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48 | gilbert

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Se colocó rápidamente la ropa sobre su uniforme de danza, se le hacía tarde para tomar el autobús y sinceramente no iba a esperar 40 minutos para que pasara el siguiente.

Probablemente lo único que no le gustaba de asistir a un estudio de danza independiente y reconocido (y también jodidamente costoso) era la distancia de casi una hora, pero definitivamente valía la pena, sentía que mejoraba muchísimo tomando clases ahí.

-Hasta luego chicas.-murmuró, quitándose las zapatillas con pequeños saltos.

-¿Por qué tan apurado Gilbert?-preguntó Ginger, una chica que tenía el cabello rojizo.

-El autobús.-murmuró colocándose uno de sus tenis, mientras se sacaba la otra zapatilla.

-¿Eso significa que no vendrás a mirar películas en casa de Jillian con nosotras?-preguntó Emma formando un puchero.

-Es el cumpleaños de mi hermana, así que tengo que llegar temprano.-dijo, apoyándose contra el umbral de la puerta, colocándose el otro tenis.-Las veré la próxima semana.

-Hasta luego Gilbert.-se despidieron en un cantito al unísono.

Y con eso salió prácticamente corriendo hasta la estación del autobús, incluso se tropezó un par de veces y chocó contra la pared otras tres, solo para ver cómo se alejaba sin detenerse.

-Mierda.-bufó comenzando a caminar hasta la estación del subterráneo más cercana.

No era fan de ese transporte público, en primer lugar, porque siempre había mucha gente y mucho más a esa hora, en segundo lugar, porque 'perdió' dos teléfonos las últimas veces que se había subido pero estaba seguro de que le habían robado.

Bajó de forma desganada la escalera, incomodándose cada vez más por las miradas sobre él, más específicamente, sobre sus mallas rosadas que los shorts deportivos no cubrían.

Y también miraban fijamente su sudadera azul con nubes blancas bordadas y un pequeño arcoíris en el pecho, definitivamente había sido el peor día para ponerse algo con un arcoíris.

Al menos se le había olvidado ponerse sus aretes esa mañana, sino estaba seguro que las miradas encima suyo se triplicarían.

No entendía porque seguían mirándolo de esa forma todo el tiempo.

Sin dejar de mirar hacia el piso se formó para comprar un billete, sintiendo como uno que otro adulto mayor lo miraba con nada de discreción y después negaba rodando los ojos.

¿Que demonios le pasaba a los adultos que se sentían con el derecho a juzgar la forma de vestir de los demás?

-Dos billetes por favor.-murmuró intentando no tartamudear, la mujer del otro lado solo asintió aburrida y le entregó dos hojas de papel a cambio del dinero del chico.

Veinte minutos después, ya estaba dentro del tren y habían pasado cuatro estaciones, siempre que viajaba en Metro procuraba estar cerca de la puerta en caso de que se llenara demasiado.

Por suerte no había tanta gente como había pensado, lo que era perfecto porque acababa de salir de practicar durante dos horas y media, lo que menos quería era gente empujándolo.

Estaba entretenido mirando su inicio de Facebook y reaccionando a memes, hasta que escuchó unas risas que le parecieron conocidas.

Levantó rápidamente la mirada, rezando para que no fueran las personas en las que estaba pensando.

Pero cómo él era él, la suerte nunca estuvo de su lado y efectivamente, sus excompañeros de su escuela anterior subían al tren entre bromas.

Giró rápidamente la cabeza, intentando evitar que lo reconocieran, sintió sus manos temblar de nervios al sentir las miradas en su espalda.

La mujer junto a los dos niños sentados frente a él lo miraron de forma atenta y la mayor un poco preocupada pues parecía estar a punto de tener un ataque de ansiedad, pues respiraba demasiado rápido pero con dificultad y sus ojos estaban un poco rojos.

-Vaya maricon.-murmuró uno, nada discreto, sacándole a los demás unas cortas risas.

Gilbert apretó con fuerza el tubo que lo ayudaba a detenerse, pero no tuvo la fuerza como para encararlo.

Joder el idiota de Flynn le había hecho la vida imposible cuando a penas tenían 12 años y él era mucho más delgado y débil que Gilbert.

-No sabía cómo lucía un gay hasta hoy.-dijo otro divertido.-Es imposible no notarlo.

¿Por qué todos pensaban que era gay? El ser un poco femenino no lo hacía automáticamente gay, a él le encantaban las chicas, siempre le habían gustado.

Los comentarios pasivo-agresivos sobre su apariencia y supuesta orientación sexual continuaron por otras dos estaciones, y el resto de personas solo miraban en silencio.

La mujer frente a él le dio una pequeña sonrisa, intentando reconfortarlo.

-Me parece que pide a gritos que le metan una polla.-dijo Flynn de nuevo.

Ahora si.

-No se si notaste qué hay niños presentes, animal.-dijo molesto, girándose a verlo.-Callate.

-Oh por Dios, Gilbert Donnel.-dijo el castaño en una carcajada.-Y siempre creí que no podrías verte mas marica.

Gilbert bufó aburrido.

-¿No tienes un mejor insulto? Ya usaste ese como diez veces, ni eso puedes hacer bien.

-Bueno, la verdad es que tengo varios, pero como dijiste, hay niños aquí.-dijo sonriente, de esa forma que daba miedo.-¿Vienes de tus clasesitas de ballet?-preguntó divertido, intentando quitarle la mochila.

Gilbert reaccionó rápidamente, retrocediendo. Aunque no lo pareciera las zapatillas y el vestuario que le habían entregado esa misma tarde eran realmente costosos.

-Oh, chicos, ¿no se los conté?-preguntó Flynn sin borrar la sonrisa de sus labios.-Aquí Gilbert intentó besarme.

-No es verdad.-gruñó molesto.-No mientas.

Eso era cierto, pero quien había intentado besar al otro fue Flynn, Gilbert se alejó y le dijo que no era gay.

-¿Porque ocultas que eres un maricon Gilbert? Todos ya lo notamos.

-Yo no soy gay, me siento muy cómodo con mi masculinidad como para practicar ballet o usar suéteres de mujer, a diferencia de ti, que en realidad si eres gay pero estás tan reprimido que finges ser homofóbico.

Se escucharon unos ligeros uhhh provenientes de algunos preadolescente y uno que otro adulto.

-¿Como me dijiste?-preguntó acercándose a él de forma intimidante.

Para ser sincero si le dio un poquito de miedo, era un poco más alto que él y además ahora ya no parecía un fideo remojado.

Pero ya había abierto la boca y se negaba a retractarse como un cobarde.

-Dije que tienes masculinidad frágil y que ademas eres un homosexual reprimido.-repitió fingiendo no estar asustado.-Porque tu fuiste el que intentó besarme cuando éramos niños y yo claramente dije 'no soy gay, solo me gusta el rosa'.-le recordó.

-Mentira.-rugió, apretando con fuerza los puños.

-Sabes que es la verdad, pero hey, no te preocupes, un día saldrás del closet.

Sintió su rostro perder color al notar la mirada de furia sobre él y como el tren frenaba en la que por desgracia, era su parada.

-Comienza a correr jodido maricon.-ordenó Flyn, acercándose a él de forma rápida.

-Joder.-susurró, no perdiendo el tiempo.

Abrazó su mochila deportiva con fuerza y corrió lo más rápido que pudo, aunque intentó no hacerlo, se chocó con distintas personas a las que les gritó una disculpa mientras seguía corriendo, esperando llegar a la salida y después meterse en alguna tienda y pedirle a su padre que lo recogiera.

-¡Vas a morir Donnel!-gritó Flynn, mientras corría detrás suyo sin importarle en lo más mínimo empujar a un montón de personas.

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Jadeó al sentir el algodón lleno de alcohol presionando contra su ceja partida.

Al final lo alcanzaron en las escaleras, cuando él ya estaba en el último escalón dispuesto a echarse a correr, sintió una mano envolver su tobillo y jalarlo, haciéndolo caer solo un par de escalones más, pero solo porque Flynn lo sostuvo para empezar a golpearlo.

A los pocos segundos se unieron sus otros tres amigos y terminaron golpeándolo en las escaleras hacia el metro frente a cualquiera que quisiera presenciarlo.

La paliza duró cerca de un minuto, hasta que dos señores, otro adolescente y un oficial de tránsito que pasaba por ahí los separaron y amenazaron con llamar a la policía.

La mujer del tren se le acercó unos cuantos segundos después, acompañada de sus dos hijos.

-¿Te encuentras bien?-preguntó preocupada, Gilbert solo asintió, avergonzado por lo seguido que aquello le pasaba.-Te acompañaremos a tu casa o cerca de ella, seguramente están esperándote por ahí.

Dicho y hecho, se los cruzaron en una esquina cercana a la estación pero al verlo acompañado de una madre junto con sus dos niños terminaron dándose por vencidos y quince minutos después ella lo dejó frente a su casa, con una sonrisa maternal.

-Estoy harta de que siempre te golpeen.-murmuró furiosa su madre Margot mientras Lucille le ponía crema antiinflamatoria en la mejilla.

-Cariño no puedes dejar que te traten de esta forma.-contibuyó la rubia, con ojos tristes.

-No es que hubiera podido hacer mucho...

-Gilbert no te inscribimos a clases de boxeo hace dos años para que te dejaras golpear.-dijo la pelirroja, colocándole una blandita y dejando un pequeño beso sobre ella.

-Ellos eran cuatro y yo era yo, ni siquiera lo iba a intentar...-murmuró con una mueca de dolor al sentir cómo su mamá colocaba crema en su pómulo amoratado.

-¿Cuatro?-preguntó Margot furiosa, era extraño en ella el enojo, nunca se molestaba ni siquiera cuando Jessie y Eliot rompieron accidentalmente la ventana, él solo la había visto así de enojada cuando llegaba golpeado o alguno de sus hermanos llegaban llorando de la escuela.

-¿Los conoces, van a tu escuela? Podemos llamar al director y hacer que los castigue o...-Margot interrumpió a su esposa de forma brusca.

-De eso nada, ya estuvo bueno de que le peguen a nuestro hijo Luci, escúchame Gilbert.-dijo mirándolo seria.-En cuanto te recuperes de tus golpes tu y tus amiguitos van a buscar a los idiotas que te hicieron esto y les van a dar una paliza ¿entiendes?

-Margot...-regañó la rubia, pero la nombrada negó.

-Así no van a volver a meterse contigo, ¿entiendes Gilbert? Siempre te lo he dicho, si te pegan se los regresas más fuerte.

-Pero mam...-Lucille lo interrumpió.

-No hijo, tu mamá tiene razón, si no te defiendes van a seguir abusando de ti y no es justo, mereces no caminar con miedo.

El menor asintió soltando un pequeño suspiro.

-Bien, ahora cámbiate bebé, tu padre llevó a los niños a elegir un pastel y las amigas de Jessie llegan en una hora.-murmuró la rubia besando su cabeza, la pelirroja no perdió el tiempo en seguirla.

Duraron cerca de un minuto abrazándolo y dejando pequeños besos en su cabeza mientras le acariciaban el cabello.

Gilbert no pudo evitar sonreír mientras les regresaba el abrazo, no mucha gente lo entendería pero el adoraba tener tres padres, nunca sentía que le faltara cariño.

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K opinan

Un fact chistoso es que casi siempre los homofóbicos son geis reprimidos jsksj.
🤡🤡🤡🤡

Me gusta mucho la relación de sus papás we 🙊 y pensaba hacer la relación poliamorosa con adolescentes pero dije mmmmm no eso ya se vio mucho y siempre terminan sexualizando esas relaciones lo que es justo lo que no quiero.

Por cierto, si les interesa: la única serie en la que he visto una relación poliamorosa real es en siren, veanla está chida xd.

En otras noticias quE ONDA CON ASHTON SIENDO UN DIOS O SEAAAAA

AMÉ SKINNY SKINNY y me pegó demasiado, fue imposible no llorar.

Creo que muchas nos identificamos con esta canción y eso la hace mucho más hermosa.

De verdad estoy emocionada por escuchar su álbum, estoy segura de que será demasiado poderoso.

Skinny Skinny está hecha para Gilbert 🥺💔 y eso es triste.

STREAM SKINNY SKINNY

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