Inglaterra; Winchester: Casa de Nate River
"Los reyes visigodos enumerados alfabéticamente son:..."
-A-Ahh...
Mello apoyó la cabeza en el colchón, apunto de dormirse. Había estudiado muchos temas en su vida de estudiante, algunos interesantes y otros aburridos, pero los temas que había que aprenderse de memoria para el concurso al que se iba a apuntar eran un verdadero coñazo. O al menos así lo veía él.
-¡Esto es inhumano!-. Exclamó para acto seguido lanzar el libro hacia la esquina de la habitación de Nate. -Es horrible... ¡Jamás ganaré!, No sirvo para esto...-.
-¿Para qué no sirves?-. Preguntó Near saliendo de la ducha con una sola toalla envolviendo su cintura. Mello alzó su cabeza para ver a su amado de una forma un tanto provocativa.
-Vaya, ¿Eres el sol?, Porque me derrito con solo verte-. Dijo Mello con una sonrisa picarona. Near chasqueó la lengua y se dirigió a su armario a buscar que ropa podría ponerse.
-¿Sabes por qué te derrites?-. Preguntó sonriente el albino, escogiendo su ropa y dejándola en la cama, al lado del rubio.
-¿Porque soy un bombón?-.
-Porque eres un bombón-. Afirmó Near subiéndose encima de Mello, pasando sus brazos por detrás de su cuello.
-Parece que el caballero que tengo enfrente quiere cabalgar su caballo-. Vaciló Mello acariciando el torso desnudo de Nate, el cual dejó un beso en la nariz de este.
-No te confundas. No voy a darte ese honor tan pronto-.
Se levantó y comenzó a ponerse su ropa interior sin quitarse la toalla.
-Solo quería provocarte un poco. Podría haberme vestido en el lavabo, pero sabía que no podrías resistirte a mis encantos-.
-¡Jaja!-. Se rio Mello. -Me encantas, pequeño. Has pasado de ser muy reservado a estar jodiéndome a cada rato con tu hermoso cuerpo. ¿Por qué?, Solo ha pasado un mes desde que empezamos a salir, deberías aprovechar antes de que llegue septiembre-.
Nate terminó de vestirse, así que se quitó la toalla, la dobló y la dejó al lado de su almohada, al menos por el momento.
-Estoy seguro de que ese momento llegará tarde o temprano, pero si tienes que esperar al verano siguiente, significará que estás desesperado, y la idea de que alguien se desespere por mí... Me atrae, ¿Sabes?-. Explicó el albino subiéndose a la cama, poniéndose al lado de Mello.
-Auch, eres un poco cabroncete-. Señaló Mello acariciando violentamente el pelo de Near.
-Bueno, vete acostumbrando-.
Mello sonrió y plantó un beso en la cabeza de su novio.
-Pero, ¿a qué te referías con qué no servías?, ¿Para qué no sirves?-. Mello tragó saliva, e intentó crear una excusa rápida.
-Bueno... emm... en verano, mis amigos y yo siempre hacemos un concurso de cultura. Quien gane, será el líder del equipo durante todo un año entero-. Explicó Mello, creándose la primera cosa que se le inventó.
-Eso es absurdo-. Señaló Near abrazando la cintura de Mello. -¿Cuántas veces has ganado tú?-. Preguntó.
-Mmm...-.
Un breve silencio apareció en la sala, que fue interrumpido de nuevo por el rubio.
-Nunca he ganado...-.
Near alzó su cabeza y miró a Mello directamente a los ojos.
-Ganarás-. Dijo sonriente. -Sé que lo harás-.
Aquellas palabras generaron bastante confianza en el interior de Near. No fue un discurso motivador ni nada parecido, fueron unas pocas palabras que llevaban una intención hermosa en su interior, y aunque no fuera un monólogo super extenso explicando los motivos y dando argumentos, aquello le hizo pensar a Mello que sí que podría ganar el concurso. Que por fin podría ganar algo en su vida.
Por fin podría hacer feliz a alguien.
Por fin.
[Inglaterra; Winchester: Parque]
-¡Tomad!, ¡Tomad!-. Una anciana lanzaba comida a las palomas, y un gran grupo de ellas se formaba alrededor de la viejecita. Mientras tanto, una pareja de adolescentes enamorados caminaban agarrados de la mano. No estaban manteniendo una conversación en ese momento, pero cuando sabes que estás con la persona indicada, eres consciente de que no hace falta hablar todo el rato.
-Oye...-.
Mello dirigió toda su atención a Near, quien parecía querer formularle alguna pregunta o plantearle alguna duda.
-Con amigos... Te referías a los del chat, ¿Verdad?-. Mello asintió, dando una breve respuesta. -¿Y por qué no me presentas a más amigos tuyos?-. Preguntó sonriente. -Me gustaría conocerlos-.
Mello negó con una leve sonrisa.
-No... no creo que te caigan bien. Además, no son amigos del todo, más bien, son simples... colegas-. Dijo, queriendo restarle importancia al tema. -Además, da igual, no los vas a conocer en persona nunca, así que...-.
-¿Y quién te dice que no?-. Preguntó Near, frunciendo el ceño.
-¿Hm?-. Mello le miró confundido, no sabía adonde quería llegar con aquello.
-Quizás el verano siguiente sea yo quien vaya a Japón. En algún momento tendré la oportunidad de conocerles, ¿No crees?-. Preguntó sin borrar su leve sonrisa. Aquello sorprendió un poco al rubio. -Ja, ¿Es que acaso no crees que vayamos a estar juntos para el verano que viene?-. Preguntó.
-Yo...-.
-Te estoy vacilando, tonto-. Near negó, quitándole importancia al asunto. -Mira, allí es donde siempre compro los helados. Vamos a por unos-. Dijo señalando el local para acto seguido desviar su rumbo hacia allí. Pero ahora Mello se había quedado enfuscado en las palabras de Near. Sí, ahora estaba bien con él, y deseaba ganar el concurso para hacerle feliz. Pero... ¿Él tiene esperanzas en esta relación?, Quiero decir, viven en continentes completamente distintos. Una relación MUY a distancia. Lo más lógico y coherente es que se separen al terminar estas bonitas vacaciones.
Quizás Mello no debería estar pensando en eso, sino en el helado que se le está derritiendo en la mano. Pero le era inevitable pensar en aquello, era una persona muy insegura, sobre todo en el amor.
-Está buenísimo, ¿A qué si?-. Preguntó Nate sonriente, lamiendo su helado. Mello le miró atentamente. Era la imagen más hermosa que había tenido en su vida. Era como ver a un adolescente con el alma pura de un niño queriendo vivir una vida feliz llena de aventuras.
-Sí. Es increíble-. Respondió, comenzando a lamer también su helado.
-Vamos a casa a ver una peli, ¿Vale?-. Preguntó. -Tengo una que te va a gustar-.
Mello asintió, aceptando la propuesta.
-Me parece genial-.
Y así fue.
[Inglaterra; Winchester: Casa de Nate River]
-Lo siento... pero ya no te hecho de menos. Ahora estoy enamorado de otra persona-.
Mello y Near comían palomitas mientras veían la película. Al principio pensaban que era una romántica. Mello convenció a Near para verla ya que este decía que avivaría el ambiente entre ellos dos, pero resulta que la película era más trágica que otra cosa.
-Es increíble que se vaya con otra persona...-. Murmuró Mello, ganándose la atención de Near. -Decía que ella era el amor de su vida, y ahora que se ha ido, se enamora de otra persona. Eso no está bien-.
Near frunció el ceño. Se separó de Mello y le miró directamente a los ojos.
-Osea que no crees que el pobre hombre pueda rehacer su vida, ¿Me equivoco?-. Preguntó alzando una ceja.
-Decía que lo amaría por siempre, incluso aunque muriera. Ha muerto, ha pasado un año y ya está con otra persona, es un mentiroso y un hipócrita-. Se quejaba el rubio sin dejar de comer sus palomitas.
-Osea que si tu falleces, no podré rehacer mi vida-. Dijo Near con una leve sonrisa.
-Saldría de la tumba y le daría una paliza al payaso de tu nuevo novio-. Bromeó Mello con un par de palomitas en la boca.
-Lo que tú digas-. Dijo sonriente el albino mientras golpeaba el hombro del rubio. -Voy a hacer como que no he escuchado nada-.
-Ja, como quieras-. Dijo Mello.
-Pues si yo me muriera, me gustaría que rehicieras tu vida-.
Mello negó, decidido.
-Tú no vas a morir, vas a ser inmortal, o en todo caso, yo moriré antes que tú, y segundo, nunca reharé mi vida porque eres irremplazable-.
Near le miró un poco avergonzado. Desvió la mirada e intentó controlar su nerviosismo.
-Ey-.
Mello apartó el cubo de palomitas y giró la cabeza de Near con sus dedos posados en la barbilla de este.
-Nunca voy a sustituirte. Ya puedes morirte cien veces que nunca te sustituiré-. Near suspiró para acto seguido negar levemente.
-No lo sabes. No lo sabrás hasta que ocurra, además, no me importaría, yo quiero que seas feliz. Pero es una tontería pensar en esto, nadie va a morir hasta dentro de muchos años-.
Mello asintió
-Sí, tienes razón-.
Mello dio un pequeño beso a Near en sus labios.
-Hasta los cien años-. Dijo el rubio entrelazando sus dedos con los de Nate.
-Hasta los cien años-.
Y sellaron ese acuerdo con un beso más profundo. Uno un poco más intenso de lo habitual, muestra de su amor y compromiso.
-Te quiero-. Anunció Mihael al separarse.
-Y-Y yo a ti...-. Correspondió Nate, levemente sonrojado.
-¡Jaja!, ¡Estás rojo!-. Exclamó Mello, separando sus manos con las de Near y comenzando a buscar su móvil entre sus bolsillos. -¡Voy a hacerte una foto!-.
-¡Ni se te ocurra!-. Exclamó Near, abalanzándose encima de Mello.
-¡Suéltame, enano!-.
-¡No me llames enano!-.
-¡Oblígame!-.
-¡Te voy a romper la cara!-.
-¡Me gustaría ver como lo intentas!-.
-¡Ahora verás!-.
-¡Jajaja!-.
-¡Jajaja!-.
Y así, pasaron otro día más juntos.
Pero el tiempo pasaba... y muy rápido.
Aquellas vacaciones de verano claramente no iban a ser eternas, en algún momento debían de terminar. Pero la cuestión es:
¿Van a terminar bien...
O mal?
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