Capítulo IV: Falta de experiencia
No cuentas con la experiencia necesaria.
Era la tercera vez que se lo decían, se había aventurado a buscar trabajo en varios locales antes de ir a la dirección que Miranda le había dado, no es que menospreciara su ayuda es solo que el tener más de una opción podría ser de ayuda si en la tienda no la aceptaban pero cuando pensó en ello no contaba con que en ningún trabajo la aceptarían por no tener la experiencia necesaria para el puesto además de que era muy joven y aún no había terminado la universidad; la chica suspiró luego de salir del centro comercial y comenzó a avanzar a la tienda de ropa que le había recomendado Miranda, estaba alejado del centro comercial, de hecho la tienda se encontraba en las calles más desiertas y descuidadas de la ciudad a una hora de su casa, eran las 2:30 por lo cual seguramente terminaría llegando a las 4:30 si es que el tráfico no la retrasaba, tendría que darse prisa, no sabía a que hora cerrarían, tras subirse al camión que la llevaba en casa se sentó a observar las calles, iría a una zona desconocida sin ninguna compañía, pensó en llamar a Susan pero descartó la idea enseguida, la chica le agradaba pero no podía considerarla una amiga, apenas y la conocía y era un año mayor que ella por lo que seguramente no se lograrían topar muy a menudo excepto en el camino de regreso a la universidad, oh sí la maldita universidad donde tendría que volver a aguantar las risas de las hienas detrás de ella junto con la hipocresía del callado pelirrojo, suspiró con molestia y se acomodo en su asiento mientras cerraba los ojos, el camino era largo, lo suficiente para descansar al menos una hora.
Impaciente bajo del autobús y se apresuró a llegar a la tienda, el tráfico la había retrasado demasiado y seguramente ya estaría cerrando el local, las calles estaban sucias, grises, descuidadas, pocas personas caminaban por la zona y la observaban con atención, ignorando las miradas llegó apresurada al local y entró.
-Ya cerramos- Dijo una pelinegra sin prestarle atención mientras acomodaba un vestido en un maniquí.
-Buenas tardes, vengo en busca de trabajo- Explicó Agnes mientras recuperaba el aliento.
-Creo que no me prestaste atención- La encargada del lugar la observó, vestía un pantalón de piel negro y una blusa sin mangas y con cuello alto morada, sus ojos rasgados la miraron con atención mientras colocaba sus manos en la cadera -Ya cerramos señorita, vuelva mañana- La asiática se volteo a seguir arreglando el vestido esperando a que Agnes se marchara.
-Lo siento pero, me envió Miranda, dijo que podría conseguir trabajo aquí- Respondió decaída llamando la atención de la asiática que se volteo a mirarla.
-¿Miranda Mills?- Pregunto poniendo nerviosa a la teñida que no sabía el nombre completo de la pelirroja y tras pensarlo un segundo asintió, no podía perder la oportunidad -¿Para que tipo de trabajo te envio?- Le pregunto la pelinegra con seriedad.
-¿Venta de ropa?- La respuesta de la rubia hizo suspirar con alivio a la encargada.
-Lo siento pero llegaste un poco tarde- Dijo con un tono más amable -Ayer contratamos a una chica, lo lamento- Volvió a disculparse sintiéndose culpable por su anterior comportamiento.
-No te preocupes- Agnes sonrió mientras por dentro se sentía por los suelos -Muchas gracias, buena tarde- Se despidió y salió de la tienda decaída dejando a la asiática que la veía irse con tristeza.
¿Por qué no podía salir nada bien? Necesitaba una solución y necesitaba encontrarla antes de regresar de vacaciones, con tristeza avanzó hasta la parada del camión, ya comenzaba a oscurecer y tenía que volver a casa, mientras avanzaba por la solitaria calle logró divisar un brillante letrero de luces neón con el nombre Aphrodite, con curiosidad se acercó al lugar, las personas comenzaban a llegar pasando junto a ella ignorándola por completo, vió el interior del lugar el cual se encontraba iluminado por luces azules, moradas y rojas, dio un paso hacia atrás pensando en si entrar o no, sabía que era un club y no le daba buena espina, mientras pensaba una chica alta y pelirroja pasó a su lado chocando con hombro, tras darle una fría y hostil mirada la chica se volteo y entró al club con paso decidido, sorprendida Agnes entró tras de ella pero al terminar de recorrer un largo pasillo y atravesar una cortina se encontró con un amplio lugar lleno de pequeñas mesas y sillas, en medio de este estaba una pista elevada que daba la impresión de ser una pista de pasarela y la cual se perdía de vista tras una roja cortina por la cual logró divisar a la pelirroja que se perdió de vista al atravesarla, sorprendida se acercó a la barra y se sentó analizando el lugar.
-¿Puedo ofrecerte algo?- Le preguntó el cantinero, un joven y atractivo pelinegro que le sonreía con coquetería.
-¿Eh?- Agnes lo observó sin inmutarse por el coqueteo y asintió -Una soda por favor- Pidió desviando la mirada de nuevo al lugar.
-¿Solo eso?- Sorprendido por el comportamiento de la chica le sirvió su bebida y se la entrego -Si necesitas algo más avisame preciosa- Dijo antes de marcharse a atender a alguien más.
-Rose apresúrate, es viernes y hay muchos clientes, corre antes de que Bradley llegue- Dijo un delgado chico rubio apresurando a una chica pelinegra de piel de chocolate que apresurada se quitaba el abrigo dejando ver la corta falda negra y el top que iba a juego con ella, sin prestar atención a la mirada de Agnes la chica se desamarro el cabello dejando caer unos hermosos rizos.
-No es mi culpa que Leila renunciara, esa maldita, ni siquiera aviso sólo se largo, estoy harta de hacer su trabajo- Se quejaba la chica mientras se ponía unos enormes tacones -Encontraremos a alguien más- Dijo imitando la voz de un hombre causando risas en el rubio y en el pelinegro que se acercaba a ellos -¿Donde carajos vamos a encontrar a otra camarera?- Exclamó molesta tomando una plateada bandeja dispuesta a comenzar con su trabajo.
-¿Están contratando?- Preguntó Agnes llamando la atención del trío que había estado platicando ignorándola por completo.
-Chica escúchame, este no es un lugar para niñas buenas como tú- Dijo Rose con seriedad dispuesta a marcharse a los alrededores a atender a los clientes que comenzaban a llegar.
-Están desesperados por ayuda ¿Me equivoco?- Pregunto con la misma seriedad de Rose sorprendiendo a los chicos que la veían esperando que se marchara -¿Por qué rechazan la ayuda si la necesitan?.
Rose se volteo hacia ella y sin comprender a la rubia habló -Mírame chica linda ¿Ves mi vestimenta? Esto es lo que te espera, no es lugar para ti mejor vete de aquí antes de que Matthew trate de contratarte y te condene a esto- El ambiente hostil no intimidó a Agnes que decidida por salir adelante negó con la cabeza.
-Si vestirme así es lo que necesito hacer para salir adelante está bien, dime donde está Matthew y yo iré a hablar con él.
Rose negó y se marchó sin contestarle, en cuanto la vio alejarse Agnes volteo a mirar a los chicos y les pidió que le dijeran donde encontrar al dueño de lugar, no muy convencidos el pelinegro ordenó a su compañero a llevarla ante el dueño, en silencio la rubia siguió al joven muchacho que la llevó a la oficina del dueño, cruzaron la barra y se adentraron a un cuarto encontrándose con un largo pasillo que llevaba al almacén, al fondo del pasillo estaba una puerta de madera, al llegar ante ella el rubio se detuvo y observó a la chica con duda.
-¿Segura que quieres trabajar aquí? No te conozco pero creeme, a todos nos va mal aquí pero a las chicas peor, supongo que sabes muy bien lo morbosos que pueden llegar a ser los hombres.
Agnes asintió y le brindo una pequeña y tímida sonrisa al rubio -Nunca me he enfrentado a una situación así pero supongo que sé muy bien lo que debo de esperar de alguien que venga a este lugar pero no hay de que preocuparse, solo somos camareras ¿Verdad?- Pregunto con inocencia haciendo sonreír con tristeza al joven que sin contestarle llamó a la puerta.
-Señor Bradley, una chica vino por el puesto de camarera.
-Hazla pasar- Respondió una voz ronca y con un tono de picardía, con nerviosismo la chica avanzó y abrió la puerta adentrándose a la oficina del jefe que la miro con atención analizandola de pies a cabeza mordiéndose el labio sin ningún disimulo -Dime linda ¿En qué te puedo ayudar?.
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¡Hola! ¿Qué opinan sobre Agnes? ¿Qué creen que suceda? Espero que le haya gustado, no olviden votar y comentar ✨❤️
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