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Mina pasó varios días en el hospital para revisiones constantes y sus diferentes análisis, para controlar que el cáncer no apareciera y el hígado se estuviera reconstruyendo normal.

Nayeon estaba con ella todo el día, se iba sólo para comer, para comprarle algún regalo tonto como flores, chocolates, o algún peluche, y también, cuando le tocaba su sesión de quimioterapia.

—¿Sabes qué se cumplen hoy? —preguntó Nayeon un día, que a Mina le pareció muy al azar.

—¿Nuestro aniversario? —bromeó, porque en verdad no eran nada oficial.

—Casi. —dijo Nayeon con una risa—. Hoy se cumplen tres meses desde que te conocí, Mina.

Mina sonrió.

—¿En serio recuerdas la fecha?

Nayeon asintió con seguridad.

—Estabas asustada... Tenía que hacerte sentir mejor— dijo, y sonrió de forma tierna.

—Sí que funcionó, Nayeonnie. —dijo Mina, tomó su manito para entrelazar sus dedos, sonriendo bonito.

Nayeon sonrió como tonta mientras miraba sus manos unidas, sus mejillas cada vez se pusieron más y más rosas y Mina miró todo con una sonrisa boba también, le pareció hermosa y adorable.

— Sabes, Nayeonnie... Lo único bueno que puedo sacar de esto, es que te conocí— dijo Mina, los ojitos color avellana de Nayeon la miraron con alegría y ensanchó su sonrisa aún más—. Eres en serio una persona maravillosa, la chica más buena que he conocido, la más bonita... ¿Sabes qué te pienso como "Mi chica bonita"?

Nayeon rió un poco.

—Es raro... Para mí eres "La linda gatita".

—¿Por qué? — preguntó Mina con gracia.

— Porque pareces un pingüino... Todo el tiempo, y es adorable cuando corres como uno y bonita como un pequeño pingüino y es que eres también tan tierna y... Cómo un pingüino bebé, eres un pingüino— se encogió de hombros, es que no había más explicación que esa, pero era innegable su parecido con el comportamiento de este.

— Okey... Es raro, no sé, no te comparo con algún animal, Nayeon.

—Soy un conejito — dijo, y sonriendo y mostrando sus grandes dientes frontales y a la vez mostrando su sonrisa gomosa.
Mina rió.

—Eres la conejita más linda y besable del mundo— dijo la mayor.

—Sólo beso a mí pinguina. — dijo, sonriendo.

—Esta pinguina sólo besa a su conejita.

Nayeon rió como una bebé porque la mayor había seguido su broma.

—Eres un pingüino fuerte y valiente, Mimi. — dijo—. ¿No has pensado que ya estás curada, nena?

Mina negó.

—Es una idea muy lejana aún.

— Todas las pruebas salieron más que bien, Mina, en cualquier momento te dan el alta— dijo Nayeon con una sonrisa, estaba llena de orgullo.

—¿Y qué pasa después?

—Vienes a tener una pijamada conmigo— dijo, acunando su propio rostro.

—¿Era en serio lo de la pijamada? — Nayeon asintió —. Oh, suena bonito.

—Contigo todo es bonito.

—Te equivocas, chica bonita, contigo es bonito— replicó Mina— ¿Tengo que llevar algo a nuestra pijamada?

—Lubricante.

—¡Nayeon! — Mina la empujó y la otra comenzó a reír— ¡Sabes que no, tonta! ¡No juegues, idiota!

—Me estoy burlando de tus ganas, Mina. — Nayeon le mostró su lengua en gesto burlón.

— ¿Ganas de qué?

Nayeon se inclinó hacia un costado y pasó una mano por su trasero, dándose una nalgada a sí misma en un gesto burlón y provocativo.

—¡Im Nayeon! — Mina estaba como un tomate, y lo que le siguió a eso fueron un montón de gritos agudos sin sentido y risas por parte de la menor.