
02 🍒 "Tranquilo Campeón"
—¿De donde eres?—Me preguntó mientras mantenía la vista de frente por la avenida. Yo no tenía idea donde estaba, miraba hacia mi derecha tras el parabrisas buscando alguna señalética.
—Chile. — Me quedo viendo raro. Es probable que jamás había escuchado de mi lugar de origen.- Sur América, al oeste de la cordillera de los Andes- le explico. El vuelve a distraerse del camino y me mira algo perdido. No tiene idea.
—¿Desde cuando estas acá?—Continuó de inmediato.
—Llegue ayer en la tarde—
—¿Vacaciones?—
—Si. Unos días de descanso—
—¿Vienes sola?—
—¿Eso importa?— Me sorprendió la pregunta. ¿Era acaso su asunto?
—Estás lastimada.— Respondió con una naturalidad desconcertante.
—Creo que estas exagerando.—
—Bueno, si. Puede ser que esté exagerando— Cherry se quedó viéndome detenida.
Mike cede y se sonríe. Tiene un perfil agradable que se dibuja a contraluz con el sol del atardecer reflejándose en el mar frente a la costanera.
—De todos modos debo preguntar, si quiero invitarte a salir uno de estos días...— Continúa como si nada.
Ella se detiene a verme. Con esa expresión que parece no respirar. Ella, diablos. Se mantiene en silencio. No se si no escucho ¿O más bien la incómodo?.
Su tentador perfume se hace más notorio con el auto cerrado y el aire acondicionado que ha logrado enfriar el ambiente desde que entramos a el en el estacionamiento.
—¿Cherry tienes hambre?—
¿Escuche mal?¿Quiere invitarme?. Este rubio de pelo de a lo más tres dedos de largo, barba de dos días, ojos alegres. Actitud arrolladora ¿Quiere invitarme?
—¿Almorzaste ya?—
—¿Ahg?—
—Bueno. Vamos a almorzar. ¿Te parece?—Lo escuche de pronto. Entró en un estacionamiento antes que respondiera y detuvo el carro.
—¿Puedes caminar?—Me vuelve a preguntar con el entrecejo arrugado.
—No hay problema.—
En un santiamén se quita el cinturón y baja del auto abriendo mi puerta. Me alcanza su mano ayudándome a levantar del asiento. Con un movimiento rápido cierra la puerta y me ofrece el brazo para que me tome de el. ¿Eres así siempre? ¿O estás tramando algo?. Mi tobillo protesta un poco pero no voy a prestarle mucha atención.
El frente a mí toma la carta y revisa los menús sin quitarse los lentes de sol. Me pregunto si no tiene idea que es una enorme falta de educación. Revisó la carta de menú del Tsuruya Sushi
—¿Y qué vas a ordenar?— Interrumpe mientras estoy tratando de recordar que diablos es "cucumber" en español.
—Sashimi de salmón— Respondo entregada. Hay una gran variedad de tempuras y rolls, pero no hay nada parecido a mi favorito.
—Creo que yo quiero "Spicy seafood salad & Over the rainbow"— Le hablo al mesero.
—¿Alguna bebida para acompañar?—
—Sake tibio, el mejor de la casa. Con eso será suficiente.— Le solicita sin mucha emoción.
—Yo quiero un sorbete de lima jengibre.—Lo interrumpí de inmediato. ¿Sake?, Ni soñar con el estómago vacío. Mike se sonríe de nuevo.
—Dos sorbetes de lima jengibre... Sin sake por favor.—Corrige con relajo.
Estoy asombrada con este lugar, no entiendo cómo es posible, nos entregaron de inmediato a las butacas de la barra principal mientras había mucha gente en recepción esperando ingresar. ¿Es mi idea nos están mirando?. Debe ser causa de la atención. Fue una falta de respeto. Lo peor, con suerte habían pasado 15 minutos y frente a nosotros en la mesada estaban la copas y platos servidos. ¡hay por favor! Jamás en mi vida se habían demorado tan poco en atenderme en un restaurant.
En medio de un esbozo de sonrisa Mike mira mi plato. Luego el suyo. Se acomoda para quedar ladeado hacia mi y toma los palitos separandolos preparándose para comer.
Ella tiene unos preciosos ojos avellana. Me ve curiosa como si fuera un bicho raro luego de beber un sorbo de su copa.
—Entonces te apetece carne cruda, pero "te asusta" el sake.— Pienso en voz alta. Diablos, se me salio. Eso no debí.
—No es precisamente mi tipo de carne cruda favorita. Pero si.— Interrumpe mirando su plato.
—Te asusta el sake.— Continuo intencionalmente mordaz.
—No es mi clase de destilados...—Responde algo ¿irritada?, ella se sonríe con esa mirada suspicaz. Como esperando algo.
—¿Y que te gusta?.— Ahora me esta intrigando.
—Muchas cosas.— Contesta seca. Dios. Mira este plato por favor.- Se sonríe emocionada omitiendo la atención a lo que estoy tratando de averiguar.
El mesero dejó sobre mi mesa una composición de tres rosas, formadas con delicados trozos de salmón anaranjado y rosado con un centro de caviar en cada una de ellas, las flores sobre una cama de lechuga, decoradas con hojas de wasabi y avocado. A un costado dejo una fina salsa de soya que en mi vida había probado.
Parece conmovida. Y eso que no era el plato de su preferencia.—¿Pero dijiste que no era tu tipo de carne.?— Ella me mira y me sube una ceja.
—¿Cual es el punto?— Me pregunto.
—El salmón es exquisito, tiene un sabor intenso, pero así es muy magro...—
—¿Magro?. ¿No es la forma más perfecta de disfrutar un buen filete de salmón?—Continuo pinchando uno de los camarones en mi plato.
—Una carne así, prefiero saborearla algo más jugosa, reposada en su punto.—
—"Algo más jugosa Reposada en su punto"— ¿Mujer de que estas hablando?, eso me sonó erótico. Es justo lo que quiero contigo, pero estás hablando de comida ¿Verdad Nena?.
—¿Has probado el ceviche chileno?— Responde como si me hubiera leído el pensamiento.
—No...— ¿Qué diablos dijo?
—Lo imagine.— Comenta con cierta decepción.—Necesitas probarlo.— Continua con una cara de placer, como si estuviera recordando algo. —Es muy sabroso.—
—Entonces invitame—
—¡Pero si ya estamos comiendo!— ¿Es acaso que solo yo lo estoy notando?. ¡Por Jesucristo!—¿Mike que pretendes?- Resopló intentando comprender.
—Una cita— Sonríe encantador —Tu y de preferencia el vestido de gato.—
Ella me ve incrédula y luego suelta una carcajada maravillosa.
—¿Quien te dijo que yo compre el vestido de gato?—
—¡Pero era mi favorito!— Responde dándolo por hecho con esa entonación infantil. Resopla algo desilusionado, como un niño mimado. —Te verías tan guapa.— Comenta mirándome de frente. Con esa expresión de nuevo intensa.
Ella me vuelve a ver con extrañeza, no tengo idea que está pensando, solo sus labios se separan un poco.
—De verdad.— Le reitero. Ella me ve como paralizada y entonces sus mejillas toman un ligero tono de rosa.
—Eso no es necesario.— Comenta mirando el plato y pincha un trozo de pescado. Su mano esconde ese ligero temblor en un suave movimiento. Casi imperceptible. Casi.
—¿Por qué?.— Estoy por preguntar. ¿A caso no me cree o no quiere halagos?. Diablos. No tengo idea cuando podría tener otra oportunidad de verla. Los dos estamos en esta ciudad. Ella de vacaciones, yo por unos asuntos imponderables de trabajo. No puedo esperar a expresar lo que de verdad estoy pensando.
Debe ser una broma. No se lo que pretende. Pero la garganta se me aprieta. "Guapa". ¿Yo?.
¿O de verdad estás acompañada? Es una duda razonable. No hay joyas en sus manos, en el anular, ninguna marca que presuma algún compromiso. Tiene que ser libre.
¿Acepto la oferta? No me convenzo. Almorzar debido a una situación casual cerca de la 17:00 hrs. esta bien. ¿Pero por qué una cita a mi?. Aquí hasta las meseras parecen modelos.
—¿Cuando?— Respondió después un marcado silencio, de nuevo evadiendo mi pregunta. ¿Estará con alguien? "Un afortunado señor Cherry" —¿Te parece el martes?— Estoy tratando de recordar si me alcanza el tiempo.
—Ummmmmm.... puedo ajustar mi agenda— Me sonrió agradable.
Cualquier día me va bien. Todo mi proyecto es salir a recorrer la ciudad y las playas. Sola sin ni una amiga, en este viaje "express", (Aun no entiendo por que ninguna me quiso acompañar)
—Entonces me das tu número para ponernos de acuerdo—
Ella abrió su bolso buscando el teléfono y la mirada se le descompuso de inmediato. La pantalla quebrada y arruinada, un especie de líquido filtrándose.
—¡Oooohhh maldición— Chillo irritada—Por favor por favor— Continuó ahogada.
El aparato debió golpearse cuando el tipo la lanzó contra el pavimento. Totalmente inservible. Y el imbécil no solo echó a perder su teléfono, también su ánimo.
Compre este teléfono con la única finalidad. Necesitaba la mejor cámara, una buena resolución de pantalla, contrate el plan de Internet más rápido disponible, registros gráficos exclusivos del guapo. Esa era la idea. Gracias a Dios deje el tablet en la habitación.
Ella estaba ahí, pero ya no era la misma.
Alrededor de las 19:00 hrs salí del restaurante con cierta sensación culpable que me pesaba en el estómago. Es una estupidez pensar a estas alturas que si le hubiera prestado atención antes, tal vez su teléfono no se hubiera ido contra el piso. Pero debo reconocer que me comporte como un idiota... Aquello pudo terminar mucho peor. Cherry mira distraída la ciudad que comienza a encender sus luces. Se hace muy notorio el arribo de turistas a la zona. Todo está más congestionado. El negocio de Hollywood mueve muchas masas.
Cerca de las 20:00 estacione mi auto frente a la entrada principal del "The Pearl". El hotel de Cherry parecía haberse quedado en la escenografía de una película de los años cincuenta. Un lugar pequeño y a la vez con un estilo muy particular. Desde mi auto le hice una seña al valet parking.
—Necesito una silla de ruedas para la señorita— Le solicite antes de entregar las llaves, no estaba muy seguro cuánto tiempo iba a estar ahí.
—¿Te volviste loco— Reclamo mirándome con los párpados muy separados.
—Tu pie está inflamado—
—No estoy invalida. Puedo caminar— Continuo con esa expresión ofendida —Esto no es necesario—
—Si lo es—Había caminado mucho mas lento y complicada de vuelta al auto. Yo por mi parte tenía el genio cortado, gracias al asunto del teléfono. No me sacaba de la cabeza que eso podría haberlo evitado.
—Mike— Resoplo con ese ceño fruncido —Gracias—Continuó como si se hubiera tragado la mitad de lo que de verdad quería decir. Entonces giró hacia el asiento de atrás y tomó sus pertenencias.
—Cherry ¿sería posible que esperarás unos minutos— Me regaña. Irritado. Impidiendo que me levante bloqueando el paso.
¡Insólito! es ridículo. ¿Una silla de ruedas? ¡por favor!
El valet parking llega con la dichosa silla. Me muero de la vergüenza.—Ven acá preciosa.— Me habla con voz segura y firme. En cosa de segundos me veo en el aire entre sus brazos y luego en la silla.
—Necesito a un médico y un oficial de policía en la habitación en diez minutos— Ordena con un tono señorial.
—¿Mike?...—Exhalo sin aire. Sin voz. De verdad se trastorno.— ¡Creo que te cayo mal el sorbete!.—
—Nena de verdad te esfuerzas mucho.— Gruño entre dientes. ¿Es que esta mujer no se puede callar ni un segundo?
—¿Un médico?— Trató de racionalizar.
—¿Habitación?— Le habla la recepcionista cruzándose por enfrente mientras otro sujeto ya accionado el botón del ascensor.
—¿Cherry?— Insiste con el "nickname", de verdad no quiero responder. Me muerdo los labios por no decir alguna idiotez de la que me podría arrepentir.
—¿Nena?— Llama mi atención. Está detrás mío empujando la silla pero logro imaginar esa mirada seria y descompuesta.
—205... Caroline Anglia.— Le respondo a la mujer que ya se ve aproblemada. Mira al tipo detrás mío y me parece que a ella hasta le han temblado las piernas.
—Señorita Smith, agradecería su eficiencia.—Mike le habla con esa voz grave y vibrante.
—Está en camino el médico señor Pratt.— Responde y se le deshace la voz en una inusual dulzura. La joven me mira con curiosidad. Como si yo fuera un raro espécimen o algo.
El ascensor se abrió y giró la silla en dirección a mi habitación por el pasillo.
—Preciosa ¿Me permites tu llave?— Me solicita con una dulzura remarcada que suena extraña.
Ya no tengo ganas de discutir, esto se está volviendo desagradable.
La habitación de Cherry es algo pequeña, pero con una increíble decoración vintage. El botones deja sus cosas en una mesita pegada a la pared al costado de la puerta.
—Muchas gracias.— Le habla este gringo entrometido como si fuera Owner & Lord... El muchacho abandona mi cuarto. Y Mike se sienta a un borde de mi cama.
—Gracias.— Resopló tras respirar profundo.
—No hay de que. —
—Esto no era necesario.—
—Ahora se como encontrarte.— Me responde con frescura. Sonríe animado. Un coqueteo descarado...
Una pareja de oficiales llegó a la habitación. Mike les explico cual era la urgencia y de inmediato tomaron declaraciones. Luego tomo mi tablet, se conecto al wifi del hotel y busco la página de mi agencia de viajes, decidido a cobrar el seguro que había olvidado por completo.
—Solo fue un esguince menor. Descanso, ibuprofeno y una crema de arnica para desinflamar será suficiente.— Me explico la médico que vino a auxiliar con ese escándalo de Mike. Ella se veía algo distraída, debió ser bastante en realidad para que yo lo notara. Lo acepto, últimamente no he estado mucho en este planeta. Aunque Mike se esfuerza por captar mi atención. Es agradable sentir que alguien está preocupado de ti.
—¿Me puedes dejar unos relajantes musculares?.— Aprovecho de solicitar.
—Gracias Señorita Fox— Lo escuche después de que ella escribiera unas indicaciones médicas en una hoja y sacara de su maleta un tubo de crema y una caja de grageas
—Si necesita algo más con respecto al trámite del seguro.— Ella le habló algo ansiosa y con cierto brillo en la mirada acercando su tarjeta de presentación.—Estoy en este número 24/7— ¿La doctora le esta coqueteando? ¿Un médico disponible 24/7?
—Muchas gracias.— Mike saca del jeans su billetera y una tarjeta de crédito— ¿Me permite cancelar la atención?-
—Claro.— Ella se deshace en una sonrisa.— Cualquier cosa no dude en llamarme.-
—Lo tendré en cuenta— El le sonríe amable.
La mujer se aleja finalmente mientras el se asoma indiferente al balcón.
—Gracias Mike— Le hablo acercándome después de levantarme de la cama caminando descalza al balcón. Está observando la piscina. Diablos. Si que es alto, sin zapatos no le llego ni a los hombros. Su espalda luce amplia y sus brazos firmes a contraluz. Lleva una T-Shirt blanca con cuello v holgado, jeans y mocasines café de gamuza.
—¿Como te pago?, de verdad todo esto no era necesario.— Me habla apoyando sus manos sobre la baranda, a mi lado, su voz es dulce y algo complicada.
—Te paso a buscar el Martes a las 19 hrs.— Responde risueño. —Cualquier tipo con algo de educación lo hubiera hecho.— Se defiende.
Eso no es verdad... reclamo en mi mente. Esto me esta asustando. —Okey 19:00.— Resopló sin voz.
El revisa su teléfono y frunce de inmediato el ceño —Cherry me tengo que ir. Te veo preciosa. —Sin embargo al mirarme me habla animado.
—Suerte.— Se me escapa de la boca. De verdad todo esto me tiene conmocionada. El desaparece de la habitación y su invasión da espacio a un marcado vació. ¿De verdad este gringo tiene alguna intención conmigo? Es muy extraño.
.................
—Pratt—Contestó el teléfono, había olvidado que lo había dejado en silencio. He perdido un montón de llamadas y el grito de mi manager no se hace esperar. Camino directo a mi auto. Retrasado en 5 horas, esto no es posible. Mi pequeña Cherry esfumó mi tiempo. Esa manera de reírse en mi cara haciéndome sentir como un tonto cuando almorzamos, esas increíbles y contagiosas carcajadas. ¡Diablos Mike!... Ella se va en unos días. "Tranquilo campeón". Y el sonido de su risa retumba en mi cabeza. Al menos aceptó mi invitación. Ojala mañana sea martes.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Hola chicas. Espero que les haya gustado este nuevo capítulo.
¿Que creen que pudo haber pasado aquí?
¿De verdad a Mike lo han tratado de una forma algo diferente la gente a su alrededor?
¡Caroline está a horas de la convención!
Gracias por votar y comentar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro