Tome el cuchillo entre mis manos. Temblorosa, subí las escaleras.

Primero me dirigí a mi cuarto. Abrí la puerta y mi perrita salió corriendo. No había nada mas ahí.

Fui al cuarto de mis padres, al tocar la manecilla de la puerta un escalofrío recorrió mi cuerpo. Abrí la puerta y retrocedí un paso.

La cama, con sus finas sabanas blancas estaba pintada de un liquido rojo que ante la vista de cualquiera era sangre. A lado de esta, una escena horrible me dejo boquiabierta.

Mi madre estaba encima de mi padre, devorando sus entrañas como si comiera una manzana.

Deje caer el cuchillo y un agudo grito salió de lo mas profundo de mi garganta.

Mi madre, ahora un sucio zombie, volteo a verme con una mirada asesina.

Se dirigió hacia mi y retrocedí unos pasos, aterrada, pero caí por las escaleras. Tuve la mala suerte de golpearme la cabeza y la sangre corrió por mi rostro. Me incorpore con mucho esfuerzo, mi pierna también sangraba pero no lo sentí.

El enfermo zombie estaba bajando las escaleras. Era inútil, no podría defenderle y menos hacerle algo a lo que alguna vez fue mi madre.

Entonces me hice la idea de que iba a morir, y ya era la segunda vez en este día.

Prefería morir en los brazos de mi "madre" que en los asquerosos y repugnantes brazos de un zombie, aunque al fin y al cabo ella era una de ellos.

Sentí como todo se tornaba lento. Muchos recuerdos llegaron a mi mente. Recorrí toda mi vida en cuestión de segundos.

Todos los recuerdos que pasaban se borraban para siempre, y se rompían, se rompían como si fueran vidrio.

¿Acaso mi vida acabaría igual que mis recuerdos?