Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

07 💣

Capítulo dedicado a maria-rd y KristalDeLeon por ser las cumpleañeras ♥

━━━━━◇◆◇━━━━━

BENNET


Miro a Harper arrodillarse entre mis piernas abiertas y siento cómo me pongo aún más duro cuando sonríe de esa manera tan suya, provocativa y seductora.

—Voy a cumplir tu fantasía, Ben. Y voy a amar cada segundo de ello. —Su voz baja hace que un escalofrío me recorra la columna. Tiene la respiración alterada y me tenso cuando se moja los labios—. Ponte de pie —pide.

Sus dedos delgados suben por mis muslos hasta llegar a mi erección, la cual roza y aprieta con descaro por encima del pantalón, haciéndome gemir. Retira la mano y me apresuro a hacer lo que ha pedido, ante lo cual sonríe complacida.

Maldita sea, estoy tan excitado que siento que explotaré en cuanto me tome en su boca. Y lo peor es que estoy ansioso por descubrirlo. He escuchado tanto a los chicos hablar de esto en los vestuarios, las fiestas, los pasillos, que prácticamente ya sé qué es lo que va a pasar, pero nada me había preparado para lo que estoy sintiendo.

Por si no fuera suficiente, el escucharla contar su sueño con ese tono bajo y ronco ha puesto mi imaginación a trabajar.

Cuando Harper alcanza el botón de mi pantalón y baja mi bragueta, cuando introduce su mano y siento el calor que irradian sus dedos, cuando rodea mi erección y murmura una aprobación, comienzo a respirar con más fuerza.

Mi corazón se acelera ante el placer que me causa su toque. Cada músculo de mi cuerpo se tensa. Alterno la vista entre sus pechos desnudos y su firme agarre. Miro su boca entreabierta, hinchada por los besos que nos hemos dado. Sus párpados entrecerrados y la mirada llena de deseo. Luce tan concentrada... Y también parece estar disfrutando con esto.

Todavía no entiendo muy bien cómo es que puede sentir placer con esto, pero... si me pongo a pensar, debo decir que escuchar sus gemidos cuando la acaricio, ver su expresión encendida al besar sus pechos y sentir su pasión en la manera en que tira de mi pelo, es lo que me tiene en el borde. Darle placer, saber que disfruta... me excita. Supongo que es igual para ella.

Me humedezco los labios cuando baja el elástico de mi ropa interior y mi erección salta a la vista. Abre la boca, sorprendida, y me mira con una ceja enarcada y una pequeña sonrisa curvándole los labios.

—Vaya, Bennet...

Respiro profundo cuando su mano rodea mi base y comienza a masturbarme con suavidad. Sin poder evitarlo cierro los ojos y echo la cabeza hacia atrás al tiempo que dejo escapar un jadeo grave. Su mano se mueve arriba y abajo en un movimiento hipnótico, un calambre placentero me recorre la espalda hasta llegar a mi erección, que se pone cada vez más dura y caliente ante las atenciones de Harper. Me humedezco los labios y abro los párpados en rendijas para poder verla.

Tiene las mejillas arreboladas y me observa complacida cuando gimo. Una de sus manos baja para acariciarme desde la raíz y aprieto los dientes con fuerza, intentando retrasar mi orgasmo.

No le contesté a Harper antes, cuando preguntó si me había masturbado alguna vez, pero la verdad es que sí lo he hecho, en la ducha, cuando me despierto con una molesta erección mañanera. Es la manera más sencilla de acabar con ella y sí, da placer, pero esto... Escuchar los leves gemidos de Harper, sentir su aliento, percibir el aroma de su perfume, su toque... Todo esto es una experiencia completamente nueva y maravillosa.

Una sacudida me recorre cuando pasa su pulgar por la cima, donde varias gotas comienzan a derramarse. Su lengua sale y lame mi glande antes de introducirlo a su boca y continuar con el movimiento de su mano. Ver sus labios rodeándome, sus ojos entornados fijos en mí...

Aprieto los dientes intentando contener tanto placer.

—Dios, sí...

Cierro los ojos con fuerza cuando el estímulo visual se vuelve demasiado. Siento que cada vez estoy más cerca del punto de no retorno, y cuando empieza a chupar, a introducirme más y más en su boca, llevo mis manos a su cabeza. Con suavidad empuño una mano en su cabello y con la otra acaricio su mejilla enrojecida. Sus párpados revolotean al cerrarse cuando recorro sus labios rojos con mi pulgar. Sin poder evitarlo, doy una embestida que le hace gemir.

La vibración de aquel sonido, el calor y la humedad de su boca, la sensación de su lengua rodeándome... todo aquello me tensa y hace que cruce el límite.

—Espera —pido entre jadeos—, Harper, voy a... Mierda...

Ella se retira al mismo tiempo que el placer explota dentro de mí sin que pueda frenarlo. Aprieto los dedos en su cabello cuando la piel se me eriza y comienzo a eyacular, manchando su cuello y pecho. Mi pene da un par de sacudidas más alargando el orgasmo... y justo cuando la sensación es tan intensa que no puedo respirar, todo termina.

Mis jadeos pesados son los únicos sonidos en la habitación cuando caigo en cuenta de lo rápido que ha sido eso.

Dios.

Una profunda humillación comienza a consumirme cuando Harper me observa, sorprendida. No necesito mirarme en un espejo para saber que me he puesto rojo de vergüenza. Mi pecho sube y baja con respiraciones agitadas, igual que el suyo.

Tiene las pupilas están completamente dilatadas cuando relame sus labios hinchados, pero no parece molesta ni decepcionada. Al contrario, sonríe complacida antes de ponerse de pie.

—¿Te ha gustado? —pregunta.

Asiento sin emitir palabra alguna. Todavía estoy... aturdido. Y un poco abochornado también. Un escalofrío me recorre al bajar la vista y ver el desastre que he hecho sobre su cuerpo. Siento su mirada sobre mí cuando me arreglo la ropa, lo que me cohíbe aún más.

No estoy acostumbrado a sentirme tan expuesto y vulnerable. Y la intensidad de lo que acaba de pasar... No sé si es solo porque acabo de vivir mi primera experiencia sexual, o si tiene que ver más con quién acabo de experimentarla, pero me siento muy abrumado.

Esto se siente como un sueño. Es tan irreal que creo que en cualquier momento despertaré.

Después de un minuto en total silencio, me atrevo a mirarla y sus ojos brillan de una manera diferente. Su sonrisa es más suave y dulce, al igual que su mirada.

—Lo siento —musito en voz baja.

—¿Por qué? —Me encojo de hombros y bajo la mirada justo antes de que ella dé un paso hacia adelante y coloque una mano en mi mejilla—. Oye, ¿todo bien?

Parece confundida cuando intenta descifrar mi expresión. Cubro su mano con la mía y asiento.

—Ha sido todo muy... intenso.

Vuelve a sonreír.

—Lo sé. No siempre es así, que sepas.

—¿De verdad?

—De verdad —asegura.

Se relame los labios y ladea la cabeza, de manera que el cabello le cubre los pechos desnudos. Mis dedos pican por volver a tocarlos, pero me obligo a mantener mi atención en su rostro.

Coloca la otra mano en mi mandíbula antes de ponerse de puntillas y besarme. Succiona mi labio inferior con suavidad y me sorprendo cuando otra punzada de deseo late en mis entrañas.

Se echa hacia atrás antes de bajar la vista a su pecho y reírse.

—¿Puedes decirme donde está el baño?

Señalo la puerta a nuestro lado y ella se apresura a entrar para limpiarse. Comienzo a caminar en círculos alrededor de la habitación. Me siento lleno de una energía nerviosa, expectante. No sé qué es lo que sigue de aquí. ¿La llevo a su piso? ¿Quiere quedarse? ¿Quiere continuar?

Me paso una mano por el cabello y suspiro. La verdad es que aún no quiero que se vaya, pero no sé cómo decírselo y tampoco quiero que se sienta obligada o comprometida a quedarse. Hablé muy en serio al decirle que quiero hacerla sentir bien. No quiero que piense que la estoy utilizando ni nada remotamente parecido. No hay nada más alejado de la realidad.

Me humedezco los labios recordando el sabor de sus besos y vuelvo a sentir que la sangre se me calienta. No hay nada que quiera más que comerle la boca toda la noche, acariciarla... y tal vez, si es posible, hacerla llegar al orgasmo también. Quiero que sienta lo que he sentido yo.

La puerta se abre y, no sé por qué, cuando me mira y sonríe de esa manera tan suya, siento como si pudiera leerme la mente.

Casi me trago la lengua al ver que se ha deshecho de su pantalón corto y sus botas, de modo que solo se queda con un trozo muy pequeño de tela como ropa interior.

Tiene las puntas del cabello húmedas y estas le rozan los pechos, causando que sus pezones se ericen. Evoco la sensación de tenerlos en la lengua, de chuparlos y mordisquearlos con suavidad de esa manera que parecía gustarle. Cada músculo de mi cuerpo se tensa con el recuerdo y el deseo de repetirlo todo de nuevo.

Se lleva ambas manos a la cintura sin sentir ni una pizca de vergüenza por su desnudez y admiro la seguridad con la que muestra su cuerpo, sin intentar cubrirse. Permito que mis ojos vaguen por sus curvas y me deleito con cada detalle expuesto.

Sigo creyendo que esto es un sueño.

Tomo una respiración profunda. Mis dedos se crispan con el deseo de recorrer su piel de nuevo. La miro a los ojos y ella parece sentirse igual. Recorre mi pecho desnudo con la mirada hasta llegar a mi pantalón desabotonado. Vuelve a sonreír al tiempo que se acerca con paso seguro. Coloca una mano sobre mi pecho y bajo la mirada para encontrarme con sus ojos brillantes.

Así descalza, ha bajado varios centímetros de altura, apenas y me llega a la barbilla. Sonrío al notarlo. Es increíble como puede haber tanta seguridad y una personalidad arrollante en una persona tan pequeñita.

—Entonces... ¿qué sigue?

Me mira en espera de una respuesta, pero yo no sé qué decir, así que me encojo de hombros.

—No lo sé, tú eres la maestra —susurro y se echa a reír. Sacude la cabeza, pero sus ojos brillan con diversión.

No responde. En cambio, toma mi mano y tira de nosotros hacia la cama. Sube al colchón de espaldas, sin despegar mis ojos de los suyos, y yo la sigo con gusto. Se recuesta sobre las almohadas y no me pierdo cómo sus pechos se alzan cuando estira los brazos para engancharlos alrededor de mi cuello y tirar de mí para que quede sobre ella. Deslizo mi pierna entre las suyas cuando veo que cierra los ojos y entreabre los labios en busca de un beso que me apresuro a concederle.

Dejo caer la mayor parte de mi peso sobre un brazo y con el otro me dedico a explorar su cuerpo cuando nuestros labios entran en contacto. Empiezo por sus muslos suaves y caderas sinuosas antes de subir a la cintura y subir por las costillas hasta llegar a su pecho y tomar el pezón entre mis dedos. El corazón me late con prisa cuando su lengua roza la mía y su sabor impregna mi boca. Otra vez comienzo a empalmarme y, cuando me rozo contra ella, sonríe en medio del beso.

—A eso llamo yo una recuperación rápida. —Escondo el rostro en la curva de su cuello y suspiro cuando siento sus manos acariciarme la espalda—. Tienes mucha ropa encima, ¿no crees?

Asiento porque... Bueno, porque tiene razón. Y porque no puedo pensar con claridad en este momento. Mi concentración está fija en Harper, en su cuerpo desnudo y el recuerdo del mejor orgasmo del mundo.

Tomo asiento en la orilla de la cama para proceder a quitarme los zapatos con rapidez. Mi corazón late con furia. Mis manos tiemblan cuando me pongo de pie y me deshago del pantalón también. Es solo hasta que estoy a punto de deshacerme de la ropa interior que titubeo. Miro a Harper y me siento cohibido cuando noto su mirada fija en mí.

—¿Todo bien ahí? —pregunto.

Ella asiente.

—Solo disfruto de la vista.

Mi pecho se infla con orgullo al pensar en que se siente atraída por mí y le gusta lo que ve. Juego un poco con el elástico de mi bóxer, dubitativo, antes de que ella se acerque de rodillas por el colchón y coloque las manos sobre las mías. Me mira a los ojos y humedezco mis labios cuando traza un camino justo sobre el borde de la prenda. Mordisquea suavemente el hueso de mi cadera y. Sonríe seductora antes de empezar a tirar la tela hacia abajo.

Mi respiración titubea cuando baja la ropa interior hasta descubrir mi erección, pero ella nunca aleja sus ojos de los míos. Deja caer la prenda hasta mis pies y yo salgo de ella antes de seguirla de nuevo al colchón. Me tiendo a su lado y ella no tarda en deshacerse también de la última prenda que le queda y pegarse a mí, colocando una de sus piernas entre las mías.

Lleva su mano a mi cabello para tirar de él y acercarme de nuevo a sus labios. Llevo mi mano a la parte baja de su espalda y la acerco a mí de modo que mi erección queda contra su vientre. No pierdo el tiempo antes de bajar las manos para explorar su cuerpo. Nuestras respiraciones se aceleran de nuevo cuando el beso sube de intensidad. Cuando Harper comienza a restregarse contra mi pierna, ahueco sus pechos y despego mis labios de los suyos.

—Dime qué hacer —pido.

Tiro de su pezón y eso le hace arquear la espalda y abrir la boca en un gemido que me tensa los músculos. Su mano baja por mi pecho y abdomen hasta rodearme de nuevo y aprieto los dientes, embistiendo su mano.

Dios, voy a volverme loco.

—Solo déjate llevar —contesta.

Me acerco a besar su cuello y jadeo cuando retoma el movimiento de su mano. Sin pensarlo mucho, tiro de su muslo para que me rodee con su pierna, de modo que puedo presionarme contra ella. Harper quita su mano y cierro los ojos cuando su calor queda contra mi sexo. Puedo sentir su humedad... y Dios, si su boca fue increíble, no me imagino lo que debe ser estar dentro de ella.

Clavo mis dedos en la piel de su cintura cuando se arquea contra mí, de manera que solo bastaría un empujón para enterrarme en ella. Mis caderas se mueven un poco y ella enreda los dedos en mi cabello antes de esconder el rostro en mi cuello. Comienza a temblar y gemir cuando presiono... pero me detengo, jadeando.

—No tengo condones —me lamento.

Harper se echa hacia atrás y trago grueso al ver su rostro sonrojado, con los ojos muy abiertos, sorprendida y excitada. Cualquier rastro de la diversión que siempre parece estar presente en su expresión, ha desaparecido. Solo queda fuego y ansia en su mirada.

Se humedece los labios mientras pasa las uñas por mi cuello y me hace estremecer.

—Estoy limpia —susurra— y en control de natalidad.

Se muerde el labio inferior y yo solo asiento.

—Bien.

—Pero si no quieres...

—Está bien —repito, y me coloco contra su entrada.

Una pequeña y fugaz sonrisa curva sus labios antes de que se acueste completamente sobre las almohadas y yo la siga, de manera que queda debajo de mí. Mi corazón comienza a latir desbocado y mi respiración se agita cuando me arrodillo entre sus piernas abiertas. Se recarga sobre los codos para ver mi erección rozando su entrada y yo miro sus pechos sonrosados, los pequeños pezones erectos, la manera en que su ombligo se hunde en medio de su estrecha cintura...

Empuño mi pene para presionarlo en su estrecha abertura y lo sacudo un par de veces antes de empujar solo un poco. La humedad, la calidez...

Mierda.

Me obligo a respirar profundo cuando me envuelve como un puño. Es solo el inicio y yo ya me siento próximo al final.

Cuando me adentro un poco más, Harper da un respingo y se queja, por lo que me retiro de inmediato, alarmado.

—¿Estás bien? —pregunto jadeante.

Asiente antes de tragar grueso.

—Sí...

Parece asustada con los ojos tan abiertos, así que me obligo a respirar hondo y a calmarme. Me inclino un poco hacia ella para que pueda ver mi semblante tranquilo e intento sonreír.

—Harper, si quieres parar está bien. Solo...

—No, no. Continúa por favor.

—¿Segura?

Envuelve los dedos en mis antebrazos y asiente. Parece determinada y anhelante, así que me relamo los labios y, sin quitar mis ojos de los suyos, abro sus muslos y vuelvo a empujar. Esta vez cierra los ojos y gime. Aprieto los dientes cuando la misma sensación placentera corre por mi espina dorsal. Embisto de nuevo, enterrándome más profundo en su interior y echo la cabeza hacia atrás para gemir cuando sus músculos internos me estrujan, su calor me abrasa y sensibiliza cada poro en mi cuerpo.

La miro con atención, su boca hinchada y temblorosa, esa mueca de aflicción en su bonito rostro, escucho los quejidos débiles y seductores que me envuelven aún más en el momento. Comienzo un ritmo constante, nuestras caderas se encuentran una y otra vez y no puedo evitar gemir y jadear al igual que ella cuando la habitación se caldea y el sudor comienza a perlar nuestros cuerpos.

Raspa ligeramente mi abdomen con sus uñas y aprieto la mandíbula.

—Jesús, Harper...

—No pares —suplica.

Entierro las yemas de los dedos en sus muslos cuando miro hacia el lugar donde nos unimos. Doy una embestida más profunda cuando eleva las caderas y la siento estremecerse debajo de mí.

—¿Te gusta? —pregunto. Ella asiente y yo tuerzo los labios en un gesto lleno de agonía antes de inclinarme hacia ella para poder besarla—. Dime qué quieres que haga —suplico rozando sus labios.

Harper envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y me regala una sonrisa temblorosa.

—Solo continúa como hasta ahora.

Asiento acalorado y quito un mechón de cabello que se le ha adherido en la mejilla enrojecida. Me fijo en cada detalle de su rostro. La pequeña cicatriz blanca en su barbilla, sus pupilas dilatadas, la manera en que le tiemblan los labios cada vez que me adentro en ella y cómo se arquean sus cejas en una mueca torturada.

—Eres tan bonita —murmuro con reverencia, lo que parece gustarle porque se arquea contra mí y envuelve su pierna alrededor de mi muslo.

Eleva las caderas una y otra vez para seguir mi ritmo. Me adentro más en ella hasta que nuestras caderas reposan juntas sin dejar espacio alguno entre nosotros y aprieto los dientes al sentir cómo su cuerpo se ciñe al mío y aumenta el calor de su interior. Dejo escapar un suspiro trémulo al tiempo que arqueo el cuello hacia atrás en un intento por pasar toda la tensión que siento en la entrepierna a cualquier otro lugar.

Necesito que esto dure más, no puede acabar todavía. No quiero que acabe nunca.

Harper eleva el rostro y me besa el cuello, donde encuentra un punto sensible que me hace estremecer. Siento sus uñas raspar mi espalda justo cuando doy una embestida especialmente profunda. Sube su boca hasta mi oreja y, cuando muerde el lóbulo y exhala, la sensación que precede a un orgasmo corre por mi espalda.

Intento retirarme, pero su pierna se envuelve con más fuerza a mi alrededor y gimo cuando vuelve a apretar sus músculos internos.

—Harper...

—Córrete, Ben.

—Pero tú...

—Lo haré contigo —asegura.

Lleva una mano al lugar donde nos unimos y solo hacen falta un par de segundos de verla acariciarse a sí misma, de escucharla gemir en respuesta a mis embestidas y sus dedos masajeando su punto más sensible para que yo explote en mil pedazos.

Empuño la almohada al lado de su cabeza cuando el orgasmo me recorre. Gruño al sentir sus contracciones y cada centímetro de mi piel se eriza al escucharla ahogar un grito de placer mientras lato y me corro en su interior. Le estrecho fuertemente contra mi pecho mientras doy la última embestida, nuestros latidos acelerados, y la siento temblar.

Cuando el último rastro del orgasmo se evapora, solo queda la satisfacción.

—Dios mío —susurra contra mi cuello. Yo solo me dedico a intentar recuperar el aliento—. Eso fue...

—¿Rápido?

Ríe bajito.

—Mejor de lo que esperaba —contesta.

Eleva el rostro y algo aletea en mi pecho ante su expresión saciada, con las mejillas arreboladas y los brillantes ojos entrecerrados.

Y su sonrisa...

Trago saliva sin querer moverme de donde estoy aunque soy consciente de que no puedo quedarme en su interior por siempre. Me retiro un poco, pero Harper afianza su agarre sobre mí como un koala, lo que me hace reír.

—Todavía no te quites —susurra.

Cierra los ojos y suspira antes de enterrar la nariz en mi cuello. Sin querer aplastarla con mi peso, me pongo de lado y la rodeo con ambos brazos. Coloco mi mejilla sobre su cabello y es mi turno de suspirar.

Miro un punto fijo en la pared mientras intento asimilar esta noche e intento convencerme de que no estoy soñando. Dibujo patrones invisibles con mis dedos en su espalda y la escucho suspirar satisfecha una vez más, lo que me hace sonreír sin que me vea.

Presiono un beso en su sien con los ojos cerrados cuando la soñolencia me envuelve. Sé que tengo que llevarla a su piso, que la noche no es eterna, pero por ahora voy a disfrutar de esta cercanía y saborearé cada segundo a su lado.

━━━━━◇◆◇━━━━━

¿Qué tal? 🔥

*Reparte botellitas de agua helada*

La verdad es que edité y reescribí este capítulo unas veinte veces jajaja, así que espero que les haya gustado aunque sea un poquito 👀 necesitaba encontrar un balance y ponerme en la piel de Bennet no es tan fácil como parece 😂

Dejen un 🍒 si quedaron ❤👄❤

Dejen una  💣 si quedaron 🔥👄🔥

Bienvenidas a las nuevas lectoras (y lectores, si hay), gracias por unirse a esta aventura, gracias por leer, votar y comentar. Les adoro un montón 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro