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3.24 Pedazos rotos

Dos semanas.

Tiempo transcurrido tras la misión en el desierto de Arabia Saudita, donde los culpables fueron sometidos y las víctimas devueltas a sus hogares. También, eran catorce días desde que la presencia de Damian Wayne se ausentaba de su vida.

La inicial intención de Raven al abandonar a Damian junto a Zachary en aquel desierto fue para evitarlo solo por algunos días en orden de acomodar sus pensamientos, pero nunca se imaginó que él se tomaría su petición tan seriamente. Zachary regresó a la ciudad casi al mismo tiempo que ella, sus constantes mensajes de texto se lo confirmaban, mientras, nadie sabía precisamente donde se encontraba Damian. ¿Quizás fue muy severa al abandonarlo en medio de uno de los más grandes desiertos del mundo?.

La misión que les tomó meses resolver terminó por ser un circo protagonizado por el capricho de un hombre que nunca supo superar un acontecimiento en su infancia. Raven tampoco estaba del todo orgullosa al haber optado por aceptar un plan con el mismo grado de inmadurez como la venganza misma de Klarion para detenerlo.

En su caso la inmadurez funcionó para comprarles tiempo; pretender toda una obra fingiendo estar poseída sirvió para que el Lord del Caos dejara de ser un problema. Por otro lado, las consecuencias de aquella travesura aún se encontraban presentes hasta este día en su vida.

Le daba un poco de remordimiento el haber abandonado Arabia Saudita con tanto melodrama cuando desde el principio supo que lo que ella vió en aquel video iba más allá de las obvias intenciones de Zachary por evidenciar una infidelidad. O ni hablar de como su actuación complicó más su situación con Damian. Esa confesión de lo que parecía un amor incondicional por parte del moreno, era algo que ella trataba de empujar a lo más profundo de su mente. Por cierto, fallaba miserablemente en la tarea.

Nunca imaginó que una misión tan estúpida estuviera causado tantos estragos en ella. Existía una lucha constante entre su orgullo y su raciocinio dentro de su cabeza, ninguno quería ceder ante el otro, solo causando en Raven un lió en sus pensamientos. El interior de su mente se sentía como sí un niño estuviera dibujando sus pensamientos en forma de garabatos sobre su cerebro. Garabatos que daban vueltas y se enredaban entre ellos mismos, atormentándola una y otra vez.

La confianza siempre fue un factor importante entre la conexión que ellos se tenía. ¿Por que Damian le ocultaría los besos con Supergirl?. Él nunca se había comportado de esa manera antes. ¿Por que con ella era diferente?. Klarion, Kara, Djinn, o Damian, ¿Quien sería a culpar?, ¿Damian si quiera la amaba como lo confesó en su supuesto lecho de muerte?. ¿Por que él era una migraña constante en su vida y ella no podía si quiera pensar en odiarlo?.

Raven se sentía confundida, frustrada, traicionada, decepcionada, herida y celosa.

Su orgullo, juicio y su corazón habían sido golpeados al mismo tiempo a manos de la misma persona. Damian Wayne tenía su propia forma de hacerle sufrir. Aún así, en todos estos días que pasaron ella lo extrañaba. Raven quería borrar todos los innecesarios problemas y regresar a esos momentos amenos que se compartieron antes de que viajaran a encarar al Lord del Caos. Pero una parte de ella le impedía olvidar cada detalle que la hirió y la obligada a repetir el mismo patrón de pensamientos una y otra vez sin parar.

Sabía que ella no terminaría de torturarse hasta que hablara con Damian.

"Sí estuviera en tu lugar, yo hubiera mandado a Supergirl de nuevo al espacio, pero con un boleto sin retorno."

"No fue su culpa." Raven arrugó los labios a la pantalla en su comunicador, donde el reflejo de Emiko Queen se mostraba poco convencida de sus palabras. "Por lo menos no del todo."

Los ojos de Supergirl en aquel video por un instante se pintaron del mismo tono rosado del cual portó cuando Djinn la tuvo bajo su poder mental. Las posibilidades de que Kara estuviera actuando fuera de sí en la oficina de Nightwing eran más que altas, seguro otro sucio truco de Klarion y su pandilla. Aunque, a Raven todavía le faltaba encontrar la razón tras la conducta de Damian, él parecía comportarse bastante lúcido plantando ese pasional beso a los labios de la rubia.

El solo pensarlo era como sentir un puño en el rostro.

Tampoco ayudó mucho que las declaraciones de Zachary resultarán siendo ciertas. Al regresar a San Francisco Raven descubrió que prácticamente la torre entera conocía el rumor sobre cierta aventura que la hija de Krypton y el líder de los Titanes tuvieron en el espacio.

Damian estaba en tantos problemas, y ella tenía tantas ganas de reclamarle ese sermón hipócrita sobre "la confianza" que le dió en aquel hotel. Sí tan solo supiera donde diablos él se encontraba. Tampoco era como sí ella se esforzara mucho por descubrirlo. Damian era libre de hacer lo que le viniera en gana.

"Los hombres son cobardes, Damian también, créemelo," Emiko le regaló una mueca de simpatía que no terminaba de llenar su rostro. Si lo pensaba bien, la arquera tampoco tuvo una experiencia gratificante con el moreno. "Pero él no es un mal hombre, y ambas sabemos que esta enamorado de ti desde hace años..solo que es un bastardo, un cretino, un narcisista...."

La reunión de las ex-novias de Damian unió a Raven y a Emiko Queen en una manera que ninguna hubiera esperado. La arquera se convirtió en una especie de confidente para la mitad demonio, quizás porque era quien más comprendía el dolor en el trasero que Damian podía llegar a ser dentro de una 'relación'.

Aunque, el status de la 'relación' entre las dos aves parecía titubear peligrosamente en estos instantes.

"¿Podrías decidirte, estás en contra o a favor de él?." Raven resopló un mechón de cabello fuera de su rostro, queriendo borrar el hecho de como su ritmo cardiaco tuvo un aumento al escuchar de la voz de otra persona sobre como Damian tenía profundos sentimientos por ella.

De nuevo, esa vaga confesión en el desierto quería resurgir en su pensamiento.

"Mira, todas estábamos bajo un trance, ese beso..."

"No es exactamente lo que más me molesta." Ella interceptó.

Y era verdad, el incidente entre Damian y Supergirl solo era una pieza más de su desastre mental.

"Sí yo lo hubiera visto besar a otra mujer, lo mato con una flecha en el acto." Emiko alzó las manos al aire frustrada.

Raven se giró en la cama para acostarse sobre su espalda, aprovechando el movimiento para rodar los ojos a la arquera fuera de cámara. Nuevamente la arquera se contradecía. Ciertamente Emiko no le ayudaría mucho a borrar sus inseguridades y dudas.

"¿Sabes?, Damian me dejó por ti. Ni siquiera se porque habló contigo." Emiko la señaló a través de la pantalla. Los ademanes de sus manos cada vez más exagerados. "Damian rompió conmigo de la peor manera posible para que lo odiara y no me doliera la ruptura. ¿Crees que necesitaba de su lástima?, No, pero de alguna forma él pensó que eso me haría sentir mejor."

Era imposible negar que cuando se trataba de emociones y sentimientos Damian era un desastre. Solo ella se enamoraría de alguien imposible de leer emocionalmente.

"Realmente no quisiera estar en tu posición, y eso que yo fui quién estuvo bajo la manipulación mental de una genio por semanas."

Raven suspiró al alzar la mirada a una Emiko relajada y con una ligera mueca de mofa en los labios. Como lo supuso, sus "consejos" no le servirían de mucho. Hablar con ella no fue una de sus más brillantes ideas.

"Jodida mi suerte entonces."

"Salud por eso." La hermana de Oliver Queen hizo un ademán con su mano como si estuviera brindando con ella a través de la cámara. "Fue un error haber estado celosa de ti, a decir verdad eres mi tipo de chica, incluso sí tienes un peludo conejo como mascota."

"¿Qué mascota esperabas de mi?." Raven le regresó, más que nada por que realmente no supo reaccionar al resto de lo que dijo. Y Precisamente Ser Jordan se recostaba sobre su pecho para la grata atención de la arquera.

"No sé, un cuervo, ¿una boa?. Tal vez un demonio que chupe las almas de los débiles... sí, eso luce más tu estilo."

"¿Un cuervo, en serio?. Un terrible estereotipo por mi nombre." Raven movió los dedos por el pelaje del conejo. "No puedes acariciar a un cuervo sin que te saque un ojo."

"Sí tu lo dices es por que tienes experiencia en eso." Emiko caminó con su teléfono por lo que parecía ser su hogar. "Debo irme. Damian aparecerá pronto, así que espero que hayas pensado bien lo que tenías que pensar."

"Tu charla sirvió para nada." Ella sostuvo el teléfono con las dos manos, mirando con sospecha a la mujer que solo negaba con la cabeza. "Espera, ¿Has hablado con él?."

Raven se sentó de golpe en la cama, Ser Jorah saltando de su pecho en sorpresa mientras la sonrisa de Emiko se enganchaba en un secreto, uno que nunca iba revelarle pues en ese momento la videollamada terminó.

"Siempre me caíste mal Queen." Raven murmuró con desdén al teléfono antes de abandonarlo en la cama.

"Yo la detesto."

"¡Rose!." Raven dió un sobresalto al ver a Rose Wilson sentada sobre su tocador, quien desde entre las sombras de su habitación la miraba con una ceja alzada, luciendo como un fantasma ajeno al lugar. "¿Estuviste ahí todo este tiempo?."

"Desde hace unos minutos. Tu eres la de la empatía, debiste haberme sentido al entrar....oye, eso sonó obsceno y no fue intencional. Me impresionó a mi misma."

"No estoy de humor Rose Wilson." Raven dijo al acostarse de nuevo, en nada la burlona rubia le hizo compañía.

"Lastima, yo tengo muchas ganas de hablar contigo." Rose le dijo al acomodar la cabeza sobre el estómago de su amiga, atrapando al conejo saltarín para abrazarlo a su pecho. "Primero fue el Dick de Damian, después este feo conejo, y ahora tratas de remplazarme con Emiko Queen, ¿Tu enemiga?, ¿Pero que diablos pasa contigo?."

"Emiko no es mi enemiga."

"Ustedes se peleaban por el mismo pedazo de carne."

"Nunca he peleado por ningún hombre." Raven arrugó el rostro mientras con su mano quitaba a Rose de encima de ella para que cayera sin ceremonia sobre el colchón. "Eso sería lo último que hiciera en esta vida. Primero destruyó la tierra antes de pelear por la atención de alguien."

"Dramática." Rose murmuró para nuevamente dejarse caer sobre Raven. "Estás muy sensible desde que ese tonto no se aparece por aquí. Dos semanas y ni una llamada."

Rose no tenía por que recordárselo.

Raven sintió un amargo sabor en la garganta al guardar silencio, al parecer Rose tomó la acción como un permiso para continuar hablando.

"No es como sí el tuviera la culpa...tu le exigiste espacio y él te lo está dando. Nada más directo que dejarlo abandonado en un desierto."

"No quiero hablar de eso Rose."

"¿Pero con Emiko si?."

"La llamada con Emiko me hizo darme cuenta que no vale la pena seguir hablando de lo mismo. Hay cosas con más relevancia en este mundo que los insignificantes conflictos entre Damian y yo."

"¿De que hablas?. Tus sentimientos son válidos e importantes Raven. Entiendo que en esta situación sientes como sí te hubieran fallado, y tienes el derecho a estar triste, molesta y emocional, pero también tienes que pensar con claridad."

"Honestamente, estoy muy confundida como para pensar con claridad. El altercado con Klarion ni siquiera debió llegar tan lejos, estuve demasiado distraída. No sé que me pasa."

"Tu descontrol hormonal cuando estás alrededor de Damian es lo que te hace perder la cabeza."

"O quizás esa maldita marca que tenía en el brazo que casi me convierte en mi demonio fue la razón del desequilibrio en mi juicio."

"Eso también pudo afectarte, pero confió más en mi teoría."

"Quizás tengas razón." Raven regreso con cierta ironía y sarcasmo. "El sexo arruina todo, gracias por abrirme los ojos a la realidad."

"No, el sexo malo arruina todo." Rose alzó su cabeza para mirar a la mitad demonios con picardía. "Pero dudo mucho que hayas tenido eso con Damian, las paredes son muy delgadas en este departamento, ¿Eras conocedora de ese dato?."

"Y de nuevo, no ayudas." Raven dijo tras chasquearle la lengua a la rubia. Volvió a derrumbarla de su cuerpo para quitarle al conejo de las manos. No se lo merecía. "Aún no olvido como es que sabías también sobre Supergirl y Damian, no me lo dijiste."

"¡Es una estupidez!."

"Aún así debiste contarmelo Rose."

"Damian debía decírtelo Raven, no iba a crear un conflicto para hacerte sufrir."

"No soy una muñeca de porcelana Rose, ¿Por que creen que necesitan protegerme con secretos?. ¿Tan poco sensata soy?."

"Esta bien, lo admito. Debí obligarlo a decírtelo." Rose se sentó de rodillas en la cama, su rostro con una expresión sería. "Pero también debes entender que las circunstancias que se dieron no fueron del todo su culpa. Me encantaría romperle las bolas a Damian, pero lo del espacio fue un accidente, y tú misma dices que ese video que Zachary te mostró te parece extraño. ¡Y lo es!. ¿Quién te lo enseñó?, Zachary, nunca una fuente confiable de información. Él haría lo que sea para eliminar a Damian del camino."

"Eso explica tanto." Raven también se sentó, gruñendo en el sarcasmo de su voz. "Seguramente Zachary obligó a Damian a besar a Kara, luego lo obligó a guardar un secreto que pudo ser relevante para salvar vidas. Tal vez fue quien le dijo que actuara como un inocente para darme un sermón hipócrita sobre la confianza, ó Zachary fue quién lo convenció de ir a buscar a Klarion por su cuenta."

"No te entiendo, es como sí tu solo quisieras aferrarte a todo eso para estar enojada con Damian. ¡Han pasado dos semanas!, tiempo suficiente como para que tu hubieras descubierto la verdad en todo esto. En cambio te las haz pasado la mayor parte del tiempo encerrada en tu habitación atormentándote sin hacer nada. Estás siendo orgullosa, necia y comportándote como toda una novia celosa."

"Mi problema con Damian va más allá de ese sentimiento."

Sí, Raven aún no comprendía del todo como manejar los celos, pero su problema con Damian iba más allá de ese feo sentimiento. ¡Eso era seguro!.

"Estás tan celosa que no puedes ver más allá de ese monstruo verde dentro de tu cabeza." Rose recargó su cabeza en la palma de su mano, jugueteando con el cabello oscuro de la otra mujer antes de darle golpecitos a su frente con su dedo indice. "Tan celosa y enamorada."

"Es evidente que lo amo como un amigo Rose." Raven dijo al empujar lejos la fastidiosa mano de Rose. "¿Pero como admitir que lo amo más allá de eso?. Nosotros apenas tuvimos una cita....el sexo no es amor."

"Pero ustedes estuvieron tan felices ese día. Y el sexo es asombroso, no sientas que tu relación con Damian vale menos por eso."

Tan asombroso que Raven supo usarlo como una arma para distraerlo. Al parecer ella tampoco era una inocente.

"Tu le ocultaste tu reunión con Djinn para protegerlo. ¿Cómo sabes sí él no hizo lo mismo con lo Supergirl?." Rose le cuestionó.

Raven arrugó los labios al desviar sus ojos al suelo, lejos de Rose para que no la viera sucumbir a sus inseguridades y dudas. Raven se encontró pensando sobre esos estúpidos besos con la rubia de Krypton, y en la posible confesión de Damian mucho más de lo que debería. Pero también otra sensación se aferraba a ella; miedo. Un cierto temor por haber cometido un error al cambiar su amistad con Damian por algo más 'profundo', un error que deterioraría para siempre su relación con él sí ellos no resolvían sus conflictos en su debido tiempo.

"Mi amiga, eres un desastre." En simpatía Rose reposó una mano sobre la de Raven. "Eres un desastre emocional que se enamoró de otro desastre emocional. Ustedes necesitan hablar, digan que lo sienten y vuelvan a hundirse debajo de las sabanas. He escuchado que el sexo después de una pelea es el mejor de todos."

Raven sacó su mano de la de Rose para cruzar sus brazos y dedicarle una mirada en blanco, pero tantos años conociéndose no hizo nada para detener a la rubia de reírse. Rose cayó sobre la cama y con un pie picoteó el muslo de Raven de manera juguetona. "Hay dos sencillas soluciones en este conflicto; Lo olvidas o buscas la verdad."

"Ugh...me odio a mi misma." Raven finalmente cayó derrotada a un lado de la rubia. Se odiaba a sí misma por complicarse tanto la vida.

"Uno se convierte en un tonto cuando se enamora." Rose la tomó del brazo, abrazándola, pero nunca borrando esa mueca de problema de su rostro.

"Ya no quiero saber nada." Raven se llevó una mano a la cabeza, ya se había atormentado suficiente sobre el tema como para tener una nueva migraña. "Habla de otra cosa."

"Esta bien...Pero te daré un último consejo: No arruines tu felicidad por orgullo, Raven." Rose suspiró al no recibir contestación alguna de su amiga. La mitad demonio estaba decidida a no continuar con esa charla. "Hablando de idiotas, ¿Donde esta Zachary?, es raro que haya desaparecido después de crear un destrozo."

"No es el mejor cambio de conversación que se te pudo ocurrir...¿No quieres mejor ir a dar un paseo?"

"¡Si!, vamos a un bar. Nada como desahogarse con un par de cervezas bien heladas."

"Hablaba más de que tomarás un paseo para ti sola." Raven no pudo evitar reír al ceño en su amiga y esa señal del dedo que le dedicó con amargura. "Necesito desesperadamente espacio de ti también."

"Púdrete."

Por lo menos su amargo comentario sirvió para hacer que Rose se callara. Justo lo que necesitaba, paz mental, quizás meditaría después de cenar. Le urgía hacerlo o un día de estos explotaría, y claro que para nadie sería agradable ser espectador de lo que su descontrol era capaz de ocasionar.

El silencio duró poco cuando Rose de nuevo atrapó al conejo en sus manos para acariciarlo y mimarlo. Raven observó el intercambio con bastante interés.

"Por lo menos el desastre de Klarion sirvió para fortalecer tu relación con Ser Jorah."

"Lo odiaba al principio, pero gracias a que me convertí en su niñera oficial durante tu ausencia aprendí a tolerarlo." Rose dijo al levantarse de la cama con el conejo en sus brazos.

Raven siguió a Rose con la mirada por la habitación hasta que esta se paró frente al espejo para mostrarle al conejo su propio reflejo. La rubia tomó al pobre animal por debajo de sus patitas para hacerlo bailar frente al espejo mientras ella le murmuraba mimos.

Golpes en la puerta principal del departamento interrumpieron el loco momento de la rubia antes de que Raven salvara al conejo de las manos de su amiga.

"Debe ser el repartidor, pedí la cena antes de mi llamada con Emiko."

"Yo lo recojo." Rose le dijo al ver su intención de pararse de la cama. Raven cabeceó en acuerdo, pero aún así se levantó para unirse a la rubia cerca al espejo.

"¿Qué?." Raven cuestionó cuando notó que Rose no se movió y extendía una mano hacia ella.

"Dinero para pagar, estoy quebrada."

"Muy conveniente que siempre estés quebrada. Por una vez paga la cena tu."

"Yo no tengo la culpa que te hayan despedido de la editorial. Solo dame el maldito dinero, y no olvides la propina."

Raven le dió una mirada en blanco a la mujer, pero igual movió su cartera a través de la habitación para ponerla a manos de la mercenaria. Solo así la vio marcharse con el conejo aún en sus brazos a salvar la puerta de los golpes del impaciente repartidor.

Ambas necesitaban seriamente conseguir trabajos.

Raven suspiró conforme se sentaba en el banco de su tocador de vanidad, tomó un cepillo y lo pasó por las cerdas de su cabello que gritaban por él. Su reflejo en el espejo dejaba en evidencia lo duro que han sido las ultimas dos semanas para ella, al parecer un estrago mental y emocional era peor a enfrentarse al Lord del caos.

Se encontraba frustrada consigo misma por dejar que una situación tan insignificante se convirtiera en algo enorme y sin sentido. Secretos, una vacía confesión, miedos y lazos rotos de confianza; eran una pesada carga para ella.

Sus ojos se enfocaron en su reflejo, viéndose en él como se atormentaba así misma mentalmente, ella lucía terrible. Volvió a suspirar mientras siguió cepillando su cabello hasta que los rebeldes mechones desaparecieron por completo.

Abandonó el cepillo en el tocador conforme la puerta de su habitación se abría lentamente. Poco a poco el olor a Pad Thai inundó sus sentidos haciendo que su estomago gruñera con hambre.

"¿Por qué tardaste tanto?" Raven dijo al girar hacia la puerta.

Rose extrañamente llevaba las manos vacías mientras se encontraba a medio pasar entre la puerta semi abierta y el pasillo. Raven alzó una ceja a la postura nerviosa y titubeante de su amiga.

"Comeré fuera." Rose dijo incómoda, negándose a entrar. Raven no comprendió su actitud, pero antes de preguntar que le pasaba, Rose balbuceó; "Lo siento Raven."

"¿Lo sientes?, ¿Porqué?." Ella no pudo evitar preguntar.

"Me encargaré desde aquí Wilson."

Esa voz.

Raven se puso a sus pies de un saltó, viendo como la puerta se abría de par en par para revelar detrás de Rose a esa persona que ella ha evitado por dos semanas. Fue una traición por parte de su corazón el moverse fuertemente dentro de su pecho en el momento justo en el cual sus ojos se conectaron con esos esmeraldas; Anticipación, emoción y angustia, era un mar de emociones.

Catorce días y ella aún no estaba preparada psicológicamente para enfrentarlo.

"Si..." Incómoda, Rose comenzó a alejarse de la pesada atmósfera en la habitación. "Me voy de aquí. Raven, llama sí las cosas se ponen feas o requieres de una mano extra para ocultar un cadáver. Wayne, pórtate bien."

Raven sentía como su ceja derecha crispaba ante el abandono de la mercenaria.

Damian se quedó con los pies plantados en el suelo en el mismo lugar bajo el marco de la puerta, solo observándola. Ninguno hizo intento de moverse o de hablar incluso cuando escucharon que Rose salió del departamento.

Sin distracciones era difícil de ignorar la presencia de Damian Wayne a tan poco centímetros de ella. Podía contar con los dedos de una mano las pocas veces que esta gran incomodidad se sentía entre ellos. La confrontación era inevitable a este punto...A menos que ella optara por marcharse a un lugar muy, pero muy lejano.

"¿Qué haces aquí Damian?." Ella rompió el hielo, olvidando del todo su idea de huir.

Sus palabras sonaron rudas y quizás más frías de lo normal, pero adecuado para dejar en claro lo ligeramente molesta que seguía con él. Afortunadamente Damian era inteligente para captar la indirecta.

"Tu actitud me es curiosa, porque yo debería ser el enojado aquí." Damian se cruzó de brazos mientras Raven se enfocó en leer su expresión; nada, como era usual. "Me abandonaste en uno de los desiertos más hostiles del mundo con Zachary Zatara."

"Los dos se lo merecían."

Damian agachó la cabeza, presionó sus dedos contra su sien antes de que sus hombros cayeran en una pose más relajada, accesible y vulnerable. "Necesitamos hablar Raven."

"Acordamos que lo haríamos cuando fuera lo más conveniente por hacer."

"No, tu acordaste eso. Por mi parte, creo que es el tiempo preciso para discutir los más recientes eventos." Damian le habló como la haría en cualquier reunión entre los miembros del equipo, se notaba nervioso. Sin embargo, él logró relajarse lo suficiente para regalarle una media sonrisa mientras alzaba uno de sus brazos para mostrarle la bolsa de comida que ella había encargado. "Suerte que hay comida para compartir mientras charlamos."

"Esa es mi comida y—...-¿Qué es eso?, ¿Flores?."

El reclamo murió en los labios de Raven cuando su atención por primera vez se enfocó más allá del rostro de Damian o la bolsa de comida. En su otra mano, él apretaba un ramo de rosas. Rosas.

"Alguien me dió el consejo de que eran un buen gesto para mostrar disculpas." Damian admitió un poco apenado y nervioso al admirar el modesto ramo de rosas, dió unos cuantos pasos al interior de la habitación para ofrecérselas. "Son para ti."

Raven desconocía como reaccionar ante el ramo de flores siendo empujado a su rostro. Quería reír ante la idea de que Damian hubiera siquiera llegado aquí con el detalle, y al mismo tiempo deseaba destrozar el ramo, rosa por rosa, con sus poderes.

Para pedir disculpas uno debía admitir lo que se hizo en primer lugar.

"Flores, duran un día y hay que agradecerlas toda la vida." La mirada en los ojos de Raven fue una advertencia, sería mejor que él no insistiera con su gesto. Ni un vistazo más le dió al ramo antes de robar de él la bolsa de comida. Raven usó sus poderes para huir de la habitación y aparecer en el pasillo, justo por detrás de Damian. "Nunca es buena idea escuchar los consejos de Richard, Damian."

Fue lo ultimó que le dijo antes de adentrarse por la sala del departamento hasta llegar a la cocina. Con la danza de su magia dentro de los gabinetes se acomodó un plato en la mesa antes de tomar asiento y servirse. Pronto Damian se le unió, silencioso dejó el ramo en la mesa al irse a buscar un plato para él mismo.

Aprovechando que él le daba la espalda desde la cocina, Raven observó con más detalle el ramo de rosas a un lado de su mano; las rosas lucían algo maltratadas, quizás por como él las estuvo sosteniendo con tanta brutalidad, pero a pesar de aquellos detalles, eran bonitas y olían bastante bien.

Ella arrugó la nariz en disgusto, ¿Qué pretendía Damian con ellas?.

Era evidente que Damian no se marcharía, pero quizás le daría otra indirecta de como su presencia no era requerida en estos instantes. Con cierto resentimiento Raven envolvió las flores con su magia, sus intenciones eran quemar pétalo por pétalo para dejar las cenizas como muestra de lo mucho que ella apreció el gesto. Lástima que no encontró las agallas para atreverse a cometer el delito. Tal vez con enviarlas a un lugar desconocido bastaría. Sin embargo, antes de que pudiera cometer su plan la voz de Damian la detuvo.

"Te arrepentirás si las destruyes." Damian aún le daba la espalda en la cocina, continuando en su búsqueda por cubiertos. "Son del jardín de Pennyworth, él me ayudó a cortarlas para ti."

Aquella fue una información que no esperó.

"Supongo que Alfred fue quien te dió ese consejo."

"Precisamente. También son de su parte."

"Pensaste demasiado bien en esto." Raven refunfuñó sabiendo bien que no tendría el corazón de deshacerse del regalo del mayordomo de los Wayne. Damian se saldría con la suya, ella tendría que aceptar su 'gesto'.

"Una suerte que hayas pedido comida vegetariana. Es como si supieras que iba a venir." Damian regresó para sentarse frente a ella, le regaló una sonrisa vanidosa conforme se servía un generosa porción de fideos para confirmar que en efecto, él había pensado demasiado bien su visita.

Raven guardó silencio mientras daba agresivos bocados a sus fideos, mirando a donde sea menos al moreno con ese aire de victoria sobre los hombros al otro lado de la mesa. Ahora estaba tentada en tomar los palillos con los cuales comía y enterrarlos en sus bonitos, pero arrogantes ojos verdes. Sin embargo, un pensamiento la alejó de su imaginaria venganza.

El bocado de fideos quedó a medio camino a su boca cuando recordó lo que él había dicho. Sí esas eran flores del jardín de Alfred, y él mismo hombre le ayudó a cortarla, quería decir que Damian venía de Gotham. Y él casi nunca regresaba a casa sí no fuera de manera urgente.

"Estuviste en Gotham." Ella dedujo, en cierto modo un poco ansiosa de conocer la razón de su visita a la lúgubre ciudad. "¿Por qué?."

"Te di el tiempo que pediste y lo aproveché para pasar tiempo con Alfred."

"¿Cómo esta él?."

"Lucía bien la última vez que lo ví."

Recibió respuestas aceptables, sin embargo, existía algo en la voz de Damian, y en la manera en la cual evitaba mirarla que a ella no terminaba de agradarle.

"Bien." Ella solo contestó, volviendo a dejar que los dos cayeran en silencio.

Por un instante tuvo el deseo de insistir más sobre el asunto del mayordomo, pues ahora que lo recordaba, estos últimos días no vió mucho de Timothy o Jason en la Torre. Estuvo tan centrada en sus propios problemas que nunca se cuestionó la razón tras la ausencia de ambos hombres. Y por el tono de voz de Damian, Raven sospechaba que también se relacionaba con el hombre mayor que los llegó a criar como un abuelo. Pero, sí Damian decía que Alfred estaba bien, entonces no tenía mucho caso seguir con el tema.

Los murciélagos siempre iban y venían sin decir nada, esta vez seguro tampoco era una cuestión de la cual alarmarse. Solo tontos murciélagos, siendo tontos murciélagos.

"¿Hasta cuando piensas alargar lo inevitable Raven?."

La voz de Damian la hizo sobresaltarse de su silla, por unos segundos había olvidado su fuerte presencia.

"Estoy aquí para hablar y resolver lo que pasó. Todo lo que ocurrió."

'Todo. ¿Que era todo Damian?.' Raven quería cuestionar de regreso, sin embargo para evitar contestarle, ella se llenó la boca de fideos.

No quería discutir, no cuando él se encontraba necio y ella aun confundida y enojada. Además, ambos eran orgullosos, reñir ahora solo empeoraría la situación.

"Raven." Él la llamó, solo para ganarse de nuevo su fría indiferencia.

Sí él quería invadir su hogar bien, podía hacerlo, pero no la haría caer en una conversación que avivaría la llama de sus frustraciones.

Damian resopló ante su silencio, se despeinó el cabello y titubeó en su asiento el levantarse o permanecer sentado. Impaciente golpeó ambas manos en la mesa, sus ojos fijos en ella. "¿Por qué haces esto mas complicado de lo que es?. ¿Por qué?. Tu nunca actúas de esta manera Raven."

Los palillos cayeron de las manos de Raven a su plato, el apetito de la mujer se había marchado para ser remplazado por un fuerte nudo que se le hizo en la boca del estómago. Raven cerró sus ojos y tomó un respiro, tratando de no explotar a la insistencia del hombre.

Era demasiado tarde, ella ya sentía esa sensación en su corazón y estómago calentando cada arteria con la ira, el dolor y la decepción que la persona en quien más confiaba le hizo pasar.

"Te importaría elaborar, ¿Actuar cómo, Damian?."

"¿Huir, evadir, ignorar, actuar indiferente?. Tú eres una mujer madura Raven, sabes enfrentar la realidad. Es hora de que los dos hablemos como los adultos que somos para resolver este estúpido conflicto que evidentemente existe entre los dos."

"Disculpa sí estoy demasiado decepcionada de ti por este 'estúpido conflicto' como para actuar como un adulto sin emociones."

"En ningún momento dije eso, no pongas palabras en mi boca Raven."

"Entonces dime por que tu haz actuado tan poco característico de ti, siempre haz sido tan maduro y honesto, ¿Por que ocultarme una 'estupidez' que pudo ser de importancia para recuperar a tu amiga?. Actuaste como un hipócrita."

Aquello que salió de sus labios como un reclamo evidentemente rompió la serenidad en el moreno. Sí, esta será una noche larga para los dos.

"¿Hipócrita?, ¿Qué hay de ti ocultándome tu reunión con Djinn?. Tu usaste tu cuerpo para distraerme Raven, por un secreto. ¿Cómo crees que eso me hizo sentir?."

"Sí, tu realmente odiaste eso. Y, ahora recuerdo mejor el sermón que me diste gracias a eso. '¿Soy una debilidad para ti?'." Raven rodó los ojos ante la amargura y la ironía en sus palabras. "Oculté mi reunión con Djinn porque no tenía otra opción, lo hice para protegerlos. Yo lo hice por tu maldito bien y tu por tu propio egoísmo."

"Quería contártelo, pero la misión se interpuso."

"Encuentra una mejor excusa Damian."

"No la besé, todo el asunto en el espacio fue un accidente. Y lo otro....no sé como, pero Kara Danvers ese día entró a mi oficina luciendo como tú." Damian se inclinó sobre la mesa, su desesperación estaba rápidamente alcanzándolo. "Raven, nunca la hubiera besado sí no fuera de otra forma."

Esa era una nueva información, quizás una relevante de la cual pudo indagar más y finalmente encontrarte una razonable explicación a ese problema. Pero como verán, Rose Wilson tuvo razón en algo. Raven estaba siendo necia, orgullosa e inevitablemente era consumida por celos, no quería explicaciones, quería reclamar.

"Y eso pude creerlo Damian, pero pareciera que tu nunca me lo ibas a contar y solo ahora actúas como el bastardo que eres porque alguien más te ganó en hacerlo." Ella se levantó, su voz tenía un poco de ira, pero su voz nunca se alzó. "Dime algo, ¿Notaste sus ojos, como los ojos de Kara se pintaron de rosa aquel día?."

"Pensé que había sido efecto de la kryptonita. Quería comprender lo que ocurría primero—." Damian dejo salir un respiro, pausó al hablar, para continuar quizás un poco más irritado y derrotado. "-¿Por que hacemos esto más difícil de lo que es?."

Es lo mismo que Raven se preguntaba.

Tal vez era por como él rompió su lazo de confianza, o los celos que la consumían como a una tonta. Tal vez era la negación al miedo de perderlo todo...O quizás era por esa otra cosa que inundaba sus pensamientos; la confesión en el desierto. Tal vez le molestaba que aquellas palabras pudieron ser un truco más debajo de la manga de Damian para salvarse el pellejo y romper el supuesto trance en el cual ella se encontraba. O, en cierta forma Raven esperaba que él trajera aquel tema a la discusión, pero no parecía que eso fuera a ocurrir pronto. No mentiría, eso le decepcionaba.

"No me importa Supergirl—"

"A mi tampoco." Raven lo interrumpió, causando una mirada incrédula en el hombre.

"Entonces, ¿Por que?"

...¿Por que esta ocurriendo esta discusión entre nosotros?.

"No entiendes como me siento por lo que hiciste Damian; estoy decepcionada, me siento traicionada y herida." Y celosa, Raven se evitó añadir. "Y no precisamente por esos estúpidos besos. Hablé contigo sobre como éramos un equipo y aun así te fuiste a espaldas mías a buscar a Klarion. Desconfiaste en mi con tus secretos y con lo que te advertí. Él te quería a ti y te entregaste a él en charola de plata."

"Puedo protegerme por mi cuenta."

"No." Raven le habló firme, se plantó a sus pies y lo miró directamente a sus ojos. Esta vez tenía que entender que él cometió un sin fin de errores que pudieron tener peores desenlaces. "Fuiste egoísta, imprudente y estúpido. Pudiste haber muerto...Tu y yo, somos un equipo, tu mandaste eso al diablo."

Raven abandonó la mesa para dirigirse a su habitación, no le importaba dejar los platos sucios atrás...ya había sido suficiente. Damian ni siquiera entendía donde yacía la decepción que ella sentía y sinceramente, ella tampoco estaba del todo segura. Claramente la situación solo estaba destinada a empeorar y lo que menos ella quería era también perder su amistad con él.

Pero claro que el señor Wayne con su nariz demasiado mentida en el trasero no la dejaría huir tan fácilmente.

Damian la alcanzó a tomar del brazo para voltearla de nuevo a él, antes de que ella caminara más allá de la sala, su agarre fue firme al mismo tiempo que tembloroso, mientras sus ojos eran el reflejo de un tormento y arrepentimiento de su mente. Él apretó su mentón, analizando quizás lo que estaba dispuesto a decir.

"Postergué decirte lo de Supergirl porque no tenía idea de como reaccionarías, creí que te estaba protegiendo..."

"¿Protegiendo de que?." Ella lo interrumpió, incrédula e irritada a que él retomara el tema de la rubia y al mismo tiempo a como ella cayó tan fácilmente de nuevo en el ciclo. "¿Me crees tan superficial como para reaccionar como una histérica celosa?, ¿Eso era lo que evitabas?."

"Lo estas malinterpretando. Lo mantuve en secreto por que no quería dañarte." El agarre de Damian sobre ella se volvía mas firme, sus esmeraldas desesperados sobre Raven, buscando en ella una señal de que ella estuviera comprendiendo sus razones.

"Damian nuestra amistad no se basa sobre quien protege a quien a base de secretos, nuestra relación se trata de comunicación y confianza..." Raven trago saliva, no pudo terminar su discurso.

Ella se ahogaba entre su ansiedad y enfado, sentía que discutía un hecho insignificante, pero era imposible negar que le molestaba todo lo que Damian le había hecho. Las excusas del hombre tampoco parecían convencer a su vanidad.

Los hechos lucían como sí ellos nunca estarían en sintonía. Ninguno estaba dispuesto a pedir disculpas, más bien solo trataban de alivianar sus propios errores con los errores del otro. El orgullo de ambos sería lo que pusiera fin a esto.

"Creó que fue un error." Raven dijo, evitando como una cobarde mirarlo de frente. "Dejarnos caer en la lujuria y arruinar nuestra amistad. Fue un error..."

"No fue un error y lo sabes bien." Damian regresó casi con un gruñido de impotencia, el agarre de su mano continuaba firme.

¿Lo peor de todo?, ella no podía desmentirlo. Raven ni siquiera era capaz de decir nuevamente en voz alta que cometieron un error. El solo pensarlo hacia que su corazón se apretara en su interior con la amenaza de hacerlo desaparecer.

Sus palabras fueron un ejemplo de como la situación se salía del control para Raven. Aquel fue solo un desesperado intento para regalarle alivio a su agobio, saber que por lo menos Damian estaba dispuesto a luchar por ellos.

"Mira Damian, ambos estamos agitados. Será mejor hablar mañana, vete a casa a dormir."

Era la mejor opción al momento.

"No me iré de aquí sin resolver este conflicto."

"Ya no quiero discutir." Ella se dijo al quitar el agarre de Damian dedo por dedo para liberar su brazo.

"No estamos discutiendo. Por favor Raven, hablemos."

Ella vaciló, cruzó los brazos sobre su pecho y miró hacia otro lado, mordiéndose los labios mientras trataba de ordenar sus propios sentimientos. Tentada en aceptar la propuesta de Damian.

Solo él era capaz de hacerle sentir este mar de emociones, tanto placenteras como desagradables dándole vueltas tal huracán en su alma. Pero incluso si quería escucharlo, Raven sabía que necesitaban una pequeña pausa de esto antes de continuar.

"Hablaremos Damian, pero hoy no. Déjame, déjame comprender y abrazar estos sentimientos en mi interior." Raven le dijo serena para ver esos ojos verdes llenarse de mas desesperación. "Mañana hablaremos con más calma. Por ahora, ve a dormir."

"Estamos siendo infantiles Raven."

"¿No fue así toda esta maldita misión?. ¿Un juego infantil que se volvió una pesadilla?." Raven encogió sus hombros, ya no del todo enojada, pero sí dispuesta a dejar la discusión por este día. "Por favor dile a Alfred que estoy agradecida por sus flores."

"No me iré."

Raven observó por un momento al hombre, su destrozada y desesperada expresión casi, casi la hacía querer sentarse nuevamente con él para hablar y decirle que todo estaría bien, pero Raven no se dejó sucumbir a la idea.

"Esta bien, puedes tomar el sofá. Yo me iré a dormir."

Damian simplemente se le quedó viendo, aceptando en silencio su decisión.

Sentía sus ojos sobre ella conforme se alejaba a su habitación, y los sintió hasta que se encerró en la seguridad de esta. Raven se recargó sobre la puerta, cerrando los ojos y exhalando el aire que retuvo durante todo el encuentro mientras inconscientemente sus manos se fueron a su pecho, se sentía comprimido en un dolor que no era precisamente físico.

Tuvo razón al decir que este no era el tiempo justo para que ellos hablarán sobre lo que ocurrió. La mente de Damian era un caos y ella misma parecía estar necia en no encontrar una solución en una disputa que era solo adecuada para dos niños que buscaban demostrar quien tenía la razón.

Raven ni siquiera sabía lo que quería de él, después de todo no lo dejó siquiera darle una explicación. ¿Que es lo que ella espera?;¿Una mejor disculpa?, ¿Humillación?, ¿Qué volviera a recitar esa emocionante confesión sin que se lo pidiera?. Tal vez su deseo yacía en verlo rogarle por su perdón como los verdaderos amores lo hacían en esas novelas que leía. —-¡Ella no sabía que esperar!

Por unos minutos se quedó recargada sobre la puerta sin escuchar nada más allá de los sonidos de la noche en la ciudad. Damian siempre fue cauteloso al moverse, así que no le quedó de otra que usar su empatía para confirmar sí él seguía ahí afuera. , su destrozada y agobiada persona continuaba del otro lado de la puerta.

De nada servía pasar toda la noche dando vueltas a sus opciones recargada a la puerta y esperando que sus conflictos se resolvieran por sí solos.

Fue así como Raven se encaminó para acomodarse por debajo de las suaves sábanas de su cama. Trataría de dormir, sus sueños se encargarían de buscar una solución para su situación....o eso ella esperaba. Quizás para mañana sus agobios se apaciguarían para que ambos pudieran ver las cosas desde una nueva perspectiva. Los reclamos y el calor tuvieron su momento esta noche, mañana estarían más calmados y serían más sensatos.

Raven acomodó su cuerpo una y otra vez en la cama sin poder encontrar una posición que la hiciera sentirse menos fría y vacía. No lo consiguió, sin embargo ella obligó a sus ojos a cerrarse para así buscar un poco de paz en el descanso.

Mañana...mañana sería otro día.

Raven quedó dormida, sin imaginar que otro día llegaría más pronto de lo que esperaría, o eso fue lo que pensó.

Raven se removió en la cama, sus ojos abriéndose de golpe tras despertar de lo que aseguraba fueron pocas horas de sueño. Se sentía angustiada y con un gran pesar que parecía que su corazón iba a ser arrancado desde el interior.

Salió de la cama, llevándose una mano a la cabeza mientras su instinto le decía abandonar la habitación. Este horrible sentir consumiéndola era ajeno, ella absorbía las emociones descontroladas de alguien más y necesitaba averiguar de quien.

La oscuridad del pasillo la saludó, lo cual le confirmo que aún era de noche San Francisco y sus pocas horas de sueño. Al final del pasillo la puerta del cuarto de Rose le daba vistazos de la cama hecha, la rubia no había llegado a casa.

Sus pies descalzos dieron titubeantes pasos dentro de la sala de estar e incluso entre la oscuridad pudo ver que se encontraba vacía. El claro de las luces de la calle entrando por la ventana la hicieron girar su atención a la cocina, encontrando por lo cual buscaba.

"¿Damian?." Ella cuestionó, sin poder evitar sentir como las palpitaciones de su ritmo cardiaco se paraban por unos segundos al verlo.

No había duda de que el hombre recargado sobre el refrigerador, con las manos apretando su celular y el rostro decaído al suelo se trataba de él. La luz de la calle iluminaba su semblante afligido, tenso e inmóvil, era obvio que de él provenían esas emociones que la despertaron tan abruptamente.

Entró a la cocina sintiéndose más vacía en el interior, como sí ella se fuera a derrumbar con el siguiente paso que diera. Su malestar o cualquier capricho que haya tenido hace unas horas se borraron por completo para llenarse de una inquietante mortificación.

"Damian, ¿Qué pasa?."

Esta vez la suave suplica hizo que Damian reconociera su presencia, él alzo el rostro para dejar en evidencia sus esmeraldas nublados en tristeza, mientras sus labios temblaron antes de que pudiera emitir palabra alguna de ellos.

"Él se ha ido."

Corta fue la oración y Raven fue capaz de comprender el pesado dolor que llevaban ocultas en ellas.

No era su empatía, ni esa conexión especial que compartía con Damian por la cual sintió la necesidad de quebrarse en este preciso instante junto con él; Fueron sus sentimientos. Sus sentimientos por él la motivaron a cerrar la distancia entre ellos para recolectarlo en sus brazos conforme las primeras y necias lagrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

Raven cerró sus ojos dejando que Damian la envolviera en sus brazos buscando por el confort de su calor con la esperanza de que el dolor que sentía en su roto corazón mejorara.

Ella no podía hacer más que entregar su consuelo, nada sería capaz de curar el dolor de la perdida que Damian acaba de experimentar. Tal vez ni siquiera el tiempo haría sanar el vació que Alfred Pennyworth dejaba en su vida.

El mundo perdió a un gran hombre esta noche y las pocas lagrimas que Damian se permitía derramar sobre su hombro no serían suficiente para demostrar lo importante que la figura de Alfred demostró ser para muchos. En especial para él, quien acababa de perder a un padre, un abuelo, un amigo confidente y uno de los pilares más importante de su vida.

Sufría junto con él, la noticia le dolía a la par.

"Regresaste a Gotham por él." Raven confirmó después de que Damian se obligara a retomar la compostura.

Ambos se encontraba sentados lado a lado en el sofá. La oscuridad y el silencio de la noche acompañaban la melancolía del hombre que apretaba su mandíbula en pleno pensamiento, aún procesando la noticia que acaba de recibir.

"La vida tiene un gran resentimiento en contra de mi." Damian recargó su rostro entre sus manos, su voz cortada pero aun fuerte, negándose a derrumbarse por completo. "No salía de Arabia Saudita cuando tenía cientos de mensajes de Padre y Grayson para que regresara a verlo...antes de...que..."

Cuando él no pudo continuar, Raven puso una mano sobre su hombro. No había necesidad de que terminara la oración.

"La vida no tiene un resentimiento contra ti Damian, lo que ocurrió con Alfred fue el inevitable ciclo de la vida...¿Por que no mencionaste que su condición empeoró?."

Damian negó con la cabeza, como sí le dijera que no tuvo la necesidad de molestarla con el hecho. Eso le irritó a Raven, pero le hizo irritase consigo misma. Ella pudo hacer algo para ayudar al mayordomo, aliviar su dolor antes de que partiera...y sin embargo, Damian no se lo dijo seguramente por que le cumplía su tonta petición de dejarla sola.

Estuvo tan metida en su propio egoísmo en estos últimos días que no se le ocurrió pensar que quizás mas allá de complacerle un capricho, él realmente estaba pasando por un acontecimiento importante.

¿Tanto deseó por su atención, que se volvió una ignorante a los problemas del mundo?. ¿Quien iba a creer que actuar tan egoísta le iba a costar tan caro?.

Lo que hizo Damian no tenía excusa, pero ella y su capricho le habían robado el último momento de ver con vida a la persona que más admiraba en el mundo.

"Basta Raven."

La grave voz de Damian la hicieron ver sus ojos puestos sobre ella, gentiles pero también en una petición que Raven no terminaba de comprender.

"No he dicho nada."

"No hay necesidad...se que te estás culpando." Damian puso su mano sobre la de ella para darle un pequeño apretón, su pulgar pasó por sus nudillos y el corazón de la mujer dió un salto involuntario dentro de su pecho. "No tienes porque sentirte culpable."

Ella sostuvo su respiración un segundo para después soltarla en un largo suspiro, era imposible negarlo, ¿Verdad?. La conocía demasiado bien que a veces se preguntaba sí él no era con la habilidad de leer las emociones de los demás.

"Lo lamento Damian..." Raven retrajo su mano de su agarre para posarla sobre su propio regazo, donde las miró vacilante. Ignorando por completo como la expresión del hombre cayó ante su acción.

Ella se había disculpado y no estaba tan segura sí era por la pérdida de Damian o por su propia actitud en el pasado...probablemente eran ambas.

Damian tomó un respiro hondo, sus hombros se relajaron y sus ojos solo brillaban ya con las escasas lagrimas que derramó hace unos minutos en la cocina. Su rostro se volvió serio antes de que se parara. Se arreglo su suéter, sus hombros se mantuvieron rectos y su mirada parecía enfocarse en un objetivo mental.

"Debo regresar a Gotham, necesitó estar ahí."

Raven lo observó caminar por el pequeño departamento como un perro extraviado, balbuceando palabras que ni siquiera eran entendibles para él mismo.

Damian luchaba por ser fuerte, de tener el control de la situación para no mostrar su lado más débil. La realidad era que él lucía terrible, era evidente el cansancio en las almohadas bajo sus ojos. Seguramente él no durmió en toda la noche.

"Yo te llevaré a Gotham." Raven mencionó y ante su oferta Damian detuvo sus desorientadas vueltas. "Pero antes de irnos tienes que dormir un poco."

"No puedo perder el tiempo durmiendo Raven, mi presencia es requerida en Gotham. Mi ayuda es esencial."

¿Cómo iba ayudar sí él estaba a dos segundos del colapso nervioso?.

"Calma...Oye..." Ella lo detuvo de deambular nuevamente por el lugar al poner sus manos contra su fuerte pecho. "Te tomará horas llegar a Gotham por tu cuenta, y sí llegas así de cansado solo serás una carga más para tu familia. Una hora de sueño y después nos iremos."

Damian no estuvo del todo convencido, afligido estuvo apunto de reanudar su búsqueda por lo desconocido en el departamento cuando ella ahora lo tomó del brazo para pararlo. Raven entendía el porque de su desesperación por llegar a casa. Él sentía la responsabilidad y la obligación por estar ahí para su familia.

"Alfred estará ahí cuando llegues Damian."

Le aseguró como una promesa que él finalmente pudo apreciar.

"Me es imposible dormir ahora Raven, quiero estar ahí."

"Entonces te ayudaré a dormir, sí lo permites. Pero necesitas dormir..."

Damian la miró, sus iris tambaleaban considerando la propuesta...considerando su ayuda. Raven apretó ligeramente sus brazos hasta que naturalmente sus manos encontraron las suyas, fue así como él bajo su guardia para que sus hombros y todo su cuerpo cayera en derrota. Él cabeceó, aceptaba su ayuda.

Sin decir otra palabra ella lo guió hasta su habitación, donde lo ayudó a acomodarse en la cama bajo sus sábanas.

Él buscó una de sus manos de nuevo antes de que ella pudiera alejarse. Raven le permitió tomar una de sus manos conforme se inclinaba sobre él, con la mano libre ella dió suaves caricias en su frente, su empatía arreglando un poco el lío dentro de su cabeza.

"Estaré aquí, lista cuando despiertes, ¿Esta bien?." Ella le susurró una vez que notó que los párpados del hombre comenzaron a caer poco a poco.

Damian murmuró algo que ella no logró atrapar, pero no fue mucho tiempo para sus ojos se cerraran y el agarre de su mano se aflojara. Raven lo vió caer en un sueño que ella misma le provocó al quitar un poco el peso de sus inquietos pensamientos.

Se permitió observarlo por un rato más antes de salir de nuevo hacia la cocina. Sobre el contador en se encontraba el ramo de rosas puestas dentro de un vaso de agua, Raven tocó cada uno de los pétalos de esas flores mientras recapacitaba todo lo que ocurrido en tan poco días, minutos y segundos.

El orgullo, sus miedos y caprichos se borraron ante una verdadera tragedia. Y es que a veces la vida era más clara cuando te daba uno de sus más fuertes golpes, para Raven ahora su inconformidad parecía tan insignificante.

Era seguro que aún tenían pendiente el resolver la situación entre ellos, pero por hoy ella olvidaría los problemas. Era lo que su corazón y su moral le indicaban como lo correcto por hacer.

Sabía que él era lo suficientemente fuerte para enfrentar este momento de su vida, pero ella quería que supiera que no estaba solo en esto. Damian ha estado siempre con ella, ahora le tocaba a Raven recoger los pedazos de su corazón roto.

Siempre estaría para él, sin importar que, y lo iba a demostrar.

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