65 | Clementine
Voten y comenten mucho si quieren otro capítulo hoy
📀📀📀
Clementine acompañaba a Florence y Hailey a casa después de clases, tomando la mano de Florence de forma un poco incómoda.
No le incomodaba tomarla de la mano, en realidad le gustaba, era lindo.
Solo se sentía un poco extraña, como si todos estuvieran viéndola y juzgándola por ir de la mano con otra chica, como si todos supieran que era lesbiana.
Una mujer canosa se les quedó viendo en cuanto entraron al subterráneo tomadas de la mano.
Clementine se removió incómoda en su lugar junto a la puerta, y Florence pareció notarlo pues la miró con el ceño fruncido.
-¿Te encuentras bien Clemen?-preguntó en voz baja, acariciando la mejilla pecosa de la chica con su mano libre.
-Si...-susurró asintiendo, mirando los grandes y brillantes ojos azules de Florence.
Era tan bonita.
No pudo evitar sonreír al sentir como Florence dejaba un pequeño besito en sus labios, mientras la abrazaba tiernamente por la cintura.
-Dios, ustedes dos...-gruñó Hailey divertida.-Me darán diabetes.
-Ushh, calla Hailey.-respondió Florence sonriente, sin dejar de rodear la cintura de Clementine.-¿Que quieren hacer hoy?-preguntó, recargando su cabeza contra el hombro descubierto de Clementine.
Llevaba un suéter de lana con manchas de vaca, con un cuello enorme que siempre dejaba uno de sus hombros completamente desnudo.
Suspiró, dejando un beso en la cabeza de Florence.
Ella le gustaba mucho, de verdad que si, solo...necesitaba un poco de tiempo para sentirse cómoda con las miradas sobre ella.
Miró a la mujer canosa que antes las miraba desde su asiento.
Ella le sonreía a Clementine con ternura.
Clementine no pudo evitar sonrojarse y sonreír abiertamente, sintiéndose feliz, se animó a regresarle el abrazo a Florence que simplemente se acurrucó contra ella.
-No quiero ser mal tercio, chicas.-dijo Hailey fingiendo molestia, aunque no dejó de sonreír.
-Ay, no seas tonta, no es como si fuéramos a besarnos todo el tiempo.-dijo Florence alegre.
-Me gustaría ver.-escucharon las tres y se giraron bruscamente hacia el pequeño grupo de preadolescentes sentados junto a ellas.
(Ellas estaban de pie, a un lado de la puerta)
-¿Que te pasa niño?-gruñó Hailey molesta, mirando a los niños no mayores de 14 años, mirándolas sonrojados.
-Y-Yo...no creí que me escucharían.-intentó excusarse, avergonzado mientras los otros tres se reían en voz baja.
-Eso no te da derecho a hablar de ellas así, niño idiota.-dijo Hailey furiosa, Clementine nunca la había visto tan molesta.-Es increíble que a tu edad ya seas un puto degenerado que va por ahí pajeandose con la idea de dos mujeres besándose, madura estúpido. Mis amigas no son novias solo para que te la jales pensando en ellas.
-Y-Yo...
-¿Y ustedes de que se ríen?-le preguntó a los otros tres.-¿Les parece gracioso? Porque no es divertido que por gente como ustedes, ellas no puedan mostrarse afecto como el resto de parejas heterosexuales del mundo. No es jodidamente justo que las acosen solo porque a ustedes, los hombres, por alguna extraña razón les excita. ¿Que sentirían si a sus madres un hombre comenzara a gritarle cosas desagradables y sexuales realmente asquerosas solo porque va tomando la mano de otra mujer?
Las risitas se detuvieron y ahora los cuatro pubertos, miraban a sus manos fijamente, como si sus madres acabaran de darles el regaño de sus vidas.
-Piensen en eso la próxima vez que uno de ustedes, idiotas, vea a una pareja de dos chicas.-bufó, regresando la mirada a Florence y Clementine.
-Gracias Hailey.-susurró Clementine, sonrojada.
La teñida solo negó y le restó importancia con un movió de mano.
Florence suspiró, entrelazando sus dedos con los de Clementine de nuevo, dejándole un pequeño apretón reconfortante.
Al menos mi primera experiencia fue con niños y no con un hombre ebrio y desagradable, pensó Clementine.
Y se odió por ese pensamiento, era horrible pensar que el que unos niños calenturientos hablaran de ellas sexualmente era mejor.
Nadie tendría porque sexualizarla, solamente tenía 17 años y todo lo que había hecho era abrazar a su novia.
Eso no le pasaba a las parejas heterosexuales.
El resto del camino en el tren transcurrió en una conversación tranquila sobre qué harían esa tarde, Clementine y Florence no volvieron a abrazarse o a besarse.
📀
Al llegar a la calle de ambas teñidas, las tres se dirigieron a casa de Florence, al estar fuera de la enorme casa de color negro, Hailey se colocó los audífonos y avanzó un par de pasos más, dándoles privacidad.
-Siento lo qué pasó...-susurró Florence.
-No te disculpes, no es tu culpa.-respondió la pelirroja.
-Yo te abracé y te besé, no pregunté si te sentías cómoda conmigo siendo afectuosa en público.-murmuró nerviosa.
-Hey, está bien...me gusta que me abraces y me des besos, de verdad.-Respondió, deteniéndose .
-Se que es difícil para ti, no lo consideré porque....bueno, ya han pasado años desde que me declaré y ya estaba preparada para estas cosas...
-No es tu culpa, ¿okay?-dijo Clementine seria, agarrándola por ambas mejillas.-Yo sabía que esto iba a pasar tarde o temprano, los hombres son unos imbéciles la mayor parte del tiempo, no te culpes por esto ¿si?-pidió, acercándose lo suficiente como para que sus narices se rozaran.
Florence asintió.
-Es que estaba feliz, ¿sabes? Estaba siendo lindo actuar como una pareja delante de más personas.
Clementine asintió, sonriendo con tristeza.
-También me gustó Flor...-admitió.-Solo...dame tiempo ¿por favor?
-No te presiones por mi, voy a esperar hasta que estés lista, de verdad.
Clementine simplemente sonrió y terminó por unir sus labios en un tierno beso, mientras pasaban algunos niños jugando a la pelota.
-Me gustas mucho Flor.
La azulada sonrió abiertamente, abrazó a Clementine fuertemente de la cintura y la jaló hacia su cuerpo, uniéndose en otro beso.
Clementine soltó una risita entre el beso, entrelazando sus brazos por detrás de Florence.
Continuaron besándose de forma tierna hasta que el sonido de un claxón las hizo separarse.
Ambas se giraron rápidamente, topándose con una camioneta negra, con una mujer sonriente asomándose por la ventana.
-Luz de mi vida, por favor háganse a un lado para que pueda estacionarme.-pidió dulcemente.
-Claro mamá.-murmuró Florence, tomando la mano de Clementine para comenzar a caminar hacia la entrada.
Clementine no podía estar más sonrojada.
📀📀📀
K opinan?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro