Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

05 🍒

Dedicado a Nat_odc ♥

━━━━━◇◆◇━━━━━

Bennet se pone pálido de repente y aprieto mis dedos sobre los suyos en un intento por tranquilizarlo, aunque por dentro estoy celebrando su decisión. Mi coqueta interior eleva una copa de vino en brindis por este gran logro mientras se tiende en un chaise longue usando lencería cara.

Está feliz porque probablemente termine mi periodo de sequía sexual.

Ya era hora.

—Perfecto —murmuro. Relamo mis labios y sus pupilas se dilatan al seguir el movimiento. Deja su mirada fija en mi boca y sonrío un poco. Hay algo en su mirada cuando me observa de esta manera que me hace sentir como una diosa y esa sensación de poder y control es adictiva—. ¿Cuándo te gustaría... ya sabes?

Sus ojos suben a los míos y noto como su pecho sube y baja con una profunda respiración.

—Ehm... ¿hoy?

Me río un poco ante la esperanza en su voz.

—¿Desesperado, Benny? —Sus mejillas se sonrojan y no puedo evitar pensar en lo adorable que es—. Es broma. Por mí está bien hoy, pero en mi habitación no se puede. Comparto piso con otras tres chicas y son muy especiales en ese aspecto de invitar a más personas.

Y es verdad. Comparto piso con tres chicas: Johanna, Kim y Nessa. No somos las mejores amigas, pero me llevo bien con ellas, en especial con Kim, la más dulce noble de todas. Johanna, al contrario, es difícil de tratar, muy exigente, poco tolerante y con una paciencia casi inexistente. Nessa... ella pasa desapercibida la mayor parte del tiempo, no se mete en el camino de nadie y, mientras no la molesten, está de acuerdo con casi cualquier cosa.

Sin embargo, todas hemos decidido en conjunto no invitar a más personas sin previo aviso y sin recibir el visto bueno de las otras. Más que nada para respetar el espacio y la intimidad de las demás.

Me encojo de hombros a modo de disculpa, pero Ben sacude la cabeza.

—No importa, está bien. Yo vivo solo —susurra agitado.

No sé si el pobre está teniendo un ataque de pánico o solo está demasiado excitado ante la idea. Me gustaría creer que es la segunda opción... aunque no estoy del todo segura.

La mesera interrumpe nuestro intercambio cuando llega a dejar las dos botellas de agua y me mira no muy contenta.

—¿Algo más?

—La cuenta, por favor —digo con dulzura.

Blanquea los ojos.

—Son 3.98.

Veo a Bennet incorporarse para sacar su billetera, pero soy más veloz y dejo un par de billetes en la mesa antes de imitarlo y ponerme de pie. La chica los recoge y se aleja sin decir ninguna palabra más, con una mueca de fastidio en el rostro.

Tal vez debería dejar una nota acerca del servicio en el buzón de quejas...

—No era necesario —dice Bennet refiriéndose al dinero.

Lo miro y me encojo de hombros.

—No pasa nada.

La verdad es que nunca dejo que nadie pague por mí, porque ha habido casos en los que desean que les pague... de otras maneras. Me avergüenza decirlo porque está mal y nadie debería hacerlo si no lo desea, pero varias veces he cedido y después he terminado sintiéndome fatal. Ahora he adquirido este hábito para ahorrarme problemas y, aunque parece ser que Ben no es de este tipo de hombres, es difícil de deshacerme de una costumbre que ya tengo tan arraigada.

—Entonces... ¿nos vamos? —pregunto.

Él asiente antes de ponerse de pie y echar un vistazo al grupo en el billar. Yo también miro hacia los demás. Bromean entre ellos, ríen, charlan animadamente... y ninguno parece haber echado de menos a Ben. Ni siquiera parecen haberlo notado en el local y menos que ya se va, lo que se me hace muy injusto. Frunzo el ceño. ¿Por qué lo invitan si no van a incluirlo?

Abro la boca para decir algo, cualquier cosa, pero Bennet me regala una sonrisa brillante que detiene las palabras en mi garganta y hace titubear a mi corazón.

Maldita sea, este hombre debería sonreír más seguido.

Todo su rostro se transforma con ese simple gesto. Sus ojos brillan y se arrugan en las esquinitas. Ya no tiene esa expresión taciturna ni parece tan serio e inalcanzable. Ahora parece más... accesible.

Y me encanta.

—¿Me sigues en tu auto? —pregunta.

Yo solo atino a mover la cabeza en un asentimiento, todavía aturdida. Entonces mi cerebro procesa sus palabras, frunzo el ceño y niego.

—No tengo auto —confieso. Él me mira con sorpresa y yo solo me encojo de hombros—. No sé manejar.

—Oh. Ehm... entonces te llevo.

Antes de darme cuenta ya estamos subiendo a su auto. Me abrocho el cinturón cuando él enciende el vehículo y me mira de reojo. Me regala otra sonrisa, pero esta es un poco más pequeña, tímida, y le devuelvo el gesto.

Envío un mensaje a Mica rápidamente para contarle que me voy con Bennet y que no tiene por qué preocuparse. Él enciende la radio y sintoniza una estación de música ochentera. Sonrío al reconocer la melodía.

El coro de Can't fight this feeling de REO suena.

And I can't fight this feeling anymore
(Y ya no puedo luchar contra este sentimiento)
I've forgotten what I've started fighting for 
(He olvidado por qué empecé a luchar)

Miro a Ben por el rabillo de mi ojo cuando carraspea.

—Entonces... —rompe el silencio, nervioso. Lo miro atentamente cuando no prosigue... y se pone rojo.

Me río y coloco una mano sobre su hombro.

—Oye, no tenemos que hacer nada si no tú quieres —digo e inmediatamente frunzo el ceño.

Siento que estas palabras las he leído en algún libro romántico... dichas por el chico. Hago una mueca justo cuando Ben hace un sonido estrangulado.

—No es eso, sí quiero. Créeme, sí quiero.

—¿Entonces por qué estás tan nervioso?

—Pues... porque nunca he hecho esto —dice agitado—, y me da miedo... ya sabes, hacer algo mal. —Baja la voz—. No sé cómo... hacer sentir bien... a una mujer y temo hacer un desastre —concluye avergonzado.

Fijo mi mirada en él. Se encuentra inquieto. Le está dando muchas vueltas al asunto y puedo decir por experiencia propia que eso es lo peor que puedes hacer. Solo te estresas por algo que no ha pasado y que, muy probablemente, jamás suceda.

Aprieto su hombro con suavidad.

—No te estreses, Ben. Solo... deja que fluya, ¿sí? No forcemos nada.

Asiente de acuerdo, no muy seguro, pero no insiste más.

Mi celular vibra con un mensaje entrante y veo la respuesta de Mica.

Tienes que contarme si también se sonroja mientras lo hacen 👀

Solo sonrío y sacudo la cabeza, pero no le contesto.

Poco tiempo después llegamos a su lugar y me sorprendo al ver que estaciona frente a una casa y no en un edificio de departamentos.

Él vive solo... ¿aquí?

Enarco una ceja sin poder evitarlo y salgo del auto al mismo tiempo que él. Lo sigo a través de un jardín bien cuidado hasta llegar a la puerta. Estoy justo detrás de él, así que puedo observar sus hombros tensos y escuchar su maldición cuando lucha por encontrar la llave correcta.

—¿Todo bien?

—Sí, sí, solo... —Un sonido metálico me indica que ha encontrado la llave correcta—. Listo. Aquí.

Se apresura a abrir la puerta y dejarme pasar primero, como el caballero que es. Le regalo una sonrisa pequeña que él corresponde.

Está muy sonriente hoy, me agrada.

—Te ves muy guapo cuando sonríes, ¿sabes?

Sus ojos se abren con sorpresa e incredulidad y las mejillas se le tiñen de rojo al escuchar mi cumplido.

¿Pero es que este hombre nunca se ha visto en un espejo o qué?

—Oh. Eh... gracias.

Se rasca el cuello y emite una risita que me causa mucha ternura. Creo que nunca antes un hombre me había enternecido tanto como él.

Estudio nuestros alrededores y me doy cuenta de que estamos en la cocina. Me sorprendo un poco al encontrar una casita sencilla muy limpia y ordenada. Yo, al contrario, tengo un desastre en mi habitación.

Me adentro más en el lugar y acaricio la pared con mis dedos mientras continúo estudiando cada detalle. Los muebles y electrodomésticos no son muy nuevos, pero parecen estar en buen estado y se encuentran limpios. Las paredes están pintadas de un azul claro que me relaja inmediatamente. Hay algunos cuadros pequeños de pinturas con imágenes de la naturaleza, sobre todo.

Campos de flores, árboles, un lago...

Me encanta el resultado. Este lugar me da... paz.

Me parece más la vivienda de una mujer o pareja mayor, así que supongo que Ben debe alquilarla. O tal vez se la han prestado.

Giro sobre mí misma para encontrarlo todavía junto a la puerta. No se ha movido para nada. Solo me observa mientras estudio todo.

Enarco una ceja en su dirección y él se apresura a bajar la vista, lo que me hace sonreír.

—¿Quieres... ehm, algo de beber?

—Agua está bien.

Se apresura a servirme y me tiende un vaso. Lo miro a los ojos mientras me bebo el contenido y él no despega los ojos de mi garganta. Relamo mis labios cuando le tiendo el vaso de nuevo, sonrío y noto que tiene las pupilas dilatadas todavía fijas en mi boca.

Traga grueso cuando nuestros dedos se rozan.

—Gracias —susurro.

—De nada.

—Entonces... ¿por dónde empezamos? —pregunto.

Él me mira con una expresión entre temor y entusiasmo.

Da un paso hacia mí, entonces me tiende la mano. Yo lo miro sin entender, pero coloco mis dedos sobre su palma abierta. Tiene las manos calentitas y algo ásperas. Cierra sus dedos sobre los míos y tira de mí por un pasillo estrecho. Llegamos a una habitación más amplia que señala con un gesto vago de la mano mientras me suelta.

—La sala. —Apunta con un dedo a una puerta cerrada—. Mi habitación.

Se acerca a abrir la puerta de su habitación y doy un respingo por el susto cuando un gran perro, un pastor alemán negro, sale corriendo y ladrando cuando mira a Ben. Le pone las patas delanteras en el abdomen, empujándolo un poco hacia atrás, y Ben ríe sin notar que me he quedado fría. El perro es enorme así parado sobre dos patas. Creo que me sobrepasa. Es casi de la altura de Ben, lo cual es decir bastante.

—¿Cómo entraste aquí? —pregunta rascándole detrás de las orejas.

El perro gime y olisquea su pecho mientras su dueño continúa regañándole con amor, pero al parecer hago algún sonido que lo alerta porque de repente se gira hacia mí. Su cuello está rodeado por un collar azul claro y una plaquita cuelga de él.

Trago grueso cuando el animal se aleja de Ben para comenzar a olisquearme.

Miro a Bennet con miedo y él sacude la cabeza.

—Solo deja que Burbuja te huela.

A pesar de que siento temor cuando la nariz fría del perro pasea por mis pantorrillas, rodillas y muslos, enarco una ceja.

—¿Burbuja?

—Es una niña —explica.

Miro a la gigantesca criatura frente a mí.

—Si tú lo dices...

Burbuja procede a oler mi blusa y manos. Me quedo muy quieta mientras ella sigue con su labor, hasta que me mira con la lengua de fuera y parece sonreír conforme con su inspección. Le da un lametazo a mi mano antes de mover la colita y alejarse de nuevo en dirección a Ben, quien me mira gratamente sorprendido.

—Le gustaste.

—¿Y eso es raro?

—Ella es... especial. —Burbuja se sienta al lado de su pierna y él comienza a rascarle la cabeza de nuevo sin quitarme la mirada de encima.

No sé por qué, pero la manera en que parece consentir a su mascota me calienta el corazón.

—Pues me alegra que no me haya arrancado la mano de un mordisco. Es muy... amable de su parte.

Ben ríe.

—Espera un poco. La llevaré al patio trasero, ahora vuelvo.

Lo miro alejarse con la perrita siguiéndole justo detrás y sonrío cuando empieza a regañarla dulcemente.

¿En serio es real este hombre?

Miro hacia su habitación sin adentrarme en ella y lo primero que noto es una cama muy grande con un edredón azul marino muy esponjoso. Hay varias almohadas blancas junto a la cabecera. Parece bastante cómoda. El cuarto está iluminado solo por la luz de las farolas que entran por la ventana. Todas las luces están apagadas, pero noto un bolso de viaje sobre la cama y otra pintura en la pared. Esta es de un atardecer en la playa.

Escucho sus pasos acercarse y me doy media vuelta para encontrarlo admirando mi cuerpo. Específicamente, mi trasero. Fija sus ojos en los míos con culpabilidad y suelto una risita.

—Espero que te guste lo que ves.

Desvía la vista hacia un punto detrás de mí y, sonrojado, admite:

—Mucho.

Y no sé quién está más sorprendido de aquella declaración, si él o yo.

Ladeo la cabeza, complacida con su respuesta, y sonrío antes de acercarme a él para colocarle una mano sobre el pecho. Puedo sentir los fuertes y acelerados latidos de su corazón bajo mi palma. Al tenerlo así tan cerca, con el silencio envolviéndonos, puedo escuchar su respiración agitada, su aliento hace bailar las hebras de cabello que rodean mi rostro y me acaricia los labios. También irradia mucho calor. Su pecho sube y baja constantemente y, cuando lo miro, noto que su mirada acaricia cada detalle de mi rostro.

—¿Y ahora? —pregunto en un susurro.

—¿Ahora qué? —repite con la mirada fija en mi boca.

Me río.

—Eso mismo te pregunto. ¿Qué quieres hacer?

Se relame los labios y mi vientre se contrae, deseoso de que pruebe esa boca de una vez por todas. Su pecho retumba cuando dice con voz grave:

—Quiero aprender...

—¿Aprender?

Asiente con las mejillas rojas cuando se acerca más, hasta que nuestros pechos se tocan, mi mano quedando entre nosotros. Siento sus grandes manos colocarse con suavidad en mi cintura, pero no desvío la mirada de sus ojos oscurecidos de deseo y un toque de timidez, fijos en mi boca.

—Quiero que me enseñes... cómo complacer a una mujer—. Busca mis ojos, avergonzado y esboza una sonrisa pequeñita—. Enséñame a hacerte sentir bien, Harper —pide.

Y yo solo atino a asentir con la cabeza.

Creo que nunca antes unas palabras me han encendido tanto.

━━━━━◇◆◇━━━━━

Ohhh agárrense porque en el próximo capítulo empieza lo intenso 🔥

Recuerden que esta historia va a tener un alto y explícito contenido sexual, así que si no les gustan este tipo de escenas es el momento perfecto para dejar la historia 👀

Dejen un 🍒 si se han identificado con alguno de los personajes:

Dejen un 💣 si quieren que Ben narre una escena hot:

Ahora una pequeña encuesta: ¿Qué nombre les gusta más para el ship?

a) Harnet

b) Harben

Gracias por leer, nos vemos el sabadito sin falta ♥

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro