Capítulo 5.
HELENA!
—¿Qué te paso? —agarró una de mis hamburguesas y se la llevó a la boca.
Tenía rastros de sangre en su polera blanca, su nariz estaba rota y la zona alrededor de su ojo derecho estaba de un color morado.
Tomó aire después de comer el último pedazo de hamburguesa.
—Me peleé con el hermano de Agus.
—¿Qué? —pregunté atónita, tratando de asimilar lo que había dicho.
—So —soltó una carcajada y lo mire con cara de orto. No se toma nada enserio este pibe.
—En mi defensa, fue un malentendido —explicó—. Me vió hablando con una mina y flasheó cualquiera.
Asentí levemente sin decir nada. Me dirigí a la habitacion de mi mamá y busqué el botiquín de primeros auxilios. Cuando lo encontré volví a bajar con Rodri y comencé a limpiar sus heridas con cuidado de no lastimarlo.
—¡Deja de moverte, pelotudo!
—¡Pero me duele! —trató de alejar mis manos de su cara.
—No es mi culpa —rodé los ojos—. Ahora quédate quieto.
Continué pasando el algodón por su nariz y parte de sus labios para limpiar la sangre que tenía. Luego busqué algo de maquillaje para taparle el moretón al costado del ojo. No fue nada fácil, pero logré taparlo bastante bien, casi que no se notaba.
—Te amo una banda —me abrazó por los hombros después de mirarse un largo rato en el espejo—. Mañana te invito un helado —sonreí y él tambien.
Comencé a dudar en si debería preguntarle o no por lo que había pasado.
No es que dudara de él, ya que aunque llevo poco tiempo conociendolo, sé que es de esas personas que no le haría daño ni a una mosca. Rodrigo es un ser de luz, y una de las personas más transparentes que haya conocido, y ama a Agustina, sería incapaz de lastimarla.
Tampoco me extrañó la situación, al final, el hermano de Agus era un poco —muy— sobreprotector, aunque también sé que no tiene malas intenciones.
Pero lo que sí me preocupa es que quiera ocultarle esto a mi amiga, al final del día son una pareja y el pilar de una relación además de el amor es la confianza. Por otro lado, conozco lo suficientemente bien a Agustina como para saber que oculta muchas inseguridades. Si llegara a enterarse por su hermano —que seguro ya debió contarselo— podría hacerse ideas locas en la cabeza.
—La chica con la que hablabas... ¿es amiga tuya? —asintió—. ¿Y ya le contaste a Agustina lo que pasó?
Me miró dudoso.
—No quiero que vaya a pensar cosas que no son...
—Justamente por eso debes contarle, para que no dude de vos. Creéme Rodri, la conozco muy bien.
—Tenés razón, hablaré con ella —sonrió—. ¿Qué haría sin vos?
—Nada, probablemente —me lanzó una almohada en la cara como respuesta—. ¡Ehh!
Y así comenzamos una mini pelea de almohadas, que terminó con ambos riendonos a carcajadas en el piso de mi sala de estar.
—¿Qué es eso? —preguntó cuando logramos recuperar el aire.
—¿Qué cosa? —miré hacia donde señalaba—. Ahh, solo es mi gato.
Llamé a Sherlock para que conociera a mi amigo. Es un poco tímido, así que tardó bastante en acercarse.
—Aww, más tierno —susurró mientras acariciaba a mi hijo—. También tenía un gato.
—¿Tenías? —asintió—. ¿Cómo se llamaba?
—Barry.
⋆。‧˚ʚ🍒ɞ˚‧。⋆
Al día siguiente.
—¡Ya me voy! —grité desde el living y salí de casa, cerrando la puerta detrás de mi. Agustina y Rodrigo ya estaban esperándome afuera. —Ya estoy —me acerqué a ambos.
—¡Nooo está re fachera! —dijo el más enano señalando mi patineta.
—Ya sé —respondí mientras sonreía.
Me subí a la mísma y tuve que reducir la velocidad para ir a la par de mis amigos. Hablamos de distintas cosas mientras avanzabamos, hasta que de un momento a otro sentí a alguien ir detrás de nosotros, al girar me encontré con Ivan.
Me detuvé a ver a el pelinegro. Caminaba tranquilamente mientras escuchaba música, su expresión se endureció cuando cruzó su vista con la mía.
Durante estos últimos días había estado actuando como un pelotudo, y no sé que clase de "amistad" tendrá con Rodrigo ya que por el momento parecen odiarse.
Apresuró el pasó y me empujó cuando pasó por mi lado.
Si no hubiera sido por Rodrigo hubiera terminado con el culo en el piso.
—Gracias —me separé de él cuando encontré estabilidad.
—¿Qué mierda te pasa? —dijo con molestia mientras veía al enrulado.
—¿Que te importa a vos? —respondió de la misma forma.
—Sos un hijo de puta —Iván se acerco a él, aunque para la diferencia de altura que tenían ambos Rodrigo no se veía para nada intimidado.
—Repetilo —lo agarró por la camisa.
—¡Basta! —empujé a Ivan para apartarlo de rodrigo—. Dejen de actuar como pelotudos.
De no ser porque los separe se hubieran terminado cagando a piñas. Miré a Agus quien sonrió divertida ante la escena. Parece que no es la primera vez que se pelean así.
Agarré mi patineta y comencé a caminar alejándome de ellos.
—Chupala —escuché como le dijo Rodri y despues corrió un poco para alcanzarme.
Continuamos en silencio hasta que llegamos al instituto. Sin molestarme en hablar sobre lo sucedido me dirigí a mi salón.
Bufé al acordarme que tenía a Iván justo al lado. Caminé sintiendo varias miradas sobre mí y me senté hasta al fondo. Coloqué mi patineta y mi mochila en un lugar donde él no pudiera tirarlas y me quedé mirando por la ventana hasta que llegó el profesor.
Escuché cuando se sentó, pero lo ignoré como lo hacía habitualmente, solo que esta vez se sentía una extraña tensión entre ambos.
Decidí ignorar dicha tensión prestando total atención a la clase, aunque como siempre, no estaba entendiendo nada.
Luego de dos eternas horas, el timbre sonó indicando que era hora del receso. Esperé a que todos salieran y al girarme vi como ricitos seguía sentado, sin ánimos de levantarse.
Yo, como estaba literalmente acorralada, tenía que esperar a que él se levantara para poder salir.
—¿Podes correrte? —pregunté ya harta.
Me miró levantando una de sus cejas antes de regresar su vista al frente, ignorándome completamente.
Lo empujé levemente por el hombro para que se quitara, pero ni se inmutó.
¿Pero qué fue lo que le hice a este chabón?
Dios dame paciencia, por que si me das fuerza juro que lo mato.
Finalmente se levantó y yo trate de salir lo más rápido que pude. Pero antes de poder irme, su fuerte agarre en mi brazo me inmovilizó.
—Soltame —ordené, pero pareció ignorarme, simplemente se quedo ahí, mirandome—. Iván, soltame —repetí.
—Yo te... —su voz salió en un susurro, y antes de poder seguir, su mirada se desvió hacia la salida.
Yo también miré ahí cuando escuché voces en la puerta, cuando me giré me encontré con su novia y dos chicas que la seguían.
—¿Pasa algo, amor? —sus ojos me recorrieron de arriba a abajo con desprecio antes de volver a enfocarse en su novio—. Te estaba esperando.
Miré a Iván esperando a que dijera algo, este finalmente aflojó su agarre hasta que finalmente me soltó.
Cuando estaba a punto de salir la rubia me puso el pie provocando que tropezara y cayera al piso. Me levanté del piso escuchando las risas de su parte.
—¿Qué mierda te pasa? —me acerqué molesta.
Ella me ignoro y se acercó a Ivan depositándole un beso en la boca, me guardé las ganas de agarrarla por los pelos y finalmente salí de ahí. Al parecer estaba rodeada de imbéciles.
Suspiré cuando el aire fresco del patio rozó mi cara.
Eso había sido muy raro.
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