Mientras ella estaba sentada mirando a la nada misma ,las personas se reían felicitando la por su compromiso.

Klair sentía que su vida estaba entrando en un desastre bastante grande y solo por ese momento, ese mismo dónde lo vió a los ojos para después perderlo por la lejanía.

—Cariño...¿Estás bien?

Emiliano se acercó a ella susurrando le al oído.

No lo amaba, no lo quería cerca pero sus destinos se veían envueltos siempre al punto de obligarla aceptar ese matrimonio.

—Si...solo estoy agotada.

—¿Quieres que volvamos al hotel?

Ella suspiro cansada—No...yo me iré, tu permanece aquí, no se vería bien si te vas conmigo.

—No me interesa si está bien o no, ahora todo el mundo sabe de nosotros.

—Si...pero no puedes dejar a tu padre solo, iré a mi habitación, no te preocupes.

Se levantó pero la mano de Emiliano la detuvo, tomaba su muñeca con fuerza —Cuidado con lo que haces.

Ella retiro su mano de golpe mirando lo seriamente —Claro...no queremos manchar tu apellido.

Emiliano se levantó dejando ver su enojo marcado en cada poro de su piel—Hablo en serio Klair...ese tipo, aleja lo de tu vida o te arrepentirás por él resto de ella.

Fingiendo una sonrisa ella se acercó a su oído —Yo puedo hacer lo que quiera... incluso puedo coger con quién me plazca pero tranquilo, no será público así que mantente en tus malditos asuntos y dejame en paz.

—Disfruta mientras puedas. En el momento en que te conviertas en mi esposa le dirás adiós a toda tu libertad, así que ve y coge con el bastardo las veces que quieras .

Se alejó de ella dejando un beso en sus labios.

Klair estaba a nada de matarlo en ese lugar pero simplemente se fue dejando atrás todo lo que la condenaría a una vida miserable donde su nombre sería olvidado y el apellido de él siempre sería escuchado.

—¡Te odio maldita sea!

Entro a su habitación arrojando su bolso logrando tirar la lámpara que estaba a un lado de su cama.

—¡Juro por mi propia vida que te mataré Emiliano!

Sus ojos inyectados de sangre y la furia que se expandía la hicieron perder la calma, arremetió contra la primera persona que entró en su hogar, uno de los guardaespaldas de Emiliano.

Ella lo golpeó dejando salir toda su furia sin poder soportar esa gran necesidad de llorar.

—Ve y dile a tu jefe que se pudra en el infierno, que no envié a nadie para cuidarme...yo soy Klair Ivanovich la desendiente del clan Ivanovich ,no necesitó su mierda siguiéndome.