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La actriz Ana Stefano, embajadora de la buena voluntad para la ONU y miembro de una organizacion no gubernamental, que pelea por lose derechos de las mujeres en estado de vulnerabilidad, dio un  discurso está mañana frente a la asamblea general en Washington DC cómo una de las invitadas de honor por los derechos humanos de Amnistia Internacional, donde pide que entiendan que la importancia de asesorar a los miembros de diferentes departamentos de seguridad sobre el cuidado a la hora de tratar con víctimas de violencia de género, abusos y trata de personas, entré otras cosas.

"Fui nombrada embajadora de buena voluntad de la ONU hace meses y he descubierto que mientras mas hablo de feminismo mas caigo en cuenta de que luchar por los derechos de las mujeres es para muchos sinónimo de odiara los hombres y no hay nada más alejado de la realidad. Para el registro, feminismo por definición es creer que tanto mujeres como hombres deben tener iguales derechos y oportunidades. Aunque también podríamos decír que se buscá equidad  política, económica y social para todas y todos"

Durante su intervención la actriz también mencionó la necesidad de que las mujeres tengan libertad para tomar decisiones que afectan a su propio cuerpo, dispongan de un mejor acceso a la educación y que reciban la misma compensación que los hombres por el mismo trabajo. ∆∆

- Dios¡ Estaba tan nerviosa

- Lo hiciste bien cariño, mejor dicho, excelente. Tte felicito!

- Todo el mundo esta hablando de tu discurso

Luego de haber dado su discurso en la sede de la ONU, se dirije a casa junto con Sam y Margaret. Esta ultima es la asesora de su mama, pero desde hace un tiempo la está ayudando con sus trabajos benéficos y humanitarios, más ahora que se ha unido a diferentes organizaciones .

- Espero que estés completamente segura de todo esto, declararse abiertamente feminista es una batalla asegurada.

- No te preocupes lo se muy bien, pero creo que siempre lo he sido, y ya todos lo sabían ¿no?

- Si, pero hoy le has declarado al mundo que estas dispuesta a pelear por las injusticias que por desgracia, para muchos no lo son.

- Estoy segura de que si lo está, ¿cierto cariño?

- Por supuesto, llevo años aprendiendo y escribiendo sobre el tema y otras cosas, que estoy segura del paso que estoy dando. Se que a las productoras y ciertas marcas no les gusta una mujer que se expresa, pero no es algo que me quite el sueño

- Me alegro escuchar eso, por cierto no has pensado en publicar algo de lo que escribes

- ¿Que? No, no claro que no, me da vergüenza

- Ay cariño otra vez con lo mismo, tienes talento yo confió en ti

- No quiero que piensen que me quiero aprovechar de este momento

- No perdamos nuestro tiempo Margaret llevo años escuchando sus excusas para no publicar lo que escribe

- Deberías pensarlo bien, te gusta escribir y es una pena que no lo compartas con el resto, y si lo piensas bien, hay cada uno publicando que justificarías las fogatas nazis

- Ay Margaret qué mala

Ella publicando un libro, si es uno de sus sueños, de hecho, lleva un tiempo escribiendo y hasta tiene dos historias completas que solo Max a leído, la verdad es que le asusta que no sean bien recibidos o algo por el estilo, no cree poder soportar que rechazen algo tan preciado para ella.
Después de todo Caleb no estaba alejado de la verdad.

Al otro lado de la ciudad, un robusto caballero sale de la ducha con una toalla colgada perfectamente a su cadera y con otra seca su abultada cabellera, mientras una rubia estilizada como sacada de una publicidad de ropa interior, se encuentra frente al televisor completamente desnuda mirando las noticias

- ¿Todavía sigues allí? Si quieres ducharte, estas a tiempo

- Ya Caleb conozco bien tus reglas. Termino de ver esto y desaparezco ¿ok?

- ¿Que estás viendo?

- La adorable Ana Stefano tratando de salvar el mundo – dice con un puchero de burla

- ¿No te agrada?

- Me parece una buena actriz, pero también una mustia. Mejor me voy a dar un baño, lamento que no me hayas esperado – se cuelga de su cuello y muerde su barbilla

- Sabes que no me gusta esperar ni compartir mí baño, ahora – sacándose con cuidado los brazos de su cuello- apresúrate no tengo mucho tiempo y tengo cosas que hacer

Sin chistar la rubia se alejó dejándolo absorto en la imagen de aquella mujer, que desde hace dias se convirtió en un deseó voraz.

Luego de hacer unas cosas en la ciudad y dejar a su perro para su baño rutinario, se dirigió al bar de su amigo. La ultima vez que lo vio no pudieron conversar a gusto asi que sé dio un tiempo para antes de regresar a casa

- Veo que te trajiste algunos arbustos del Amazona – señala su rostro en referencia a la barba del fotógrafo

- Acaso no te gusta – sonrie irónico

Bruno D'Laurentis era de descendencia italiana, corpulento, alto, casi como su amigo, de cabello oscuro. Era dueño del bar Capri ubicado en el Grand Street en Brooklyn. Con Caleb eran amigos desde hace años cuando coincidieron en un combate de boxeo amateur organizado por el dueño del gimnasio al que ambos acudían en ese tiempo, y luego de "romperse mutuamente" con un confuso empate, los hombres forjaron una amistad que hasta el día de hoy sigue intacta.

- ¿Y que sigue? ¿Adonde piensas volar ahora?

- A ningún lado, tengo trabajo de oficina, no me gusta, pero no queda otra. También aprovechare para hacer otros trabajos y pasar tiempo con mis amigos, en especial Lobo temía que me podía olvidar

- Pensé lo mismo, pero ya lo viste apenas te vio sé te tiro encima

- Es un buen chico, espero no te haya dado mucho trabajo

- Ya te dije que no, solo que asusto a muchas personas cuando salíamos a pasear

- Lo se, me pasa seguido – sonrieron mientras tomaba un trago más de su fría cerveza – ¿y que paso con  Melisa?

- Caso cerrado

- ¿Seguro?

- Si viejo, ya está, tenías razón hay ciertas guerras que no valen la pena batallar

- Lamento haber tenido razón, pero mi experiencia me ha enseñado que las relaciones pueden ser caóticas y que no es para todo el mundo

- ¿Que supiste de ella?

- Nada por suerte, y espero no saber de ella nunca más

- Yo creo que voy a copiar tú filosofía, libertad absoluta

- No te vas arrepentir si lo haces, se honesto con ellas y no tendrás problemas

- ¿Como la victima de anoche?

- Exactamente ella sabe bien como es la cosa conmigo y para nada una victima

- Te divertiste en Lavo, mi cliente lo recomienda todo el tiempo

- Estuvo bien, al principio me estaba arrepintiendo y no iba a entrar, estaba a punto de abandonar a Wade y su primo, pero justo a tiempo encontré una buena razón para quedarme

- Supongo que esa razón llevaba falda

- Un precioso vestido azul

- Amigo tu no cambias, cayo rápido, ¿dos en una noche?

- No, ella estuvo cerca, pero ella es... Complicado

- Cuidado esas cualidades son peligrosas

- Hay peligros que valen la pena

- Ya quiero saber quién es

- No seas curioso amigo...

Se despidieron una hora después y mientras Caleb se habría paso en su Ducati por la gran manzana, no podía dejar de pensar en la dueña de aquel precioso vestido azul.