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☠️Loco por tus químicos ☠️

Los latidos del corazón de KyungSoo, siempre se hacían más lentos cuando observaba el reloj de su muñeca y notaba que faltaban cinco minutos para iniciar otra vez, un día junto a JongIn.

El retumbe en su pecho era escandaloso en el cuarto invadido por el silencio, la oscuridad y el frío; allí donde sentado en una silla deslizadora, esperanzado y preocupado, miraba las agujas avanzando; esas agujas que se movían horriblemente lentas cuando faltaba cada vez menos para tenerlo frente a él, completo, enteramente nuevo e idéntico como siempre.

El eco de su respiración acelerada, se volvía incómodo cuando el minuto 55 acababa. KyungSoo estaba absolutamente seguro de que en esos últimos cinco años ya se había vuelto demasiado loco; de que el número cinco era alguna clase de karma desencadenante de su locura, desde el primer sueño.






Brutalmente, ¿por qué respiro rápido una y otra vez?
Me detengo incluso más y más,
Cada vez que...
Cada vez que te acercas,
En el momento en que te enfrento
Es este sentimiento que ha crecido.



☠️





Cinco intentos hasta que alcanzó la perfección en persona. La perfección de un sueño en el que creía haber visto al mismo Dios. Un Dios que lo hacía despertar cada amanecer, exactamente a las 5:55.

KyungSoo despertaba frustrado y acalorado por el brillo que irradiaba la piel de oro frente a él, tentándole a tocarlo pero no pudiendo, sintiendo que cualquier intento por lanzarse a su cuerpo, era como intentar atrapar una nube entre sus manos. Escurridizo e imposible. Un espejismo desapareciéndose de su vista cuando estaba a punto de alcanzarlo.

Cinco intentos.

El primero había sido a partir de una hebra de su propio cabello, pero había fracasado; el resultado había sido tan suave, tan flexible, agradable, brillante como el cabello más dorado jamás visto; el más deseado y también vanidoso. JongIn poco había tardado en dejarse llevar por los colores de alguien más, tiñéndose en una cobriza y oxidada traición, por lo que KyungSoo había tenido que deshacerse de él. No era lo que deseaba. No era el hombre que quería para su vida. Simplemente había fracasado al idealizarlo.

El segundo, había sido tras anestesiarse una mano, y arrancarse una uña entera del pulgar. JongIn mentalmente, era resistente, era fuerte y predispuesto para lo que fuese que le pidiese. Pero seguía teniendo un defecto, podía romperse con tan sólo un pequeño golpe, como una uña, podía limarlo hasta dejarlo completamente indefenso, podía apoderarse de él y hacerlo sangrar; y JongIn no oponía resistencia, era masoquista, le entregaba todo, y eso acababa aburriéndole. Era como un robot obediente sin poder de decisión.

Ni siquiera le había tocado deshacerse de él, porque KyungSoo le había dicho que si verdaderamente le amaba, debía entregarle su corazón; y JongIn desangrándose, se había arrancado algo más que un par de uñas. Ese JongIn había abierto su pecho, dejándole aquel músculo artificial, hecho de una parte de sí mismo.

KyungSoo ante aquello, sintió por primera vez, como si se hubiese expuesto la oscuridad de su propio alma ante sus ojos, la de la locura que estaba cometiendo. Una cosa era acabar con JongIn sabiendo que era sólo una creación irreal. Y otra era ver cómo su propia creación se autodestruía como si tuviese un poder sobrenatural.





Y cada vez que...
Cada vez que te desparramas en mi cuerpo,
Haces un desastre, tanto como gustas.
Arruíname hasta que tu corazón esté satisfecho.
Porque todo lo que estoy sintiendo ahora
Hace que quiera que me tragues.
Tómalo todo,
Estoy loco por tus químicos.



☠️





Creía que como el dicho decía, la tercera sería la vencida.

Por lo que una vez más, se aventuró; como si fuese la poción de un macabro hechizo, entre onzas de oro fundido para darle color nuevamente a su piel, ramas de canela para su aroma y cabello, miel para una mirada y sonrisa dulces; y polvo de almendras para darle forma a su cuerpo. Una mezcla revoltosa, donde esa era sólo una parte; el resto era experimentación de muchos años, el secreto de un científico loco por los químicos.

El tercer elemento había sido su propia sangre.

Pero también había fallado. Ese JongIn, había despertado con un hambre voraz, con ojos inyectados en la lujuria por probar un poco de la carne humana. Y KyungSoo tras una lucha de escasos minutos, con algunas lastimaduras y mordidas, logrando haber escapado del laboratorio; acabó viendo a través de la ventanilla, cómo el oro golpeaba el vidrio, desintegrándose delante de sus ojos.

Cual tormenta de arena en el desierto, el Dios de carne y químicos de sus sueños, se desvanecía en la lluvia ácida.




Mis ojos están vendados
Sólo ven un mundo que está hecho de ti, lo ven
Todo el tiempo, todo el tiempo.
No hay final,
Durará hasta que pierda mi último aliento, justo como quieres.
Todo el tiempo.




☠️





Los experimentos duraban poco; faltaba un mes para mayo, pero aún así lo intentó. Así como ese ser deslumbrante que lo conducía al pecado en sueños, que le susurraba frases obscenas al oído, cuando despierto, la parálisis lo tomaba desprevenido. Cuando sentía las manos de alguien que no existía, tocarlo en su entrepierna, sabía que estaba ansiosamente necesitado por regresarlo, porque realmente desde el terror que le había ocasionado el último JongIn, no lo había vuelto a recrear.

«Como Adán y Eva», sintió el susurro en sus oídos durante una madrugada, y cuando el sueño acabó, cuando observó que el reloj marcaba otra vez 5:55, supo que tal vez iba a ser el experimento más desquiciado; que probablemente pondría incluso su propia vida en peligro. Pero lo hizo, en secreto y pagándole a un cirujano igual de excéntrico como el científico que era él.

KyungSoo se extirpó una costilla y con ella creó al nuevo JongIn. Aquel con el que creía haber encontrado la perfección, con el que todo parecía ser tan mágico como sus sueños. Donde el amor parecía algo factible para alguien tan loco como él. Ese JongIn se asemejaba más que ninguno de los otros, al de sus recuerdos dormidos. Aquel hombre, de carne y químicos, tan diferente a sí mismo, pero tan ideal como el que nunca había visto antes en ningún lado, tan idéntico al de sus fantasías, parecía ser producto de su fuerte deseo, erradicado en lo más profundo de sus entrañas y gracias a la lucidez de sus sueños.

El único que lo hacía suspirar en éxtasis al unirse sus cuerpos por las noches. El único capaz de hacer su corazón latir, como si verdaderamente alguien tan perdido en la ambición como él, fuese capaz de volver a sentir amor tras sus pasados y fracasados experimentos.

Ese JongIn parecía incluso más humano que él, y sólo duraría lo suficiente, como para acabar con su cordura. Para encontrarlo muerto en el sillón de su casa, como si fuese el verdadero Dios castigándole por haber jugado a imitarle y ser el Todopoderoso.

La hora había sido precisa, según el chip que detectaba su estado vital, había tenido un paro cardíaco a las 5:55 de la tarde.






Cuando te vuelcas completamente sobre mi cuerpo,
Me dominas.
Ahora mismo eres un gran estímulo,
Me incentivas.
Estoy loco por tus químicos.





☠️





KyungSoo por última vez, se había encerrado en su laboratorio. Quería uno idéntico al que acababa de morir. Quería uno idéntico al que le había sido arrebatado de sus entrañas.

Quería la esencia de JongIn otra vez en su cuerpo, el mismo aroma, las mismas sonrisas, las mismas palabras, la misma pasión, calidez, amabilidad y determinación cuando era necesaria. Quería al mismo, al único capaz de sobrellevar a un alma tan corrompida como la suya, al único que podía convivir con el mismo hombre que ya lo había hecho vivir y morir tres veces, ahora cuatro.

Quería al Dios que había visitado sus sueños, la esencia del extraño Dios que lo hacía delirar del placer. Volver a morder la manzana con el mismo hombre parecía imposible, y al acariciar la cicatriz en su abdomen, se decía que cometer dos veces la misma atrocidad consigo mismo, probablemente no daría los mismos frutos.

«¿Debería... usarlo esta vez a él?»

Había sido su frase durante la noche al mirar hacia el cielo raso de su habitación. Y todo lo que había recibido en respuesta, como si su mente estuviese conectada con alguna clase de más allá, era la voz seductora otra vez, flotando en el ambiente sombrío, la misma de sus sueños en las noches: la voz de JongIn.

«Detente»




☠️





Cinco intentos hasta que alcanzó la perfección en persona. La perfección de un sueño en el que creía haber visto al mismo Dios. Un Dios que lo hacía despertar cada madrugada, desde hacía un año, exactamente a las 5:55.

Poco le importaba lo que oía cuando había logrado algo tan increíble como aquello. ¿Detenerse? Eso sería retroceder con todo el descubrimiento que había hecho. Además, los sueños sólo eran su propio cerebro trabajando sin descanso. Era él mismo el creador de ese maravilloso ser, y de tal belleza. Era su imaginación.

No iba él mismo a sabotearse sus propios planes.

Las agujas estaban a punto de marcar las 6 de la mañana; los cinco minutos estaban llegando a su fin. KyungSoo no podía negarse a volver a recrear la perfección, él ya estaba siendo manipulado. Se había perdido en la idea de que sus sueños podían hacerse realidad.

Y con ello, que JongIn podría regresar a ser exactamente igual al último.

Era el placer culposo del demonio, quien lo atormentaba día y noche, hasta llevarlo a la locura en la que ya estaba sumergido. Era el químico de un amor sin bases, surgido de la nada, de alguien que ni siquiera existía. Que era un sueño hecho realidad.

El sonido del burbujeo lo alertó y alzó la vista que se perdía ansiosa en el reloj. Finalmente eran las 6 en punto. Se deslizó con la silla, hasta quedar con su frente pegada a la gran cápsula de vidrio, allí desnudo y sumergido en la sustancia viscosa estaba JongIn, igual que las veces anteriores. Esa era la quinta, pero ya creía que podrían ser muchas más, no tenía porqué ser la última como JongIn le había dicho. Podría tenerlo cientos de veces más, sobre todo ahora, podría clonarlo para obtener una réplica exacta a esa gloriosa salida de su propia costilla, no necesitaría extraerse otra para crear a uno tan perfecto.

Con el último había alcanzado la perfección, había alcanzado su propio límite y con el siguiente, podría volver a recrear a un tercero igual.

A cientos.

Si investigaba y experimentaba un poco más, ambos podrían convertirse en inmortales.

Los ojos desde el otro lado del vidrio se abrieron ampliamente y KyungSoo sonrió feliz. JongIn parpadeó y le devolvió una sonrisa débil, extendiendo su mano y reposándola sobre la superficie, movió sus labios, pronunciando algo ininteligible que sólo formó más burbujas.

KyungSoo se apresuró a bajar una palanca al costado, el líquido comenzó a drenarse con rapidez, y con otro brusco desliz en su silla hacia atrás, frenó en su escritorio, donde comenzó a teclear algunos patrones en su computadora para ambientar la cápsula en modo incubadora.

Pero jamás creyó que esa última versión, estaría tan desesperada por salir, como él por volver a verle. JongIn estaba golpeando colérico el vidrio, exigiéndole que lo sacase de ahí de inmediato. Ahora lo escuchaba con claridad. Le gritaba que lo matase, que dejase de hacerle eso una y otra vez.

KyungSoo no lo comprendía, estaba asombrado, intentó ignorarlo unos segundos, porque se suponía que no debería tener recuerdos.

Se suponía que ninguno de esos jóvenes que había creado tuviese recuerdos de absolutamente nada. Ninguno de ellos había sido real nunca. Sólo eran un sueño. Uno muy real, y cumpliéndose por quinta vez.

Debía ser su enferma imaginación, la que oía el ruido del vidrio cristalizándose, porque no podía ser cierto que nuevamente, hubiese recreado a un asesino.

Se volteó a verlo frustrado, pensando en si debería deshacerse de él tan pronto como lo había hecho con el tercero, y decidió arriesgarse calculando las posibilidades. Si era verdaderamente un caníbal como el tercero, no estaría comportándose de ese modo tan violento ni curioso, sería calmo y pacífico hasta que pudiese aspirar su aroma y darse cuenta que tenían la misma sangre. Ese nuevo JongIn no podía ser tan consciente desde su primer despertar de lo que le estaba sucediendo.

Así que desactivó el seguro de la cápsula, y el vidrio cilíndrico se alzó hacia arriba con lentitud, desprendiendo un denso vapor por debajo y que pronto alcanzó gran parte del laboratorio, un vapor dorado e inusual que nunca se había formado antes y que nubló su visión.

—¿JongIn? —alzó la voz, oyendo las pisadas moverse cerca suyo.

—Estás loco... —se oyó el murmullo—. ¿Por qué soy JongIn? ¿De dónde lo has sacado? —sintió la voz quebrada cerca de su oído. El aliento dulce, como la miel, como todo lo que estaba en su composición.

—Porque yo te he creado —respondió con seguridad, notando que era otra vez un joven sensible, pero al que quizá podría volver a manipular con facilidad—. ¿Acaso recuerdas tus vidas anteriores?

—Sí. Fue todo lo que lograste al hacer un réplica del anterior. Ya no hay más destellos de ti en mi... —susurró apenas reposando sus labios en su mejilla—. Eres un hombre muy loco y egoísta. Pero ya no más...

—¿JongIn? —extendió sus brazos y comenzó a caminar con rapidez hacia la salida, cuando notó la voz alejarse bruscamente hacia allí.





Deja que tu aliento,
Tu penetrante aliento se impregne en mi corazón más profundamente.
Quiero sentirme vivo,
Estoy loco por tus químicos.




☠️







«Iniciando cámara ácida»

—¡JongIn! —gritó demandante al oír la voz robótica y las compuertas bloquearse—. ¿Crees que vas a ser libre sólo escapándote de mi? ¡¿Sabes que puedo crear a cientos de ti y matarlos cuántas veces sean?! ¡Lo recordarás cada vez que despiertes!

—Con una vez es suficiente —oyó la voz a través de un parlante, recordando cuando dejó desintegrarse al tercero—. Como Adán y Eva, sólo quería pecar como el demonio que era, y tomar el lado sucio de ti, pero te lo quedaste tú con toda tu locura y avaricia... Me diste tu lado bueno, ¿eso es muy irónico no crees? Después de todo... Yo también estaba loco, era un demonio obsesionado con los químicos que desprendía tu contaminada alma. 

—No tienes que hacer esto, JongIn. Todavía puedes volver a ser lo que eras. No tienes que vivir como humano, déjame convivir con mi locura —rogó nervioso al volver oír el aviso: «Bloqueando ventilación»—. ¡Desactívalo!

—No. Porque ya me robaste, me extrajiste de tu cabeza... Cuando más me estaba aferrando a ti en tus entrañas para poseerte, fuiste más fuerte. Creo que... —titubeó—. Algunos demonios jóvenes somos más débiles que un humano desquiciado.

«La descomposición química comenzará en diez, nueve, ocho...»

—¡JongIn!

—Te deseo, KyungSoo. Y por eso también vas a pagar el daño hecho... —entonaba sin emoción alguna—. Vivirás el mismo infierno que le hiciste vivir a este demonio en la Tierra...

«Siete, seis, cinco...»

—¡Apágalo! —escuchó el alarido desgarrador, y el par de puños comenzaron a golpear la ventanilla desde el otro lado.

«Cuatro, tres...»

—Se repetirá, KyungSoo. No te esfuerces, volverás.

«Dos, uno...»

Era la venganza, el rencor de un cuerpo que ni siquiera era suyo, que era creación de aquella mente perversa. No entendía como había acabado en esa situación, como la química de KyungSoo había desafiado sus poderes sobrenaturales. Tal vez era una prueba del Diablo.

—Sabrás lo que se siente quemarse en este infierno, KyungSoo. Así como yo lo aprendí en ambos...

Se estaba quemando el cuerpo de KyungSoo, abriendo su piel, ardiendo en cada capa que atravesaba hasta llegar al centro de su carne, no lo veía por el vapor, pero lo sentía como aquella vez en la que la sed de sangre era tan fuerte que no podía controlarse. KyungSoo lo estaba creando a partir de sí mismo, como si fuese el mismo Diablo.

Los gritos eran como una melodía que lo invitaban a danzar.

A danzar por el laboratorio, una vez todo acabase para continuar él con la labor que se había atribuido.

—Después de todo, este demonio también está loco por tus químicos.





Fin.



☠️


¿Los sueños los hacemos realidad o se apoderan de nuestra realidad? 😱
Gracias por leer <33☠️💘

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