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43 | hailey

Voten y comenten muchooooo
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Suspiró, mirando nerviosa hacia su teléfono de vez en cuando, mientras mordía el esmalte de sus uñas.

Aún le llegaban mensajes desagradables de chicos de la escuela, reenviándole el video una y otra vez junto con un montón de insultos, burlas y ofertas.

Así que prefirió desinstalar todas sus redes sociales sin borrar sus cuentas, excepto instagram, ese solo lo volvió privado.

La razón por la que estaba nerviosa era porque le había enviado un mensaje de voz a Chris, llorando mientras le resumía lo que había pasado, pidiéndole ayuda.

Si, había tenido una crisis y en cuanto dejó de llorar y pudo pensar con claridad era demasiado tarde para borrar el mensaje.

Se levantó de la cama en un salto, caminando hacia el espejo de cuerpo entero detrás de su puerta, suspiró y se miró, estudió su cuerpo semidesnudo lleno de unas cuantas marcas.

Tocó las quemaduras de cigarro en su abdomen de forma lenta y delicada, sintiendo sus ojos cristalizarse ante el recuerdo.

Acababa de cumplir 14 y Florence había salido de la ciudad para una presentación, así que nadie le tomó mucha importancia a su cumpleaños, ella solo le robó cien dólares a su madre y se fue en su bicicleta hacia ningún lugar en particular.

Se detuvo en un pequeño restaurante junto a una gasolinera, pidió un vaso de leche y una rebanada de pastel seco, compró un paquete de velas en la tienda de autoservicio de a un lado junto con una cajetilla de cigarros, le colocó las velas al pastel y se cantó a sí misma con ojos llorosos, sintiéndose la niña más solitaria del mundo.

Se quedó ahí hasta que el gerente del restaurante le pidió que se fuera, el era mayor, y en realidad no le había gustado tanto como otros, pero él fue tan amable con ella al enterarse que todos habían olvidado su cumpleaños que no pudo evitar insinuársele.

Debió suponer que el era una persona terrible, incluso sabiendo que ella acababa de cumplir catorce años y era prácticamente una niña pequeña a la que aún no le habían terminado de crecer los pechos, no puso ni una sola excusa para llevarla a su diminuta oficina junto a la cocina.

Esa fue la primera vez que no fueron gentiles con ella, no, él la trató de forma ruda, fuerte, grotesca, rápida, dolorosa, el hombre prácticamente la usó, y por alguna extraña razón a ella le gustó.

Se sintió útil, bonita, querida.

Cuando el hombre encendió un cigarrillo después de terminar dentro de ella, le sonrió de forma perversa y le preguntó de forma escalofriante: "¿Quieres recordarme por el resto de tu vida, pequeña perra?"

Hailey solo asintió, pensando qué tal vez volvería a follarsela de la misma forma violenta, no pudo estar más equivocada.

Le apagó el cigarro contra el abdomen, soltando una risa mientras ella gritaba, pidiendo que se detuviera.

Lo hizo tres veces más, dejando una marca permanente en Hailey, tanto física como mental.

Cada cicatriz que su cuerpo modelaba tenía una fugaz pero importante historia detrás de ella.

Desvió lentamente la mirada, escuchando unos golpes en su puerta.

-¿Que?-preguntó de forma brusca.

-La comida está lista Hailey.-murmuró Timothy y aprovechando que la puerta los separaba, Hailey le mostró el dedo medio.

No sabía que le pasaba últimamente que quería hablar con ella, era tan extraño.

-Voy.-respondió, tomando unos bóxers que robó de la ropa de Nate al verlos en la cesta de ropa limpia.

La pequeña luz de su teléfono tintineó al mismo tiempo que una notificación resonó en la silenciosa habitación.

Se quedó helada cerca de veinte segundos, como si de una estatua se tratase mientras procesaba la información.

Prácticamente se lanzó hacia el móvil, presionando el botón para encender la pantalla.

No pudo evitar la enorme sonrisa en sus labios y sus ojos llorosos de la felicidad.

Chris:
Estoy al final de tu calle, se discreta por favor.

Hailey:
Ahora salgo, te prometo que seré discreta.

Sin borrar la sonrisa de su rostro, tomó un top negro que le quedaba un poco ajustado, se colocó sus vans y bajó las escaleras corriendo.

-Debo salir.-avisó, volviendo a su faceta seria.

-Bien.-respondió su madre sin siquiera mirarla.-Continúa Timmy.-pidió sonriente.

Hailey rodó los ojos, tomando su chaqueta del perchero junto con sus llaves.

Nate y Timothy la miraron de reojo, para después mirarse entre ellos con cuestionamiento.

No hacia falta decir que Timothy le contó todo a Nate y ahora ambos parecían preocuparse por ella.

-¿A donde iras?-preguntó Nate en voz baja, mirando las piernas desnudas de su hermana.

Tenía montones de dedos marcados y las rodillas terriblemente amoratadas.

Se preguntaba como nunca antes se había dado cuenta de ello.

-No es asunto tuyo.-respondió brusca, al mismo tiempo que le llegaban dos mensajes.

-¡Hailey!-regañó su madre, pareciendo interesada de pronto.-No le hables así a tu hermano.

Hailey bufó, abrió la puerta y salió dando un portazo.

No tardo más de un minuto en subirse al Audi último modelo de color negro, mirando con una gran sonrisa y ojos brillantes a ese hombre.

-Hola.-saludó en un suspiro.

El mayor expulsó el aire, sin querer mirarla a los ojos.

-¿Lo que has dicho es verdad o es solo una jugada desesperada para hacerme venir a verte?-preguntó serio, mirando al volante con el ceño fruncido.

-¿Por qué mentiría sobre algo así?-preguntó ofendida, sintiendo sus ojos cristalizarse de nuevo.

-Porque no he querido hablar contigo en meses, ya hace poco más de un año que no nos vemos.

-Nunca mentiría sobre algo así.-dijo segura.-Y si no me crees búscalo, toda la escuela lo ha visto ya, es humillante.-sollozó.-Tuve que borrar Facebook por todos los mensajes asquerosos que me envían.

El mayor suspiró, dándose por vencido ante la adolescente enfrente suyo. La miró.

Tal y como la había encontrado hace cinco años, completamente rota.

-¿Quieres un abrazo?-preguntó en un susurro, formando una mueca.

-Mierda si.-sollozó, tirándose a sus brazos, el rubio la estrechó con fuerza y acarició su cabello.

Se mantuvieron en esa posición cerca de cinco minutos, hasta que la teñida buscó sus labios con los propios.

-Solo puedo asesorarte para que los denuncies, Hailey, es todo lo que he venido a hacer.-susurró, separándose de ella.

-¿Que?-preguntó con dolor.

-Si, no quiero que sufras más por esos idiotas, eres menor de edad, es pornografía infantil y con las pruebas qué hay seguro conseguirán un par de años en prisión.

Hailey asintió, limpiando sus mejillas, aunque las lágrimas continuaban escapándose de sus bellos y vidriosos ojos verdes.

-No quiero que te hagas ideas, ¿si?

-Si.-sollozó.

-Bien, solo tengo una hora libre, iremos a la biblioteca y te explicaré todo lo que necesitas para llevarlos a juicio. Si después tienes preguntas puedes enviarme un mensaje, pero solo que sea para asesoría legal.-murmuró, encendiendo el auto.

Hailey solo pudo asentir, pues su corazón cada vez se rompía más que simplemente le era difícil hablar.

¿Por qué nadie podía quererla?

Ni siquiera su primer amor, su primer amante, su primer hombre, la primera persona que creyó la quería y se preocupaba por ella.

Con quien estuvo a punto de formar una familia y huir a los 13 si tan solo no hubiese sufrido un aborto.

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K opinan?

Siento muy feo x Hailey porque literalmente no sabe que es victima de la pedofilia desde que era casi una bebé.

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