34 | laurie
Comenten mucho si quieren el siguiente cap.
Tengo que admitir que esta probablemente es mi historia favorita, por todo lo que ha pasado y lo que pasará.
Realmente espero marcar la vida de alguien algún día con esta historia.
A veces me pone triste que no muchas la lean, pero de verdad agradezco a las poquitas que la leen 🥺♥️
📀📀📀
Unos tímidos golpes en la puerta los obligaron a separarse con un quejido.
Laurie intentó arreglar su cabello lo mejor que pudo, lo que no sirvió de mucho puesto que estaba hecho un total desastre.
Además del sonrojo en la cara, los labios rojos e hinchados y un chupeton en el cuello.
-¿Quien?-preguntó con la voz ligeramente ronca por haber estado besando a Miles por la última hora.
-¿Puedo jugar con ustedes?-preguntó la dulce voz de su hermana pequeña, desde el otro lado de la puerta.
Laurie suspiró, dejando caer su cabeza en el pecho de Miles.
Besó cortamente la pálida piel del pelinegro y se levantó de un salto.
-¿No te vas a vestir?-preguntó Miles confundido, mirando como quitaba el seguro a la puerta.
-Probablemente lo único que va a notar es la película.-dijo obvio, Miles se encogió de hombros, recargándose sobre las almohadas.
Laurie abrió finalmente la puerta, solo lo suficiente como para que la pequeña entrara.
Frunció el ceño al notar el gran bolso que llevaba entre las manos, que a penas podía cargar.
En realidad lo estaba arrastrando más de lo que lo cargaba.
-¿Y eso que es?-preguntó curioso.
-Theresa me prestó maquillaje.-murmuró, lanzando el bolso sobre la cama de Laurie.
-¿Para que quieres maquillaje?-preguntó nuevamente el rubio, cerrando la puerta.
-Estoy aburrida Laurie, y ustedes se ríen mucho aquí.-murmuró, intentando subir a la cama.
Miles no pudo evitar cargarla y dejarla en el centro del colchón.
La menor abrió la bolsa, sacando un montón de sombras para los ojos, todas con brillos o simplemente glitter.
-¿Cual te gusta?-le preguntó al pelinegro, quien frunció el ceño confundido.
-Darcy, primero pregúntale si quiere que lo maquilles.-regañó, Laurie, colocando el seguro en la puerta.
-¿Quieres que te maquille?-preguntó con una sonrisa casi tan hermosa como la de su hermano.
Maldición, no podía decirle que no cuando lo miraba como cachorro.
-Esta bien.-susurró, vencido.
-Bueno, ¿cual te gusta?-preguntó, señalando las sombras.
-Esta.-señaló la sombra negra con brillos.
La rubia asintió, llenando su pequeño dedo del polvo.
-Cierra tu ojo.-pidió, hincándose sobre el abdomen de Miles, quien soltó un quejido ante la pérdida repentina de aire.-Me gustan tus ojos, son bonitos, verdes como el pasto.
-Gracias.-susurró en respuesta.
Laurie solo los miró con una sonrisa ladina y pulsó play .
Ni siquiera habían empezado a ver la película.
Treinta minutos después, ambos miraban entretenidos la película, mientras extendían sus manos hacia Darcy, que les pintaba las uñas de color rosado aprisionando su lengua entre sus labios, concentrada.
-De verdad odio a ese tipo.-murmuró Miles.
-Es imposible no odiarlo, es un Imbécil.-respondió Laurie, cerrando repetidamente su ojo izquierdo.-Maldición, me pica el ojo.
-No te rasques.-dijo la menor, señalándolo acusadora.-Vas a arruinar los brillos.
Laurie suspiró, mirando hacia el techo.
Seguramente uno de esos mugrientos brillitos se le había metido al ojo.
¿Por qué tenía que elegir el glitter?
-Solo parpadea mucho.-sugirió Miles, sin dejar de mirar la televisión.
Mientras ellos habían estado entretenidos con la película, Darcy había estado entretenida con ellos.
Al principio todo fue bastante normal, sombras en los ojos, bálsamo labial, iluminador colocado por alguna razón como rubor, rímel y una cepillada en el cabello de cada uno.
Pero el que estuvieran semidesnudos la volvió loca y comenzó a dibujar con los brillos y labiales como si sus cuerpos fueran papel, ni siquiera se habían dado cuenta de ello hasta que ella preguntó que les parecía.
Y entonces su sonrisa evitó que cualquiera de los dos le reclamara.
Cuando no encontró que otra cosa hacer, sacó un barniz de uñas rosa neón y comenzó a pintar las uñas de ambos simultáneamente.
La verdad era que Laurie le permitía maquillarlo cada vez que ella quisiera y de la forma en que le diera la gana.
Era una niña pequeña y Laurie sabía que el no poder maquillarse a sí misma la ponía triste.
El maquillaje especial para las personas que padecen vitiligo era demasiado caro y su madre lo consideraba un desperdicio de dinero.
-¿Estamos de acuerdo en que todas las canciones son increíbles?-preguntó Miles después de unos minutos, soplando las uñas que Darcy ya había terminado.
-Jodidamente si.-concordó Laurie, repitiendo la acción del pelinegro.
-¡Laurie, Darcy!-se escuchó desde afuera la voz de una mujer.
-Mierda.-murmuró, levantándose bruscamente, tomando unos pantalones de chándal del piso.
-Yay, es mamá.-celebró la menor, cerrando rápidamente el barniz de uñas.-No la hemos visto en dos semanas.-le informó a Miles, quien solo frunció el ceño.
-Darcy, no le digas a mamá que Miles está aquí.-ordenó Laurie, tomando al pelinegro de la mano, llevándolo detrás de la puerta.
-¿Por qué no? Siempre dice que necesitas amigos.-preguntó confundida.-La hará muy feliz ver que tienes un amigo.
-No le digas Darcy ¿entiendes?
-Esta bien.-susurró, abriendo la puerta, para después salir corriendo.
-No se porque justo hoy se le ocurrió aparecer, no nos ha dado señales de vida en semanas y vivimos en la misma casa.-susurró con los ojos cerrados con fuerza.-Ella odia que deje a Darcy maquillarme, dice que es algo poco varonil y muy gay, si te ve...
-Esta bien, no tienes que explicarme nada, lo entiendo.-susurró con una sonrisa, dejando una caricia en su mejilla.
Laurie suspiró profundamente, juntando sus frentes.
-De verdad siento que tengas que esconderte como si fueras un fugitivo o algo así.-susurró, dejando un pequeño beso en sus labios.
-Esta bien.-respondió, dándole otro beso, un poco más largo.
Hasta que la madre de Laurie gritó nuevamente su nombre.
El rubio bufó, besó cortamente los labios de Miles y salió de la habitación, bajando rápidamente por las escaleras.
Mentiría si dijera que le alegró ver a sus abuelos sentados en el sofá.
Todas las miradas se quedaron fijas en su cara y en su torso lleno de glitter.
-Dios santo, te ves como un maldito marica.-dijo su abuelo con asco.
Laurie rodó los ojos discretamente.
-También me da gusto verte, abuelo.-murmuró sarcástico.
-Yo lo hice, ¿te gusta abuelo?-preguntó Darcy alegre, sin darse cuenta de toda la tensión presente.
-Darcy, los hombres no pueden usar maquillaje, haces que tu hermano se vea como una prostituta.-murmuró el anciano.-Y una barata.
Laurie cruzó los brazos incómodo, intentando ocultar su cuerpo.
¿Por qué tenía que decir todas esas cosas desagradables frente a las sirvientas?
Oh Dios, ¿y si Miles podía escuchar?
Que humillación.
-¿Una qué?-preguntó confundida la menor, ladeando la cabeza.
-Nada Darcy.- susurró Laurie, dejando una pequeña caricia en su pequeña cabeza, mientras miraba apenado hacia sus pies descalzos.
-Y también las uñas.-murmuró la abuela, como si le acabasen de informar la muerte de un pariente.
-Laurie, ve a darte un baño y a quitarte todo eso, luego bajas a cenar.-ordenó su madre seria.
El ojiazul asintió, caminando rápidamente hacia las escaleras, pero ya que la suerte no estaba de su lado, su madre subió justo detrás suyo.
Y si, lo detuvo frente a la puerta de su habitación.
-¿Cuantas veces te he dicho que por más que te lo pida no la dejes maquillarte? Te ves...mal.-dijo con repugnancia.
Laurie apretó los labios con fuerza, pero no levantó la mirada del suelo.
-Tenemos sirvientas para que haga eso con ellas, eres un hombre Laurie, pareces tonto que no entiendes que no puedes usar maquillaje, mucho menos todos esos brillos, pareces un maldito lamepollas recién salido de un club, Dios.
El menor solo mordió con fuerza su lengua, deseando que se detuviera de hablar, no creía poder aguantar más tiempo sin llorar.
-Y me haces parecer una mala madre frente a tus abuelos.-murmuró, picando su hombro con fuerza.
-¿Puedo ir a bañarme ya?-susurró dificultosamente.
-Si, pero que sea la última vez que te veo usando toda esa porquería en la cara, ¿me entendiste?
Asintió, cabizbajo.
-Habla, maldición.-murmuró furiosa.
-Si.-susurró, mirándola rápidamente.
Se arrepintió al segundo.
-Y no te atrevas a llorar Laurie. Eres un hombre, actúa como tal.-señaló, picando nuevamente su hombro con fuerza.
El menor asintió nuevamente, ganándose un bufido de parte de su madre.
-Bañate rápido, que tus abuelos quieren ir a la iglesia después de cenar.-avisó, volviendo hacia las escaleras.
Y él solo se quiso reír por la hipocresía de esa familia.
Con un silencioso suspiro entró en la habitación, cerrando con un portazo realmente fuerte.
Ya que no se atrevía a gritarle a su madre, o siquiera a verla, esa era la única forma de expresar su molestia.
Sus ojos cristalinos se cruzaron con los de Miles, quien le dio una sonrisa triste.
-He de suponer que no saben que eres...-susurró sin terminar la oración, limpiando una lágrima llena de brillos plateados.
-¿Tu crees?-preguntó divertido.-Probablemente me enviarían a una de esas mierdas para 'revertir la homosexualidad'-hizo comillas.
Miles soltó un suspiro, jalándolo hacia él para poder abrazarlo con fuerza, Laurie simplemente se dejó abrazar.
-No dejes que sus comentarios te hagan daño Laurie, te ves hermoso con maquillaje.-susurró.
-¿Por qué de todo lo que pudiste decir, dijiste eso?.-rió, limpiando su mejilla.
-Porque te veías feliz cuando Darcy te maquillaba, te gusta.-Laurie apretó los labios, bajando la mirada.
Miles lo tomó levemente de la barbilla, obligándolo a mantener la cabeza en alto.
-Eso realmente va bien con la creencia de que los gays somos femeninos ¿eh?-dijo irónico, sintiendo sus ojos cristalizarse de nuevo.
-Y una mierda, si a ti te gusta que los demás se jodan.-murmuró, acunando su rostro con las manos.-Tu te ves hermoso, varonil y jodidamente caliente.
Laurie sonrió apenado, pero no pudo responder nada más porque Miles lo había besado de forma medio salvaje.
📀📀📀
K opinan?
Amé esto 🥺
El maquillaje no tiene género ptm 💔💔💔💔
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