Jimmy Starr había querido reunirse conmigo luego le que le dijera a Trish que le enviara una de mis canciones a él en un intento desesperado de reavivar mi carrera que está más bajo tierra de lo que quería admitir porque sino terminaría encerrada en mi habitación, en mi cama, debajo de mis frazadas, y abrazada a un oso de peluche llorando hasta que mis ojos y cabeza dolieran por no haber podido conseguir mis sueños aun.

Tal vez esté siendo demasiado intensa, y tengo toda la vida por delante, es decir, recién soy una adolescente, muchos famosos se convirtieron exitosos luego de mucho tiempo y nunca se rindieron, pero por alguna razón yo me he puesto mi propio tiempo limite y ahora no puedo estar tranquila.

Volviendo al tema de Jimmy, me emociona que me tuviera en cuenta por fin, estaba resignada a no tener nada que ver con Starr Records debido a que Austin está allí, y pues no quería interferir, sin embargo Austin siempre dijo que no le molestaba, así que he decidido tomar esas palabras de él y simplemente lanzarme, y saldrá lo que tenga que salir, pero tengo fe, eso es lo importante.

Entro en la oficina de Jimmy Starr con una mezcla de nervios y emoción. Había pasado días imaginando cómo sería este momento, cómo se sentiría cuando finalmente alguien reconociera mi talento. Cuando Jimmy me recibe con una gran sonrisa y un halago sobre mi canción, siento que mi corazón se hinchaba de alegría.

—Summer, adoré la nueva canción, me alegra que decidieras mandármela.— Dice y su tono de entusiasmo me hace sentir como si flotara.

—Me alegra mucho haberla mandado también. — Respondo tratando de mantener la calma aunque por dentro siento que explotaba de felicidad.

Jimmy sigue hablando, llamándola una "canción éxito" y diciendo que quiere que su nueva artista femenina la cantara. La manera en que lo dijo, como si todo estuviera alineado para que yo fuera parte de su sello, hizo que mi pecho se llenara de esperanza. ¿Nueva artista femenina? ¿Yo? ¿Era esto real? Apenas puedo procesarlo.

—¿De verdad? No lo puedo creer... yo... — Empiezo a decir, pero antes de que pudiera terminar, él me interrumpie.

—Y allí viene mi nueva artista.— Dijo con entusiasmo, señalando hacia la puerta que acaba de abrirse.

Mi corazón se detuvo por un instante. Giro la cabeza hacia la entrada, y cuando veo a Kira entrar, todo dentro de mí se derrumbó. La sonrisa que había estado luchando por controlar desaparee de golpe. Kira. La hija de Jimmy. La ex de Austin. Esto no puede estar pasando.

—Hola, papá.— Saluda ella con una voz dulce, dirigiéndose hacia él como si todo estuviera perfectamente preparado.

—¿Kira es tu nueva artista? — Pregunto, mi incredulidad escapándose antes de que pudiera detenerla.

—Sí, ahora soy cantante.— Responde Kira con una sonrisa que parecía diseñada para encantar a todos.

La realidad me golpea como una bofetada. No soy yo. Nunca había sido yo. Jimmy no quería ofrecerme un contrato; quería comprar mi canción para que Kira la cantara. Todo el entusiasmo que había sentido al entrar en esa oficina se transformó en un vacío frío en mi pecho.

—Summer, quiero comprar tu canción para que Kira la cante.— La forma en la que habla Jimmy es como si fuera una oferta imposible de rechazar.

Quiero decir algo, cualquier cosa, pero las palabras parecían atorarse en mi garganta. 

—¿Entonces no me ofreces un contrato? —Mi voz apenas sale, pero no puedo evitar que se llenara de tristeza.

Jimmy sonríe como si no se diera cuenta de cómo se sentía esa pregunta para mí.

—Mira, Summer, eres una chica talentosa, pero no creo que sea buena idea que tú y Austin estén en la misma compañía.—Responde, como si fuera lo más razonable del mundo.

Quiero gritar. Quiero decirle que no tenía nada que ver con Austin, que esto era sobre mí y mis sueños. Pero en lugar de eso, me obligué a respirar y a recordar por qué estaba aquí en primer lugar. Esto no es lo que yo quería.

Di un paso al frente, mirándolo directamente a los ojos.

—Me alegra que te guste la canción, pero estoy luchando para conseguir mis sueños y siento que esta no es una forma de lograrlo. Agradezco la oportunidad, pero no puedo vendértela.— Hablo con una sonrisa que apenas logro mantener.

—¿Es sobre el dinero? Sabes que no hay problema con eso.— Insistie Jimmy, su tono aún amable, como si tratara de convencerme de que me quedara. O más bien, de que le vendiera la canción.

Niego con la cabeza, sintiendo una extraña calma invadiéndome.

—No, lo siento, Jimmy. Como dije, quiero abrirme puertas, pero no de esta manera. Gracias, pero no. 

Mi decisión es firme, y no había forma de que me cambiaran de opinión, ni todo el dinero del mundo. Yo creo que si Trish estuviera aquí conmigo, hubiera aceptado enseguida, pero por algo no la traje a esta reunión.

Sin mirar atrás, me giro y salgo de la oficina. Cada paso que doy es  pesado, como si llevara el peso de mi decepción conmigo. Pero al mismo tiempo, había algo liberador en saber que había defendido lo que realmente quiero. Tal vez no sé cómo lo lograría, pero sí sé que no vendería mis sueños tan fácilmente.

Los días que siguieron a mi decisión fueron una mezcla de determinación y agotamiento emocional. Me aferro a la idea de que había hecho lo correcto, pero no puedo negar la inquietud que no me deja tranquila en las noches. Jimmy y Kira parecían incapaces de aceptar mi respuesta. Comenzaron a enviar pequeños obsequios: flores, notas, incluso una caja de chocolates que sabía que son mis favoritos. Los regalos llegaban con mensajes cuidadosamente redactados, como si intentaran disfrazar la presión con cortesía.

Kira también hace su parte. En los lugares donde coincidíamos, sus comentarios siempre parecían diseñados para hacerme tambalear. Hablaba de lo emocionante que sería interpretar mi canción, de cómo Jimmy veía en ella un éxito seguro. Su entusiasmo me parecía más una provocación que un halago, un recordatorio constante de lo fácil que sería simplemente ceder y tomar el camino más sencillo. Pero no puedo. No quiero.

Mis amigos se dieron cuenta de que algo me afectaba. Aunque intentaba mantener una fachada tranquila, era imposible ocultar el peso que llevaba. Ally, siempre atenta, me miraba con esa mezcla de comprensión y preocupación que sólo ella sabe expresar. Trish, por otro lado, no necesitaba palabras para mostrar su indignación; su energía protectora es evidente en cada mirada que me lanzaba, como si estuviera lista para enfrentar a quien se atreviera a lastimarme.

Austin intentaba animarme de su manera característica. Su presencia siempre lograba sacarme una sonrisa, pero incluso su optimismo no podía borrar completamente el cansancio que sentía. Por su parte, Dez siempre buscaba hacerme reír hasta con lo más idiota, lo cual agradecía ya que era la única forma en la que me mantenía distraída. 

Sin embargo, en los momentos de soledad, cuando las luces se apagan y el mundo se vuelve silencioso, las dudas regresan. Me pregunto si estoy siendo demasiado terca, si quizás estoy dejando pasar una oportunidad que nunca volvería. Pero, al mismo tiempo, sé que vender esa canción sería un acto de traición a mí misma. Había puesto mi corazón en cada palabra, en cada nota, y verla en la voz de alguien más, especialmente de Kira, sería como arrancar una parte de mí.

A pesar de todo, me mantuve firme. Cada regalo no deseado que llegaba a mis manos, cada comentario indirecto de Kira, sólo refuerza mi decisión. No se trata sólo de la canción; se trata de lo que significa para mí. Quiero construir mi carrera desde un lugar de autenticidad, no desde concesiones o atajos que me dejaran vacía. Mis amigos, sin importar lo preocupados que estuvieran, respetan mi silencio sobre el tema. Su apoyo es un ancla en los días en los que sentía que podría derrumbarme.

El camino que he elegido es difícil, y las tentaciones de rendirme siguen apareciendo. Pero, en el fondo, sé que luchar por mis sueños, aunque fuese cuesta arriba, vale cada momento de incertidumbre.

Austin siempre ha tenido una forma peculiar de animarme, y esta vez no es la excepción. Él me trajo al estudio de Starr Records, mi primera reacción es la confusión. Miro a mi alrededor, al equipo brillante y las paredes insonorizadas, sin entender qué estamos haciendo allí. Cruzo los brazos y lo miro con curiosidad, arqueando una ceja.

—¿Por qué me trajiste aquí, Austin?— Pregunto ligeramente impaciente.

Él sonríe, esa sonrisa que siempre logra derretir cualquier barrera que intentara construir.

—Porque sé que has estado deprimida últimamente... — Dice siendo directo como siempre.

Intento interrumpirlo, negándolo de inmediato, pero su mirada me detiene. Esa mirada que dice "No intentes mentirme". Sus palabras golpean un punto sensible, y me encuentro rodando los ojos, aunque una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro. Este idiota realmente me conoce demasiado bien.

—Bueno, sí...— Admito a regañadientes, bajando la mirada. Mis ojos pesados traicionan el agotamiento que intento ocultar.— Estuve deprimida... Estoy deprimida.

Mis palabras son casi un susurro, pero Austin las recibe con una calidez que casi me desarma.

—Sé que todavía no logras tus sueños, pero también sé que no te rendirás, y eso es lo que me encanta de ti. —Dice en una voz suave y segura.

Mi corazón da un vuelco. Por un momento, olvido respirar. Sus palabras, simples pero llenas de significado, atraviesan todas mis inseguridades. Siento mis hombros relajarse mientras lo miro, sintiendo algo más profundo que gratitud.

—Y quiero regalarte una experiencia en este estudio de grabación, para que practiques cuando te vuelvas muy famosa.— Añade con una sonrisa que hace que mi pecho se apretara aún más.

Mi mente intentó enfocarse en lo que dice, pero mi corazón tiene otros planes. Austin siempre ha sido un apoyo incondicional, y en momentos como este, es difícil no recordar por qué me había enamorado de él en primer lugar. Ese cariño nunca se había ido del todo, y su gesto sólo servía para avivar esos sentimientos que intentaba mantener enterrados.

—Austin... Esto es muy lindo, gracias.— Murmuro suavemente, mi voz quebrándose un poco al final.

Antes de que pudiera pensar demasiado en ello, él me abraza. No es un abrazo cualquiera, es uno largo, fuerte, lleno de una conexión que ambos conocemos demasiado bien. Hay una tensión palpable entre nosotros, esa línea que habíamos decidido no cruzar pero que siempre parece estar presente. Su calor, su olor, la forma en que sus brazos me rodean con tanta seguridad... Todo eso hace que mi corazón se acelerara.

Cuando finalmente nos separamos, siento que me falta el aire, pero su sonrisa sigue allí, tranquila y alentadora.

—Ahora ve allí dentro y haz lo que mejor sabes hacer.— Él señala la cabina de grabación con un gesto de la cabeza.

Asiento, sin palabras, y camino hacia la cabina, sintiendo sus ojos en mí todo el tiempo. Cuando cierro la puerta detrás de mí y me paro frente al micrófono, lo vi desde el otro lado del vidrio, sentado en los controles, dándome una sonrisa de aliento.

Respiro profundamente y me preparo para cantar, recordando que, aunque el camino fuera difícil, no estoy sola. Austin siempre había estado allí para recordarme que los sueños no se abandonan, y que, a veces, la fuerza para seguir adelante se encontraba en momentos como este.

Cuando cierro los ojos y dejo que las primeras notas de la canción salgan de mi voz, todo lo demás se desvanece. Cada palabra que canto, cada emoción que vierto en esa melodía, es un reflejo de todo lo que había sentido durante semanas. Es mi canción, mi historia, y por primera vez en mucho tiempo, me siento completamente conectada con mi propósito.

Cuando termino, el silencio en el estudio es absoluto, salvo por el sonido de mi respiración agitada. Abro los ojos y vi a Austin sonriendo desde el otro lado del vidrio, aplaudiendo suavemente. Pero algo más capta mi atención. En la puerta del estudio, apoyado con los brazos cruzados y una expresión difícil de leer, Jimmy Starr.

Mi corazón se acelera. Salgo de la cabina a toda velocidad, el pánico comenzando a invadirme. Me paro al lado de Austin, como si él pudiera protegerme de cualquier cosa que estuviera por venir.

—Jimmy, yo... — Austin comienza a hablar, levantando las manos como si estuviera disculpándose.— Esto es culpa mía. Quería animar a Summer.

Jimmy lo interrumpe con un gesto despreocupado, su rostro relajado, pero con algo de seriedad en su mirada.

—No hay problema, Austin. Pero... hay algo que me ha estado molestando.

Miro a Jimmy, sintiendo que mis nervios están a punto de desbordarse. No sé si debo hablar, pero no podía quedarme callada.

—Lamento si interrumpí o si hice algo mal... De verdad, lo siento. 

Jimmy levanta una mano para detenerme, igual que lo había hecho Austin antes, pero su mirada se fija directamente en mí esta vez.

—Mi problema no es contigo, Summer. Mi problema es conmigo mismo... Por haber pensado, aunque fuera por un momento, que esta canción debería ser cantada por otra persona y no por ti.

Austin y yo nos miramos, completamente desconcertados. Pero algo, una pequeña chispa de esperanza, comienza a encenderse en mi pecho.

—¿Qué? — Logro preguntar, apenas atreviéndome a respirar.

Jimmy dio un paso hacia nosotros, sonriendo ahora, como si finalmente hubiera tomado una decisión que lo hace sentir en paz.

—Quiero que firmes con Starr Records, Summer. Esta canción, tu voz, todo... Mereces estar aquí.

Por un segundo, no supe cómo reaccionar. Pero entonces, una oleada de alegría y alivio me golpeó, y me giro hacia Austin, lanzándome a sus brazos en un abrazo lleno de emoción. Él me roda con fuerza, riendo junto conmigo.

No puedo creerlo. He luchado, he resistido, y finalmente estaba sucediendo. Jimmy me mira con una sonrisa aprobadora, y yo no puedo dejar de sonreír, sintiendo que, después de todo, estoy un paso más cerca de cumplir mi sueño.

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