3.15 Ser Jorah Mormont
"Esto se va a ir a la mierda." Jason murmuró al mismo tiempo en el cual encendía un cigarrillo.
Por primera vez en su vida, Damian Wayne coincidía con el portador de la capucha roja, tanto que estaba a nada de arrebatarle ese cigarrillo de la boca.
Cualquier cosa serviría para calmar sus nervios.
Los problemas le caían sobre la cabeza como una pesada lluvia de piedras, sin pausa ni piedad. Debía lidiar con la intrusión del forajido, la del mago barato y también con la inoportuna Supergirl; soportar a todos en la misma torre y el mismo equipo haría que todo se fuera a la mierda.
Kara Danvers juraba ser un peligro para la poca estabilidad mental que le quedaba, pues su presencia arriesgaba en dejar a la luz ese secreto entre ellos que se dió en el espacio.
Compartieron un beso por error, pero eso no detuvo a la fantasiosa mujer de romantizar el acto. Al parecer, según las fieles acusaciones de Jonathan Kent; Supergirl se había enamorado de él.
Un incidente que Damian ya había borrado de su memoria para siempre, pero al parecer la ingenua rubia aun se aferraba al recuerdo.
La situación sería fácil de malinterpretar y no podía permitir que ese malicioso comentario llegará a los oídos de una cierta demonio. No cuando por fin él se dió cuenta de sus sentimientos por Raven.
Sigilosamente, Damian observó a Supergirl a lo lejos charlando seriamente con Tim Drake y Jaime Reyes, casi luciendo inofensiva.
Pero..ahora que lo pensaba, hace unos momentos la mujer solo lo saludó cordialmente para después regresar a conversar con Jaime sobre los detalles del equipo. Fue un saludo profesional que duro unos cuantos segundos y nada más.
Estaba siendo paranoico...y quizás un poco egocéntrico.
Los Supers eran conocidos por sus buenos corazones, héroes dispuestos a la protección del mundo sin tener segundas intenciones. Su mejor amigo era el ejemplo perfecto de aquellos valores de la familia El.
El motivo de la visita de Supergirl se debía únicamente para brindar ayuda. Ella seguro ya se había olvidado de ese accidental beso.
Sin embargo, antes de que Damian terminará por eliminar sus sospechas, los ojos azules de Kara se cruzaron con los suyos. La mujer se sorprendió al darse cuenta de que él la observaba, pero su expresión de inmediato se suavizó para regalarle una sonrisa discretamente coqueta.
Escandalizado por la acción, Damian desvió la mirada hacia otro lado.
Fantástico, sus primeras especulaciones volvían a la mesa. Había una gran probabilidad de que Supergirl siguiera interesada en él, y lo peor de todo es que ella termino mal interpretando sus acciones. Ahora pensará que él sentía un interés por ella.
Cada vez se convencía más; el destino lo odiaba.
Pero esto tenía solución. Confiaría en sus instintos, mantendría el margen con la alienigena, sería franco, directo y dejaría que otros trabajaran junto a ella.
Si, evitarla como la plaga le funcionaría.
"Gracias a Supergirl el equipo se ha completado." Raven flotó a su lado, por fin llevaba los zapatos puestos pero ahora se negaba caminar con ellos.
"Su presencia me disturba." Él respingó.
Lo ultimo que deseaba hacer era hablar sobre aquella rubia.
"Nadie es de tu agrado Damian. Es bueno que tu opinión no importe."
"Debería importar, soy el líder."
"Pero no piensas con estrategia. Busca las ventajas, con ella aquí podremos salir de la torre a buscar a Maps sin preocuparnos de dejar al equipo sin el apoyo suficiente."
"TT...Supongo que ahora debo tolerarla en mi torre. Una lástima, realmente quería deshacerme de ella."
"A veces te comportas como un niño, esta no es solo tu torre. Además, ¿Qué tiene de malo Supergirl?" Raven miró a la recién llegada. "Creo que es una persona inspiradora, inteligente y...muy bonita."
"¿Te gusta, ó que?" Él alzó una ceja a ella en ironía.
"No me importaría invitarle una taza de té."
Damian rodó los ojos ante el juguetón guiño que Raven le lanzó, pero no era momento para sus bromas.
"Raven, se que sufres un espasmo de fanática porque tu ídolo de la adolescencia esta aquí. Pero ella no es tan maravillosa como crees."
"No me esta dando un espasmo de fanática, solo que...¿Me dirás que nunca la haz observado?" Ella no dió tregua con el asunto.
"La apariencia es lo menos importante en una persona."
"Vamos..Mira a Supergirl, es un símbolo de esperanza en el universo. Su imagen refleja la democracia, la libertad, y la justicia. Ni siquiera es de esta tierra y aun así a donde quiera que vaya la gente le brinda su confianza." Raven encogió los hombros como si con eso desquitará el peso de sus palabras. "No sé...a veces quisiera ser ella."
Damian siguió la conflictiva mirada de la mitad demonio hacia Supergirl que tenía en una especie de hechizo a todos a su alrededor, atentos escuchando cada palabra saliendo de su boca.
Ese escudo en su uniforme era un símbolo de esperanza para muchos, pero no para él. Para él, Kara Zor-El era una histérica ególatra.
Además, ¿Raven si quiera se escuchaba así misma?. Le costaba creer que ella pudiera sentirse menos a la super chica.
¡Por todas las estrellas en el cielo, Raven era mejor que cualquiera!
"Cuando tenía trece años había perdido toda la esperanza en mi mismo. Afortunadamente alguien creyó en mi y me hizo ver que dentro de mi existía un alma generosa. Eso cambió mi vida para siempre." Damian habló sin titubear, ni desquitar su atención de ella. "Una persona que se esfuerza a conocer y regresar la esperanza a almas dañadas como la mía es más valiosa que un tonto símbolo en un uniforme de spandex. No te dejes engañar Raven...Supegirl es mera mercadotecnia."
La sencilla y tímida sonrisa en el rostro de Raven le decía que ella estaba agradecida por sus palabras.
¿Cómo se atrevía insinuarle que mirara a otra mujer cuando la tenía a ella?. Ese pequeño rubor en sus mejillas a causa del cumplido la hacia verse mil veces mejor que cualquier mujer en esta sala. Y su sonrisa...su sonrisa era suficiente para hacer que miles de mariposas revolotearan desenfrenadamente dentro de su estomago, como si quisieran consumirlo en puro anhelo.
Raven era una persona valiosa e importante en su vida. Una mujer fuerte, inteligente, apasionada, entregada, hermosa y que significaba todo para él. Y si Damian necesitaba demostrárselo para que lo reconociera, lo haría sin ningún problema.
"Raven." Damian relamió sus labios.
Ella parpadeó, atenta a lo que fuera a decirle. Y vaya que él tenía mucho por confesar.
"¡Rae!"
Damian mentalizó un severo insulto cuando Mar'i flotó entre ellos cargando felizmente un conejo gris en sus brazos. Interrumpiendo en el momento menos adecuado.
"Grayson, te he dicho miles de veces que es mala educación interrumpir una conversación."
La niña frunció la boca apenada ante el regaño, sus labios temblaban como si intentarán reprimir un sollozo. Era toda una sentimental, igual que el tonto de su padre.
"Ignora a Nightwing, Mar'i. Esta siendo un amargado como siempre." Raven borró de inmediato la triste expresión en la pequeña niña de brillantes ojos. "¿Tenías algo que decirme?"
Para ser alguien tan fría, la mitad demonio tenía una debilidad por los hijos de Grayson. Damian a veces creía que los consentía mas que sus padres.
"Quería regresarlo". La pequeña niña depositó el animal a los brazos de Raven. "¿Podemos ir Jake y yo a visitarlo a tu casa?."
"Espera, ¿Es tuyo?" Damian señaló confundido al animal.
"No por elección, fue un regalo. Y si, Mar'i, pueden ir a visitarlo."
"¿Hoy?"
Damian silenció la conversación de las femeninas para mirar con aversión al inofensivo animal en su intento por sacar la conclusión de como es que llegó a Raven.
Por lo que sabía, fue un regalo y al mismo tiempo estaba relacionado con Zachary Zatara. Quien era el autor intelectual del obsequio quedaba bastante claro.
Por experiencia propia con Titus, sabía que un obsequio como ese era especial. Una mascota creaba un vinculo..una excusa para tener un constante contacto con su dueño.
Maldito Zatara.
El mezquino mago actuaba rápido, demasiado para el gusto de Damian. Él ni siquiera podía conseguir un momento privado para charlar con Raven, mientras Zachary Zatara ya la había besado y en el transcurso también le regaló un tierno acompañante... Jugaba sucio. Muy sucio.
"¿Porque no puedo ir a visitarlo hoy?."
La chillante voz de la menor hizo que él volviera a prestar atención a la conversación entre las dos mujeres.
Raven había perdido la expresión de su rostro, una señal clara de que nunca cedería a la petición de la niña, la cual se negaba aceptar un no como respuesta.
"Estaré ocupada. Haz bien tus entrenamientos y te lo prestaré el fin de semana."
"Puedo ayudarte para terminar rápido. ¿Qué vas hacer?"
"No seas insistente Grayson, Raven ya te dio su condición." Él terminó por impacientarse primero.
"¡Pero...!"
"Deja de comportarte como una niña mimada."
"¡Le diré a papá que estas siendo malo conmigo!." La niña se cruzó de brazos indignada y enchuecó la boca al irse volando velozmente.
"Mocosa, como si le temiera a su padre."
"Me pregunto, ¿De quien habrá aprendido a ser mimada?" Raven comentó hilarante.
"Mar'i necesita respetar y aceptar los límites que se le establezcan."
"JA. Respetar y aceptar limites. Eso lo aprenderá de ti, obviamente."
"Tus niveles de ironía y sarcasmo están fuera de control el día de hoy, Rachel Roth."
"Me conoces muy bien Damian Wayne."
La nube de preocupación desapareció por unos instantes de su cabeza al escuchar la modesta risa de Raven, aparentemente ella se encontraba de buen humor.
Le gustaba verla así, pero al mismo tiempo le hacia cuestionar si su alegría estaba relacionada con cierto mago.
Necesitaba hablar con ella y acabar de una buena vez por todas de esas inseguridades.
"Raven." Él intentó una vez más llamarla.
Pero nuevamente el destino se interpuso en su camino. Esta vez en forma de un simpático Cyborg.
"Brujita, ¿Ya tienes tiempo para mi?"
Damian rezongó disconforme. De repente, todos tenían un pendiente con ella. Él no pedía mucho, solo unos minutos a solas con Raven, ¿Eso era mucho pedir?.
"Será mañana Victor, debo que irme."
"¿Irte?, pero si acabo de llegar." El afroamericano cruzó los brazos, una expresión amarga en su rostro. "¿A donde vas?, ¿Con quien?."
"A casa, con Rose."
"¿Tan temprano?, ¿Tan urgente es el asunto con Rose?" Damian cuestionó, adoptando la misma pose que Victor.
La noche apenas estaba por caer en la ciudad, así que era bastante peculiar que ella se retirara tan temprano. Mas sospechas inundaban su mente. Definitivamente nada bueno para su paranoia.
"Son cosas de mujeres, ya te lo dije. Y es mejor que lo resuelva de inmediato, o encontraré a Rose ahogada con vodka en algún bar de la ciudad."
La explicación sonó convincente, pero no lo suficiente para apaciguar la inseguridad dentro de su pecho. Damian aun pensaba que ella mentía.
"Es una lastima Rae. Será mejor que uno de estos días tengas tiempo para mi."
"Lo tendré Victor."
"Raven, Rose puede esperar unos minutos. Quiero hablar contigo." Damian trató de detenerla.
"Mañana Damian." Ella murmuró, y tocando ligeramente su hombro aseguró esa promesa. "Por ahora debo marcharme."
"Serán cinco minutos." Damian volvió a insistir, pero las esperanzas ya estaban perdidas.
"Hace rato dijiste que no era urgente, puede esperar. Llámame si hay verdaderos problemas, y por favor, se amable con Supergirl." Ella le recordó al desvanecerse en un ligero humo de su magia, con todo y ese conejo gris.
"Olvídalo hermano, una vez que lanzan la carta 'cosas de mujeres' es mejor dejarlas en paz" Cyborg le dio un amistoso golpe en los hombros. "Iré a instalarme en mi habitación, por si me necesitas."
Damian apenas escuchó al hombre antes de que se marchara. Pues como un perdedor sin esperanzas se quedó mirando el espacio donde Raven había desaparecido.
La sala principal se encontraba repleta de personas y fuertes murmullos, pero sin la presencia de Raven el lugar parecía abandonado...vació.
Fue imposible detenerla, o quizás él no se esforzó lo suficiente para hacerla quedarse.
Sea como sea, Raven era libre de hacer lo que quisiera con su vida. Además, ella nunca le mentiría y tampoco a Victor Stone. Si decía que iba con Rose Wilson era porque realmente eso haría.
Le creía, incluso si su intuición encendía focos rojos de alerta en su cerebro.
"Es bastante raro que esa bruja se fuera tan apresurada a pesar de la reciente llegada de Supergirl." Jason Todd se acomodó frente a Damian, el humo de un nuevo cigarrillo golpeando el rostro del moreno. "Extraño, tampoco veo a ese mago por ningún lado..¿Será casualidad que ninguno de los dos este presente?."
"Di de una buena vez lo que intentas decir."
"Oh, tu sabes bien que trato de decir demonio."
Con un ultimo soplido de humo del tabaco en las narices de Damian, el forajido se esfumó despreocupado del lugar, como si su comentario no hubiera hecho estragos en el moreno.
Jason Todd alimentó más a sus sospechas.
Raven se fue con una excusa que Damian no terminaba por comprar mientras Zachary también se encontraba ausente.
Hablar con Victor Stone, con Jason Todd, con el mismo Zatara y presenciar en vivo ese beso en el elevador terminó por destrozar toda la confianza y seguridad que Damian tenía con Raven.
¿ Era verdad que la mitad demonio se veía en secreto con el mago?.
Las palabras de Todd llevaban un significado verdadero; Raven no lo estaría esperando toda la vida.
Raven y él estaban conscientes de que su relación iba más allá de compañeros o de los estándares de una inocente amistad. Sin embargo, hasta en este momento, nunca existió el concepto que definiera exactamente su relación.
No eran amantes, no eran novios...ellos solo se mentían e inventaban excusas para poder gozar un momento de intimidad que después los dejaba llenos de confusión.
Raven significaba mucho para él. Le gustaba hablar, reír, compartir y convivir con ella. Le brindaba felicidad verla usando su ropa, cuando lo reprimía o lo molestaba por cosas triviales. Gozaba al verla realizando actividades tan mundana como tomar el té, leer un libro o entrenando.
Y últimamente, lo mejor en su día era dormir a su lado y presenciar esa pequeña sonrisa que se dibujaba en sus labios al despertar.
Amaba sentir la suave piel tal porcelana contra su piel, ver ese ligero rubor apoderándose de su cuerpo y escuchar el placer que emanaban sus labios cuando sus cuerpos se unían en uno solo.
Damian había visto miles de paisajes en su vida, pero nada se comparaba con la tonalidad de sus ojos. Nada le ha traído tanta paz que sentir su corazón palpitando contra su pecho al tenerla a su lado.
Le confiaba enteramente con su vida, pues a nadie más le ha mostrado tantas veces su estado más vulnerable.
Lo reconocía finalmente, desde hace un buen tiempo esta emoción en su interior por Raven iba mas allá que una lujuria pasional. Pero quizás el golpe de sus verdaderos sentimientos llegó demasiado tarde. Mientras los celos y el temor a perderla lo hacían frenar.
¿Que haría Damian ahora?.
Era incapaz de imaginar una vida con ella en los brazos de otro hombre. Aun recordaba el desastre en el cual se convirtió cuando Raven abandonó el equipo y dejó que el hombre incorrecto engañara su corazón.
Esa vez pensó que la había perdido para siempre. Damian no podía arriesgarse nuevamente a vivir esa terrible experiencia.
Raven era libre de tomar sus decisiones, Damian no la presionaría pero tampoco se quedaría de brazos cruzados mientras un patán cualquiera amenazaba por interferir la conexión especial que ambos compartían.
Que ella corriera a Zachary era su culpa, debió apreciarla más.
Ahora haría todo lo posible para remediar ese error. Damian abandonaría sus quejas, su cobardía y su orgullo para actuar como un verdadero hombre.
Él no podía esperar ningún maldito segundo mas sin sacar esto que ocultaba en su corazón.
Deseaba mas que visitas a escondidas o susurros en secretos. Amaba a Raven mas que a una amiga, quería que ella compartiera su afecto y cada momento ameno junto a él.
Un ligero roce contra su brazo lo hizo retraerse de sus pensamientos. Damian giró la cabeza, topándose de frente con el símbolo de la familia de Superman. Al ver una falda corta ondeando en el aire, de inmediato descartó la probabilidad de que esa persona fuera Jon.
"Nightwing, quisiera hablar contigo sobre el papel que desempeñaré en los Titanes." Supergirl le habló con una enorme sonrisa y la barbilla en alto.
"Beetle se encargara de instruirte." Él rápidamente intervino, queriendo deshacerse de la mujer.
"Ya se ha marchado."
Damian observó la sala común, estaba completamente vacía.
"Puedo hablar con Jaime, pero..." La rubia titubeó antes de continuar, mientras la esperanza comenzaba a danzar en sus ojos celestes. "En realidad, quería hablar contigo en privado, sobre la misión en el espacio."
"Tengo responsabilidades mas importantes que escuchar argumentos insignificantes del pasado. No me molestes."
La seguridad en la chica se cayó en mera decepción al instante.
Fue descortés, porque debía dejarle en claro que sus intensiones eran diferentes a lo que ella se imaginaba. Damian no estaba interesado, nunca lo estaría y como lo prometió, sería directo con el asunto.
Salió de la sala sin importarle dejar a la recién llegada atrás.
Tenía cosas mas importantes por hacer.
Y asegurar que Raven no se escapará de su vida era lo más primordial en su lista.
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Raven no veía el final de las infernales escaleras del edificio.
Mientras el animal en sus brazos chillaba con cada escalón que subían hacia su humilde departamento. La pobre criatura había tenido un día atareado; de aparecer de aquel sombrero de copa en una torre llena de héroes hasta tener que viajar por el espacio-tiempo de ida y vuelta de San Francisco a Gotham.
Los viajes largos siempre le daban una sensación rara, como una incomodidad en el fondo de su estomago.
Irritada, le hacían sentirse bastante irritada.
Pero al final, su esfuerzo valió la pena y logró calmar su revoltosa preocupación por la salud del mayordomo de los Wayne.
Inmediatamente, tras desaparecer de la torre llegó a la mansión Wayne para encontrarse con Alfred, quien para su buena suerte se encontraba a solas en su habitación. Con una charla amena y una pequeña terapia de curación, Raven llegó y salió de Gotham en cuestión de una hora.
Tan rápido como la visita de cualquier doctor.
A decir verdad, pasó muy poco tiempo en esa mansión a comparación a todas las horas que han pasado desde que salió de la torre. Pero aquello se debía con su inesperada y nueva adquisición.
Nunca pensó que encontrar zanahorias por la noche sería una tarea tan imposible. Para poder encontrar los vegetales visitó siente tiendas en su cuadra, mientras aun usaba su atuendo de la editorial y esas terribles zapatillas traídas del mismo infierno.
Y todavía cuestionaba de donde provenía su irritabilidad, si trataba de subir las escaleras con el dolor en sus pies, equilibrando al conejo en sus manos y una bolsa con tres kilos de zanahorias para alimentarlo.
Pensaría positivamente, pues ya se encontraba a pasos de llegar a su departamento. Alimentaría a su nueva mascota, tomaría una ducha tibia y al final caería en su cama en un profundo sueño.
Después de lo que pareció una eternidad, la puerta de su hogar apareció a su vista, brillando con una energía que le enviaba felicidad, confort y la motivación de caminar más aprisa.
Raven sintió un gran alivio al girar la perilla de la puerta y ser recibida con el inconfundible olor de su hogar al entrar. No se molestó en encender la luces conforme abandonaba esos terribles zapatos en la entrada, permitiendo así que el helado suelo apaciguara el punzante dolor en la planta de sus pies...una gloriosa sensación.
"Tardas demasiado para cerrar esa puerta, debo recordarte que este vecindario es de los más inseguros de San Francisco."
"¡Mierda!" Raven gritó alarmada al ver una oscura figura parada debajo del dintel en la sala. "Damian...¿Qué haces aquí?"
El hombre que sin pena invadía su morada no le respondió, en cambio se agachó a recoger las cuantas zanahorias que salieron de la bolsa que ella derramó debido a la impresión.
"¿Cómo demonios entraste y por que estas en la oscuridad?. ¡¿Planeas darme un infarto?!."
"Puedo ver perfectamente en la oscuridad, y entre por la ventana. Recuerdo haberte comentado sobre la deficiente seguridad de tu hogar."
Raven esperó a que las apresuradas palpitaciones de su corazón se calmaran para finalmente cerrar la puerta.
"Y dices que Zachary es el acosador." Ella liberó al conejo en el piso para encender las luces y ver con toda claridad el rostro de un indiferente Damian.
"Te tomaste bastante tiempo para regresar a casa y tu vecina insistía en hacerme preguntas absurdas." Damian cruzó sus brazos, secretamente desagradado por ser comparado con el mago. "Creo que nos tenemos la confianza suficiente para que yo pueda auto invitarme a tu casa."
"Auto-invitarte. Bonita forma de decir allanamiento." Raven comentó en broma, pues sería una perdida de tiempo volverle a insistir sobre lo inapropiado que era su método de visita. Damian era un caso perdido.
Sus intensiones fueron las de una disimulada mofa, pero por la dura expresión en el rostro de Damian, se dio cuenta que su comentario fue tomado con poco agrado.
"Supongo que el problema de Wilson ha sido resuelto. O, ¿En donde esta?, ¿Pudiste ayudarla? ¿La dejaste morir en alcohol?."
"¿Qué es esto, un interrogatorio?" Raven le dio un vistazo antes de tomar una de las zanahorias que él había dejado en el mostrador. "Me asombra tu repentino interés por el bienestar de Rose."
Ella se agachó al nivel del conejo para alimentarlo. Una sutil forma de evitar los analistas ojos del moreno sobre ella y de que la atrapara en su mentira blanca.
"Rose Wilson es parte del equipo, y mi responsabilidad es ver por el bien de todos."
"Todo quedo resuelto, seguro Rose ya se esta metiendo en problemas como usualmente lo hace."
Afortunadamente Rose se encontraba fuera de casa y probablemente regresaría hasta mañana. Tiempo suficiente para ponerla al tanto de su mentira antes de que el detective pudiera descubrirla.
"Hmm..."
Estaba segura que él dudaba, pero Raven necesitaba prolongar el secreto de Alfred...solo un poco más.
Sentía su mirada sobre ella, así como una pesada tensión proviniendo de él. Parecía ser que otra vez algo lo molestaba dentro de esa cabeza dura.
Damian se agachó por su lado, levantando al conejo del pliegue en su cuello para observarlo mejor. "Es un macho, joven y con buena salud."
Fue una fortuna que él dejara el asunto de Rose por la paz, permitiendo que ella pudiera relajarse de nuevo.
"Pensé que era una hembra. ¿Cómo sabes que es macho?"
"¿Cómo puedes dudar que no lo sé?." Damian soltó al animal y con un dedo frotó su cabecita. "Es pequeño, fácil de escabullirse. Va a necesitar su propio espacio o podría lastimarse."
"Quizás podría construirle un pequeño corral en la sala." Raven murmuró, pero rápidamente descartó la descabellada idea. "Se quedará en mi habitación, ahí estará seguro."
"Ese conejo es tu responsabilidad." Damian negó con la cabeza para después murmurar bajamente. "El idiota de Zatara no sabe dar regalos."
"¿Qué?"
"Si alguien te va a regalar una mascota debe ser responsable y darte los por menores de como cuidarla. Zatara debió pensar en eso. Y por favor dime que fue adoptado..."
"Zachary no me dio al conejo, a él ni siquiera le agradan las mascotas." Raven rió ante la absurda suposición. "Bart me lo regaló."
"¿Impulso?, ¿De donde saco él un conejo?" Damian sonó genuinamente confundido.
"Es un cuento muy largo que involucró a Zachary, a un sombrero y a un pelirrojo fallando su intento de ser un mago." Raven dió una media sonrisa al continuar. "En pocas palabras, la torre se llenó de conejos. Nos deshicimos de todos, menos de este pequeño amiguito que Bart literalmente me obligó a quedarme."
"¿Cómo es que no me entere de todo eso?." Damian habló tras procesar la historia.
"Ni idea que pasa por esa cabeza tuya."
"¿Ya lo nombraste?." Él le preguntó al tomar al conejo y mostrárselo. Repentinamente su recelo por el animal había desaparecido.
"Sinceramente, no he pensado en uno." Ella paró unos segundos para observar a Damian, no entendiendo su repentino cambio de actitud."¿Porque tan interesado ahora?, Hace unos segundos estabas listo de tirarlo por la ventana."
"¿Apenas me conoces?, nunca le haría eso a un animal." Damian le frunció el ceño. "Estoy sugiriendo lo evidente, si va a ser tu mascota tienes que nombrarlo."
"Bien, si tanto te interesa tu puedes nombrarlo."
"¿Acaso estas obligándome a nombrarlo para compartir las responsabilidades de cuidarlo?." Damian gruñó en protesta.
Raven sabía que él estaba lejos de estar disconforme con la idea de compartir una nueva mascota entre los dos.
"Totalmente, y tu primera responsabilidad es ponerle un nombre." Raven se acercó un poco para acariciar ligeramente la nariz del animal. "No quiero llamarlo toda la vida conejo o peor aún, orejitas o botones."
Damian arrugó la nariz, obviamente tampoco complacido con la idea.
"Lo pensaré."
Se levantaron a la par, quedando frente a frente y significativamente cerca. Damian aparentaba estar tranquilo pero en su mirada Raven detectaba un brillo salvaje.
De inmediato la piel se le erizó, tanto le afecto que ella se escabulló dandole la vuelta. Por alguna razón no sentía la misma confianza para enfrentarlo como lo hizo por la tarde. Estaba siendo afectada por el peso de su moral al mentirle.
La culpa era difícil de disimular.
"Entonces, ¿Porque la inesperada visita de ladrón?" Raven distraídamente preguntó conforme recogía cada zanahoria del mostrador.
"Te regale estos muebles, robarlos sería una tontería."
"Damian, estaba siendo sarcástica. ¿Qué te tiene tan a la defensiva?."
Damian guardó silencio, desprevenido por su propia actitud.
"Necesito hablar contigo." Al final él se atrevió a decir con un tosido.
"Supongo que teniéndote aquí ya no hay necesidad de esperar hasta mañana para hablar. Dime, ¿Que cosa te tiene tan inquieto?."
La respuesta no fue inmediata, a decir verdad, él se tomó un tiempo antes de hacer si quiera un sonido.
Curiosa, ella le echó un pequeño vistazo solo para verlo rascándose la parte trasera de su cuello. Estaba nervioso.
Raven desquitó sus ojos de él al escucharlo exhalar, haciéndose la ignorante para caminar al refrigerador.
"Raven, ¿Qué estamos haciendo?"
Su voz provocó que un escalofrío recorriera dentro de su cuerpo, sonaba tan serio y determinado.
"Bueno, yo guardo zanahorias en la nevera y tu estás invadiendo propiedad privada." Ella eligió el humor para contestar mientras se ocupaba en su tonta tarea.
"Me refiero a nosotros...."
"¿Dijiste algo?" Tuvo que cuestionar al instante pues no había alcanzado a escucharlo. "¿Encontraste algo sobre Maps?, ¿Aun piensas llevar a Alfred al Pozo de lázaro?"
Sin embargo, Damian permaneció en silencio y bien sabía ella que eso nunca era una buena señal.
Raven cerró la puerta del refrigerador para darse cuenta de como Damian seguía parado al otro lado del desayunador de la cocina, con sus ojos centrados en ella. No se había movido ni un centímetro de donde lo había dejado.
La cuestión de la cual quería hablar debía ser de suma importancia si es que le tomaba tanto tiempo organizar sus ideas.
Tanto misterio empezó a preocuparla. Damian nunca titubeaba en compartirle sus pensamientos, él siempre iba directo al asunto.
"En la torre me aseguraste que no era de gravedad. ¿Qué pasa?." Ella exigió más urgente al encaminarse a él.
Al nunca perder el contacto visual, ella alcanzo a leer una conflictiva emoción oculta en sus iris verdes....debía preocuparse.
"Necesito decirte algo importante." Damian se digno hablar, sus palabras estuvieron lejos de calmarla.
"Por todo Azar, Damian Wayne." Ella rodó los ojos impaciente. "Dilo de una buena vez."
"¿Qué relación tenemos?"
Las palabras se cortaron en sus labios mientras su corazón se aceleró ante la severidad de la pregunta. La tomó desprevenida y sin saber como responderle.
'Amigos' estaba lejos de sentirse como el titulo adecuado para ellos, pero aun así era la única respuesta en la cual podía pensar sin arriesgarse a cometer un error. Era la opción mas segura.
"Somos amigos."
"Los amigos no se besan y mucho menos se van a la cama juntos tantas veces." Él chasqueó con la lengua, resentido y disconforme con la contestación.
Damian movió lejos las sillas altas del mostrador para cerrar el espacio entre ellos. La espalda de Raven golpeó la aguda orilla del desayunador mientras los brazos del moreno se colocaban a cada lado de su cuerpo. La encasilló, impidiendo que pudiera huir nuevamente.
La inesperada tensión la mareaba...este no era el mejor momento para confrontar aquello que tanto han estado evitando; La verdad.
Disfrutar al ojo ciego era mas sencillo que confortar la realidad.
"¿Porque vienes con esto ahora?, prometimos hablarlo después de encontrar a Maps."
"Porque no puedo esperar más tiempo para comprender lo que ocurre entre nosotros. Existe una amenaza de perderte y-..."
"Pero que tonta....¡¿Esto es sobre la tonta batalla de egos entre tu y Zachary?!." Raven rechinó entre dientes cerrados. Apuñaló un dedo fuertemente contra el duro pecho del hombre. "No soy un territorio para ver quien lo marca primero. Idiotas."
"No, no entiendes, esto va mas allá de la rivalidad con Zatara."
"No voy a escuchar esto. No soy un premio en esta lucha de poder." Raven empujó a Damian por los hombros tratando de alejarlo.
Pensar que toda la urgencia de Damian se debía a que Zachary estaba en la torre le hería, la decepcionaba y le enojaba. Estaba harta de estar en medio de ese juego de poder entre los dos hombres.
"Escúchame." Damian la apretó de los antebrazos deteniendo su forcejeó. "Se que no eres un premio, pero tienes que saber que la única razón tras mi odio a Zachary Zatara eres tu Raven. Cuando lo trajiste a la torre me irritó el hecho que llamará tu atención, después jure odiarlo para siempre cuando te hizo llorar y finalmente quise aniquilarlo el día en el cual rompió tu corazón."
"¿Que quieres decir?" Raven dijo en su susurró. Su intento de alejarlo se había quedado en el olvido.
Damian apretó la mandíbula y con pasos lentos cerró más la distancia entre ellos.
"Quiero decir, que te he apreciado mas que una amiga desde hace años, pero había sido un cobarde en aceptarlo." Damian curvó uno de sus dedos por debajo de su barbilla para conectar sus miradas, asegurándose de que ella pudiera ver la sinceridad de sus ojos. "Pero hoy estoy mas seguro que nunca de lo que pienso de ti...Me gusta estar contigo, Raven. Me gusta la forma en la cual mi corazón late rápido cada vez que te veo. Me gusta saber que estás allí cuando te necesito. Y más allá de lo carnal, más allá de la amistad...te deseo."
La intensa determinación en sus esmeraldas, y ese marcado sonrojo en sus mejillas le decían que sus palabras fueron honestas.
La repentina oleada de emociones fue tan rápida y fuerte que Raven apenas podía respirar. Se le estaba haciendo imposible procesar lo que él acababa de decir, cada palabra que salió de su boca le había robado el aliento.
Como si él le hubiera confesado su completa devoción...O, ¿Eso hizo?
"¿Qué estas pensando?"
Él esperaba una respuesta, pero la había tomado tan desprevenida que ahora un sin fin de cosas pasaban por su mente.
"No estoy segura."
Sus primeros contactos fueron extraños e incomodos, pero para nada desagradables. Con el tiempo cada caricia y beso se volvió mas natural, hasta que el deseo de tener al otro se convirtió una necesidad.
Pero apenas comenzaban en aceptar aquello como un gozo mutuo, mas allá de ser la excusa de un juego que hacían para sentirse libres por unos momentos. Era cómodo, agradable...pero con un camino incierto de donde acabaría para ellos.
Por eso habían decidido postergar esta conversación para cuando no hubiera tantas distracciones en sus vidas y tuvieran la mente libre para tomar una decisión final.
Raven temía anticiparse a algo que aun no comprendían de todo y que al final arruinaran lo poco que han construido por no saber esperar.
'Esperar por lo inevitable es inútil.' Su mente susurró.
"Entiendo que pueda ser confuso, pero..." Damian se detuvo para aflojar el agarre de los antebrazos de la mujer y posteriormente descansarlos sobre su pequeña cintura. "Podemos tomarlo con calma, si es que me das la oportunidad."
El aliento de Damian golpeó suavemente su mentón conforme ella se perdía en el el anhelo y cariño de sus ojos.
Él buscaba una respuesta a su petición en sus amatistas, pero tenerlo tan cerca, con las manos sobre su cuerpo y con su enigmático aroma la tenían tan distraída que ella estaba a nada de hundir el rostro sobre su pecho para perderse en él.
No tuvo más tiempo para fantasear, pues sus pensamientos se disolvieron en la nada cuando Damian se hartó de esperar y en un espontáneo movimiento, inclinó su cabeza para capturar sus labios juntos bajo una suave presión.
Un roce con inocentes promesas que le provocó suspirar en anhelo, abandonar sus intentos por encontrarle un sentido a este mundo y entregarse a la realidad donde solo ellos existían.
La calidez de Damian la envolvió en un abrazo, mientras Raven sentía las emociones de su confesión en la suavidad de sus labios.
La besaba lentamente, saboreando cada segundo mientras sus manos recorrían sus curvas con sensualidad y cariño, sin presionarla pero tomando todo lo que Raven tenía por ofrecerle.
Damian se esforzaba por darle romanticismo al momento, sin embargo Raven se derretía bajo el tacto que encendía la llama de la lujuria dentro de su ser, pues parecía que la ultima vez que pudieron tener un momento como este fue hace una eternidad.
Su presencia, su esencia, el calor de su cuerpo y el sabor de sus labios la hacían perder la razón. Como si fuegos artificiales explotaran en su interior.
Las manos de Raven se escabulleron por debajo de la camisa de Damian para dar inicio aun camino de seducción por su fuerte torso. Tocando y acariciando cada cicatriz que ella parecía reconocer de memoria sobre la sensibilidad de su dorada piel.
Se atrevió a separarlos para invitarlo a probar de ella ese lado oscuro de su naturaleza que él siempre lograba sacar a relucir. El lado más atrevido, seductor y dominante.
Lo quería en cuerpo y mente con el fervor de la pasión.
Los ojos verdes del moreno brillaron con complicidad, aceptando la invitación.
Raven atrapó sus labios en un beso que aceleró todo dentro de su cuerpo. Estaba desesperada, cada parte de ella pedía desvergonzadamente por más.
Damian respondió a sus silenciosas plegarias...así, los dulces roces se transformaron en urgentes, insistentes, y en una salvaje pasión que juraba consumirlos a los dos.
Ahora no existían ningún prejuicio que los frenará de disfrutar sus deseos pasionales.
Un jadeo en sorpresa se escapó de su boca al sentir las manos del hombre perdidas debajo de su vestido dandole un descarado agarre a su trasero. Sus caricias repitieron un camino por sus muslos hasta su trasero unas cuantas veces, haciendo que su cuerpo se despertara en anticipación con el ardiente rastro que él dejaba en su piel.
Ella se desprendió de sus labios para retener un aliento, su sonrojo se elevó hasta sus orejas cuando la sombra de sus dedos comenzaron a jugar con el elástico de su ropa interior.
Damian la observó seguro de si mismo, mientras una mueca seductora se dibujaba en sus labios con la promesa de condenarla a los placeres más bajos del infierno.
Definitivamente ya estaban pasando a otro nivel.
La voz de Raven tembló en un murmullo cuando él por fin apartó el delgado algodón de su ropa interior para recorrer con lentitud un dedo en la humedad de su entrada.
A este punto el calor entre sus piernas era tan evidente que ella no se avergonzaba de que Damian lo sintiera entre sus dedos.
Los ardientes besos se reanudaron y ella se aferró de él como si su vida dependiera de ello cuando sus rodillas comenzaron a temblar gracias a la deliciosa vibración que el pulgar del hombre provocaba al dibujar pequeños círculos sobre su clítoris.
Estaba determinado en encaminarla a un viaje directo y sin escalas a experimentar la mas espléndida satisfacción.
Esa era la idea, por lo cual, le fue inevitable gruñir en protesta cuando el electrizante toque del hombre desapareció de manera repentina.
Prácticamente ella se quedó temblando en sus brazos, con el flamante ardor en su cuerpo desesperado por tener un poco de atención.
"Mas vale que termines lo que empezaste." La amenaza en la voz de la mujer sonó grave e infernal.
No estaba contenta, y una demonio frustrada era bastante irracional.
"Lo haré, te lo prometo." Damian la provocó de una manera juguetona al acariciar su cintura y picotear sus labios en un corto beso.
¿Como pretendía el maldito saciar el infernal deseo que causó entre sus piernas con un simple roce de labios?. Más le valía hacer algo pronto.
Una arrogante mueca se formó en el rostro del moreno al deslizarse de su camisa y percatarse de como la ira de la mitad demonio se esfumó al instante en el cual sus ojos cayeron sobre ese desnudo abdomen.
Estaba completamente segura que esa piel dorada la seducía a sentir esos músculos en un camino bajo su tacto que recorrería desde la cicatriz adornando su pecho, siguiendo por los marcados abdominales hasta esas caderas y al enorme bulto escondido en su pantalón.
Oh por Azar...
"Te ves linda frustrada Roth. Es un buen look en ti."
Esa fanfarrona voz finalizó bruscamente su momento de admiración. Sus amatistas regresaron al hombre para ver ese presumido orgullo expresado en su rostro.
Ella arrugó la nariz, pues le haría ver que el orgullo era un pecado que ella manejaba a la perfección. Después de todo, a los dos les encantaba jugar con fuego.
Nunca perdió la conexión entre sus miradas conforme usaba su magia para bajar el cierre en la parte trasera de su vestido.
La presumida expresión se borró de Damian tan rápido como el vestido cayó al suelo. Para Raven fue un deleite ver esos esmeraldas perder su enfoque racional para seguir en una hipnosis cada movimiento que ella hacia al desprenderse de su sujetador azul.
En segundos se encontró semi desnuda frente a él. La lujuria en sus ojos verdes inspeccionaron su cuerpo como si estuvieran admirando el cuadro mas bello e intocable, ambicioso por poseerlo en sus manos.
Ahora ella era quien se inflaba en orgullo al verlo tan distraído. Quizo reírse de su incapacidad de moverse, pero ella aun tenía un ultimo truco bajo su manga.
Con movimientos lentos ella logro se despojarse de la ultima prenda sobre su cuerpo para lanzarla hacia Damian. Provocando que él sostuviera la respiración cuando la delicada prenda cayó ante sus pies.
"Te ves lindo frustrado, Wayne." Ella repitió sus burlonas palabras.
Fue todo lo que se necesito para romper el control de Damian. En dos pasos cerró una vez más la distancia entre ellos para envolverlos en un intimó abrazo.
Nunca se hubiera imaginado que estar entre los brazos de este guerrero sería lugar donde se sentiría más segura y en dicha. Raven no pudo evitar la espontánea sonrisa en sus labios mientras él la besaba con el entusiasmo que ella había estado anhelando.
Damian la tomó bruscamente por la cintura mientras ella se aferraba de su espalda, ambos deseando estar lo mas cerca posible, conforme el roce de sus torsos desnudos los incitaban a perderse cada vez más.
Raven jadeó entre sus labios cuando Damian colocó sus manos sobre sus caderas para juntar sus entrepiernas y hacerle sentir el oculto bulto de su miembro rozando contra ella.
"Eres mi anhelo mas preciado..."
Su ronca voz animó un cosquilleo en su estomago y un vuelco al corazón que la dejó sin aliento pero llena de emoción.
La dicha le hizo percatarse tarde de cómo él apretaba sus muslos con fuerza para levantarla y sentarla sobre el frío azulejo del desayunador que separaba la sala de la cocina.
La nueva posición ayudó a Damian a pararse en el espacio entre sus piernas y esconder el rostro en la curva de su cuello para respirar su esencia. Ahí él abusó de su delicada piel con besos descuidados y pequeños mordiscos que quedarían marcados como un recuerdo de sus actos.
Raven murmuró complacida, recargando sus brazos hacia atrás permitiendo que Damian ahuecara libremente sus senos en sus manos.
El ardor entre sus piernas y el rubor de su piel se encendieron de nuevo al sentir los pulgares del moreno rozar contra la sensibilidad de sus pezones en un toque tan delicado que logró enviar una excitante vibración por todo su cuerpo.
"¿Te gusta?" Él susurró en el calor de la noche.
Ella solo pudo cabecear nerviosa, incapaz de hablar debido a la anticipación aculándose en su ser al sentir como las manos de Damian caía sobre sus muslos y separaban sus piernas.
Él descendió con sus labios en un sensual viaje por todo su torso en una actitud provocadora hasta que finalmente acomodó su rostro entre sus piernas...En ese momento, Raven lanzó la poca sensatez que le quedaba por la maldita ventana.
Cuanto lo deseaba...
Cerró sus ojos en un jadeó complacida al sentir la punta de su lengua dar una experimentada caricia entre sus pliegues. Damian sonrió, saboreando y succionando con una peligrosa lentitud, determinado al llevarla al límite de su cordura.
Ella se dejó caer de espaldas sobre el frío desayunador ante la espléndida sensación, mientras Damian acomodaba sus piernas sobre sus hombros en la búsqueda de un mejor ángulo para hacerla suya.
"Oh..." Raven echó la cabeza hacia atrás y gimió fuertemente, experimentando cada gota de éxtasis dentro de su cuerpo.
Agradecía al universo por esos labios y por la forma en la cual esa lengua se moldeaba entre sus pliegues, devorándola como si ella fuera para Damian el caramelo más dulce de la existencia.
Su espalda se arqueó sobre el frío azulejo ante la imparable exploración de esa lengua golpeando, lamiendo y besando ese punto dentro de su cuerpo que la hizo volar alto.
Raven enredó sus dedos en los mechones oscuros de Damian, empujando sus caderas directamente en su boca en la desesperada búsqueda por saciar ese fuego aglomerado que pedía a gritos ser libre.
Damian gimió suavemente en respuesta, acariciando y succionando su clítoris con tanto fervor que ella comenzó a temblar al sentir el punto culminante de su excitación.
Ella estaba a acostumbrada al calor infernal del inframundo, pero esto..esto la hacia sentir como si por primera vez tocara el angelical cielo. Experimentando la mera gloria entre las nubes, el y todas las malditas cosas celestiales que pudieran existir.
Un roce mas de su lengua fue todo lo que ella necesitó para que la tensión entre sus piernas reventara. Damian soltó una maldición conforme un quebradizo gemido salía de los labios de la mitad demonio ante la plena manifestación de un orgasmo.
El placer, el éxtasis y el poder de su magia se expandieron juntas, recorriendo cada centímetro de su ser.
Vagamente sintió a Damian morder el interior de su muslo antes de apartarse, dejándola sola para disfrutar los deliciosos espasmos dentro de su cuerpo que la hizo llegar a la cima del cielo donde se quemó por el pecado del placer carnal.
"Mierda..." Ella dijo entre pesados respiros al quedar exhausta y extremadamente complacida sobre el desayunador.
"¿Todo bien ahí?" Damian preguntó engreído.
Más alla de lo perfecto.
Tan perfecto que ella temía moverse y perder esa increíble experiencia sensorial aun presente sobre cada poro de su piel.
"¿Sin palabras?" Damian se inclinó sobre ella, observándola por debajo de sus pestañas.
El bastardo sonreía sin resistir inflarse con ego.
Su rostro brillaba con victoria, tal lo hiciera un hombre que acaba de lograr algo importante en su vida.
"No te pongas engreído." Raven empujó débilmente el rostro de Damian.
"¿Engreído?, ¿Por algo tan pequeño?. Pero si apenas comienzo contigo."
El cuerpo de Raven dió un pequeño brinco de emoción, el deseo en su interior reviviendo ante su candente promesa.
"¿Apenas el comienzo?" Raven sonrió cuando él la recogió en sus brazos, sentándola de nuevo para que mirara esos ojos verdes brillando con picante travesura.
"Solo el comienzo." Damian aseguro, cerrando el trato en un dulce beso.
Se complació con las palabras que salieron de su boca. Sin embargo, inocentes picoteos quedaban lejos de ser lo que el prometía.
Decidida a acelerar un poco el proceso, ella sostuvo el rostro de Damian entre sus manos para rosar su lengua apasionadamente sobre sus labios, comenzando así entre ellos una pelea por el dominio de sus besos.
Ella enredó las piernas sobre sus caderas para atraerlo a ella y de inmediato sintió su firme erección golpeando su estomago. Saber que Damian estaba completamente descubierto para ella la convirtió en un manojo de nervios, en una mujer hambrienta por él, lista para experimentar una pasional encuentro.
Raven permitió que él tomará el control de sus besos para escabullir una mano hasta su entrepierna. Y vaya que disfrutó el masculino gruñido que vibró contra sus labios cuando ella atrapó su firme miembro en su agarre.
Envolviendo su longitud, ella inició seguros pero lentos movimientos con su mano, bombeando una..dos..tres y las veces que fueran necesarias para convertir a Damian en un desastre de inciertos murmullos y gruñidos.
Raven plantó un beso en la gran cicatriz marcada en el corazón del hombre, ocultando con la acción la engreída sonrisa que se pintaba en su rostro mientras Damian movía la cadera en su palma, embriagado por su propio placer.
Su naturaleza endemoniada amaba mostrarse dominante, tenerlo en sus manos reducido a plegarias era un deleite que pocas veces lograba gozar. Ciertamente, nadie le creería si dijera que ella era capaz de provocar que el poderoso Nightwing se volviera débil con tan solo los movimientos de su muñeca.
Amaba ser quien lo hiciera perderse en el placer, y por la sensación de la humedad sobre la punta de su miembro ella estaba pronta a cumplir ese cometido.
.
"Es suficiente." Damian apartó la mano lejos de él.
Confundida por el arrebato, Raven alzó sus ojos para toparse con los de Damian resplandeciendo con toda la pasión y el deseó que él sentía intensamente por ella.
Raven sostuvo la respiración, atrapada en las emociones que él le transmitía que apenas pudo reaccionar cuando Damian la tomó de los brazos para bajarla de un salto al suelo.
Con un movimiento brusco la giró espaldas hacia él, obligando a que se reclinará y usara sus brazos para sostenerse sobre los azulejos del desayunador.
"Damian..." Ella llamó su nombre.
Sin embargo, las palabras murieron en sus labios cuando él separó nuevamente sus piernas, exponiéndola totalmente para él.
"Este es el comienzo." Damian de nuevo aseguró, inclinándose sobre ella para plantar un camino de besos por sus hombros.
Esa era una promesa que Raven se desesperaba por ver cumplida.
Manos callosas recorrieron sus curvas hasta que se posaron sobre sus amplias caderas que ya ardían con el deseo de tenerlo.
Raven siseó impaciente, acomodando sus caderas hacia atrás, sintiendo su miembro golpeando su glúteo en el intento de llamar su atención.
Ambos exhalaron en plenitud cuando él rozó lentamente su erguido miembro contra la humedad de su sexo. Como si la preparara para el encuentro mas placentero y sensual de la noche.
Un suave susurro de placer acompañó a la tranquilidad de la noche cuando ella sintió como la fricción de sus cuerpos iba cambiando en ritmos de lentos roces hasta la constante intensidad, que se repetía una y otra vez.
Damian la torturaba.
Raven coincidió cada fricción con sus caderas, al ser incapaz de tolerar aquella tortura. Estaba más que preparada, lo deseaba dentro de ella para que consumiera el fuego dentro de su vientre. Lo necesitaba tanto como el aire que respiraba.
Por fin vió la luz de sus deseos cuando Damian la sujetó por las caderas, manteniéndola fija para guiar la punta de su miembro en su entrada.
Ella cerró sus ojos mientras atrapaba un gemido al morder sus labios, disfrutando como el grosor de Damian se deslizaba suavemente en su interior, poco a poco sus músculos estirándose alrededor de él, llenándola hasta el punto en el cual sus emociones se desbordaron en una alta excitación.
Suspiraron en unión cuando Damian por fin logró acomodarse en ella, envolviéndolos con una sensación familiar, plena y reconfortante.
Damian retrocedió sus caderas, saliendo casi por completo para después estrellarse fuertemente contra ella. Repitió el mismo movimiento sin parar, mientras buscaba enredar sus manos juntas contra los fríos azulejos en una manera de compartir con ella la complicidad del acto.
Sus cuerpos hablaban por si solos, ardiendo y temblando en placer cada vez que se unían. Desesperados por la necesidad de tener al otro cerca y sentirse completos.
Raven lo quería enteramente, pues a este punto la decencia no tenía lugar para existir.
Ella empujó sus caderas hacia atrás recibiendo cada embestida que en cuestiones de nada se convirtieron en algo mas salvaje, rudo y desenfrenado.
Nunca se imaginó que la inocente confesión de su corazón terminaría tan obscenamente; con ella desnuda, doblada en la cocina y con los pechos saltando en el aire con cada desenfrenada embestida que Damian propinaba a su cuerpo. Era como si los dos intentaran romperse en miles de piezas solo para después recogerlas y unirlas de nuevo en una misma alma.
Agradecía que Damian no pudiera ver su rostro mientras sus suaves gemidos pasaban por sus labios sin ningún control. Porque parecía que nada en esta vida la haría sentirse tan completa y plena como Damian lo lograba hacer.
Él los cambió en una posición vertical al recolectarla de nuevo en sus brazos. Pegó su espalda contra su pecho y la sostuvo con un brazo seguro alrededor de su cintura, antes de tomar impulso para penetrarla tan profundamente que él logró golpear ese punto en ella que elevó su excitación al nivel que le hizo olvidar su propio nombre.
Damian jadeó en su oído mientras su mano libre estimulaba el valle de sus pechos y el salvaje ritmo de sus caderas retomaba su intensa fuerza.
Raven aclamó por Damian entre gemidos y murmullos, sentirlo enteramente dentro de ella era la más maravillosa sensación.
Cada empuje, cada gemido de placer, el deseo, el secreto de amor en sus caricias y cada incomprensible palabra susurrada en su oído la extasiaban, la fascinaban...la volvían loca.
Estaba a nada de ser consumida por el creciente fuego en su cuerpo.
Sería incapaz de resistir por más tiempo, no cuando las contracciones acumuladas en su vientre estaban a nada de explotar.
Damian la penetró con fuerza, y ella echó su cabeza hacia atrás con un gemido desesperado que exclamaba la magnifica, pero salvaje sensación de su segundo orgasmo de la noche.
De repente fue capaz de percibir todo a la perfección; el pulso, y el calor de Damian. También sentía el poder de su magia corriendo por sus venas como si buscaran una forma de escaparse para expresar el placer que su cuerpo experimentaba.
Poco después un impactante espasmo recorrió todo su cuerpo al sentir sus fluidos quemándola desde el interior.
Ambos disfrutaron a la par de olas tras olas de placer que los mecía en un mismo son, saciándolos en cuerpo y mente hasta el momento en el que tuvieron que separarse.
Todo fue esplendido.
Damian enterró su rostro contra la curva de su cuello para respirar su aroma y marcar ahí mismo un rastro de besos. Una acción bastante tierna a comparación de todas las perversiones que ocurrieron minutos atrás.
Raven se rindió con un suspiro contra el fuerte pecho de su amante mientras intentaba calmar el acelerado ritmo de su corazón. Se sentía tan plena y complacida que deseaba quedarse en los brazos de Damian para siempre.
El agarre de Damian en su cintura se aflojó, pero cuando este se percató de como sus piernas tambaleaban peligrosamente él la volvió a sostener contra su pecho, estabilizándola una vez mas a sus pies.
Las secuelas de ser usada tan brutal y gratamente ya se manifestaban en sus piernas.
"¿Qué pasa, demasiado cansada?" La voz de Damian carecía de preocupación, a decir verdad, él nunca en su vida había sonado tan arrogante.
Raven rodó sus ojos, sin embargo estaba lejos de sentirse irritada.
"Me haz usado como un saco de golpes." Raven movió su cabeza de lado, dirigiendo a él una mirada cuidadosa.
Pero definitivamente aquella no fue una queja.
Damian apoyó su frente sudorosa contra la de ella, susurrando bajamente: "Pensé que podías con todo, demonio."
"Soy una mujer pequeña, tu una enorme bestia, haz las cuentas. Además..." Ella tomó un bocado de aire para continuar. "Eso para nada fue tomarse las cosas con calma."
Sintió el aliento de su risa contra su mejilla y de inmediato Raven supo que nunca recibiría una disculpa de su parte. En cambio, Damian cerró sus distancias para plantar un ligero beso en sus labios, uno que Raven regresó sin darle un segundo pensamiento.
Quedaba claro que ninguno de los dos se arrepentía de lo que acababa de ocurrir.
Ella giró su cuerpo, entregándose a él en un abrazo. Disfrutaba del pequeño momento de paz que le traía escuchar las palpitaciones de su corazón en sus oídos.
"Eso significa que..." Damian susurró al mismo tiempo en el cual jugaba con un mechón de su cabello. "...mi lado engreído ayudó para que me des una oportunidad?"
Una oportunidad.
Oh no, ella dedicó todo su tiempo para dejarse caer en el placer que nunca se detuvo a pensar en una respuesta para él.
"Diablos." Damian maldijo, tensándose contra su cuerpo.
Por un momento Raven se preocupó al pensar que él se había molestado debido a su silencio, más pronto se dió cuenta de que no fue así.
La paz se esfumó al sentir como su departamento temblaba debajo de sus pies. Las paredes y los cuadros se sacudían con un estruendo, pero nada a comparación en como los gabinetes en la cocina se movían.
Creía que todo era un efecto de su aun embriagante mente, pero cuando escuchó los crujidos de la madera supo que todo era tan real como el hombre a su lado.
"Cúbrenos Raven."
Damian la atrajo a su pecho mientras ella creaba una esfera con sus poderes que los protegió cuando la situación se salió de control y la cocina terminó explotando como si una bomba hubiera caído en ella.
"Pero que pasó...." El confundido moreno la soltó una vez que la barrera mágica cayó y el humo del desastre se disipó.
El ambiente seductor había dado un giro bastante inesperado.
Ambos observaron los inesperados estragos en la cocina. Los cajones y los gabinetes tomaron formas inhumanas, la cerámica de los platos se convirtió en polvo que cubría cada superficie, e incluso algunos electrodomésticos como la licuadora terminaron siendo una pila de plástico derretido. Todo lo demás parecía haber sobrevivido.
Raven guardó silencio, pues estaba casi segura que la razón tras todo el desastre en la cocina fue debido al descontrol de sus poderes.
Al final de cuenta, aquella inestabilidad de magia que sintió había sido real, y desafortunadamente encontró en la cocina un lugar perfecto en donde liberarse.
Solo esperaba que Damian no hubiera notado ese pequeño detalle, pero siendo el hijo de un gran detective, ella veía difícil que eso fuera posible.
A Damian le tomó una mirada más a la cocina y otra a ella para que de inmediato la realización brillara en sus ojos.
"Tus poderes se salieron de control." Él dedujo sin errar, sonriendo ampliamente. "Vaya, debí ser muy bueno si te hice destruir la cocina."
"Esto no es una cuestión para inflarse el ego Damian." Ella lo reprimió al empujarlo lejos.
Era demasiado tarde para detener el rubor de la vergüenza que marcaba sus mejillas. Él tenía toda la maldita razón y lo odiaba.
"Si lo es."
"Entonces, es tu culpa." Fingir rabia era más sencillo a tener que admitir la verdad.
"No escuché que te quejaras mientras lo provocaba."
Raven cruzó los brazos al escuchar la desvergonzada y altanera picardía en su voz. Damian disfrutaba de la situación mientras ella tenía una cocina destruida que le recordaría lo que hicieron sobre el desayunador.
Por el rabillo de su ojo, observó a Damian agachándose para atrapar al conejo antes de que este entrará a la cocina y se cortara con los pedazos de porcelana en el suelo.
Fantástico, el animal seguro fue testigo de todo. Apenas llevaba unas horas bajo su cuidado y ella ya había logrado profanar su inocencia.
"Deja de fruncir el ceño, yo mismo repararé tu desastre."
"Reparar...¿Tu?. ¿Porqué no mejor contratas a alguien?" Raven dijo un poco amargada con toda la intensión de golpear ese enorme ego en el hombre.
"Ignoraré tu ofensa y en cambio, te pediré un incentivo por mi trabajo."
"No se puede pedir un incentivo sin realizar un trabajo."
"Un adelanto." Él sonrió al tomar su mano y jalarla hacia su habitación. "La noche aun es joven ,y se como puedes pagarme."
Raven tragó nerviosa, sintiendo el pulso de su pasión y el calor de su deseo restregándose una vez más en ella.
La cocina se podía ir al diablo...
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Su cuerpo estaba molido y ciertas partes de su fisionomía ardían con cada paso al andar. Pero no le molestaba, por lo contrario, Raven se sentía como si estuviera flotando en la nube más suave del cielo.
La noche anterior había sido una de las mas exquisitas de su vida, sin preocupaciones, ni complicaciones o ninguna inhibición. Fue sumamente perfecta.
Sin embargo, por la mañana tanto ella como Damian tuvieron que despertar de su mundo de fantasías para enfrentar la realidad. Los lideres de los titanes no podían darse el lujo de quedarse todo el día en la cama, aunque lo desearan.
Raven tuvo que dejar la comodidad de los brazos de Damian para ir a la torre y él se marchó a responder las imparables responsabilidades que tenía con la compañía de su padre, pero no sin antes prometerle regresar por la noche a reparar el desastre que ambos causaron en la cocina.
Al final, ella llegó a la torre a cumplir con el entrenamiento de la insolente Wonder Girl. Y por primera vez, logró pasar el tiempo con la joven rubia sin perder la cordura.
Ahora Raven se encontraba sentada en el centro de negocios de la torre con una gigantesca pila de papeles sobre la mesa, esperando a que fueran revisados y firmados como un favor para el pobre de Timothy.
La pluma se encontraba en su mano dispuesta a iniciar el trabajo, pero su mente insistía en divagar lejos, reproduciendo en su cabeza la noche de ayer como un susurro difícil de ignorar.
Damian le compartió sus sentimientos para después cegarla con el fuego que la consumió de inmediato en pleno placer.
Fue una confesión que ella aceptó con los brazos abiertos, más nunca respondió. Tampoco era como si hubiera tenido tiempo para hablar, pues sus labios estuvieron ocupados en otras cosas.
Además, Raven se distraía tan fácilmente como para poder pensar.
Ella apretó con fuerza la pluma en su mano al recordar la admiración, la complicidad, el afecto, el cariño y la perversión con la cual Damian la había tocado. Él la reclamó con su cuerpo en el secreto de su departamento mientras sus labios chocaron con eterna pasión y sus cuerpos se fundieron juntos.
Se relamió los labios, al imaginarse a Damian tomándola por la cintura, con tanta fuerza que ella aun sentía el calor de sus manos en su piel. Fantaseaba en tenerlo sobre ella con la promesa del placer en sus hermosos ojos, e introduciendo su enorme y masculino mie—
"Raven."
La mitad demonio se sobresaltó en su silla, mientras la pobre pluma en su mano se partió a la mitad con la presión de sus poderes.
"¿Estas bien?, Te llame varias veces, pero no contestabas...solo suspirabas..."
Raven alzó la vista para toparse con una intrigada Supergirl flotando del otro lado de la mesa. Sintió la vergüenza apoderándose de su cuerpo al darse cuenta que acababa de ser atrapada en plena fantasía sexual por su ídolo de la adolescencia.
"Estoy bien Supergirl." Raven logró contestar con su usual monotonía. Pobremente trataba de disimular el rubor en sus mejillas al acomodar algunos papeles frente a ella. "Dime, ¿Necesitas algo de mi?"
"Si, ¿Sabes donde puedo encontrar a Jon?. Este lugar es un laberinto, y la ultima vez que usé mi visión de rayos x para buscarlo me puse en una situación bastante incómoda." La rubia buscó por la sala, como si verificara por algún intruso. "Lo descubrí usando calzoncillos de la mujer maravilla y desde entonces tengo terribles pesadillas."
"No hubiera imaginado menos de Jonathan." Raven rió de la simpática anécdota. "Él debe estar con su equipo. Si quieres, puedo ayudarte a encontrarlo."
"Sería de gran ayuda, gracias." Kara le dió una amplia sonrisa al cabecear.
La rubia bajó a sus pies y acomodó su larga capa detrás de ella antes de seguir a Raven a los pasillos.
"Jon habla mucho de ti, tanto que siento que te conozco de toda una vida." La super chica casualmente inició una conversación mientras ambas emprendían la búsqueda por Superboy. "Debes sentirse orgullosa por estar a cargo de los Titanes."
"No es nada comparado con ser una importante reportera y ser Supergirl al mismo tiempo."
"¿Importante?, no, no...ya quisiera ser como Lois Lane, pero para nada soy buena." La rubia modestamente respondió. "Por favor, llámame Kara."
"He leído tus artículos, son buenos..Kara" Raven sonrió, genuinamente emocionada ante la confianza que la mujer le brindaba. "Es impresionante como puedes lidiar con las dos responsabilidad.
"Insisto, tu la tienes mas difícil. Manejas a los titanes y también trabajas. Yo apenas puedo lidiar a mis tres primos."
"Mi trabajo en la editorial es sencillo, y comparto la responsabilidad de los Titanes con Nigthwing y Jaime. Así que..no es tan difícil."
"Modesta, pero eres mucho mas genial que yo."
¿Supergirl la elogió?...No lo creía.
Recibir un cumplido de ella la hizo sentirse tan avergonzada como agradecida.
¿Cómo es que a Damian le desagradaba la chica?. Kara era simpática y su compañía era como un bocado de aire fresco. Quizás con un poco más de tiempo Supergirl y ella podían llegar a ser buenas amigas.
Se burló de si misma mentalmente...seguro a Damian le encantará saber que ella realmente estaba sufriendo de un espasmo de fanática.
"No creo que sea tan genial como tu." Raven movió su cabeza, esperando que su pena no se mostrara en sus mejillas. "Aunque si merezco un premio por lidiar con Nightwing."
"¿Lo haz visto hoy, a Nightwing?." Kara repentinamente preguntó, mientras cruzaba una mano sobre el vientre. "Jon me ha dicho que eres muy cercana a él, ¿Cómo es en verdad?"
"No lo he visto." Raven observó curiosa el genuino interés de la rubia por el líder. "Damian es un verdadero ingrato, pero detrás de toda esa actitud hay un buen corazón. ¿Porque la pregunta?."
"Oh, nada." Kara la despidió con una mano, aminorando la importancia al asunto. "Conviví muy poco con él en nuestra misión y me preguntaba si todo los rumores que se dicen son verdaderos. Por lo que he escuchado, trabajar con Nightwing puede ser intimidante."
"Nightwing suele mostrarse distante con las personas nuevas, pero eventualmente se abrirá contigo. Una vez que te acostumbras, trabajar con él llega a ser toda una experiencia."
Kara sonrió aliviada, mientras Raven sentía empatía por la pobre chica que se preocupaba por trabajar junto a la cabeza dura del líder.
Damian tenía la misma reputación que su padre; eran intimidantes, e incluso los más valientes héroes evitaban trabajar con ellos.
"Bueno, también lo buscaba para hablar con él sobre la tarea que se me asignará durante mi estancia en la torre."
"Yo puedo ayudarte en eso, y de paso te ahorro la molestia de buscar a Damian." Raven se detuvo a pensar, desconocida a la decepción expresándose en el rostro de Kara. "Tus poderes serían muy útiles para entrenar a la nueva Wonder Girl."
"Ah si, Cassandra Sandsmark. Me tocó compartir habitación con ella." Supergirl frunció la boca levemente, al parecer ya había tenido su primer percance con la menor.
"Su actitud es un problema, pero creo que alguien como tu sería una buena influencia para ella. Mañana pasa a la sala de entrenamiento para comenzar."
La super chica aceptó, pero algo le decía a Raven que no estaba del todo convencida. Sin embargo, ignoró esa idea cuando la rubia comenzó a compartir nuevas estrategias para el entrenamiento.
La conversación siguió conforme ambas pasaban de piso en piso en busca de Jonathan Kent.
Y no fue sino hasta cuando ellas pasaron por los altos ventanales del sexto piso que algo captó la atención de Raven. Afuera de la torre, en la área de entrenamiento rodeada por árboles, un grupo de niños corrían felices de lado a lado mientras eran perseguidos por un superchico.
"Los he encontrado." Raven señaló a los árboles en la planta baja para que Kara también pudiera verlos.
"¡Oh por Rao!, ¿Está jugando con los niños?."
"Son niños, merecen tener un descanso divertido." Raven entonces le sonrío presumida. "Tomemos un atajo para llegar hasta ellos."
"¿Un atajo?"
Antes de que su acompañante pudiera decir otra palabra, Raven las envolvió en un portal para reaparecerlas segundos después en el mismo lugar donde los niños corrían.
"Eres alguien con muchas sorpresas Raven." Kara dijo deslumbrada, analizando su atuendo por ver si algo se había dañado.
Raven permitió alzar sus hombros en orgullo, después de todo, este era el segundo cumplido que recibía de la misma Supergirl.
"¡Jon!, ¿Cómo un niño enseña a otros niños?" La rubia pronto bromeó con el noble joven de ojos azules cuando este se acercó a ellas.
"Ha, Ha...Graciosa."
"Si lo soy, muchas gracias." Kara hizo una reverencia, jugando con el menor. "Hey, ¿Haz visto a Nightwing?."
La pregunta alzo de nuevo la intriga en la mitad demonio, pues le confundía la insistencia de la rubia por encontrar al líder cuando ya tenía una tarea asignada.
De igual manera, Raven se abstuvo de hacer un comentario para escuchar en silencio la conversación entre los dos primos.
"¿Porque lo vería?" El superchico dijo nerviosamente, echando miradas entre la mitad demonio y la rubia.
"Porque es el líder y tu amigo."
"...ahhh...¡Ah si!" Jon balbuceó, entonces sus ojos cayeron en los niños descansando debajo de un árbol y los llamó con entusiasmo. "¡Equipo, equipo, vengan a conocer a Supergirl."
La escena de Kara siendo recibida por los felices niños se esfumó de su vista al ser repentinamente obstruida por la vanidosa presencia de Zachary Zatara. Raven dió unos pasos hacia atrás sorprendida, el hombre apareció de la nada.
"Raven, Ma chérie."
Ignoró el saludo, girando su atención de nuevo al grupo de niños y los dos supers. Aun estaba molesta con el mago, duraría un tiempo para que pudiera olvidar sus sucias artimañas del elevador y su poca responsabilidad cuidando a los menores.
"¿No me vas hablar?."
Obstinada en su papel, ella guardó silencio.
"Ya veo, entonces no te interesará saber lo que he encontrado en mis libros sobre esa genio que estas buscando."
Lo odiaba tanto, sabía muy bien como hacerla ceder.
"Habla." Ella dijo, pero aun negándose a mirarlo.
"Y yo pensando que ese conejo te había comido la lengua, pequeña demonio."
"No seas imbécil. Puedo seguir molesta contigo y al mismo tiempo conseguir la información que necesito de ti."
"Esa no es la manera correcta de pedir favores. Los malos modales de ese cavernícola se te están pegando." Zachary meneó la cabeza en decepción.
"Mereces más que mis malos modales después de lo que hiciste ayer." Raven rodó sus ojos. "Puedes decirme lo que descubriste o puedes perderte de mi vista."
"Te ayudaré, pero solo porque ya no puedo dejar que sigas rogándome así." Zachary dijo tristemente, pero la pilla expresión en su rostro nunca cambió. "Encontré varios libros interesantes sobre genios que gozan tomar apariencias jóvenes. Los llevaré a tu departamento esta noche y mientras los leemos disfrutemos de una rica cena. ¿Te apetece un poco de caviar?, ¿Ostras e higos?"
"Olvídalo, no volveré a caer en esa trampa." Raven le fue indiferente, haciendo que el mago perdiera su relajada postura. "Tendré que buscar sobre Djinn en otro lado."
"Sabes que necesitas mi ayuda Raven, y una cena es lo único que pido a cambio de mi información." Zachary se le acercó para juguetear con un mechón de su cabello. Pero de la nada sus labios se retorcieron disconformes. "¿Qué tienes en el cuello?"
Raven alzó la capucha de su uniforme sobre su cabeza, impidiendo que el mago siguiera mirando. Un movimiento casual que ocultó las marcas que Damian dejó en su piel la noche anterior, pero no su tonto error olvidar curarlas.
Afortunadamente, el escándalo de los niños corriendo hacia ellos distrajo al mago de ella. Lo ultimo que necesitaba era lidiar con uno de los famosos escándalos de Zachary, mucho menos frente a los niños y de Supergirl.
"¿Son novios?" Tula se sonrojó, moviendo un pie lindamente sobre la tierra mientras observaba la poca distancia entre ella y Zachary.
Raven se salvó del interrogatorio del mago solo para caer en inoportunas preguntas de un par de niños.
"No."
"Si."
Los hechiceros contestaron al mismo tiempo.
"No lo somos." Raven gruñó, tratando de intimidar al mago con su aura para que se alejara, pero este nunca captó el mensaje.
"¿En serio?" Kara se unió a la conversación. "Ustedes dos podrían hacer una linda pareja. Una pareja mágica."
"Por favor, no le des alas."
"No la escuches, ahora mi linda diablilla esta enojada. Pero los dos nos amamos mucho." Zachary envolvió un brazo en los hombros de Raven, provocando que esta le diera un codazo en las costillas y la soltara.
Aquella acción provocó una desenfrenada carcajada por parte del hijo de Superman mientras el mago gritaba con amargura al sentirse humillado.
"¡Cállate Jon!"
"Raven, ¿Trajiste al conejito?." Mar'i preguntó.
Y la mencionada se sintió observada por cuatro pares de ojos inocentemente enfocados en ella.
"Raven, ¿Te quedaste con ese feo animal?" Zachary interrumpió disconforme. "Un conejo es una mascota de mal gusto. Cuando vaya a tu casa esta noche lo desaparezco de tus manos."
"¿Cómo lo vas a desaparecer? si tu no sabes magia." Bart Allen se cruzó de brazos desafiando al mayor. "No pudiste enseñarme un simple truco de fiesta, Chico vomito."
"¿Cómo me dijiste?." Zachary jadeó indignado. "Ni hables niño, ya me has metido en muchos problemas."
Bart le sacó la lengua, haciendo que el mago también lo hiciera.
"Muy maduro Zachary, discutir con un niño." Raven lo reprimió.
"Es un maldito manipulador y por su culpa ahora le ¡Tienes más apego a ese tonto animal que a mi!." Zachary arrugó la nariz, "Primero pasas mucho tiempo con el cavernícola de Nightwing, luego con un conejo...¿y yo?..¡¿En donde queda este hermoso mago que ruega por atención?!."
Raven miró apenada a la super chica por la exagerada y dramática actitud de Zachary. Sin embargo, se llevo una sorpresa al ver la amigable expresión de Kara transformada en fría y distante.
Todo se volvió mas inusual cuando Jon acarreó a los niños nuevamente a entrenar, llevándose a la super chica con él, quien se alejó sin darle un segundo vistazo.
¿Que habría ocasionado el radical cambio de humor en la chica?...
Quizás fue Zachary, él era irritable.
"Entonces, ¿Cenamos esta noche?"
"Estas insoportable y muy insistente hoy." Ella le echó un vistazo al mago, deliberando cuales serían sus mejores opciones con él. "Mañana en la tarde podemos leer juntos en la biblioteca. Esa es mi única oferta, acéptala o déjala."
Aun estaba molesta, pero como él había dicho antes; Raven necesitaba su ayuda. Esos libros podrían tener la respuesta para encontrar a Djinn
Sinceramente le mortificaba las mezquinas acciones del hombre, pero tenerlo vigilado en la biblioteca disminuiría las posibilidades de que ella terminara matándolo.
"¿Porque hasta mañana, y no ahora?"
Dos escurridizos brazos la tomaron de la cintura y pronto ella se vió restregada contra un pecho.
Zachary simplemente no desistiría sus intensiones. Él era un buen chico, pero uno muy pillo.
"Zachary..." Ella comenzó, tan cansada de sus tácticas que no tenía energía para regañarlo.
"¿Porque me niegas tu presencia Rae?" Zachary murmuró seductoramente. "Quiero conquistarte de la forma más honesta posible."
"Es difícil creer en tus intensiones y...¡Zachary!"
Raven trató de calmar su ira cuando una mano traviesa se escurrió para manosear su trasero. Se separó de él, no sin antes de volver a golpearlo en las costillas, esta vez con más fuerza.
Él se doblo en dolor, sin embargo eso no impidió que moviera sus cejas sugestivamente.
Raven solo podía llevarse una mano a la cabeza.
Olviden lo que dijo...lo iba matar ahora.
Pero la suerte estaba de lado del mago, pues en ese instante Raven se percató de como el sol comenzaba a esconderse en el horizonte.
La noche se acercaba y con ella la visita de Damian a su departamento. Esta vez Raven quería estar ahí para recibirlo.
"Debo irme. Te veré mañana Zachary y espero que lleves los libros o esta vez no tendré piedad de ti."
"Mi linda demonio, estaré esperando con ansias nuestra reunión."
"Lo que digas."
———
Nunca en su vida se había teletransportado tan rápido como lo hizo para desaparecer de la torre y llegar a la oscuridad de su habitación al otro lado de la ciudad. Su motivación si que estaba estimulada el día de hoy.
Raven se descubrió la capucha y escaneó la habitación por su conejo gris. En segundos lo encontró masticando un pedazo de zanahoria a un lado de los recipientes que le puso cerca del librero.
Parecía estar en perfecto estado, alimentado, hidratado y lo mas importante de todo, aun con vida. Se sintió aliviada, mas pronto la buena sensación desapareció al notar uno de sus libros en el suelo con la cubierta y las hojas tan masticadas como el vegetal que el animal comía en estos momentos.
"No..." Con pesar levantó el libro, reconociendo con tristeza que la desafortunada víctima fue su edición favorita de Orgullo y Prejuicio.
Quizás descartó demasiado pronto la idea de construir un corral para contener las travesuras del animal. O, quizás se tomó muy a la ligera traer a un conejo a vivir con ella.
El conejo fue un regalo que aceptó sin pensar en todas las responsabilidades que conllevaba tenerlo bajo su cuidado.
Como si hubiera sentido su depresivo estado de humor el animal se le acercó para olfatear sus pies mientras le movía adorablemente sus pequeños bigotes.
"Ni siquiera te atrevas a manipularme con esa tierna nariz. Estás en problemas amigo."
El animal alzó las orejas y saltó apresurado hasta ocultarse debajo de su cama. Ella observó la conducta con humor, preguntándose si el animal había comprendido sus palabras.
En fin, su mala toma de decisión sería un asunto del cual se ocuparía otro día.
Antes de salir de su habitación se cambió el uniforme por una playera y un par de leggings negros. No se preocupó por ponerse zapatos, más sí de darle unos cuantos retoques a su rostro y a su peinado.
Su corazón palpitó fuerte en emoción y nerviosismo, anticipando la visita de Damian.
Las puntas de sus orejas se llenaron de calor con el solo pensar en esa confesión a prosa de Damian Wayne. Las palabras la hicieron perder el aliento y se tatuaron en su corazón.
Raven era un caos emocional, algo que no debería pasarle a una demonio con el poder de controlar emociones. Sin embargo aquí estaba ella, la poderosa hija del Trigon temblando de nervios debido a un mortal.
¿Estaría lista para enfrentarlo?...ella aun no había pensado en como responderle.
Han estado todo este tiempo demostrando sus deseos, su lujuria y ocultando sus emociones, que ahora ella no estaba tan segura en que pensar.
"Rae ¿Ya viste?. Bob el constructor vino de visita a nuestro departamento."
Una voz llamó su atención, haciéndole que se diera cuenta en como durante su dialogo interno ella llegó hasta la sala de su departamento.
Raven alzó sus ojos para toparse con Rose sentada en una de las sillas alrededor del desayunador. La rubia sonreía traviesamente mientras comía una dona, pero nada en su postura le daba a entender que trataba de decirle.
"¿Bob el constructor?"
En lugar de responderle, Rose señaló hacia la cocina que quedaba a su espalda.
Asombro era poco para describir como le hacia sentir ver el estado impecable de la cocina. Porque su cocina lucía intacta, reluciente e incluso mejor que antes. Como si la lluvia de porcelana, los utensilios derretidos, los gabinetes y los destruidos solo hubieran sido una ilusión.
"¿Cómo...?" Su impresión era tanta que la pregunta salió incompleta de sus labios.
"Damian la reparó. ¿Puedes creerlo?. Vino temprano con madera, herramientas y todas esas cosas."
"¿La reparó por su cuenta?."
"Él solo, como todo un carpintero." Rose hablo con la boca llena. "Nunca me imagine que fuera tan bueno con el martillo, si sabes a lo que me refiero."
"¿En donde esta?" Raven ignoró el comentario de la rubia para buscar el aura de Damian en la casa. No la encontró.
"Ni idea, recibió una llamada y se fue hace como media hora." Rose la despidió encogiendo los hombros.
"Oh."
Había anticipado durante todo el día el encontrarse con Damian, tanto que incluso compartir una actividad tan cotidiana como reparar unos cajones en su compañía sonaba excitante. Que lo hubiera hecho sin ella la decepcionó por completo.
Era extraño, ¿Porque Damian esperaría a que ella no estuviera en casa para arreglar la cocina y después irse sin ni siquiera saludar?. Sonaba ilógico. Porque él mismo en la mañana le prometió que vendría....
A menos que...
Al instante, su negatividad e inseguridad le llenaron la cabeza de ideas. Tal vez Damian la evitaba a propósito. ¿Pero porque?. ¿Será que al final se arrepintió de lo que pasó ayer?.
¿Y si ella estuvo tan perdida en sus propios deseos que terminó inconscientemente manipulando a Damian con su empatía?
No, estaba siendo fatalista.
Pero, ¿Y sí sus dudas eran reales?.
Rose aclaró su garganta.
"¿Qué?" Raven hostilmente se dirigió a ella, esperando que su ojo critico no hubiera notado su cambio de humor.
"¿Porque pareces una perrita triste?."
"No estoy triste." Raven arrugó la boca al sentarse en la silla libre a un lado de Rose.
"Luces decepcionada, ¿Porque?. En la mañana la cocina estaba totalmente destruida, deberías sentirte feliz de que tuviera remedio. Y lo más importante, salió gratis." La mujer se giró en la silla para señalar la cocina con su dona. Como si Raven no la hubiera visto ya. "¿Estas triste porque tus poderes fueron los culpables?"
"No estoy triste, y eso fue un accidente."
"Accidente, ¿Así le llamas a una loca noche de pasión con Damian?, suena divertido." Rose le guiñó un ojo pícaramente, descansando la golosina sobre los azulejos del desayunador.
A Raven no le sorprendía que Rose supiera ya la verdad tras la destrucción de la cocina. La mujer tenía sus propias formas de averiguar información, y seguro le sacó toda la verdad a Damian cuando estuvo aquí.
"¿Qué pensaría la religiosa tía Alice de su sobrina la zorra Roth?." Rose continuó cuando la mitad demonio no respondió, obviamente buscando provocarla. "'¡Oh Tía Alice, tu Rachel ya no es virgen!', ¡Es tan activa en la cama que una vez se le atoró un condón en la vagina!."
"A mi tía Alice le importaría más el hecho de mi herencia demoniaca que mis actividades." Raven cruzó los brazos molesta. "Y por favor... la única zorra aquí eres tu. Con cuantos hombres estuviste ayer, ¿Seis al mismo tiempo?."
"Buena esa, pero tu casi destruyes la casa...Damian debe ser toda una maquina sexual, eh."
Rose se esmeraba por crisparle los nervios con esa risa burlona, pero la mitad demonio sabía como defenderse.
"Me alegra que estes bien sabiendo que Damian y yo destruimos la cocina con nuestras 'actividades'."
"¿Que puedo decir?...Soy un ángel de Paz." Rose sonrió arrogante, tomó su dona y la acabó de una sola mordida.
"Una amiga tan comprensiva, entonces tampoco te importara saber que lo hicimos sobre el desayunador. Justamente en ese lugar donde estuviste poniendo esa dona que te comiste."
Raven se sintió victoriosa al notar la expresión traviesa de Rose cambiando a completa repulsión. Ciertamente, la mercenaria nunca espero esa clase de confesión.
Eso le enseñaría a no provocarla cuando estaba de mal humor.
"¿Hicieron sus cochinadas en el desayunador?. Dime que limpiaron con cloro." La rubia gritó con horror, a lo cual Raven simplemente encogió sus hombros. "¡Que asco!, ¡Están enfermos!."
Raven observó maliciosamente como su amiga se apresuraba al grifo de la cocina a servirse un enorme vaso con agua. Lo bebió con tanta desesperación que gotas cayeron sobre su playera naranja.
El hecho de que Rose le estuviera lanzando dagas con los ojos hacia que Raven disfrutará más del momento. Ojalá su cómplice también estuviera aquí, así los dos gozarían de la pequeña humillación de la mercenaria.
Después de verla beber el tercer vaso, Raven perdió interés en la mujer y prefirió pasar su atención nuevamente hacia la remodelada cocina.
La instalación de los gabinetes y de los cajones de madera era impecable, un trabajo casi profesional. También había una que otra cosa nueva en el lugar, como esa licuadora negra o los platos blancos apilados a un lado de la estufa.
"¿Qué es eso?" Raven señaló a dos extraños paquetes arriba del refrigerador.
Rose seguía molesta, por lo cual la trató con el frío hombro de su silencio.
Raven no desistió en descubrir el misterio de aquellos paquetes, así que los levantó con su magia para traerlos hacia ella.
Eran pesados, de color verde, y en cada uno se leía la palabra 'Heno'. Aquella información no terminó de apaciguar su intriga. ¿Heno?, ¿Para que quería heno?.
Afortunadamente en uno de los paquetes había una pequeña nota pegada, quizás con ella se resolvían todas sus dudas.
"Me percaté de que ayer solo trajiste Zanahorias y debo decir...Miras muchas caricaturas Roth.
El heno es la comida principal en la dieta de un conejo, debes dárselo ilimitadamente a diario.
Tienes suerte de haberme arrastrado a cuidar de ese indefenso animal, en tus manos se enfermaría en días.
D.W."
Ese bastardo...
"Toda una carta de amor la que te dejó ahí."
Los ojos de Rose cayeron sobre ella.
Raven de inmediato se arrepintió de haber leído la nota en voz alta.
"Me ha llamado incompetente." Raven arrugó la nota haciéndola pedazos con su magia para después incinerarla en una llama negra.
"Es Damian, en su lenguaje eso significa: Toma este regalo, y gracias por darme la mejor noche de pasión de mi vida bebé." La forajida ladeó su cabeza, bastante entretenida.
Aquí íbamos otra vez, Rose estaba lista para un segundo round de sarcasmo.
"Ahora me pregunto...¿Qué estuviste dispuesta hacer para que Damian Wayne arreglara la cocina y te trajera regalos para tu nueva mascota?, ¿Lo dejaste hacer una pijamada en tu boca?" La sonrisa traviesa de Rose solo se enganchó más al notar la amenazante mirada de Raven. "¿Qué?, no me mires así, tu eres la que destruiste una cocina entera."
Rose nunca la dejaría olvidar ese incidente.
La mitad demonio se dió por vencida, parecía que después de cada derrota la rubia revivía con mas agrios comentarios para ella.
"Dos paquetes de heno no son precisamente un regalo. Estoy segura que Damian genuinamente teme por la vida del conejo."
"Y yo estoy bastante segura que esos paquetes son un regalo. " Rose salió de la cocina para agarrarla del antebrazo e invitarla a pararse. "Espera a que veas la mejor parte, te hará cambiar de opinión."
"¿La mejor parte de que?"
"Ya lo verás."
Su curiosidad a veces era uno de sus peores defectos, y por eso permitió ser guiada por la rubia por el diminuto espacio de la sala hasta que pararon frente a las ventanas que daban a las escaleras de emergencia.
Su decepción al enterarse que Damian no vendría había afectado su concentración, pues no explicaba como durante todo el tiempo que llevaba dentro del departamento, nunca se percató de ese enorme bulto cubierto por una frazada azul y que obstruía todo el pasillo.
"Iba a esperar a que te dieras cuenta por ti misma, pero mejor te lo muestro....por cierto, lo cubrí para darle un efecto dramático."
Y junto a las palabras de Rose, la frazada fue alzada en el aire.
Por segunda vez en la noche ella se quedaba sin palabras.
Lo que se reveló ante sus ojos, ahí en el mismo suelo de su departamento, era un corral; Pequeños cercos de madera acomodados en un gran circulo mientras en el interior había una especie de mini carpa de campaña, unos recipientes con alimento y hasta un par de rampas. ¡La maldita cosa incluso tenía una diminuta puerta!
"Casualmente, a Damian le sobró la madera exacta para construir esto para tu conejo." Rose se arrodilló, jugando con la pequeña puerta y con todo lo que se ponía a su alcance. "Por cierto, gracias por pedir mi opinión sobre traer una mascota a la casa, no te sorprendas si mañana aparezco con un cocodrilo por esa puerta."
"Fue un obsequio." Raven susurró al arrodillarse junto a la rubia.
"Te portaste muy bien como para recibir tantos regalos. Entonces mi teoría de la pijamada en tu boca es real."
"Deja eso. El conejo me lo dió Impulse."
Raven se ocupó mas en inspeccionar la compleja construcción que poniendo atención a la rubia.
El corral tenía suficiente espacio para que el animal se ejercitara y estuviera cómodo. La carpa de campaña terminó siendo una cama, pero lo que más le interesó era esa pequeña placa de plata colgando de ella.
"Le sugerí nombrarlo Hugh Hefner, porque ustedes dos parecen sacados de una revista de Playboy." Rose tomó la placa para entregársela a Raven. "Pero eligió este nombre, dijo que te gustaría."
'Ser Jorah Mormont.' Raven leyó grabado en la placa.
Solo pudo sonreír a la broma oculta que guardaba ese nombre para los dos.
Era poco decir que el detalle la hizo sentirse especial.
Una calidez se asentó cómodamente en su estomago mientras su corazón parecía derretirse. Damian no solo construyó esto, sino que también cumplió su palabra al nombrar al conejo.
A pesar de todo, él se comprometió y la apoyó con su nueva adquisición.
"Es un nombre perfecto." Raven dijo al colocar la placa de nuevo en su lugar.
"Umm...perfecto para un par de nerds."
"Es significativo."
"Me estás matando, ese conejo le esta quitando todo lo candente e interesante a esta relación." Rose fingió un bostezo, pero la malicia en el timbre de su voz le decía que en realidad seguía muy entretenida. "O quizás no tanto. ¿Sabes porque Damian me preguntó si mi asunto de mujeres estaba bien?"
Raven parpadeó desquitando la vista de la creación del moreno para toparse con los entretenidos ojos azules de Rose Wilson. Por toda la desgracia divina, se había olvidado de actualizar a su amiga con su mentira.
"Te use como excusa para hacer algo a espaldas de Damian, olvide decírtelo. Dime que no me delataste."
"¿Le mentiste y después tuviste una noche de sexo salvaje con él?. Retracto mis palabras, ustedes dos siguen siendo interesantes." La mujer dijo, mirándola impresionada para después reír un poco.
Rose disfrutaba el sufrimiento de la mitad demonio, quien estaba a nada de explotar en una furia con impaciencia. Una buena señal para que la mercenaria dejara de bromear.
"Me debes un favor Rae."
Raven agradeció la malicia en la mente de Rose, quien supo leer la situación a su favor.
No fue descubierta, pero ahora era incapaz de mirar el nuevo hogar del conejo sin sentir que su corazón se comprimía con culpa. Después de todo lo que Damian le dijo ayer, Raven simplemente continuaba mintiendo y estúpidamente ya no era capaz de pensar claramente.
Comenzaba a hundirse en un vaso de agua.
"¿Porque sigues con la cara larga?, ¿Regalos, sexo y sin ser descubierta?. Eso es una bendición."
"Estoy confundida."
"¿Confundida con que?"
Raven miró el interés en los ojos de su amiga, y se comenzó a preguntar si sería prudente contarle lo que realmente ocurrió con Damian.
¿Podría su alocada amiga ayudarle a aclarar sus pensamientos, o solo empeoraría todo?.
Pero Raven ya no tuvo tiempo de considerar sus opciones, su desesperación le ganó y la hizo hablar sin filtro alguno.
"Ayer en la noche Damian me confesó sus sentimientos y me pidió que le diera una oportunidad."
Por la expresión en Rose, Raven dedujo que había quedado perpleja ante la información.
Tal vez se apresuró en compartir esa cuestión tan privada de su vida.
"Esto es demasiado para procesar." Rose se tomó un tiempo para respirar y continuar, esta vez la emoción claramente en su voz. "Primero; ¡Finalmente!, son tan testarudos que les tomó años reconocer sus emociones....Espera, no te vez muy contenta, ¿Le dijiste que no?."
"Todavía no le respondo, y la verdad es que ya no se como lo haré." Raven se recargó sobre la pared, sus manos sosteniendo su rostro. "Esto es un desastre. Pasamos de drogas a hacerlo para cerrar un círculo, y luego Damian me pide una oportunidad pero al día siguiente ni siquiera se aparece. ¿Porque siento que me esta evitando?. Quizás malinterprete todo y solo fue una noche más."
"Entonces como explicas que vino desde temprano para hacer todo esto por ti." Rose señaló a la cocina y después al pequeño corral en el suelo.
"Una manera de justificar su arrepentimiento...o, ¿Es su preocupación por los animales?
"Raven, suenas ridícula. Te confesó su amor y hasta te construyó una boba casa para ese maldito conejo. Todo eso lo hizo pensando en ti." Rose suspiró pesadamente. "Estas pensando mucho con el cerebro cuando necesitas pensar más con tu corazón. Ustedes siempre han tenido una relación especial."
Las palabras de Rose le pasaban de largo, no importaba lo que dijera, su cerebro simplemente se esmeraba en crear escenarios angustiantes.
Se negaba a ver más allá de sus repentinas preocupaciones, fielmente pensaba que Damian debía tener otras intenciones, a pesar de todo lo que sintió ayer.
"¿Y si todo es por la presencia de Zachary en la torre?. Esos dos tienen una rara competencia que ni yo comprendo."
"Por favor, sabes bien que esos dos se pelean como perros por ti. Pero, lo que mas me sorprende es, ¿De donde esta saliendo toda esa inseguridad?. El estado de la cocina dice que ayer estabas muy segura de todo."
"'Fue fácil entregarme al momento...pero pensarlo..."
Rose se le quedó viendo para que de un momento a otro su mirada se ablandara. "...Oh, ya se lo que pasa. Inventas excusas por que estás asustada."
¿Estaba asustada?...Estaba aterrorizada de sufrir las consecuencias de anticiparse en aceptar emociones que aun no comprendían del todo. Temía perder la amistad y la conexión que compartía con Damian.
"Ustedes dos son un par de cabezas duras, se complican demasiado las cosas cuando su situación es tan sencilla."
"Nada de esto es sencillo." Raven se pasó su palma por la boca, simplicidad era lo ultimo en la descripción de su situación con Damian. "Quizás lo ves así porque tu fuiste quien me metió en este lío."
"Ni me quieras culpar, yo te di un disimulado empujón querida, tu fuiste quien lo hizo constante y exclusivo." Rose la señaló con su indice mientras su postura se volvía predominante. "Esconder tus sentimientos solo te harán enamorarte más de él."
"No estoy enamorada."
Ni ella misma se creyó esa mentira.
"Esa meditación no esta haciendo ni una mierda contigo." Rose perdía la paciencia y no podía culparla, Raven tampoco se comprendía en estos instantes. "Tu eres la de la empatía aquí. No deberías dudar de tu sentimientos o los de Damian, ese hombre te ama."
Amor, el amor era complicado.
Damian era su mejor amigo y su mayor confidente, con quien podía hablar o bromear de lo que sea con confianza.
Pero, una emoción tan incierta como el amor era difícil de interpretar tanto en Damian como en ella misma.
El miedo la hacia dudar de sus sentimientos.
"Tu mente se ha nublado." Rose se acomodó por su lado mientras envolvía sus brazos juntos. "Claramente Damian ha madurado emocionalmente y, aunque no puedo negar que la presencia de Zachary haya sido un factor para eso, hay muchas acciones del pasado que han demostrado lo mucho que Damian te ama."
"El amor puede confundirse fácilmente con la lujuria."
"Pero que pesimista amaneciste hoy, pensé que el sexo te dejaba más animada...." Su amiga la golpeó en el brazo en frustración. "Estas inventando cada excusa...Anda, déjame ayudarte a aclarar tus ideas un poco."
"¿Cómo?."
"Tu confia en mi."
Quería ayudarla y Raven cabeceó aceptando la oferta. A este punto ya no tenía nada mas que perder, ¿Porque no escucharla?.
"Bien, quiero que respondas esto sin pensar: Dime con quien relacionas el color verde."
"Damian." Tal como le pidió la rubia, la respuesta salió de sus labios sin que la pensara. "¿Porque te ríes?"
Sabía que había puesto demasiada confianza en la revoltosa de su amiga. ¿Cómo se atrevía a reírse de ella cuando estaba hecha un lío emocional?.
"La respuesta más obvia era Gar, él es verde de pies a cabeza. Pero tu estas tan metida en ese rollo de canela que fue la primera persona en la cual pensaste."
"Eso..."
"No, sin pensar....Segunda pregunta. ¿Tu te haz arrepentido de todo este tiempo que pasaron juntos?"
"No."
"¿Crees que Damian se ha arrepentido?."
"No..."
Esa pregunta fue un poco más difícil, pero al final su respuesta la sorprendió.
"Y, ¿Cómo te sentiste después de escuchar su confesión?"
"Amada." Raven ni siquiera pudo resistir la sonrisa en sus labios.
"Ves, ¿Cómo estas confundida cuando ya tienes todas las respuestas?" Rose le sonrío mas complacida que presumida, estaba feliz por ella.
¡Oh por azar!...la técnica de la bastarda funcionó.
Era una tonta en dudar...pues recordaba cada emoción que desprendieron las palabras de Damian, y cada una fue para ella.
Raven ya estaba perdida y era demasiado tarde para negar que sus sentimientos por Damian iban mas allá de una mera amistad.
Confiaba en Damian incondicionalmente, lo adoraba y su deseo por él se desbordaba por debajo de su piel. Le entregaría su alma, su cuerpo, su corazón e incluso el mundo entero si es que lo tuviera en las manos.
Era una bendición que él pensara lo mismo.
Estaba tan perpleja por su descubrimiento, no...por el final de su negación y de su inseguridad, que ella dejó a Rose continuar con la conversación.
"Necesitas pensar bien en tus emociones, y si para cuando termines, las palabras aun se niegan a salir de tu boca, te tengo una alternativa de como hacerlas fluir. Vamos, te voy a prestar algo que te será de ayuda."
Rose la invitó a levantarse para que la siguiera a su habitación. Raven aceptó, pues ya la había ayudado con solo un par de preguntas.
No tenía que perder, no cuando ella había ganado todo ayer.
Depositaría su confianza en la mercenaria una vez más, incluso si esa pilla sonrisa en sus labios únicamente le hacía pensar en problemas.
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Nota:
¿Qué es trama? ¡Tengan un conejo!
Se preguntaran ¿Porque Raven cambio tan repentinamente de opinión?
Este capítulo ha sufrido por mas operaciones estéticas que la nariz de Carmen Campuzano.
Pd: el nombre del conejo hace referencia al capítulo 3.5 de esta historia. Saben cuantos meses dure para encontrar el nombre perfecto? Tienen que saber porque 😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂
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