21 | florence
Voten y comenten mucho xfa
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En cuanto todas (y Gilbert) terminaron de calentar, la profesora los miró con su típica mirada seria que hacía a Florence sentirse cómo parte de ese programa de televisión dance moms.
-Hagan parejas en silencio con alguien más pequeño o más alto, practicaremos levantamiento.
Miranda, una chica de segundo año levantó la mano.
-No Miranda, Gilbert solo va a cargar a su pareja, el que sea el único hombre no quiere decir que debamos cansarlo a más no poder.-respondió seria.
Ya que Clementine no había asistido en toda la semana a ninguna de las clases, Gilbert no tenía su pareja asegurada, y ya que ella y Gilbert habían hablado un par de veces para preguntar sobre alguna tarea, Florence se acercó tímidamente a él.
-Hola Gilbert.-susurró con una sonrisa nerviosa que el moreno respondió de la misma forma.-¿Quieres que hagamos pareja?
-Claro.-respondió sonriente y ella se ganó unas cuantas malas miradas.
Pasaron otros veinte minutos de la clase en los que se escuchaba la música clásica proveniente de la bocina de la maestra, al mismo tiempo que la mayor contaba en voz alta dando aplausos.
Cuando aplaudía con mayor fuerza, todas levantaban a su pareja, de una forma un poco torpe pero incluso así se veía lindo.
Florence rolaba su turno con Jill, una castaña del primer año, ya que sin Clementine el grupo era un número impar.
Gilbert no parecía molesto con ello en absoluto, de hecho, de no ser por su respiración entrecortada realmente silenciosa, ni siquiera parecía que se cansara.
-Gilbert, coloca tu mano más cerca de su entrepierna cuando vayas a levantarla.-exigió la mujer, señalando el muslo de Florence.-Ay niño, no te pongas rojo.
El comentario sólo hizo que el chico se colorara mucho más mientras soltaba una risita avergonzado bajo la mirada de sus compañeras.
-Tranquilo Gilbert, es parte de la coreografía.-murmuró Florence sonriente.
-¡Desde el comienzo!-gritó la mayor, aplaudiendo para apresurar a todos.
-Si...si por accidente toco algo que no debería tocar, perdóname de verdad.-murmuró apenado, colocando sus brazos y piernas en posición.
-Se que no lo harías adrede.-admitió la chica.
-¿Que haces ahí sentada Jill?-regañó la profesora Charline con el ceño fruncido.-Tu ocuparás el lugar de Clementine mientras ella vuelve.-suspiró.-Cada vez que esa niña falta ocasiona un desastre aquí.
-¿Y entonces porque no la deja hasta atrás?-preguntó una de las chicas de tercer año, altivamente.
Florence y Gilbert la miraron mal.
-Porque baila mejor que tu, ¿otra pregunta?-respondió brusca la mayor, ocasionando un par de risas.
La pelinegra negó, con sus mejillas sonrojadas.
-Bien, y uno, dos...-la puerta del salón de danza se abrió bruscamente, junto con el ruido de varias risas masculinas. Charline solo apretó los dientes y miró con molestia a los adolescentes.-¡Cierren la boca!
Los cinco chicos se quedaron en completo silencio, mirando sorprendidos a la delgada mujer que los miraba molesta.
-Lo sentimos...-susurró Dimitri.
-Si van a mirar que sea en silencio.-los amigos de Gilbert asintieron rápidamente ante las palabras de la mayor.-Siéntense.
No pasaron más de dos segundos cuando ya estaban sentados en el piso, junto a Hailey y contra el espejo que quedaba de frente a las bailarinas, quienes soltaban risitas.
-Posiciones, y Gilbert.-lo señaló-Cintura y entrepierna.-el moreno asintió, escuchando una risita que seguramente Alexis había soltado seguida de un golpe que probablemente Dimitri le dio en la cabeza.
Ciertamente desde que Alexis se había rapado, era genial soltarle palmadas en la cabeza.
En cuanto la música comenzó a sonar todos comenzaron a bailar en perfecta sincronía, al menos hasta que llegó el momento de levantar a su pareja, Gilbert y Florence lo hicieron perfecto, como era de esperarse.
Pero las demás no podían levantar completamente el cuerpo de su compañera ya que pesaban prácticamente lo mismo.
-Alto.-ordenó la mayor, negando hacia el piso.-Mierda.-murmuró la profesora, mirando a las bailarinas, cuando Gilbert estuvo a punto de dejar a Florence en el suelo, la mujer le gritó.-¡No la bajes aún! Mantenla ahí todo lo que puedas, faltan sólo unos minutos para que la clase termine.
Gilbert bufó, pero no pudo negarse.
Ambos se quedaron como estatuas, bajo la mirada sorprendida de sus amigos.
-No sabía que Gilbert estaba tan mamado.-murmuró Alexis con una risotada.
-¡Cállate y déjame pensar!-le gritó la profesora, lanzándole una zapatilla.
-Que grosera.-susurró Alexis, sobando su muslo.-¿Ella puede hacer eso?
-De poder, todos los maestros te golpearían Alex.-murmuró Miles, mirando aun asombrado a su amigo y a Florence.
En cuanto la campana sonó, Gilbert bajó cuidadosamente a Florence, lo que ella agradeció con una sonrisa realmente linda.
La peliazul respiró un par de veces, dándose ánimos a sí misma, contó hasta tres y finalmente dijo lo que estuvo cruzando por su cabeza cada vez que miraba a Gilbert en clases.
-Gilbert, tú eres muy amigo de Clementine ¿verdad?-preguntó, el moreno asintió.
-Si.-respondió con una sonrisa de tonto.
Sospechoso, pensó la chica.
-¿Sabes porqué no ha venido a clases?-preguntó curiosa, arreglando su despeinado cabello.
Gilbert hizo una mueca, negando.
-No Florence, pero Clemen suele hacer eso a veces, desaparece de pronto y reaparece como si nada.
-Oh vaya, creí qué tal vez estaba enferma, pensaba llevarle sopa o algo así.-rió nerviosa, enredando un mechón suelto de su cabello.-Aunque en realidad ni siquiera se en donde vive.-rió nuevamente.
-No te preocupes por ella Florence, seguro no es nada serio.-sonrió de forma realmente tierna.
La peliazul asintió, aún con una pequeña sonrisa en sus labios y caminó hacia su maleta.
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Ambas se detuvieron frente a la casa de Hailey, la pelimorada soltó un gran suspiro al notar la camioneta de sus hermanos y un par de autos más estacionados al frente.
-Hai, podemos ir a mi casa si quieres.-sugirió la azulada dulcemente, recordando que su amiga no tenía muy buenos términos con sus hermanos mayores.
-Solo necesito pasar por algo.-murmuró desganada, la peliazul asintió, dándole un pequeño beso en la mejilla al mismo tiempo que Hailey abría la puerta.
Ambas se adentraron en la casa, escuchando los gritos y carcajadas que confirmaban la presencia de los amigos de sus hermanos.
-Hola Hailey.-saludó Simon de forma alegre, desviando su atención a Florence, que vestía su uniforme de danza debajo de unos shorts deportivos y una sudadera corta.-Hola amiga de Hailey.-murmuró con voz 'sensual'
-Asco.-murmuró Florence con disgusto, haciendo a todos reír, incluida Hailey.
-Solo venía por unas cosas, estaré en casa de Florence.-avisó Hailey, caminando hacia la escalera, ignorando a todos los universitarios.
-Florence es la satanista lesbiana, ¿correcto?-preguntó Nate serio.
Ambas adolescentes lo miraron mal.
-Esta frente a ti jodido idiota.-respondió Hailey molesta.
Todas las miradas fueron a la chica de rostro angelical que solo rodó los ojos con cansancio.
-Lo siento.-murmuró el pelinegro.-No te he visto muchas veces.
-Soy amiga de Hailey desde hace seis años...y vivo enfrente.-dijo obvia, con cara de 'eres un imbecil'
-¿Eres lesbiana?-preguntó el primer idiota, Simon.
-¿Te incumbe?-respondió brusca.
-¿Estás experimentando con tu amiga, Hailey?-preguntó otro de los chicos, Jonathan.
-Deberían grabarnos algo, o mejor, hacerlo en vivo.-opinó Samuel, ganándose un golpe discreto de Bryce.
Mientras Timothy, Nate y el resto de sus amigos solo soltaron un par de risitas.
Ambas amigas compartieron una mirada de irritación, no era la primera vez que alguien les decía eso después de enterarse de la preferencia sexual de Florence.
Era molesto, jodidamente molesto.
-¿Van a dejar que me hable así?-preguntó Hailey en voz baja, mirando fijamente a sus hermanos.
-Es solo una broma Hailey, por Dios.-dijo Timothy rodando los ojos.
-Por Satan.-corrigió Brook, intentando hacerse el gracioso, lo que por alguna extraña razón si logró entre sus amigos.
La ojiazul bufó, cruzándose de brazos.
-¿Como es eso eh?-preguntó Cameron, girándose para poder mirar fijamente a la menor, la señaló con su botella de cerveza.-¿Tienen una orgia con sangre de cabras cada vez que rezan o como funciona?
Florence enterraba con tanta fuerza sus uñas en sus brazos que pudo sentir un fuerte ardor.
-No te burles de mi religión.-murmuró, antes de salir rápidamente de aquella casa, con un portazo antes de hacer algo de lo que podría arrepentirse.
-Que sensible.-murmuró Simon dándole un trago a su cerveza.
Hailey los miró furiosa, pero al no recibir atención terminó subiendo rápidamente a su habitación para tomar las cosas que necesitaba.
Al bajar, no dudó en patear con fuerza la silla en la que Cameron estaba sentado, ocasionando que cayera de espaldas al suelo.
Todos excepto sus hermanos y Cameron rompieron a carcajadas, mirando al castaño levantarse dificultosamente.
-A ver si aprendes a respetar, estúpido.-murmuró Hailey, abriendo la puerta para salir de casa.
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K opinan
Confirman que amamos a Bryce?
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