era una farsa, ese era un límite que no debían cruzar, y no sé los iba a permitir, así que la guerra fría con ellos volvió a surgir, como aquella vez, que también se sintió morir, y los medios estaban listos para su entierro. Por tal razón prefiere quedarse en casa, sabe que no está del todo bien, pero por ahora es lo mejor.
Se dirigió hasta la cocina por un vaso de agua, no sin antes despedirse de los chicos de seguridad, que eran tres en total, Sam y su mamá son un poco molestas con ese tema, ella lo creé exagerado, por suerte son gente muy simpática dentro de la seriedad de su trabajo y no se hace tan incómodo convivir con ellos.
Ya bebiendo su agua afirmada en la isla y disfrutando de su trago, escucha como comienza a sonar música, se paralizó, ya que sabía que estaba sola y los chicos de seguridad no entraban al menos que ella los llamase, tampoco era Sam ya que se encontraba en otro país.

Dejando su vaso, fue en busca de donde provenía la música, con un poco de miedo. Entró en una de las tantas salas de la casa, su favorita, la cual llamaba el cuarto de la música, dónde tenía un equipo de audio majestuosos, reproductores de todos tipos, he incluido toca discos con varios vinilos, sofás enormes en color blanco al igual que las paredes, con una enorme ventana que daba hacia un modesto jardín, que desembocaba en un pequeño parque a las afueras de la ciudad, y por supuesto con un increíble piano de cola blanco, el cual completaba a la perfección el lugar.

Al entrar, no dio crédito a lo que veían sus s ojos...

- Frank?

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