una oportunidad
Lloraba, gritaba y suplicaba a ese cuerpo que se volvía polvo que le perdonará, fue su culpa, fue su deseó lo que causó todo ese desastre. Y por más que intentara no lograba alcanzar ni una sola partícula que se desprendía de él.
Él termino de deshacerse dejándole en la soledad que poco a poco se volvía penumbra, su vista ya borrosa solo pudo divisar a alguien correr a su dirección, no aguanto más, su alma desprendida de su cuerpo inerte dejo de mostrarle imagen alguna.
Lloro, como el alma en pena que sabía que era, y suplico una, otra, otra y otra vez por una oportunidad más que sabía llegaría algún día, su propia determinación no basto para volver por su cuenta, aún así seguía rogando.
Cuando vio el resplandor rojo no dudó en tomarlo, una nueva imagen se abría, trato de ver sus manos, pero no habi nada, entro en pánico cuando notó el lugar en donde se encontraba, waterfell, pero se veía diferente, estaba muy descuidado, miro a su alrededor asta caer con la imagen de las flores doradas que siempre amo acomodas en un perfecto rectángulo, podía apreciar el fuego mágico protegiendo las flores, impidiendo que algo más crezca en ese rectángulo, impidiendo que las flores crecieran fuera de ese lugar establecido, también vio que esas hermosas plantas estaban aplastadas, una imagen de cuando llegó al sub-suelo paso por su mente y se intensificó haciéndola más vivida cuando notó la presencia de un ser humano sacudiendo su ropa a pocos pasos, vio que camino, pero no se alejaba. Quiso retroceder ante eso, en su lugar parecía que avanzaba a la persona que caminaba a unos tres pasos alfrente, miro atrás y era como si estuviera caminando a pesar de no moverse, se alejaba poco a poco de las flores.
Con duda se acercó a lo que parecía ser un infante de su misma edad, unos doce, le extrañó no sentir ni sus propios pies pero avanzar de igual forma, cuando estuvo a su lado trato de hablar, su voz en ningún momento salió, estaba empezando a desesperarse, tocó el hombro de su acompañante, nada, no veía ni sus propias manos así que atravesar no sería un buen termino, ¿acaso era un fantasma? Quizo correr dando vueltas por todas partes, no sirvió, al menos se dio cuenta que podía alejarse de esa persona unos cuantos pasos, tenía un radio de seis pasos para alejarse, si se quedaba inmóvil igualmente parecía seguir, a lo que empezaba a denominar su "cadena", no podía alejarse de ese humano por más que quisiera.
La cadena siguió su rumbo, no le prestó atención, solo se encerró en sus propios pensamientos. Era obvio que había muerto, recordaba muy bien su ridículo plan de venganza, el enojo que sintió por que esos humanos lastimaran a su hermano, el desprecio a su propia persona por ser quién causó eso, aún podía sentir el vacío de su pecho inexistente cuando vio como su amado hermano se desvanecía.
Él era fuerte, ni con toda su determinación pudo hacerle frente a la compasión y amor de ese chico, ahora que lo pensaba no sabía si realmente quería hacerle frente, miro a su cadena quien se había detenido abruptamente, al parecer algún habitante de por ahí había iniciado una disputa, le sorprendió ver solo a un pequeño monstruo del sub-suelo.
Él pequeño parecía estar en su propio mundo, pero aún así atacaba al humano que tenía alfrente y que además solo esquivaba y hacia señales para que él diminuto monstruo se calmara, al parecer la cadena no era alguien cruel, extraño, recordaba a los humanos como seres despiadados. Pero eso no era lo más raro de la situación, ¿Desde cuando los monstruos pelean de forma tan repentina? Jamás, de los jamás había visto a un monstruo usar su poder para atacar a alguien más, no es normal, pero agradecía que la persona a la que estaba encadenada no le hubiera hecho daño y solo siguiera por su camino.
Se sorprendió demasiado al ver a los monstruos tan agresivos, era algo tan impropio de ellos, tenía que averiguar que estaba pasando.
Entonces, su cadena se encontró con uno de esos muñecos de entrenamiento, por alguna razón lo puso en medio del camino tratando de arreglarlo, estaba tan dañado, traía consigo un bolso sacando una aguja y hilo empezando a cocer el maltratado muñeco.
Le pareció intrigante, la cadena empezó a luchar contra el muñeco de una forma patética para lo que había visto antes, no pudo evitar recordar como por curiosidad fue a preguntar a sus padres si podía entrenar con la guardia real, a toriel, su madre no le agradó mucho la idea, a asgore, su padre no le molestó y permitió solo que viera en la lejanía, incluso a esa distancia pudo ver cómo los novatos empezaban a entrenar fuerte para ser los siguientes en ingresar a la guardia real, su ánimo calmó al verlos, pero el de su hermano subió, no pudo evitar sonreír por eso. Buenos recuerdos.
Siguió de cerca al humano ahora, quien serio volvió a caminar, un sendero que parecía despejado de ahí en adelanté, ningún monstruo, nadie aparecía, solia haber mounstruos transitando por esos lugares, pero ahora, estaba tan solo, nada detuvo el caminar de su cadena al castillo, jamás hubiera pasado por su mente ver al rey asgore tan triste, quizo girar a buscar a toriel, ella lograría calmar la tristeza del rey, lo siguiente que presenció fue a su padre alzar su arma ante el humano quien esquivo y empezó a defenderse.
Quizo gritar lo más fuerte que pudiera, pero ni un sonido salió, asgore no era así, estaba segado por la tristeza, lo podía ver actuar sin pensar, de una forma tan tosca y al mismo tiempo tan débil, ese hombre estaba devastado. ¿¡Donde estaba toriel!?
Empezó a llorar, asgore no era así, jamás sería así ¿Que le pasó? Él era alguien Pacífico, ese rey no podía ser el mismo que le pedía no perder la determinación. Un último ataque del rey causó la muerte del humano, de repente sintió como esa fuerza invisible se caía, pero no hizo nada, se quedó ahí viendo cómo asgore con gruesas lágrimas sacaba el alma del humano inerte colocándola en una cápsula.
-gaster- su fuerte voz de rey resonó.
De una de las puertas del castillo salió un alto y muy conocido mounstro, el científico real, a quien se le debía la supervivencia en el sub-suelo, sin su invento nadie hubiera logrado sobrevivir en esa cueva profunda, lo había visto un par de veces al ser el científico real.
- veo que la cápsula funcionó, el alma de un humano es poderosa, es bueno que la cápsula allá funcionado señor-
- que deberíamos hacer con el cuerpo del niño-
-que tal si lo enterramos en la cámara de chara-
Sus ojos se abrieron al escuchar su nombre, más que nada por ver el dolor que su nombre le causaba al Rey, quizo abrazarlo y camino a él, no pudo ni tocarlo, pero ambos mounstros miraron el alma contenía, asgore con extrañeza y gaster con curiosidad, por su parte no entendía que había pasado, camino al alma tratando de entender cuando está brillo atrayendo más al científico que tomo el contenedor con interés.
Chara volvió a acercarse tratando de tomar el alma que volvió a brillar, al tocarla pudo sentir un dolor en su pecho que desapareció al instante que retiro su mano, lo hizo otra vez, concentrándose, sentía un dolor leve, miro su mano y abrió sus ojos con sorpresa, ¡Podía ver su mano! Transparentosa, podía ver a través de ella como si fuera una ventana con un ligero color, curioso, podía atravesar el vidrio que contenía el alma pero podía sentir la misma, giró su rostro al cadáver notando el agujero que tenía en el pecho justo en el mismo lugar donde había sentido el leve ardor, le extrañó y más aún cuando sintió que ya no tocaba nada y no sentía nada. Su mano se volvió invisible para su propia vista, el alma dejo de brillar.
- permítame llevarme el alma del humano, quisiera estudiarla, quizás encuentre alguna forma de romper la barrera -
Asgore solo asintió mirando el cadáver
- tiene la estatura de chara- dijo soltando unas lágrimas -sera mejor prepara una tumba para el humano-
De forma lenta vio como su vista se empieza a oscurecer, entro en pánico, no quería esperar otra vez a que una luz apareciera, ese humano pudo haber sido su solución.
Un humano
Su mente trabajo rápido, si un humano había sido la clave para que pudiera volver en esa forma fantasmagórica, otro humano sería su clave para volver completamente. Dejo a su padre y al cientifico con el cadáver y corrió o floto lo más rápido que pudo, si necesitaba a otro humano lo conseguiría, en todo el sub-suelo solo había una entrada y una salida, la salida obstruida por una barrera mágica y la entrada, un acantilado por donde callo cuando quizo escapar de su mundo y donde podía jurar ese otro humano había caído.
Logro llegar antes de que su vista se oscurecerá completamente, se tumbó sobre las flores alumbradas por la alta entrada del monte, sonrió, una sonrisa que permaneció por mucho tiempo.
Pudo descubrir muchas cosas, la primera de ellas, las almas tienen rasgos, el más fuerte de todos la determinación, descubrió que toda alma humana posee un poco de cada rasgo pero sobresaliendo uno en particular, descubrió que la determinación era su rasgo más fuerte, además de que por la poca determinación de los otros humanos caídos había logrado volver, pero era tan poca que cuando estos morían debía volver al inicio a la espera de otro que callera.
También descubrió que era menos que un fantasma, alma en pena, como siempre se había definido le parecía más cercano, al parece su propia determinación hizo que se pudiera pegarse como parásito a otras almas humanas por el tiempo que estuvieran vivas, se pegaba a la pequeña determinación que estás tenían, de esa forma descubrió que necesitaba un alma como la suya, un alma con el rasgo de determinación; las demás simplemente no eran suficientes.
Seis humanos cayeron al sub-suelo, seis humanos que le ayudaron a entender que podía hacer o no hacer. Tubo la desgracia de ver como cada uno mataba cuando se defendían, se sorprendió que cuando hacían eso aumentaba su poder, no solo el humano sino que su propia alma se alimentaba de eso. No lo entendió al principio, pero después supo que el deseo de un humano junto con sus acciones marcaban también.
Su deseo fue permanecer y su acción fue matar, ahora permanece gracias a la muerte que los humanos causan a los monstruos.
Quizo reír, era muy irónico, toda su vida odio a la humanidad y amo a los monstruos, daría la vida por ellos y ahora tenían que morir para que seguir viviendo, sí, quizo reír, pero en lugar de eso lloró, lloro tan fuerte que seguramente alguien escucharía su llanto como si fuera un murmullo.
No sería capaz, cada vez que veía a uno de esos humanos lastimar asta la muerte, incluso el más pequeño e indefenso mounstro, solo quería una cosa, matarlos. Quería derramar la sangre de esos humanos con sus propias manos, siempre sonreía cuando llegaban al castillo y eran asesinados por el Rey, para luego sus almas ser recolectadas en esas capsulas, ahi tenía que volver al inicio, pero lo hacía con una gran sonrisa.
Se resigno a tener que vivir con eso, que llegará un humano, tener que acompañarlo asta su muerte y regresar al inició, hacía tiempo descubrió que podía tomar un alma si está conseguía hacerse más fuerte con el nivel de violencia que acumulaban, pero no quería que eso pasará, empezaba a creer que estaría en un patrón eterno, se estaba rompiendo y perdiendo la determinación que le mantenía en ese mundo.
Pero entonces, llegó el alma que necesitaba.
"Ver un alma con tu mismo rasgo, te llena de determinación"
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