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00. 𝒑𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒖𝒆


𝑐𝘩𝑒𝑟𝑟𝑦 𝑤𝑎𝑣𝑒𝑠 00꒱⸰ֺ ࣭⭑𓄹


Esa noche Madison y Sarah se encontraban en el auto de Topper de camino a la  casa de este, esta era la fiesta en la cual la pareja iba anunciar que estaban juntos oficialmente, delante de todos los invitados, aunque todos lo sabían solo faltaba que lo anunciaran y que mejor que en la fiesta de hoy.

La rubia se encontraba algo nerviosa ya que era su primera vez en una fiesta kook desde que acababa de mudarse a figure eight.

Topper estacionó su auto en la entrada de su casa, se podía escuchar toda la fuerte música y como aparte de ellos más personas seguían llegando a la fiesta.

Entraron al patio donde toda la multitud se encontraba, ella pudo observar a muchas personas haciendo diferentes cosas, algunos bebiendo, otros fumando, algunos jugando, mientras que otros simplemente disfrutaban del contacto humano. A lo lejos pudo divisar a su hermano mayor, Nick.

Se acercó a él, alejándose de la nueva pareja de kooks, mientras se acercaba a su hermano sintió una penetrante mirada la cual en ningún momento se desvaneció.

─ ¡Llegaste hermanita!─ saludó animadamente a la rubia.

Nick había decidió que llegaría con Rafe Cameron, el hermano mayor de Sarah.

Desde que la familia Sinclair se había mudado al lado sur de la isla, gracias al trabajo de su padre el cual había conseguido con Ward Cameron, el padre de ambos hermanos y desde el momento en que sus padres se volvieron cercanos, ellos también se volvieron cercanos a los hermanos.

─ ¿Ya estás ebrio?─ preguntó con una ceja alzada. Ya que para ella aún demasiado temprano como para que su hermano ya se encontrara ebrio.

El rubio meneó la cabeza de lado, negando aquella acusación inocentemente.

─ Aún no, pero pretendo hacerlo─ ambos voltearon a ver a los chicos que llamaban a Nick, para que regresara a la fiesta con ellos─ debo irme, te ves increíble y ten cuidado con los mano larga.

Ella rió un poco viendo como su hermano regresaba con sus nuevos amigos, mientras los veía reír no pudo evitar regresar a cuando en vez de kooks estaban con los pogues.

Madison decidió regresar a la locura y entre tanto ruido pudo escuchar como todos aclamaban el nombre de su amiga y el de Topper, cuando llegó a donde estaban todos volteo hacia el techo de la enorme casa y ahí estaban ambos agarrados de las manos viéndose a los ojos como tontos enamorados.

Fue tan rápido que ambos ya estaban es la piscina y la rubia seguía sin creer que Sarah había cometido aquella locura tan extrema, después de todo su amiga no era tan mimada.

Decidió ir por algún trago, ya que veía a todos con un vaso y la única que no tenía uno era ella, después de todo no quería desencajar, sabía que estaba mal beber alcohol siendo menor de edad, pero después de todo quien iba a recriminarle algo.

Fue a la mesa donde habían varias botellas, estaba dudando si agarrar una de whisky o vodka, en lo que se decidía una mano tomó la botella de vodka de un color rosáceo.

─ No te ves como alguien que beba cosas fuertes, así que te recomiendo este, diría yo que se bien para alguien como tú.

─ Disculpa, ¿cómo es alguien como yo?─ preguntó viéndolo por primera vez, nunca en su vida lo había visto antes, era un chico pelinegro, sus ojos se parecían a los de un cazador acechando por su presa, el color de estos era verde y el lunar que tenía arriba de su labio lo hacía ver demasiado atractivo, al igual el arete que llevaba en la oreja izquierda.

El chico sin nombre se la quedó viendo directo a los ojos, de igual manera jamás la había visto, pero desde que la vio llegar a la fiesta sus ojos no pudieron evitar posarse en ella de una manera hipnotizante.

─ Una chica buena, alguien que no rompe las reglas y al parecer esta noche vas a romper varias.

─ No soy nada de lo que acabas de decir, soy una pogue y claro que he roto demasiadas reglas.

El chico desconocido soltó una sonrisa ladeada, mientras alzaba ambas cejas por la sorpresa de saber que la rubia era una pogue, ya que a simple vista nadie lo adivinaría.

─ Así que eres una pogue, interesante. Aún no sé tú nombre, pero me llamo Erick.

─ Será que no te lo dije porque no me preguntaste y tampoco se lo iba a decir a un extraño, que tal y me quieres robar─ dijo mientras fingía tener escalofríos─ me llamo Madison.

─ ¿Acaso quieres que te robe, Mad?

Ella ocultó su cara de sorpresa a la notable confianza de Erick, el cual se creía que eran amigos desde hace años, como si no acabaran de conocerse.

─ Y sabes algo, esa botella no va para nada conmigo─ agarró un vaso rojo y lo llenó con un poco de whisky, no era fan de ese licor, pero tampoco quería verse como una niña mimada y en pocas palabras aceptar que tenía algo de razón en su anteriores palabras.

El pelinegro veía expectante esperando que bebiera del vaso, así que lo hizo, sintió como el líquido quemaba su garganta, con todas su fuerzas disimuló la mueca que quería escapar de su rostro por el fuerte sabor de aquella bebida.

─ Me equivoqué, no eres ninguna niña buena─ comentó riendo.

No sabía si realmente le había parecido atractivo por aquella risa que le había dado o era porque la leve cantidad de alcohol ya empezaba a hacer efecto.

─ Ven conmigo, estamos en una fiesta y no creo que lo correcto sea quedarnos todo la noche cuidando la mesa.

Agarró una de sus manos y la arrastró pasando en medio de la multitud que bailaba, en una parte de su camino Erick pudo notar como su mano se había liberado y cuando se dio cuenta Madison ya se encontraba en la piscina toda empapada, la parte de arriba de su vestido empezaba a ser transparente dejando ver el color de su brasier.

Sarah al ver esto mandó rápidamente a su novio a buscar una toalla para su amiga, cuando iba acercarse para ayudarla a salir de ahí pudo ver como un chico desconocido a simple vista porque solo podía verlo desde atrás la ayudaba a salir del agua, mientras la cubría con su chaqueta negra de cuero.

Al llevar Topper se quedó a medio camino, cuando vió quien era el que escoltaba a Madison, cuando pasaron por su lado el se acercó al rubio quitándole la toalla de entre sus manos.

─ Gracias, Top─ agradeció mientras le dio unas palmadas en el hombro como forma de agradecimiento.

El ojiverde llevó a Madison a una de las sillas en las cuales habían muchas personas entre ellos su hermano el cual ya se encontraba dormido con una cerveza en la mano, pudo ver como un grupo de personas estaban jugando verdad o reto.

─ Oye, hermana de Nick, ven a jugar.

La menor de los Sinclair se quedó pensando en denegar la petición, pero tampoco se quería ver ridícula rechazándolos, ya que eran mayores y después de todo ella era la nueva "kook".

─ Claro─ se acercó a la mesa donde todos estaban jugando, bajo la mirada del chico.

Enfrente de ella se encontraba el rey kook, Rafe Cameron viéndola sin interés, como si no le importara que esta jugara.

En el tiempo que estuvo jugando, en ningún momento la botella cayó en ella, le había tocado a otros y todos ellos habían estado 5 minutos en el paraíso, a pesar que era un juego ridículo para niños, esto era más entretenido que cualquier otra cosa.

─ Aquí vamos─ dijo una chica pelirroja muy guapa, todos veían la botella girar sin detenerse hasta que esta empezó a dar sus vueltas cada vez más lentas, la ojiazul rezaba porque de nuevo no le volviera tocar como hace juegos atrás. Con la única diferencia, Erick se había unido.

La botella se detuvo y sus manos comenzaron a sudar como si de una condición se tratara, pero no, eran los nervios al saber con quien se iría a los 5 minutos en el paraíso.

Todos empezaron a hacer bulla, la cual ni siquiera inmutó al hermano de Madison, la cual se encontraba tragando saliva de los nervios, su pareja se levantó de su asiento y empezó a caminar, se quedó esperando un rato que Madison despertara de su ensoñación, después de todo podía imaginar las cosas que se hacen dentro de una habitación por 5 minutos y en ninguno de sus escenarios estaba platicar.

Al llegar a una de las tantas habitaciones que se encontraban en la casa, el chico cerró la puerta detrás de ella, Madison tomó asiento en la cómoda cama, estaba demasiado nerviosa por lo cual no podía dejar de jugar con sus manos sudadas.

Él se acercó rápidamente a ella, sin aviso colocó una de sus manos sobre las de ella para tranquilizarla, después de todo tampoco le haría algo que no quisiera.

─ No tenemos que hacer nada si no quieres, tampoco creo que quieras que tu primer beso sea así─ dijo mientras tomaba asiento alado de ella.

─ No sería mi primer beso, claro que he besado a otras personas antes. Rafe.

El rubio volteó a verla a los ojos, se detuvo a ver cada facción de su rostro, desde las pecas pequeñas hasta las más grandes, como si tratara de memorizar cada parte de su cara para no olvidarla jamás.

─ ¿Estás segura?─ preguntó.

Ella asintió como repuesta a su pregunta, estaba segura, después de todo no todos lo días tienes la oportunidad de besarte con tu crush y también hermano de tu amiga.

Rafe colocó su mano en la mejilla de la chica, empezó a acariciarla un poco para que no se pusiera más nerviosa, pudo ver como sus pupilas se dilataban al mil, al igual que su respiración la cual comenzaba a agitarse. Él empezó a acercarse a su rostro lentamente, ninguno de los dos sabían cuántos minutos llevaban ahí dentro, pero lo único que sí sabían era que estaban seguros de lo que iban a hacer.

Poco a poco la distancia empezó a ser nula entre ambos, hasta que desapareció completamente, los dos se habían fundido en aquel cálido besos, ahora Rafe sujetaba su rostro con ambas manos apretándola contra él tratando de intensificar más el beso, mientras que ella había llevado su manos hacia su cabellera, no supo cuánto tiempo había pasado hasta que notó que tocaban la puerta avisando que el tiempo había acabado y Rafe ya se encontraba cerca de la puerta.

─ Ninguno de ellos se va a acordar de esto, están demasiados ebrios, no le digas a Sarah sobre esto─ pidió con una pequeña sonrisa, mirándola a los ojos.

Ella bajó los ojos hacia el piso de la habitación, había olvidado ese pequeño detalle, se había besado con el hermano de su amiga.

─ Digamos que desde ahora en adelante este será nuestro pequeño secreto, Madison.

Dijo antes de salir de la habitación y dejarla ahí sola con demasiadas cosas en la mente.

Ahora que debía hacer con todo ese huracán de emociones que le había dejado Rafe Cameron, tal vez ella también debía olvidar y hacer como si aquel beso que le había removido todo jamás existió.

Después de todo, solo sería un secreto compartido.

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