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52 | anastasie

Okay mierda, este capítulo fue muy personal para mi asi que espero que les guste.

Voten y comenten mucho xfa
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-¿No quieres que te lleve hasta la casa Annie?-preguntó su madre desde el asiento del conductor, con una mano en el volante.

-No gracias mamá, estoy bien.-respondió, cargando unas cuantas revistas en sus brazos.

-Dile a Laurie que espero que se recupere pronto.-dijo la mayor con una sonrisa triste.

Anastasie solo asintió y después de despedirse una vez más de su mamá, saltó la barda y caminó tranquilamente hasta la gran casa de Laurie.

Se sorprendió ligeramente al encontrarse con la madre de Laurie sentada sobre el columpio del porche, aún en pijama, despeinada y fumando mientras leía un libro.

-Hola Annie.-saludó, acomodándose los lentes de aumento.

-Hola señora Si...Banks.-corrigió, recordando que la última vez que la llamó 'señora Sinclair' ella le pidió que la llamase por su apellido de soltera.

-Supongo que vienes a ver a Laurie.-dijo, con una sonrisa agridulce.

Aunque realmente no lo pareciera, ella si amaba a sus hijos.

-Si...le compre una revista viejita en una tienda vintage.-la mayor sonrió.

-Esas revistas le encantan.-recordó con una sonrisa.-Bueno, las fotografías viejas son lo que le gustan. Ha sido muy lindo de tu parte Annie.

-¿Cómo está?-preguntó con una mueca. A veces era difícil tratar con Laurie cuando se encontraba muy mal.

-Ahora está un poco mejor.-suspiró.-Tuve que empezar a inyectarlo mientras dormía para que no se diera cuenta.-murmuró mirando fijamente a la pequeña cabra que se alimentaba a diez metros de distancia, con ojos llorosos.

Cuando Laurie cumplió los quince años de edad, sus episodios depresivos comenzaron a empeorar, dejaba de comer y beber por días enteros, y cuando su madre o su padre le suplicaban en susurros y entre lágrimas que tomara sus medicinas para sentirse bien, él simplemente enloquecía un poco y comenzaba a gritar. Ambos tomaron la decisión de conseguir citalopram₂ para inyectar a Laurie cuando no pudiese notarlo y que se recuperara.

Nadie quería volver a pasar por el 'incidente' de nuevo.

Anastasie suspiró y le colocó una mano en el hombro.

-Lo hace para que se mejore, no esté triste.-susurró, intentando consolarla.

La mayor la miró con tristeza.

-Se que no he sido una madre modelo nunca, pero, ¿no haber estado disponible cuando mi niño sufría? Ha sido lo peor que he hecho.

Anastasie se ahorró el reclamo sobre su terrible maternidad, por respeto a la madre de su mejor amigo.

-No ha sido culpa suya.-medio mintió.-Nunca sabemos cuando Laurie pueda tener una nueva recaída, y ahora está usted aquí, cuidando de él, asegurándose de que reciba sus medicamentos aunque él no lo sepa.

La mayor asintió, limpiando rápidamente sus mejillas con el dorso de su mano.

-Laurie está en su habitación, le he preparado la tina hace dos horas.

-El no...-la mayor negó rápidamente, escandalizada.

-Por Dios no.-dijo casi con terror.-He estado con él, cantándole esa canción que tanto le gusta, lo dejé en su habitación hace como veinte minutos.

-Bien, gracias señora Banks.-murmuró, entrando en la casa.

Se topó con Theresa mientras se dirigía a las escaleras y ambas se miraron con el ceño fruncido, pero ninguna de las dos abrió la boca.

Anastasie llegó a la conclusión de que era la nueva sirvienta, por su uniforme.

Y por alguna razón Theresa pensó que era la novia de Laurie, por todas las fotos que habían de ella en su habitación, se sintió mal por ella.

Aún recordaba lo sorprendida que se sintió al ver cómo su crush se besaba con otro chico.

Ciertamente se sintió culpable de contárselo a su madre, pero la mayor la hizo jurar que mantendría la boca cerrada.

Después de presenciar la forma en que lo humillaron verbalmente por estar maquillado, Charlotte no pudo evitar pensar en lo mal que le iría a ese chico cuando se enteraran de su posible orientación sexual.

Además...puede que solo esté confundido y quiera experimentar. Le dijo a su hija en voz baja.

Ella tampoco era muy fanática de la comunidad lgbt , pero le gustase o no, ese jovencito era su jefe y nadie le daría trabajo a una sirvienta entrometida.

Volviendo a Anastasie, la chica golpeó la puerta de forma ligera y la abrió lentamente.

-Hola.-susurró la morena sonriente, realmente sonriente.

Laurie estaba mirando televisión.

No parecía mucho, pero el que ya no estuviera enterrado en sus sábanas en completo silencio le provocaba niveles extraños de felicidad a sus padres, a su hermana y a su amiga.

-Hola Annie.-susurró, bajando el volumen de la televisión.

La castaña quiso gritar de alegría al no recibir como respuesta un "largo"

-Adivina que te he traído.-murmuró, sentándose a los pies de la cama.

-No me digas que tareas.-dijo con desagrado.

-No tontito, mira.-sonrió, entregándole las tres revistas de los años 60' y una historieta de Disney de los 90'

Laurie no sonrió como normalmente lo hacía, pero la sombra de una sonrisa se hizo presente y eso fue suficiente para Anastasie.

-Gracias Annie.-susurró, llevando una revista abierta a su nariz.

-¿Como estás?-pregunto, recostándose en la cama, con la cabeza sobre los muslos de Laurie , aunque su cuerpo estaba debajo de las cobijas.

Las sábanas desprendían un olor floral, también un poco a jabón y el tipico y ligero olor a bebé, seguramente las sirvientas cambiaron las sábanas mientras Laurie tomaba su baño de dos horas.

-He empezado a comer y hoy me bañé...así que creo que estoy mejor.-suspiró, dejándose caer sobre las almohadas, mirando el techo.

-Me alegra mucho escuchar eso.-dijo sincera, entrelazando sus dedos con los del rubio.-Supongo que tendré que seguir encargándole a Miles que haga tus tareas por unos cuantos días más, me costarás mucho dinero.

Laurie frunció el ceño.

-¿Le pagas a Miles para que haga mi tarea?

-Cariño, te amo pero ni loca haría el doble de tarea, pero tampoco quiero que bajes tus calificaciones, así que si, cada vez que...esto... pasa, le pago a Miles para que haga tus trabajos y los entrego yo, como si me los hubieras mandado.

»Aunque no me ha cobrado nada en todos estos días.-recordó en voz baja.

Miles siempre le cobraba la mitad por adelantado, pero esta vez solo la miró casi con agradecimiento cuando ella le pidió que (nuevamente) realizara todas las tareas de Laurie, él aceptó sonriente y no le había recordado que le debía el trabajo de cinco días de clases.

-Vaya, gracias Annie.-dijo sincero sin dejar de mirar fijamente el techo.

-Cual gracias, encuérate.-bromeó, intentando sacarle una risa al rubio.

Laurie solo sonrió de forma lenta y cansada.

Eso fue mucho más de lo que esperaba después de ocho días de mantenerse en cámara deprimido, a Anastasie le alegraba que comenzara a recuperarse.

La castaña suspiró, acariciando la pálida mano de su amigo con cariño y delicadeza.

-Laurie...

-¿Mhmm?

-¿Como te sientes cuando...ya sabes?-preguntó en un hilo de voz.-Desde que somos casi niños te he visto pasar por esto y me mata no poder entenderte.

Cuando la habitación se quedó en completo silencio por casi tres minutos, Anastasie temió haberlo hecho molestar.

Por suerte, Laurie solo suspiró.

-Lo odio Annie.-susurró con la voz entrecortada.-Odio tener esta mierda.

La morena no tardó en abrazarlo, besando su mejilla con amor.

-Ni siquiera recuerdo sentir algo que no sea un vacío dentro mío.-susurró.-Es sofocante y simplemente no puedo hacer nada para salir de ese hoyo de sufrimiento por mas que lo intente, ni siquiera se porque tengo ganas de llorar todo el tiempo, o porque estoy tan cansado que a veces llorar me parece la cosa más complicada del puto mundo.

»Mi mente está en blanco todo el tiempo que no estoy durmiendo, no tiene sentido que me sienta de la mierda si no pienso en nada, simplemente me ahogo en el vacío de mi mente, sin saber porque daría lo que fuera por dejar de existir en ese momento.

»En realidad me gusta vivir Annie, pero cuando tengo un episodio es probablemente lo único que se me cruza en la cabeza, sería tan fácil terminar con ese tormento y tristeza que siento dentro mío sin razón, solamente tendría que matarme. Lo peor es que en ese momento parece ser la mejor idea existente.

»Lo odio Annie, odio no saber cómo puedo estar tan triste que quiero matarme.

La morena lo abrazó con fuerza, intentando no llorar, pues en ese momento, con su amigo llorando en su hombro, ella debía ser la fuerte.

Tampoco parecía ser un buen momento para informarle que la prueba de embarazo que se hizo hace dos días dio positivo, tres veces.

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₂: citalopram es un antidepresivo en un grupo de drogas llamado inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (ssri por sus siglas en inglés) puede ser utilizada de forma intravenosa.

K opinan?

Amo poder compartir de alguna forma como me siento, en realidad nunca he hablado mucho de mi depresión, con nadie, es la primera vez que lo 'digo' para alguien que no soy yo misma.

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