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12 💣

Dedicado a CarlieLeblanc ♥

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—¿Quieres algo de beber?

Bennet me mira por encima del hombro cuando se dirige a la cocina tras haber dejado a su mascota en el patio trasero. Me quedo mirando una vez más el cuadro de un campo de flores que cuelga de la pared.

—No, gracias —susurro. Él se posiciona a mi lado.

—¿Te gusta? Lo pintó mi abuela.

Lo observo con sorpresa.

—¿De verdad?

—Sí, le gustaba mucho pintar.

Sonrío antes de regresar mi vista a las pinceladas de colores en el lienzo. La imagen me hace sentir tan feliz... casi puedo sentir el sol sobre mi piel y el viento en mi cabello, oler el perfume de las flores. Suspiro.

Todavía no puedo creer lo que te hace sentir el arte. Una pintura, una canción, un libro... Son capaces de evadirte de la realidad y transportarte a otro mundo.

—Yo también pinto —me escucho confesar. Siento la mirada de Bennet escaneando mi perfil, pero no despego mi vista del cuadro—. Casi nadie lo sabe, es mi secreto.

Sonrío con ironía. Tantas cosas que debería mantener en secreto y son las que debería gritar a los cuatro vientos las que prefiero callar.

—¿Por qué?

Me encojo de hombros.

—No lo sé. Me da vergüenza, supongo. No soy muy buena en ello, solo lo uso como... desahogo.

Me río antes de mirarlo, burlándome de mí misma, pero él ni siquiera sonríe. Me admira con mucha seriedad y tengo la sensación de que está intentando mirar a través de mis defensas. Me pongo tan nerviosa por algún motivo, que sin ser consciente hago lo que siempre me funciona como distracción.

Tuerzo los labios en una sonrisa traviesa y me acerco para colocarle una mano sobre el pecho. Siento la fuerza de sus músculos bajo mi palma, el calor que irradia su piel y el fuerte latido de su corazón. Mis dedos se contraen cuando posa su mano sobre la mía.

Su otra palma sube hasta ahuecar mi rostro y pasa su pulgar por mi mejilla.

—¿Desahogo de qué? —pregunta en voz baja.

Me encojo de hombros una vez más...

—¿Importa?

—Claro que sí —susurra.

Se inclina a depositar un beso suave en mi mejilla y suspiro. Mis dedos se cierran en la tela de su camisa y tiro más cerca de él. Sus manos me acarician las caderas cuando entierro mi nariz en su pecho. Hay algo en él, en su actitud y calma, que me da deseos de contarle todo.

Pero al final el miedo gana y solo digo:

—A veces tengo días malos y no me siento como yo.

Su mano sube por mi espalda en una caricia lenta hasta llegar a mi cuello.

—Es normal tener esos días. Mientras no olvides eso, que son malos días y no una mala vida, todo está bien.

Sonrío.

—Qué sabio eres.

Enreda sus dedos con cuidado en el cabello de mi nuca y tira suavemente de él, de manera que pueda mirarlo a los ojos.

—Solo entiendo de lo que hablas.

Sus dedos masajean mi cuello y cuero cabelludo con dulzura y cierro los ojos antes de suspirar. Casi de inmediato me relajo, siento como todos mis músculos se sueltan con alivio. Ni siquiera me di cuenta de que estaba tensa, pero su toque me tranquiliza.

Y no solo eso, sino que algo más comienza a correr por mis venas mientras más pasa el tiempo acariciándome.

—¿El cuero cabelludo también es una zona erógena? —pregunto en voz baja.

Bennet deja escapar una risita grave.

—De hecho sí, lo es. ¿Por qué?

Abro un ojo y lo miro en un intento por averiguar si lo pregunta en serio o solo está bromeando conmigo.

—¿Tú por qué crees?

Casi de inmediato retira sus manos.

—Lo siento —dice, a lo que enarco una ceja.

—No pasa nada. Ya estaba... alterada de antes. —Me relamo los labios y lo miro de arriba abajo. Sonrío—. ¿Vas a decirme qué más leíste?

Él busca algo en mis ojos, pero al no encontrarlo baja la vista a mis mejillas, mis labios...

—Tiene más sentido si te lo muestro —susurra.

Sí, por favor.

Con cuidado da un paso hacia adelante, logrando que retroceda hasta que mi espalda queda contra la pared. Siento la frescura del muro filtrándose a través de mi piel, pero cuando Bennet me lanza una mirada llena de promesas, lo único que corre por mi sangre es calor.

Apoya una de sus manos por encima de mi cabeza, se inclina más hacia mí y su respiración me acaricia la mejilla. Suspiro cuando su palma se posa en mi cintura con suavidad y eleva la tela de mi blusa, de modo que sus dedos acarician mi piel, erizándola en el proceso.

Su mirada está fija en el trayecto que siguen sus dedos hasta el ombligo. Parece concentrado en mi reacción ante su toque, así que cierro los ojos y me permito disfrutar del momento, empaparme de la sensación de Bennet explorando mi cuerpo y descubriendo lo que me gusta.

—¿Puedo preguntar por qué investigaste estas cosas? —pregunto cuando cuela su dedo por la cinturilla del pantalón y acaricia con parsimonia e infinita paciencia.

Escucho cómo traga saliva antes de exhalar.

—El otro día... disfruté mucho. Pero me sentí perdido sin saber qué hacer. No sabía si era bueno para ti...

—Lo fue.

—... o si estaba haciendo el ridículo.

—Para nada —me apresuro a decir—. Me gustó.

—¿De verdad?

Se separa un poco y abro los ojos. Asiento.

—De verdad.

—No me gustó sentir que iba a ciegas —admite haciendo una mueca, a lo que sonrío.

—Es verdad, que eres controlador.

—Perfeccionista —corrige, sonriendo de medio lado. Cuando dejo escapar una carcajada, sube la mano para ahuecar mi rostro y mirarme con reverencia—. Dios mío, eres tan hermosa.

Deposita un beso en mis labios y me apresuro a rodearle el cuello con ambos brazos. No tardamos en abrir nuestras bocas y probarnos, aumentando el ritmo del beso. Su pecho se presiona contra el mío, dejándome atrapada entre su cuerpo y la pared. Una de sus manos se enreda en mi cabello, mientras que la otra baja hasta mi muslo para elevar mi pierna y hacer que le rodee la cintura con esta.

Cuando se inclina y encaja su erección contra mi entrepierna, dejo escapar un gemido lastimero que le hace temblar. Sus dedos se encajan en la piel suave de mi muslo antes de aventurarse arriba, a mi culo, del cual tira sin delicadeza para poder molerse contra mí una vez más. La costura de mi pantalón se aprieta directamente contra mi clítoris, haciéndome estremecer.

Se aleja de mi boca para besar mi mandíbula, cuello y el contorno de mi oreja. Soy más sensible ahí y lo ha descubierto. Las sensaciones que despierta el roce de sus labios en mi cuello, el fuego que arde cada vez con más fuerza en mi vientre cuando su respiración temblorosa me golpea la oreja, la punzada de placer entre mis piernas cuando muerde el lóbulo... Todo comienza a volverse demasiado intenso.

Bennet deja escapar el aire en un suspiro excitado cuando encajo mis uñas en su espalda y me raspa la piel con los dientes.

—Harper —gime cuando tiro de su cabello.

Ladeo la cabeza para darle más espacio de explorar a su antojo. Cuando su mano sube por mi cadera y cintura hasta detenerse sobre las costillas, justo en la curva inferior de mi pecho, me atrevo a tomar su mano y colocarla completamente sobre mi seno.

—No preguntes, solo hazlo —mascullo, haciéndole reír.

—¿Por qué tanta prisa?

Se aleja un poco para mirarme con las pupilas dilatadas, los labios y las mejillas enrojecidos y una suave sonrisa curvándole los labios. Siento su erección todavía contra mi cadera y cuando le acerco con mi pierna para que nuestras caderas se presionen aún más juntas, él exhala, cualquier rastro de diversión desapareciendo de su rostro.

—Está bien, lo capto —murmura.

Acaricio su cuello antes de acercarme a depositar un beso dulce en sus labios.

—Dime qué más leíste.

Succiono su labio inferior entre los míos y dejo que mis labios raspen la carne sensible cuando lo retiro de mi boca. Él lo lame sin dejar de mirarme a los ojos.

—Son solo dos cosas más —informa con voz grave.

—¿Cuál es la primera?

Sin dejar de mirarme a los ojos flexiona sus piernas hasta quedar arrodillado frente a mí.

—Cómo darte placer con mi boca. —Cuando coloca sus manos en mis caderas, me tenso—. ¿No quieres? —pregunta, leyendo mi expresión corporal.

—No es eso, es que... nunca... —Me muerdo el labio inferior y niego con la cabeza—. Siempre sentí que era algo demasiado íntimo y no tuve esa confianza con nadie.

—Oh. —Baja la vista y su ceño se frunce con confusión—. Está bien si no quieres, podemos...

—No dije que no quiero —susurro.

Sus ojos se elevan para encontrar los míos de nuevo y sus labios se separan al tomar una profunda respiración. Su mirada parece pedir permiso cuando sube las manos para desabotonar mi pantalón y bajar lentamente la bragueta.

No sé por qué aquel sonido, junto con nuestras respiraciones aceleradas, me parece la canción más erótica del mundo.

El corazón me palpita inestable dentro del pecho cuando engancha los dedos en la cinturilla de mi prenda y tira de ella para bajarla por mis caderas y muslos.

—Me disculpo de antemano si no lo hago muy bien —susurra sin despegar sus ojos de mi rostro—, como podrás imaginar, es otra primera vez para mí.

—Está bien.

Sonrío un poco, pero el gesto muere rápidamente cuando saco mis pies de los pantalones. Me relamo los labios cuando repite el movimiento con mis bragas y se deshace de ellas hasta tenerme completamente desnuda y a su merced.

Aunque es él quien se encuentra en una posición más baja al estar arrodillado, tengo la sensación de que en este momento es el que lleva la batuta y tiene el control, y lo confirmo cuando coloca sus manos en mis muslos para obligarme a separarlos con suavidad.

Solo en aquel momento desvía su vista de mi rostro para posarla entre mis piernas y de algún modo su apreciación se siente como una caricia en aquel lugar, lo cual logra que palpite con impaciencia y meza mis caderas hacia adelante.

Coloca un dedo sobre mi clítoris y lo mueve en suaves círculos.

—¿Estás lista? —pregunta acercando su boca, hasta que siento su aliento golpear mis pliegues.

Sin poder emitir palabra alguna, asiento.

Entonces él sonríe y se sumerge entre mis piernas, haciéndome delirar.

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Disculpen la tardanza, aquí les traigo el capítulo del sábado. Y no, no es todo, aún falta la otra parte, pero esa se las subo hasta el martes jejeje

Ay no sé ustedes, pero hasta en los momentos hot se me hacen muy tiernos 😂

Dejen un 🍒 si les gusta que se abran y aprendan el uno con el otro ♥

Dejen un 💣 si ya quieren que sea martes para ver qué pasa después ♥

Gracias por leerme, llegamos a los 100k y no saben lo muchísimo que les agradezco tanto apoyo, son las (y los) mejores 🥺❤

Nos leemos el martes sin falta ahora sí con la continuación de este capi

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