26
Sin poder conciliar el sueño Ana se dirije a la cocina en busca de un liviano apetitivo, toma una manzana, la mas roja de todas junto con un pequeño cuchillo para luego salir a la terraza donde se encuentra con el mas hermoso paisaje, la playa iluminada por cientos de miles de estrellas y una gran luna llena entre ellas, digno de una pintura, aunque mucho más hermoso. Las luces de unas antorchas colocadas a modo de decoración sumado al infantable ruido del mar, hacen del ambiente algo acogedor, único y excitante.
Aun lleva puesto su vestido largo color verde oliva de straples el cual cual junto con su cabello ondulado, se menean al compas del viento que se apodero de esta noche un poco fresca.
- ¿No puedes dormir?
< ¿ES ACASO UNA SEÑAL DIVINA ESO DE ENCONTRARMELO EN TODOS LADOS? >
- No, no tengo sueño – apoyo su cadera en la barra para poder mirarlo - ¿y tú?
- Tampoco, vine hasta aquí para poder relajarme
- Y que estas tomado
Esta sentado cruzado de piernas con un vaso en su mano derecha, en una pose que lo hace mas varonil de lo que ya es.
- Un poco de brandy
- Que clásico ingles eres
- Ayuda a calmar, entre otras cosas
- Y que te tiene tan intranquilo
- El no poder concretar algo que tengo en mente hace un tiempo
- ¿Tú no puedes hacer algo? Según escuche eso es imposible ¿se puede saber de qué se trata?
Le da un ultimo sorbo a su vaso y dejándolo en una mesa empieza su andar hacia dónde esta ella, con su mirada segura e intimidante, pero Ana no siento miedo todo lo contrario lo único que quiero es volver a tenerlo bien cerca.
La encierra entre la barra y su cuerpo, tiene el cuchillo y la manzana bien sujetadas en cada mano, su reacción al encierro fue dejarlas en medio de ambos, como si fueran un escudo
- Lindas armas de defenza, pero no podrán detenerme, claro, al menos que me mires a los ojos y me digas no, pero si no es asi, nada podrá detener las ganas que te tengo y que me vienen quemando. No soy un santo y estoy muy alegado de serlo, así que te confieso que si aquella noche hubiera sido de otra manera tu no habrías salido fácilmente de mi cama. Pero claramente estabas en el medio de una crisis y lo único que podía hacer fue lo que hice. No, solo me falto buscar a quien te ahorrillo a ese estado y romperle la cara, pero, en fin el pasado es eso, pasado, y aquí estamos ¿Qué quieres hacer Ana?
Su voz, su expresión, su cercanía y sus palabras no han hecho mas que aumentar el deseó de Ana de tenerlo tanto como él la quiere tener a ella
- Tienes razón no nos quedemos con las ganas
La toma en sus brazos y comienzan a besarse llenos de absoluta necesidad, ambas bocas se devoran entre sí. Las caricias de sus lenguas no se hacen esperar llevándolos a indispensables mordiscos que expresan el momento de pasión irrefrenable que sus cuerpos sienten, es una atracción inexplicable y solo se dejo llevar hacia el abismo.
Las manos Ana toman sus hombros, o lo que puedo de ellos por lo grandes y fuertes que son, sube y toma su cuello, para luego subir hasta sus cabellos, su abultado y rizado cabello. Su barba le hace un poco de cosquillas, pero incluso ese roce hace que su calentura aumente en proporciones.
Las manos de él bajan hasta su cola y se apodera de esa zona como si fuera un escultor y la estuvieran tallando, Levanta su vestido, quiere sentir su piel, sus dedos se escabullen por sus bragas y presiona con gran ímpetu sus acaloradas nalgas.
En un ligero movimiento la levanta y la sienta en la barra, una vez allí abandona sus labios interrumpiendo el salvaje momento canivalista que estában teniendo, para bajar por su cuello dando pequeños chupones, pasando su cálida lengua, sigue por mi clavícula, besando su pecho, hasta bajar el straples dejando sus senos a su disposición sin ningún impedimento para hacer lo que más le guste hacer.
- Ahora mismo tengo unas enormes y salvajes ganas de comerte las tetas, tanto que tus bragas se caerán solas – dice eso mirándolas y pasando su pulgar por mis hinchados labios.
Sus palabras se convierten en hechos, con una mano toma uno de ellos y lo apreta suavemente, mientras el otro es agasajado por su caliente boca; y si bien no necesitaba excitarse más, con lo que estaba haciendo siente que realmente que sus bragas se van a caer debido al mar que se a producido entre sus piernas. Ella sujeto de sus hombros y de su cabellera, debe admitir que le esta gustando hacer eso. Intenta seguir bajando, pero en un acto de claridad ella logra producir unas palabras.
- Espera, espera – entre jadeos – espera alguien nos puede ver...
Abandona su camino y regresa a suss labios con un beso voraz y violento pero fascinante, que a duras penas ella le puede seguir el ritmo y sientiendo que se queda sin aire. En la nube en la que se siente él la toma en sus brazos y la levanta ella ciñe su cuerpo en él con sus piernas y brazos Mientras camina deja significativos besos en su cuello.
Entran a la habitación de Caleb la cual tenia salida directa a la terraza, la deja en la cama y se lleva el vestido con él al levantarse, de repente la vergüenza invade a Ana y trata de tapar sus pechos, pero se detiene al verlo sacarse su camisa y sin camisa es mucho más imponente. Su pecho cubierto de bello es perfecto. Al verlo así puede decir que es un HOMBRE con todas las letras bien puestas. Sabia que tenia músculos, pero no se había imaginado el monumento fuerte y exquisito que tiene en frente. Toma de sus tobillos y separa mis piernas, al ir subiendo deja pequeños besos por sus piernas, se estaciona en su ombligo dando un chupón sumamente erótico, llega hasta a su boca, pero no la besa solo la mira y roza sus narices en un suave toque.
- ¿te cuidas?
Ana apoya sus manos en su pecho y lo mira, entre nerviosa y deseosa
- Si, pero...
- Entiendo, es mejor así
La besa y sale de la cama, de una cómoda saca un paquete plateado y hasta para abrirlo se ve tan sexual el muy maldito, pensó Ana. Al bajar sus pantalones y ropa interior de una sola vez, su miembro se hace presente con una notoria erección, y si, esta a la altura de su cuerpo, grande, vigoroso. Ana piensa en los que vio antes llegando a la conclusión que nada como este que tiene en frente, aunque suene cliché es la realidad y piensa que, por primera vez, sin ningún problema quiero llevarlo a su boca, probar su sabor y sentir su textura con su lengua, este hombre le hace salir de sus límites sin ningún problema. Se coloca el condón y regresa a colocarse entre sus piernas, toca su entrepierna y sonríe de lado
- Ya estas más que lista – presiona ahí un poco y aun sobre la tela Ana siente que se vendra en cualquier momento – eso me encanta, no perdamos más el tiempo
Ambos se desacen de la ultima prenda, y con su miembro testea la abertura de ella, y para ambos ese roce se siento tan bien. La hace delirar con varias pinceladas hasta que finalmente se introduce en ella de manera tan lenta pero decidida que le hace sentir varias sensaciones a la vez. Es como ir en caída libre, la mira directo a los ojos y ella toma fuerte sus antebrazos como si no quisiera caer.
Una vez que esta del todo adentro se queda quieto un momento, se besan al momento en que empieza con las embestidas, una y otra vez, y otra vez, adorables y sutiles que se van incrementando convirtiendose en apasionadas y viciosas, ella siente que su cuerpo ya no es suyo, siente que flota en el éxtasis. Besa su cuello y su boca, baja sus manos por su pecho llenándose de mas placer con ese pecho de hombre que la tiene loca, llega a su espalda, se sujeta y lo aproximo mas a ella y se gana uno que otro rasguño, ya que su cuerpo reacciona al delirio de las embestidas, y manoseos deliciosos por su cuerpo.
Esta llevándole a un extremo desconocido, entrelaza sus manos y las sube por arriba de ella y ataca su cuello pasando deliberadamente su lengua.
- Eres exquisita – susurra en su oído
Las penetraciones no dan tregua y son cada vez mas rápida, suelta sus manos para tomar sus caderas y se coloca de rodillas frente suyo y luego de una estocada frena y se queda ahí firme por unos segundos, ese movimiento lejos de parar su lívido, aumenta y mucho más. Intenta moverse y seguir con lo que estaban haciendo, pero él no le deja mover, sale y vuelve a entrar de golpe, haciéndole dar alaridos involuntarios.
- Tranquila pequeña, aun no terminamos, es una pausa antes del abismo
Ambos jadeantes vuelven a retomar el vaivén y ella comienza a desfallecer, aunque siente que con gusto moriría en este instante. Su espalda se arquea y siente que no puede más, él aumenta sus embestidas, más rápidas, más duras y en segundos ella explota en un clímax desesperado que la deja temblando y con una sensación de fuego por todos lados que no logro contener. Él se balancea un par de veces mas y se viene en un ruidoso orgasmo muy parecido al gruñido de un león. Se quedan unos segundos así, hasta que sale de ella a medida que lo hace su cuerpo recibe espasmos.
Él le da pequeños besos en los labios y
se dirige al baño, ella logra normalizar su respiración y acomodarse mejor, cuándo lo ve regresar con una pequeña tolla, le pide permiso y la pasa suavemente sobre su entrepierna; su acto la toma por sorpresa, pero le parece algo muy tierno de su parte. La cubre un poco con la sabana y se dirige nuevamente al bañó, cuando está de regreso ve que ella intenta salir de la cama
- Será mejor que regrese a mi cuarto...
Se acerca toma de su mentón y le hace mirarlo a los ojos
- Te dije que si te metía en mi cama no saldrías tan fácilmente de ella. Esto es un descanso pequeño, la noche aun promete ¿que dices? ¿te quedas?
Sin pensarlo me acerco y lo beso con total determinación y deseo, encendiendo sus cuerpos una vez más.
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