-¡Jaja!-. 

Los dos mantenían una conversación bastante bonita y dulce.

-Es increíble que nuestros padres se hayan conocido-. Dijo sonriente el rubio. -Y parece que se llevan bien-. Mello miró a la mesa del fondo, y veía a su padre hablando con el de Near, y su madre hablando con la de Near, los 4 comiendo en la misma mesa.

Mientras que Near y Mello estaban sentados en mesas alejadas, ya que los padres le dejaron más privacidad.

-¿Tus padres saben que...?-. Mello asintió ante la pregunta de Near. -Pfft..., Los míos no tienen ni idea-. Dijo un poco avergonzado.

-Deberías decírselo-. Dijo el rubio, y Near negó.

-No lo sé...-.

-¿Crees que se lo tomarían a mal?-. Preguntó Mello, poniendo una cara compasiva.

-¿Qué?, Para nada-. Near negó. -Saben perfectamente mi orientación sexual, y además, no les importa con quién esté mientras sea feliz. Es solo que me da miedo de que te puedan llegar a asustar de alguna forma..., No sé, son muy pesados-.

Mello asintió, sonriente.

-Bien, pues voy a hacer la jugada maestra-. Mello se levantó, y se dirigió hacia la mesa de los padres.

-¡M-Mello!-. Near le siguió, intentando pararle. Near le cogió del brazo y comenzó a tirarlo hacia atrás, pero Mello tenía más fuerza y no le hacía ni caso.

-Oye, estaba pensando en que podríamos quedarnos a dormir-. Dijo Mello sonriente, aguantándose la vergüenza de estar autoinvitándose.

-Claro, ¿Por qué no?-. Preguntó el padre de Near.

-¡No es para nada una buena idea!, ¡Tengo 25 motivos por los que no deberíamos bajo ningún concepto quedarnos a dormir!-. Exclamó Near, intentando parar el plan de Mello.

-Además, así los padres de Mihael y yo podríamos dar un paseo y así estáis solos en casa y os divertís-. Propuso la madre de Near.

-¡Vale! ¡Mis motivos han subido a 83!-. Insistió Near. -¡Mellooooo!-. Exclamó, intentando detener a Mello.

-Como queráis, a mí me da igual-. Dijo la madre de Mello.

-Seguro que se lo pasan bien-. Sonrió el padre de Mello. -¿Eh que sí chaval?-. Su padre le guiñó un ojo a su hijo, y Mello captó la indirecta.

-Por supuesto-. Sonrió Mello.

-Decidido. Esta noche dormiréis los dos en nuestra casa-. Sonrió el padre de Near.

-Ay dios-. Near se chocó la cara.

-Vamos, lo pasaremos bien-. Sonrió Mello, y Near le miró frunciendo el ceño. Los dos volvieron a la mesa y se sentaron. -Podremos jugar a videojuegos, ver películas, series, ¡Podremos hacer de todo!-. Sonrió Mello.

-Mello, tú lo que quieres es "EHEM EHEM"-. Mello negó, y luego alzó una ceja.

-Parece que estás obsesionado con eso pequeño pervertido-.

-¿Q-Qué?-. Near se sonrojó. -¡No! ¡Para nada!-. Exclamó.

-Yo en ningún momento estaba pensando en eso-. Dijo sonriente.

-Claaaro, por eso lo de "ir a ver Netflix" es tan cierto como que Santa Claus es verdad-.

Mello se hizo el sorprendido.

-¿S-Santa Claus no es de verdad?-. Preguntó.

-Ja ja-. Se rio falsamente Near.

-Vamos, Near-. Bromeó Mello. -Nos lo vamos a pasar genial-. Mello le ofreció la mano, y Near se la aceptó, sonriente. Los dos entrelazaron los dedos. -Me gustas mucho-.

Near sonrió.

-Y tú a mi-.