Él solía decir que el sexo explícito es la muerte de la seducción. Que el orgasmo tenía que ser el cierre de una poesía. El clímax de la rima final.

Clímax, ese momento de mayor intensidad. En la vida. En los libros, en la felicidad, en la tristeza, en el camino, en el cuerpo, especialmente el sexo.

Meta. Tenía como meta el clímax. El mayor punto de placer tanto como para si mismo como para su acompañante.

Deseaba complacer, ser complacido. Dar, recibir, entregarse al clímax.

Una obsesión con esa palabra y su significado. Pronunciarla lo convertía en un obsceno y obseso.

Aunque mucho no le importaba, no había charla en el sexo que él disfrutaba. No generar oraciones era lo clave. La clave de la pérdida de la cordura, de la inconsciencia andante.

Jadeos, gemidos, gritos, marcas y fluidos para después de horas contener las sensaciones y plantearlas en una jodida hoja llena de inspiración y lujuria. De versos y estrofas que no dejaban de retumbar en su garganta.

Saboreó sus labios al mismo ritmo que sus caderas de movían, que su pelvis daba contra el rubio. El juego sexual al que se habían metido a penas había comenzado, y las paredes de su entrada estaban sintiendo el inicio del placer que provocaba aquella intimidez.

-Nam, ahg...

Cuando el menor tuvo la intención de lanzar un sucio comentario, el otro posó su dedo corazón sobre los befos ajenos, indicando que tan sólo no dijera nada. Que dejara deleitarse con el sonido del choque de sus pieles, de sus sonidos guturales, de ese momento donde florecían las ruinas de algo más entre ambos seres.

Si tienes el valor de enfrentar mi sed monumental, deja caer las ropas; atrévete a enfrentar la temperatura.

Calla con tan sólo mi voz, y la minoría de tus suspiros. Atrévete a mostrarme tu sin hueso, a pronunciar la sílaba mortal que me condenará a caer a tus pies.

¿Eres capaz de tal cosa? Besaré una vez más tus labios irritados, y no pararé hasta descubrirlo.

-¿Me enfrento a algunas de las preciosas joyas costosas que pasean por aquí?

-No, sólo soy del tipo barato.