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53 | clementine

Voten y comenten mucho

Pd: estoy triste xq me robaron mi boleto para el concierto de 5sos y no me alcanza para comprar otro):
📀📀📀

Clementine estaba sentada en la silla frente a una de las computadoras del aula del club audiovisual de la preparatoria, recargando su codo junto al teclado mientras jugaba con la paleta de dulce de cereza dentro de su boca.

Tenía que editar un montón de fotografías para que pudieran publicarlas en el periódico on-line de la escuela al día siguiente.

Con Laurie desaparecido, todos habían tenido un poco más de trabajo por hacer, pues el chico era el mejor fotógrafo del pequeño grupo y su vida se basaba en prácticamente fotografiar todo. Y de vez en cuando escribir algunos artículos respecto a los demás clubes de arte.

En ese momento Clementine se encontraba sola, pues tenía una hora libre y ya que Alexis no quiso saltarse su siguiente clase, prefirió adelantar un poco su trabajo pendiente.

Bueno, hasta que la puerta se abrió de forma lenta, pero la pelirroja lo ignoró por completo.

-Este lugar es más grande de lo que creía.-susurró Florence, mirando a su alrededor.

La pecosa se giró rápidamente para poder verla, no pudo evitar sonreír poco a poco.

-Lindo, ¿no lo crees?-murmuró Clementine moviendo la silla con rueditas de adelante hacia atrás.

-Si.-admitió en voz baja, acariciando los post-its pegados a la pizarra.-Bastante interesante también...¿Que es esto?

-Lidia hace eso cada semana, son las noticias que tenemos que escribir y el trabajo que cada uno debe de hacer.-explicó, peinando su cabello con las manos.

Aunque no sirvió de mucho, así que mejor se colocó su gorro de lana con estampado de vaca.

-Parece mucho trabajo...¿cuantos están en este club?

-Creo que somos como nueve, pero es genial, no es demasiado cuando todos se encargan de su trabajo.-suspiró con cansancio.

-¿Por qué el suspiro?-preguntó mirándola curiosa, recargando su espalda baja en una mesa vacía.

-Laurie no ha asistido a clases desde el jueves de la semana pasada, no me había dado cuenta de todo lo que hace hasta este momento.-murmuró levantándose de forma cansada.-Pero no puedo quejarme, yo también falto semanas completas.

-Tal vez está enfermo...-opinó en voz baja.-Puedo ayudarte si quieres.-dijo con una sonrisa dulce.

Clementine le sonrió de la misma forma, alargando lentamente su mano hasta el azuleado cabello de Florence.

-Te lo pintaste más claro.-susurró, mirando el contraste de su pálida mano con el azul cielo de su cabello.

Florence abrió la boca ligeramente sorprendida, solo lo había teñido un tono ligeramente más claro, ni siquiera su madre se había dado cuenta de eso.

-Lo notaste.-susurró, sintiendo sus mejillas teñirse de rosado.

Clementine la miró con una sonrisa ladina.

-Claro que lo noté, también noté que hoy tu labial es más rojizo que el que normalmente usas o que tienes puestos esos aretes de patitos.

El rostro de Florence estaba realmente rojo para cuando Clementine terminó de hablar, le sorprendía que alguien notase todas esas pequeñas cosas.

-Me gustan los patitos, son lindos.-susurró, acariciando los huesudos nudillos de Clementine.

-Si, lo son.-respondió con el mismo tono de voz, sin dejar de juguetear con el largo y suave cabello azulado de Florence.

-Aunque podría cambiar mi animal favorito por las vaquitas.-susurró, mirando rápidamente el gorro ligeramente infantil de Clementine.

No solo tenia manchas, también tenía un par de cuernos pequeños de peluche.

La pelirroja soltó una pequeña risa mientras sus mejillas se teñían de un color rosado.

Se miraron fijamente con una sonrisa boba en los labios de cada una durante casi cuarenta segundos.

Hasta que Florence intentó entrelazar nuevamente su mano con la que Clementine tenía libre.

La pelirroja alejó rápidamente la mano de su alcance, ocultándola dentro del bolsillo de su sudadera blanca.

-No hay nadie aquí Clemen.-susurró, intentando tomar su otra mano, pero nuevamente la nombrada la alejó fugazmente. Florence frunció el ceño.-¿No quieres que tome tu mano?-preguntó en voz baja.

Clementine negó apenada, mirando sus converse rojas.

-¿Por qué no?-preguntó confundida.-Nos hemos tomado de la mano antes.-susurró herida.

Clementine no pudo mirarla a la cara, no soportaba dañar los sentimientos de Florence.

-Tenía guantes ese día.-susurró sin levantar la mirada de sus tenis.

-¿Eso que importa?-preguntó sin entender.

-Yo...no me gustan mis manos, ¿de acuerdo?-respondió en un susurro, frunciendo el ceño.

Florence la miró extrañada.

-Tus manos son bonitas Clemen.-dijo sonriente.-Con esas pequeñas pecas y el lunar en tu dedo, me gustan esos pequeños tatuajes que tienes.

Clementine pisó nerviosa su propio pie derecho, con el izquierdo.

-El problema es la palma de mi mano.-susurró avergonzada, demasiado.

-No me importa que tus manos suden Clemen, yo solo quiero tomar tu mano y besarla de vez en cuando.-dijo sincera, tomando el brazo de la pelirroja delicadamente, intentando sacar su mano del bolsillo.

Clementine negó, sintiendo sus ojos cristalizarse.

-No me sudan las manos Flo.-susurró.

La peliazul la miró sin dejar de sonreír.

-No me importa lo que sea Clemen, de verdad. Nada será lo suficientemente malo como para que dejes de gustarme.-admitió, por primera vez en voz alta.

Pareció haber dicho las palabras correctas pues Clementine levantó la vista y relajó su brazo lo suficiente como para que Florence pudiera sacar su mano.

Aunque aún estaba en un puño.

Florence acarició los tatuajes del dorso de su pálida mano, dejó un pequeño beso sobre su lunar y le dió media vuelta, comenzando a deshacer el puño.

-¿De verdad te gusto?-preguntó Clementine en voz baja, a punto de echarse a llorar por lo que Florence iba a ver.

La azulada la miró con una sonrisa y rodó los ojos divertida.

-Claro que si, tonta, me gustas muchísimo.-murmuró sin dejar de mirarla pero también sin dejar de separar los dedos de Clementine de su palma.-Y lo que sea que ocultes aquí no hará que eso cambie, te lo aseguro.

Eso fue lo último que dijo antes de llevar su mirada a la mano de Clementine.

Soltó un jadeo al notar la fea y gruesa cicatriz, que parecía continuar.

Sin pensarlo mucho, llevó los dedos a la manga de Clementine, subiéndola lentamente.

La pelirroja desvió la mirada, con los ojos llenos de lágrimas y el corazón palpitando con mayor rapidez.

Florence sintió sus ojos cristalizarse al notar la cicatriz completa, iniciaba en la palma de su mano y terminaba en la parte interior del codo, donde tenía unos cuantos moretones por culpa de las agujas llenas de heroina.

Las puntas de sus dedos acariciaron la cicatriz ligeramente sobresaliente y de un color blanco.

Lentamente, llevó sus labios a la palma de la mano contraria y besó delicadamente toda la longitud de la cicatriz.

Hasta que escuchó el sollozo de Clementine dirigió su mirada a ella.

-No te avergüences, eres hermosa y esto te hace una guerrera.-susurró entrecortadamente.

¿Que si el enterarse de que la chica de quien estaba enamorada desde hace dos años, intentó suicidarse y casi lo logra, le dolió?
Fue lo más doloroso que le pudo haber pasado.

Clementine soltó un nuevo sollozo, más silencioso y corto, pero aún así le rompió el corazón a Florence.

La azulada la tomó por las mejillas con fuerza.

-Eres increíble, eres importante y yo estoy jodidamente agradecida de que sigas aquí, que sigas luchando, eres muy fuerte...tal vez por eso me gustas tanto.

Clementine no pudo responder nada.

Y no porque no hubiese querido, más bien, los labios de Florence la interrumpieron.

Se besaron de forma suave y tierna, con las lágrimas corriendo por las mejillas de ambas hasta llegar a sus labios, pero no les importó, pues era el mejor beso que hubieran dado en toda su vida.

Y sin darse cuenta, Clementine apoyó su mano sobre su mejilla con fuerza, sin preocuparse más porque sintiera su cicatriz.

📀📀📀

K opinan?

Amé esto la verdad, que bonita forma de dar su primer beso 🥺👌🏻

En este punto de la historia no se cual es mi shipp favorito.

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