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3.13 ¡La Magia apesta!

Cuatro días desde que habían llegado de Japón, y las manos de Damian Wayne aun continuaban vacías. Horas tras horas investigando frente a los avanzados computadores de la torre, solo para que todos sus esfuerzos por encontrar a Maps terminaran llevándolo a callejones sin salidas.

A este ritmo le costaría meses hallarla.

¿En que parte del mundo Djinn escondía a Maps?.

Los hijos recogidos de su padre le ayudaron a crear un sistema automático de búsqueda, con la finalidad de aligerar el trabajo de investigación. Pero, incluso si el sistema se encargaba de revisar las veinticuatro horas cada desierto en el planeta los resultados que arrojaba eran igual de desalentadores.

Por eso, en una forma de despejarse de pensamientos catastróficos, él busco ocupar su mente con otras actividades. El nuevo sistema lo dejaba con tiempo libre por las noches, el cual aprovechaba para las lecciones de magia que Raven le impartía.

Lo que serían solo quince minutos de clases se convirtieron en horas de escuchar a la mitad demonio hablar. A ella le apasionaba tanto el tema que sus explicaciones eran sencillas de comprender, y gracias a eso Damian ha aprendido demasiado.

Definitivamente sus conocimientos de las artes ocultas improvisaron notoriamente en los últimos días. Tan solo la semana pasada aprendió como usar diferentes cristales y minerales para defenderse de ciertos ataques mágicos. Ahora, en su cinturón de utilidades siempre llevaría para su protección un cuarzo y una piedra amatista que le recordaba a los ojos de Raven.

Damian admitiría que durante sus lecciones, mas de una vez se dejó distraer del discurso de la mujer para fijar su atención en algo más; su olor, el tono de su voz, sus emblemáticos ojos, el color de su cabello, sus piernas, esa disimulada sonrisa y prácticamente cualquier otra parte de ella.

La sensación de comodidad que le brindaba tenerla cerca vibraba fuerte en su ser. Sin embargo, la desesperación y el remordimiento de sus acciones pasadas lo consumían poco a poco, haciendo difícil disfrutar por completo la compañía de Raven.

Estaba seguro que Raven había resentido el desplante que le mostró hace días cuando apartó la mano de la mujer fuera de su tacto. Su actitud fue un mero acto de pánico, pero ella lo confundió con desprecio.

Raven no hablaba del asunto pero Damian había detectado una ligera tensión que cayó sobre ellos desde ese preciso momento. Además, ella evitaba acercarse o permanecer en el departamento mas allá de las horas que la investigación o las clases duraban.

Él no resistiría por mucho tiempo más el cargar ese remordimiento sobre sus hombros. Necesitaba remediar su error, de alguna forma u otra.

La noche anterior se encontraban con sus usuales lecciones en su departamento, ella hablaba sobre magia mientras en Damian las palabras de disculpas se atoraron en su garganta. Una sensación tan asfixiante que lo hicieron ceder ante la presión. Iba a traer a la mesa el incidente, explicaría su error, cortésmente le diría 'Lo siento' y ella seguramente dejaría el asunto en el pasado.

Así planteó su estrategia, y hubiera sido una excelente si tan solo Jason Todd supiera respetar las conversaciones privadas. El forajido entró a la sala donde estudiaban solo para quedarse con ellos durante toda la noche.

Su presencia fue verdadero dolor en el trasero.

Pero Damian no permitiría que Jason Todd volviera a convertirse en un impedimento en sus planes. Se aseguraría de ello.

Después de un sin fin de amenazas lanzadas al aire, el moreno logro que el forajido desapareciera de su vista por las siguientes noches. Así, con el fastidioso de su hermano ocupado con el patrullaje nocturno, tendría la completa atención de Raven solo para él.

Sus ansias de llegar a casa vibraban a flor de piel. No solo los nuevos datos del sistema de búsqueda lo esperaban en su departamento en estos instantes, sino también su quinta sesión privada de magia con la mitad demonio y con ello, una nueva oportunidad de arreglar sus errores.

Damian miró al reloj en el tablero de su coche, eran las nueve en punto, probablemente Jason ya había salido a las calles y Raven debía estar pronta a llegar. Con eso en mente, él aceleró la velocidad de su coche, conforme las de calles de San Francisco pasaban como un flash por la ventanilla.

Sin darse cuenta llego en tiempo récord al estacionamiento de su edificio.

No había rastros de la presencia de Raven, ni en el estacionamiento o en la entrada del lobby que él veía desde el interior del cristalino elevador que usaba para ascender a su modesto penthouse.

Debido a la naturaleza de los poderes de la mitad demonio, era inusual que ella llegara tarde a sus reuniones. Raro, mas no imposible.

Esta vez a él le tocaría esperar.

Damian tomó un profundo bocado de aire, estaba totalmente determinado a que esta noche él remendaría todos los malentendidos entres ellos. Le diría que lo disculpaba y quizás también como se sentía...

"TT..." Él chasqueó irritado.

La ansiedad se comenzaba apoderar de sus sentidos. Pero que sería, ¿Anticipación o cobardía?.

No la veía desde ayer por la noche. Les era coincidir durante el día gracias a sus responsabilidades en la torre y en sus vidas como civiles. Ultimamente, los únicos momentos que tenían para convivir era estando frente a un monitor o un libro de magia.

Esta noche quizás eso cambiaria para siempre.

No habría drogas extrañas, alcohol, forajidos, ni Aliens que se interpusieran con su decisión. Damian olvidaría sus temores, le pediría perdón a Raven y después...

Un fuerte Ding rompió su pensamiento, un estimulo externo avisándole que acababa de llegar a su piso. Las puertas del elevador se abrieron en cámara lenta, dejándole ver el camino a un pasillo largo y oscuro que tenía por final la puerta de su hogar.

Él tecleó de memoria la contraseña de su sistema de seguridad y la puerta se abrió en cuestiones de minutos. Adentro todo parecía estar en orden, justo como la había dejando por la mañana antes de retirarse a Industrias Wayne.

El poco numero de luces encendidas le decía que el departamento se encontraba vacío. El forajido se marchó, saber eso era un gran alivio para Damian. Sin embargo, la paz en su interior cambió en cuestiones de segundos a plena alerta, pues al haberse adentrado más en los pasillos de su hogar logro escuchar algo muy peculiar; Risas.

La risa de una multitud y voces animadas resonando por las paredes lo hicieron correr hasta la sala de estar. Damian paró bajo el umbral de la entrada, escuchó la televisión encendida mientras sus ojos se postraron en las espaldas de dos personas sentadas en el gran sofá blanco de la sala. Fácilmente reconoció la presencia de Jason Todd y de Raven ahí, ambos adultos tan sumamente concentrados en las imágenes pasando en la pantalla de plasma que no escuchaban como él se acercaba con fuertes pasos a ellos.

Intrigado por la falta de atención que se le daba, el moreno giro su cabeza hacia el televisor para verificar que podría tener a sus visitas tan entretenidas. El plasma proyectaba una especie de programa de entretenimiento. Por la calidad en la imagen dedujo que la antigüedad del programa era quizás de hace unos diez años o mas. Y...ahora que le prestaba mas atención, el concepto en general del programa le era bastante familiar...era como si lo hubiera visto antes y...

...¡NO!

La vergüenza conquistó su cuerpo cuando la escena en la televisión cambio de un grupo de espectadores a un pequeño Robin sentado cómodamente en un sofá rojo. El inmaduro niño balbuceaba sin parar con la conductora rubia sobre como consiguió a su primer némesis; Harley Quinn.

Damian recordaba perfectamente aquella entrevista pasando en el televisor.

Apenas había cumplido sus once años cuando Harley Quinn lo menosprecio como el ayudante de Batman. Siendo tan joven, en lo único que podía pensar era en la venganza. Pero, ¿Como vengarse de la payasa sin necesidad de matarla?...Fácil, humillándola en vivo en un programa de televisor, y el Show de chismes con Tammy en ese entonces era el mas popular de todo Gotham.

Una decisión estúpida e inmadura de su parte, pues nunca se imaginó que su inofensiva venganza para la rubia quedaría grabada por toda la existencia de la humanidad.

¿Porque ese preciso video se proyectaba en el televisor de su casa?. En su momento, él se encargo de borrar cada copia existente de aquella cinta.

"Robin, ¿Acaso no eres un lindo caramelito dulce?...¡Podría comerte!" La conductora del programa chillo, después la cámara volvió a posarse en un inocente Robin.

"Si, soy un lindo caramelito dulce." El Robin de once años murmuró tiernamente.

"¡Él es toda una tierna dulzura!"

En el televisor, la audiencia cayó rendida ante la ternura del lindo Robin.

En actualidad las reacciones fueron distintas; Jason caía del sofá con estruendosas carcajadas, Raven escondía sutilmente su sonrisa con la palma de su mano mientras Damian...Damian deseaba hundirse en la tierra.

"¡¿Porque?!?"

El grito de indignación salió de los labios del moreno, provocando que las dos personas sentadas en el sofá por fin se dieran cuenta de su presencia. Pero nada detendría a los desvergonzados de mofarse a sus expensas. Especialmente, Jason, su risa de ballena gorda lo crispaba al tope de su paciencia.

"Dami, llegaste justo a tiempo. Esta a punto de salir la mejor parte." Jason le echó un ultimo vistazo antes de regresar a la pantalla. Con el control remoto en sus manos, el mayor aceleró las imágenes en el video, pausando en una escena donde aparecía un pequeño y temeroso Robin. "¿Recuerdas cuando King Shark casi te come y lloriqueaste como un bebe por tu papi?....Raven, debes ver esto. ¡Fue Épico!."

"¡Deja eso!." Damian sorprendió a los dos espectadores al saltar sobre el sillón únicamente para arrebatar el control remoto del hombre y lanzarlo lejos de su poder. "Pensé que estarías patrullando como te lo pedí. ¿Porque sigues aquí?."

"Raven llegó temprano y no podía dejarla esperándote en el pasillo. La invite a pasar y la entretuve un poco." Jason señaló a la silenciosa chica antes de relajar los brazos en el mueble. "¿Cuál es la prisa de deshacerte de mi?...Oh...ya...No te preocupes hermano, la mercancía no esta manoseada. La cuide muy bien para ti."

"¿De que están hablando?"

Las orejas de Damian hirvieron en pena al escuchar la pregunta de la curiosa chica.

Iba a matar a Jason Todd esta noche, con tantos hijos su padre seguro ni notaría la ausencia del forajido.

"Hablo de unos panes veganos que Damian compra por internet, el bastardo los esconde y los quiere solo para él."

La mentira del forajido sirvió para calmar las dudas de la mujer pero no para borrar la ira en el otro hombre.

"Patrullaje. Tu turno. Fuera Todd." Damian ordenó al mayor, resistiendo todas sus ganas de tomarlo por el cuello y ahorcarlo justo ahí.

"Pero..."

"¡LARGO!"

"¡Bien!" Jason salto a sus pies, y exasperado alzó los brazos al aire en mofa.

"No bebas alcohol, y pon atención a las calles."

"¿Quien te crees Mocoso?, ¿Mi padre?." Jason chasqueó irritado, deteniéndose en la puerta, giró con una mueca traviesa a la chica en el sofá. "No te preocupes Rae, te mandare una copia de ese video cuando pueda."

"Es un hecho, ya tienes mi email personal."

Damian no sabia realmente que le molestaba mas; Raven interesada en terminar de ver el video de su humillación o que el troglodita de Todd tuviera el email personal de ella en su posesión.

"Será mejor que desaparezcas esa cinta Todd."

"Sobre mi cadáver ."

"Dame un segundo y puedo cambiar tu status a muerto por segunda vez en tu patética vida."

"Buena esa enano, pero quizás tu seas el que muera por segunda ocasión si continuas privando mi diversión."

Con ese comentario Jason probó que nada lo haría cambiar de opinión. Protegería ese video con su vida. Pero el forajido debía cuidarse, porque Damian pronto tendría un plan para conseguir ese video y cuando lo hiciera, Jason pagaría caro las consecuencias.

"Ya se marcho, ¿Puedes olvidar tus deseos de asesinar a Jason por unas horas?. Tus emociones me están incomodando." Raven observaba al moreno con una ligera sonrisa en sus labios.

Ella disfrutaba cada segundo de su humillación.

"¿Qué?" Damian pregunto seco, casi molesto.

Lo único que provoco fue que la pequeña mueca en el rostro de Raven se enganchara en burla.

"Azar, que humor. Mejor cálmate, dulzura."

"¡Raven!"

Ella rió abiertamente al verlo quejarse como una niño. Su risa era una suave melodía que se gravó en su memoria y siguió reproduciéndose dentro de su cabeza durante las siguientes dos horas.

Aprovecharon la paz que dejó la ausencia de Jason en la sala para continuar con la búsqueda de Maps. Cada quien tomó su propio ordenador y reviso su parte correspondiente del resumen que el sistema automático arrojó ese día para ellos.

Damian terminó rápido con su parte, la información fue meticulosa y acertada. Un reporte perfecto, pero tristemente hoy tampoco tenía la locación del santuario de Djinn.

Él miró a la cocina, donde justamente Raven estiraba su cuerpo por la incomoda posición en la cual estuvo sentada sobre los banquillos de la isla desayunador. Por la amarga mueca en su rostro, Damian podía deducir que ella también terminaba de revisar su reporte.

"Nada importante en los reportes,¿Que tal tu, encontraste algo?" Raven conecto sus ojos con los suyos.

"Nada relevante." Damian negó con la cabeza.

Mala suerte, aun estaban lejos de encontrar el santuario de Djinn.

"Entonces volvamos a encender el sistema de búsqueda. Es hora de comenzar con los libros de magia" Ella comentó al bajarse del banquillo.

Se encontraban solos en el departamento sin quien pudiera interrumpirlos. Este era el momento perfecto para que él actuara, le pidiera disculpas y actuara como el hombre valiente que realmente era.

Raven se encontraba de espaldas a él, ocupada conectado la cafetera e ignorando todo lo que pasaba dentro de la cabeza del moreno.

Todo estaba a su favor...Entonces, ¿Porque era incapaz de gesticular oración alguna?. ¿Podía luchar contra la muerte misma pero no decir unas cuantas palabras desde el fondo de su corazón?

Cobarde.

"Prepararé café, ¿Quieres?."

Raven tenia una buena idea....quizás una fuerte dosis de cafeína lo haría encontrar su extraviada valentía.

"Espresso, fuerte, no exageres con el azúcar."

"¿Y cuando exageró con lo dulce?"

Damian bufó a su sarcasmo, Raven podía acabarse una gran bolsa de azúcar en una sola taza de café.Él siempre era quien le recordaba que su fijación por comer alimentos altamente azucarado provocarían algún día un daño nocivo a su salud, claro, Raven siempre se defendía diciendo que esos era imposible, su metabolismo demoniaco le ayudaba a soportar los altos niveles de glucosa en su organismo.

Él aprovechó el tiempo que ella se tomaba en la cocina para volver a encender el sistema de búsqueda. En el monitor de su ordenador se mostraron diversos mapas de países, en ellos se encontraban marcados diferentes puntos de color rojo en todos los lugares donde ya habían investigado. Eran muchos, pero la búsqueda aun tenía un largo camino por recorrer.

Un delicioso olor a café golpeando sus sentidos lo hizo dejar los mapas para que sus ojos se toparan justo a tiempo con una taza de café siendo extendida hacia él por Raven.

"Aqui tienes, caramelito dulce."

"TT...¿Puedes olvidar eso?"

"Estas bromeando. ¿Verdad?. Nunca lo haré."

"Definitivamente mataré a Todd cuando regrese." Damian comentó malhumorado antes de dar el primer sorbo a su café. Su paladar quedo complacido de inmediato, toda una sorpresa. "Esto sabe decente."

"Ahorra tu asombro, trabajé en una cafetería, tengo experiencia." Raven alardeó, al tomar un lugar en el sofá.

"Nunca fuiste buena."

"Eres un maldito."

Damian sonrío complacido al escucharla, no se encontraba realmente molesta pero él había logrado bajarla de las nubes de su arrogancia.

Raven dejó su propia taza en la mesita a su lado para sacar unos libros que dejó ayer debajo del sofá.

Otra vez se encontraba distraída, una oportunidad más se le ponía al alcance de sus manos. Damian tenía que atreverse a decirlo, escupirlo, gritarlo, susurrarlo...no podía..Él seguía esperando como cobarde a que el café tuviera una especie de efecto mágico en él y lo volviera un hombre valiente.

A este paso, quizás esperaría una eternidad.

"Creo que estas listo para memorizar algunas runas mágicas." Raven nuevamente habló.

"Conozco algunas."

"Quizás, ¿Pero eres capaz de diferenciar entre una que puede abrir un portal, de una que retenga magia?..." Ella alzo un libro abierto donde señalo dos dibujos iguales. "Un trazo de mas puede significar tu salvación o que seas asesinado por una criatura del infierno."

Su suposición era correcta, él era incapaz de percibir diferencia alguna entre aquellos dibujos. En lugar de darle la razón, Damian opto por silenciar su respuesta con otro sorbo de su delicioso espresso.

"Lo supuse." Raven murmuró vanidosa ante el silencio.

Ella regresó a sus libros, meticulosamente buscando en ellos lo que les serviría para la lección de hoy. Mientras tanto él simplemente se dedicó a observar desde el pequeño sofá individual, gozando de su taza de café.

En el poco tiempo en el cual trabajaron, terminaron por convertir la pulcra sala de estar en una especie de escena de crimen; vasos sucios, mapas, trazos y una infinidad de documentos regados sobre casi toda superficie.

La luz proviniendo de la gran pantalla de plasma llamó su atención una vez más, seguía encendida y mostrando la pausada imagen del asustado Robin del pasado.

No solo casi toda la población de Gotham fue testigo de una de sus noches mas humillantes de toda su vida, ahora también Raven lo había visto.

La mujer sabría guardar bien el secreto, por otro lado, estaba seguro de que ella no perdería la oportunidad de usar su momento de humillación para molestarlo. Ni siquiera habían pasado mas allá de tres horas desde que vio el video y ella ya se había encargado de restregárselo dos veces.

¿Acaso creía que ella nunca había realizad una ridiculez en su vida?. Porque haber estado involucrada románticamente con Zachary Zatara debería contar por lo menos como tres actos de ridiculez extrema de su parte. Aunque, lastimosamente ella parecía no estar avergonzada por su pasada relación con el mago.

¿Existiría algo de lo que la mitad demonio sintiera vergüenza extrema?.

Una buena forma de esquivar el pendiente de hablar con Raven era distraerse con algo mas. Nightwing pensó, recapitulando escenas de su vida junto a ella en intento de encontrar un momento bochornoso. Buscó y busco hasta que por fin encontró algo interesante entre sus recuerdos.

Definitivamente eso la haría sentir mucha vergüenza.

"¿Te es divertido?" Damian le preguntó al apuntar con un dedo a su imagen en el televisor.

"¿Qué, tu humillación publica?...Totalmente." Raven respondió distraída, dando un solo vistazo a la pantalla para después seguir con su tarea. "Es una lastima que no pudiera verlo completo."

"No me digas..."

"Pobre...estas sintiendo tanta vergüenza en este momento. No te preocupes, lo entiendo...Eras joven y fuiste un tonto a decir esas cosas."

Su cara no mostraba emoción, pero sus palabras destilaban gota tras gota de inofensiva maldad.

"Tienes razón, ese video me causa mucha vergüenza" Él sonrío de lado con soberbia. En la punta de su lengua resguardaba las palabras que la harían recordar una bochornosa situación de la que fue autora. "Pero no soy el único que ha dicho cosas tontas."

Raven por fin abandonó los libros para ponerle verdadera atención. Intrigada, esperaba escuchar lo que él tenia por decir.

Y vaya, Damian si que tenía algo interesante.

Sin querer dejarla esperando mas tiempo, él confeso con sumo cuidado el vergonzoso secreto de la mitad demonio.

Para él fue todo un deleite presenciar como el sereno rostro de la mujer cambiaba en plena conmoción, sus pupilas se dilataron mientras que sus mejillas se sonrojaron en un intenso carmesí.

Una reacción que anticipó, pues Damian le acababa de contar como ella en su estado ebrio-no tan ebrio actuó atrevidamente en los jardines de su habitación en Japón. Pues, sin importarle nada ella terminó arrodillándose sobre el suelo, totalmente desnuda ante él...lo demás, él lo dejó a su imaginación.

Por supuesto, Damian sabía que un acción así no era para causar vergüenza en ninguno de los dos. Mas bien, fueron las palabras que ella específicamente uso durante su vigorosa actividad lo que le causaba pena extrema.

Él le respetaba importancia, pero ella no lo tomaría a la ligera. Después de todo, era difícil creer que una persona tan refinada y erudita como lo era Raven fuera capaz de llamarlo tan vulgarmente como su juguete favorito mientras su bonita boca se ocupaba de llevarlo a conocer las estrellas. Seriamente parecía una frase sacada de una mala película pornográfica.

Una acción tan fuera de lugar que la propia Raven no llegaba a creerlo.

"Estas tomándome el pelo, no hay manera de que yo dijera algo así. Ni ebria, Damian-"

"Pero al final de cuentas lo hiciste. ¿Qué, no lo recuerdas?."

Raven rechinó sus dientes, estaba molesta y las puntas de sus orejas mostraban la intensidad de su vergüenza.

"Mientes, solo quieres hacerme olvidar de tu pequeño video Robin. Pero nada me hará olvidarlo."

"No miento. Es más, estoy tan certero de mis palabras que te dejaría ver una vez mas mis recuerdos." Él sonrió engreído al jugar con el mango de su taza. "Adelante, así probarás que estoy diciendo la verdad."

Damian disfrutaba la mortificación en su rostro. Ella se ha burlado tanto de él y sus pequeños deslices que ya era hora que le pagara con la misma moneda. El momento para pavonearse por fin llegó a él.

"Me tomó por sorpresa escuchar salir de tu boca esas palabras tan subidas de tono." Él continuó cuando ella no respondió. Damian disfrutaba de su pequeña venganza, tanto, que quizás la llevaría un poco mas lejos "Pero creo que estaba teniendo una vista tan espectacular de tus pechos que decidí omitir todo lo demás que pasaba a mi alrededor."

Y esa fue la gota que derramó el vaso de paciencia en Raven. Su nivel de ira estaba al borde de estallar, eran cuestiones de segundos antes de que algo en el departamento explotara.

La expresión en el rostro de la mitad demonio era sublime. Sus labios ligeramente se abrieron mientras sus mejillas se pintaban aun más con un encantador rubor. Se veía tan bonita así. Una mitad demonio tan hermosa que parecía haber caído del mismo cielo

"¡Eres un maldito inepto, sucio degenerado!" Raven gruño molesta, al grado en el cual sus ojos se transformaron en los rojos de su demonio.

El dulzor de la venganza fue un sabor que Damian probo por poco tiempo, pues tuvo un agridulce final cuando inesperadamente algo caliente y húmedo cayo en su pecho.

"¡Mierda!"

Damian esperó muchas cosas a consecuencias de la ira de la mitad demonio; un remolino hecho con sus reportes, muebles en el aire o una bombilla rota, más nunca se imagino que la taza de café en sus manos cobrara vida propia y terminara vaciándose en su camisa blanca.

Raven estaba satisfecha consigo misma por su pequeña travesura. Disfrutaba cada segundo de como Damian se levantó de un salto del sofá, tomando un puñado de su camisa para que la tela mojada no pegara directamente en la piel de su pecho.

Ella rió como nunca, tal cual lo hiciera una malvada bruja. Era el mismo diablo; traviesa y despiadada.

Para la suerte del moreno, su bebida ya había estado tibia, sin embargo la sensación de la tela pegándose a su piel era terriblemente incómoda. Ademas de que la mancha de color café se extendía con rapidez, una mancha que difícilmente saldría.

"A este paso vas a dejarme sin ropa. No solo robas mis sudaderas sino que también arruinas mis camisas finas." Damian chasqueó molesto.

"Algún precio debes pagar por disfrutar de la vista." Raven le contestó con desprecio al señalar sus pechos, después regresó a hojear sus libros. "Cámbiate deprisa, me haz hecho enojar. Será mejor que comencemos pronto con la lección o me iré a casa."

Damian rodó sus ojos en fastidio, ella siempre tenía que llevarse el ultimo comentario de la victoria. Algún día seria su turno.

Damian empezó a desabrochar los botones de su camisa conforme caminaba. Sin querer seguir usando algo mojado él se quito la prenda arruinada, dejándola olvidada sobre el mostrador de la cocina junto a la computadora de Raven.

Él estuvo a punto de salir de la cocina cuando su reflejo en la puerta metálica del refrigerador lo distrajo. Observó detalladamente cada cicatriz marcada en su cuerpo, algunas de batallas ganadas, otras pocas de derrotas, en especial esa que sobresalía en su pecho; el recordatorio de la única batalla que realmente llegó a perder, aquella misma que le costó la vida.

Damian Wayne murió una vez, en los brazos de su padre a manos de una creación de su querida madre; el clon perfecto de su hijo. El hereje le quito la vida cruzando una espada en su pecho y ahora la marca de ese evento lo perseguía para siempre como un tatuaje en su piel.

"Creo que por fin recopilé las runas importantes que debes aprender, si llegas a toparte con una, sabrás que hacer y...." Raven se había parado con dos libros en manos, estaba a pasos de llegar a él cuando al verlo se detuvo en seco. "Damian, Regresó."

Ella susurró aquella ultima palabra con tristeza.

"Apareció ayer por la mañana." Él tocó aquella cicatriz que le ha dado pesadillas durante un sin fin de noches.

"Pensé que la había borrado para siempre."

Comprendía la confusión en Raven, pues la marca de su muerte había desaparecido de su pecho por un año completo.

Borrarla no fue una petición personal, Damian fue criado para aprender a ganar fuerzas de sus adversidades, por lo cual nunca sentiría vergüenza de aquella cicatriz. Sin embargo, el borrarla fue cuestión de una absurda necesidad.

Todo comenzó hace más de año con una fiesta ejecutiva que varios empresarios millonarios idearon para que sus herederos se reunieran y pudieran hablar de futuros negocios; se trataba de una fiesta en la playa. Y, sin importar lo absurda que fuera la idea, Damian debía estar ahí por el bien del secreto familiar.

El único problema fue que, al tener que usar obligatoriamente un traje de baño sus cicatrices quedarían al descubierto. Seria muy sospechoso que el hijo mimando de Bruce Wayne tuviera en su cuerpo mas cicatrices que un luchador profesional.

Ninguna excusa sería creíble, por lo cual él tuvo que buscar la ayuda de Raven. A decir verdad, desaparecer unas cuantas marcas de su piel fue una sencilla tarea para la hechizada.

Verse a si mismo con un torso liso lo hizo sentirse extraño, pero, al final del día el hechizo cumplió su cometido; su filtración como un hijo rico en la playa fue un éxito. Además, para el siguiente día él recuperó todas sus cicatrices, sin embargo aquella que marcaba tanto su vida como su muerte se había borrado por completo.

Raven tampoco podía explicar la peculiaridad con la cual sus poderes trabajaron. Damian, recordaba que ella le había dicho que tal vez su inconsciente la había borrado en un intento de borrar su dolor.

Esa marca estuvo ausente por tanto tiempo y de una mañana a otra regresó para recordarle que ese trágico día sería parte de él para siempre.

"Extraño, le costó mas de un año en aparecer." Los ojos de Raven se fijaron en la cicatriz en el amplio pecho del moreno. Con pena sostenía sus manos, como si las controlara para evitar tocarlo. "No estaba cuando fuimos a Las Vegas."

"Alguna veces lo recuerdos se aferran a uno para nunca desaparecer."

"....Ojalá hubiera podido hacer algo para evitarlo."

"¿Como, Raven?. Es inevitable remediar el pasado, lo único que nos queda es aprender de el." Damian susurró tranquilo pues desde hace mucho había aceptado su destino.

"Eras solo un niño.". Raven relajo su manos y lo alcanzo para tocar su desnudo pecho con sus dedos.

Ella contó cada una de sus cicatrices con ligeros toques hasta llegar a la profunda marcada en el medio de su pecho, ubicada justo en su corazón. Su palma era tan pequeña que era incapaz de tapar por completo la cicatriz, sin embargo, ella sostuvo su mano ahí.

Damian se dedicó a mirarla, a la par en la cual un rubor se postraba sobre sus propias mejillas debido al calor de su toque. Lo tocaba como si él fuera una delicada porcelana.

"Has sido muy fuerte y valiente para alguien que fue una tierna dulzura desde tan temprana edad."

Él ignoró el intento de burla en la voz de Raven. El enternecedor tono en su voz la traicionó, mostrando sin problema la sinceridad en cada una de sus palabras. Damian podía sentir su tristeza mezclada con un gran alivio a través de ellas.

Piedras amatistas se toparon con sus esmeraldas.

Damian tragó el nudo que se acumulaba en su garganta, no le gustaba ver la lastima en los ojos de Raven, lo hacia sentir vulnerable.

El tacto en su piel se transformó en un tibio anhelo. Un toque inocente ocultando una intimidad de emociones. Como si ella realmente quisiera regresar en el tiempo y detener el momento antes de que esa espada atravesara su corazón. Pero, el universo nunca se equivocaba, morir ese día había estado tallado en su destino. De no haber ocurrido, quizás él estuviera experimentado otro tipo de vida; sin ver los progresos de su padre, unirse a los titanes, convivir con sus hermano... o sin haber conocido a Raven.

Le era imposible imaginar una vida sin todo eso.

Damian se enfocó de nuevo en sus ojos amatistas, lo hicieron relajarse. El brillo de sus iris lo hacían siempre experimentar cientos de emociones, como sí un cosmos recorriera cada parte de su cuerpo. Su mirada lo hipnotizaba, lo hundía en ella y lo hacia sentir que su atención era solo para él.

Ella le había dicho una verdad, desde muy temprana edad Damian Wayne vivió tragedia tras tragedia, cada una dejando una marca sobre su vida. Era muy probable que el destino le preparara muchas mas para su futuro, pero, incluso si sabía soportarlo, él nunca sería tan fuerte para enfrentar la realidad como ella lo hacía.

Raven era mucho mas valiente y fuerte que cualquier persona que hubiera conocido.

Damian usaba la ira, el odio y los golpes para trabajar sus traumas mientras la mitad demonio optaba por la realización espiritual; aceptaba sus errores, los abrazaba para finalmente usarlos a su favor. El moreno solo veía la decepción, cuando Raven nunca perdía la esperanza. Damian se enfocaba en los defectos de otros, Raven buscaba mas allá de sus psiques hasta encontrar lo mas noble de sus almas. Justo como lo hizo con él.

Y la cosa mas asombrosa sobre Raven, era que siempre fue el soporte de Damian, a pesar de que ella también cargaba sobre sus hombros a sus propios demonios. Sin importar cuan molesta estuviera, sí él la necesitaba, ella olvidaría cualquier diferencia entre ellos para estar ahí a tiempo de levantarlo sin importarle que ella misma estuviera tan rota como él.

Una mujer asombrosa.

Luego estaba él, un simple cobarde que se ocultaba detrás de duras palabras, desprecios y fríos comentarios. Un completo cretino que usaba excusas tras excusas para evitar hablarle a esa asombrosa mujer en plena honestidad.

Ahora, ya no solo necesitaba disculparse por sus desprecios. No, Raven necesitaba saber todo lo que él pensaba sobre ella; como todas sus ideas era buenas, alabarla por sus habilidades y sobre todo confesarle lo orgulloso que estaba de ser su amigo, su compañero...de ser quien la conocía en la intimidad.

Damian Wayne necesitaba sacar de su sistema todo lo que sentía por ella. Estaba preparado, lo haría sin ningún remordimiento o inseguridad.

"Raven." Damian mencionó su nombre, esta vez no había duda, ni temor al hablar. "Nunca he conocido en mi vida a una persona tan valiente y fuerte como tú. Si tuve que morir para haberte conocido, entonces valió totalmente la pena."

"¿Estas bien?" Ella preguntó, confundida por sus palabras. Y, eso que solo escuchó una parte de todo lo que él tenía por decir." ¿De que estas hablando?."

"He sido suertudo de haberte conocido, siento haberme comportado contigo como un cretino últimamente. Gracias por tu comprensión, por aceptarme como soy. Y, aunque no te lo diga siempre, estoy orgulloso de ti, no podría confiar en nadie mas con mi vida. Me siento feliz de que seas una persona que signifique tanto para mí..."

La confesión la tomó desprevenida, ella dio un paso hacia atrás tratando de crear un espacio entre los dos, pero antes de que pudiera hacerlo, Damian atrapo esa mano en su pecho en su lugar para que no escapara.

Él sostuvo su mano de la misma forma en la cual ella lo hizo aquella noche en la torre. Y, cuando ella intento nuevamente zafarse, él entrelazó sus dedos con los suyos en un fuerte agarre. Ella debía entender que con esto, él le demostraba que no se arrepentía de nada de lo que dijo.

No sería un cobarde....Ya no más.

Los ojos de Raven llegaron hasta los suyos, buscando desesperadamente una respuesta a su confusión. Pero, él no se la pudo entregar, ya que en ese momento su corazón casi se detenía al presenciar como un rubor se esparcía sobre sus pálidas mejillas, sobresaltado sus tersos labios. Cada latido resonando dentro de su pecho era el recordatorio de como ella era única persona que hacia latir su corazón de tal manera.

Necesitaba probar sus labios de inmediato.

Y, él fácilmente sería capaz de tomar eso que estaba tan desesperado por proba, no obstante, esta ocasión debía ser diferente...debía tener su permiso. Se acabaron los juegos por ver quien cedía primero ante el otro o una excusa para liberar pasión carnal. Damian quería ganarse sus labios, quería que esto fuera real entre los dos.

Con la mano libre, Damian acarició cautelosamente el cabello suelto de la mujer, un ligero tacto que la invitaba a algo más.

Damian sintió un gran alivio recorrer cada rincón de cu cuerpo cuando ella apretó la unión de sus manos. Captó el mensaje de inmediato, Raven quería esto tanto como él.

Ella ya no intentó apartarse de él, conforme sus rostros se acercaban.

El aire parecía escapar de sus pulmones mientras su corazón temblaba desenfrenadamente cuando sus frentes se toparon sumamente juntas.

El aliento de Raven era apenas un susurro...sus bonitos labios lo invitaban a probarlos y él ya no podía esperar más. Damian inclinó su cuerpo y presionó sus labios contra los suyos en un beso lento y casto. Dos labios rozándose sin prisa, simplemente reposando ahí, satisfechos de estar presentes para el otro.

Saboreó sus labios tranquilo al sostén su pequeño rostro, sin tener que soltar el agarre de sus manos sobre su pecho. Ahora que la sostenía nunca la volvería a soltar. Deseaba tenerla mas cerca, tanto que llegaría a tocar esa conexión que ambos compartían para hacerla sentir lo orgulloso que estaba de tenerla cerca en su vida; como su amiga y como su todo.

Ella lo besaba y fue ahí donde él comprendió que nunca desearía probar otros labios en su vida. Raven exhaló, relajándose contra su cuerpo. Ella acariciaba las cicatrices en su pecho, como si con sus toques le dijera que también estaba orgullosa de él.

Sus besos fueron constantes y lentos, nunca realmente pidiendo por mas del otro. Se mantuvieron así, por lo que pareció una eternidad sin la necesidad de llegar a lo erótico. La lujuria quedó fuera de esta unión para darle el paso al afecto, a la pasión y la sinceridad.

El momento de darle un descanso a sus agitados corazones había llegado. Sus cuerpos se pausaron y sus labios se separaron, pero ninguno de ellos se movió mas allá de eso, era como si ambos quisieran permanecer unidos para siempre.

Damian la miró a la cara, buscando sus ojos. Como en él, sus iris reflejaban alegría, alivio y calidez.

La tensión que estuvo persiguiéndolos por días había desaparecido por arte de magia, dejando a las dos aves con una sensación de paz dentro de sus caóticas mentes.

Sus frentes se toparon una vez más. Damian podía sentir la presión de chakra con otra su piel al compás en el cual usaba un pulgar para dibujar un circulo en la tersa mejilla de la chica. Las palabras parecían ser innecesarias ahora, se conformaban con disfrutar la presencia del otro, y el escuchar de sus respiraciones.

"Pensé que comenzabas a arrepentirte." Raven se lamió los labios insegura.

"¿Arrepentirme?, ¿De que?" Damian murmuró un poco confuso.

"De lo que hacíamos, Damian. El juego que comenzamos en Las Vegas."

"Nunca me arrepentiría de lo que he compartido contigo..ni un solo segundo."

Raven cerró sus ojos, un aliento de consuelo salió de sus labios, parecía ser que las palabras de Damian la liberaron de una carga emocional.

Él dió un ligero apretón a sus entrelazadas manos en un intento de calmar los temores y dudas en la mitad demonio. Lo ultimo que él quería ser era el sujeto de sus inseguridades, cuando en realidad Damian quería ser, de hoy en adelante, esa persona que estuviera ahí para apoyarla. Recuperaría todo el tiempo que perdió negándolo durante los pasados meses.

No comprendía del todo la inseguridad en Raven, pero tendría que cuestionarla en otro momento. Pues, justo ahora, se encontraba demasiado distraído en esa expresión de paz dibujada en el rostro de la mujer. A él le era fácil perderse en ese tímido rubor pitando en sus mejillas, el intenso brillo en las joyas de sus ojos y en sus labios, que una vez más lo tentaban a probar el dulce sabor que desprendía de ellos.

Así fue como la boca de Damian encontró otra vez esos labios en un beso, picoteándolos una, dos, tres veces...su mano soltando ese pequeño rostro para reposarla en la parte mas baja de su diminuta espalda. La respuesta de Raven esta vez fue inmediata, envolviendo uno de sus brazos alrededor de su cuello para tener un mejor acceso a él.

Preocupaciones, problemas, dudas, tensiones, miedos...todos disolviéndose bajo la suave presión de sus labios contra los suyos.

Los dedos de Raven se curvaron en las cerdas de su oscuro cabello conforme sus besos se volvía mas urgentes, prácticamente robándole el aliento con cada uno de ellos. Ella respondía con fervor, abriendo su boca para él, desesperada por compartir la intimidad que ambos han estado evadiendo en estos últimos días.

Él presionó su boca más contra la de ella, respondiendo a su insistencia. El sabor de sus besos le recordaban a todo el misterio y la magia que la rodeaba....Le encantaba tanto que si no se controlaba pronto, él terminaría demorándola.

Cada vez el empuje de sus labios contra los suyos eran mas fuerte y largo que el anterior. La quería derrumbada en sus brazos, que se entregara sometida a él. Pero ella no cedería fácilmente y también peleaba por el dominio mientras jalaba del cabello del moreno sin piedad.

La mitad demonio persiguió sus labios, desesperada por más y Damian tuvo que retener la risa en su garganta...Ella era tan adorable.

En este preciso momento el universo podría extrañar y a él no le importaría en lo mas mínimo. Pero entonces, en medio de todo su gozo, un pensamiento agobiante resonó en su mente.

Recordó como todo en la vida tenia que llegar a un final y, en este caso, el final resultaría con la mitad demonio regresando a su propio hogar, dejándolo fríamente solo en la oscuridad de su departamento. La idea de que ella se fuera sonaba como la peor de todas.

"Pasa la noche junto a mi." Damian murmuró entre los espacios en los cuales sus labios encontraron libertad.

"¿Qué?" Raven dijo sin aliento al frenarse, el intenso rubor de su cuerpo traspasado por el tacto de sus manos.

Damian tuvo que sonreír engreído, pues parecía ser que ella había malinterpretando su petición. Él sentía cierto orgullo, pues quizás sus besos la habían dejado preparada para algo más. Ella era una demonio insaciable.

"Dormir juntos, misma cama. Lado a lado." Él volvió a decir, enunciando fuertemente cada palabra.

"Oh." Raven respiró con decepción. "Pero, ¿Qué hay de Jason?."

"Patrullará toda la noche y regresará hasta la madrugada." Damian se hizo para atrás, dándoles a ellos finalmente un espacio para recuperar sus alientos. Él giró hacia la derecha para verificar que el sistema automático estuviera encendido. "Quizás deberíamos ir a la cama, ya es tarde."

"¿Quieres irte a dormir, en serio?"

"Si."

Sin esperar a que ella volviera a respingar, Damian la guió por los pasillos mediante la unión de sus manos. Titus apareció de repente y los siguió con pasos ligeros hasta que llegaron a la habitación del moreno.

Al encender las luces del interior, él soltó por fin su mano para ir hasta uno de sus estantes, sacando de los cajones una de las pocas sudaderas que le quedaban para que ella pudiera usarla al dormir.

Ella acepto la prenda y...la pequeña traviesa se quitó la ropa justo ahí, cambiándose ante los ojos de Damian. Él sabía lo que trataba de hacer, después de todo ella era una demonio muy persuasiva, pero esta vez él optaría por solo disfrutar la vista en silencio.

Raven se cambiaba lentamente a propósito, incluso, gracias a esto él notó como las marcas de su ultimo encuentro ya habían desaparecido, quizás pronto tendría que revivirlas Pero, esta vez él realmente significaba sus palabras de solo dormir con ella y nada más. Deseaba yacer a su lado mientras el ritmo de su corazón le traía tranquilidad a su sueño.

"Sabes..." Con tan solo esa simple palabra él captó el interés de la mujer, quien anticipaba lo que fuera a salir de sus labios."...Pudiste haberte cambiado en el baño."

Damian le señaló la puerta de su baño, haciendo que ella rodará los ojos en fastidio. En verdad era divertido verla tan ansiosa.

Raven terminó por entrar al baño a pesar del poco humor con el cual había tomado su sugerencia. Damian esperó a que la puerta se cerrara tras de la mitad demonio para también cambiar sus pantalones formales en algo mas cómodo para dormir.

Se acostó del lado derecho en la gran cama, lado que estaba estratégicamente mas cercano a la puerta. Con sus manos detrás de su cabeza observó el techo, esperando a que ella terminara su aseo personal. No debería costarle mucho tiempo, después de todo Raven tenía todo lo que necesitaba en su baño. Extrañamente, a él le parecía bastante normal que ella tuviera su propio cepillo de dientes y jabón favorito guardados en los gabinetes de su baño personal.

Un nuevo peso en la cama lo hizo voltear hacia sus pies, donde Titus acomodaba su enorme cuerpo a la orilla del colchón, reposando su cabeza sobre sus piernas. En ese momento la puerta del baño volvió abrirse con una Raven ya fresca, usando una pequeña coleta amarrando su cabello y vestida con una sudadera gris de industrias Wayne.

En segundos, él volvió a sentir como la cama se hundía, esta vez con la presencia de Raven por su lado izquierdo. Él la observo mientras ella silenciosamente se acomodaba debajo de la delgada sábana.

Había una enorme burbuja de incertidumbre flotando en el aire, ellos aun tenían un tema que discutir. Ahora que sus mentes estaban despejadas y libres de distracciones se dieron cuenta de que algo entre ellos aun no se aclaraba del todo.

Demostraron mucho en tan poco, pero....¿Que significaba realmente?, ¿A donde los llevaba?.

"Damian..." Raven fue la primera en hablar.

"...Lo sé." Damian respondió con simplicidad, desviando su atención de nuevo al techo. "Necesitamos hablar."

Ambos estaban en la misma pagina y por fin sobrepasaron el limite del circulo viciosos donde permanecieron dando vueltas durante meses, pero, ¿En realidad sabían como llamar a este pequeño cambio? y mas importante, ¿Estarían listo para ellos?. Dudas tontas en las cuales el moreno no quería pensar en este momento. No cuando apenas parecía comprender sus emociones.

"¿Crees que es el momento preciso para 'Hablar' ?"

"No lo sé..." Damian respondió.

Un suave toque en su hombro lo hizo girar su cabeza a su izquierda, para mirarla de frente. El rostro de Raven estaba completamente limpio, impecable piel con aun rastros de un rubor y, la forma en la cual sus labios se encontraban hinchados le daban a Damian un aire de arrogancia al saber que él fue quien lo causó.

"Entonces esperemos para hacerlo. Después de que encontremos a Mia, tendremos todo el tiempo para hablar."

Damian frunció el ceño...era obvio que esto iba mas allá a una simple cuestión de besos o toqueteos. ¿Porque posponerlo por mas tiempo?...

Maps...

Al final él cabeceó en acuerdo.

Cedió ante ella...simplemente por que tenía razón, este no era el momento adecuado para ponerse a cuestionar sobre el tipo de cambio por el cual su relación pasaba. No cuando tenían otros asuntos importantes a tratar.

Hablar sobre la situación entre ellos les costaría tiempo, y para poder revisar todo...debían esperar. Pero no por eso ignorarían al elefante en la habitación...Las palabras quedarían pendientes mientras las acciones entre ellos harían toda la comunicación que necesitaban por el momento.

Al verlo dispuesto con su decisión Raven también cabeceó, antes de posicionar su cuerpo para que quedara recto, mirando hacia el techo lista para irse a dormir. El moreno también estaba listo para hacer lo mismo..sin embargo, un gusanillo de la discordia dentro de su mente parecía que no lo dejaría irse a dormir tan fácilmente. Damian aun tenía una pequeña duda que la mitad demonio le podría ayudar aclarar.

"Así que...¿Que creías que te estaba ofreciendo al quedarte aquí?" Él giró medio cuerpo, con una mano sosteniendo su cabeza la observó.

"Nada. Seguía sorprendida por tu repentina invitación, eso es todo." Ella murmuró, le echo un frío vistazo para después regresar su atención al techo. "Nunca creía que fueras un chico que hace pijamadas."

La amarga respuesta lo hizo soltar una larga carcajada. Como si él fuera a tragarse esa simple excusa. Le faltaba mucho ingenio.

".....y dices que yo soy el insaciable sin control" Él chasqueó maliciosamente, ganado una sucia mirada de la hija de Trigon.

"¿Que quieres decir con eso?...Si lo eres."

"Yo no fui quien se desvistió en medio del cuarto y tomo la invitación de dormir por otra cosa."

"Tu fuiste quien se quitó primero la camisa."

"Porque una bruja vacío una taza de café ardiendo encima de ella."

"Deja de ser un llorón, el café ya estaba tibio Damian."

"Ya veo...eres una sádica. ¿Te gusta verme sufrir dolor?, ¿Es así como tratas a tu juguete sexual favorito?..."

"¡Deja de decir eso! ¡Yo no te llamé así!" Ella se sentó de un golpe, molesta. Justo la reacción que el hombre esperaba, él se rió. "¿Qué demonios te da tanta risa?, vas a pa"

Incapaz de seguirla escuchando, Damian gruñó y se dio la vuelta para enredar su brazo por la delgada cintura, atrapándola así por debajo de su pecho para chocar su boca con la de ella una vez mas. Él tragó el chillido de sorpresa que dejó salir al ser tomada de manera tan brutal...obviamente, ella termino por responderle con el mismo entusiasmo.

Damian suponía que la lección de magia tendría que posponerse para otro día. Después de todo, ellos ni siquiera fueron capaz de llegar a la primera página del libro de hechizos que yacía abandonado en alguna parte del apartamento.

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Raven despertó esa mañana con el sol golpeando su rostro. Ella trato de esconder su cara de esos fuertes rayos en su almohada. Pero, por alguna razón, la superficie donde reposaba su cabeza carecía de la suavidad que la caracterizaba. Aquello la hizo ponerse mas atenta de sus alrededores. Al elevar un poco la cabeza se dio cuenta de que ella yacía en una cama ajena, y que la almohada donde hundía su rostro en realidad se trataba del pecho fornido de Damian Wayne.

Ella volvió acostarse sobre el pecho del hombre al recordar como es que terminó durmiendo aquí. Ahora, se le haría difícil conciliar el sueño de nuevo, pues cada momento de la noche anterior se reproducía en su mente como un disco rayado...y, a decir verdad, los recuerdos la hacían sentir bastante bien.

Damian continuaba con los ojos cerrados, pero Raven sabía que su pequeño arrebato al levantarse lo había despertado. Su suposición pronto se demostró cuando ella percibió una mano por debajo de la sudadera que usaba, acariciando el espacio desnudo en su espalda. Él atrajo su cuerpo mas cerca para calentarla de la fría mañana.

Raven disfrutó cada segundo de la atención, tanto que sus ojos se cerraron nuevamente, listos para caer en un nuevo sueño. Levantarse, o salir de ahí, era el ultimo pensamiento pasando en su mente, ¿Sería tan malo quedarse aquí para siempre?. Llámenla cursi si quieren, pero esta mañana descubrió que dormir junto a Damian le aseguraba un sueño profundo, ademas que al despertar lo hacia con una sensación de protección rodeando su cuerpo....¿Porque huir de eso?.

Desafortunadamente, ella no podía quedarse todo el día en los brazos de Damian. La vida era algo bastante real y este día ella tenía una fastidiosa junta con el autor de un libro en la editorial donde trabajaba.

A ella le costó tiempo y esfuerzo poder salir de esa cama, especialmente cuando el otro ocupante se mostró tan empeñado de mantenerla a su lado. Ella no se quejó, como hacerlo después de que Damian iniciara una corta sesión de besos matutinos con ella...Una forma muy efectiva de darle la bienvenida al nuevo día en sus vidas.

Sin embargo, al final lo que decidió su partida fue el escándalo fuera de la habitación de Damian, alertándolos con el arribo de Jason Todd. El hombre era una amenaza latente que en poco segundos podría destruir la armonía en la cual las aves flotaban.

Solo así Damian decidió soltarla, sabiendo bien todos los problemas posibles que conllevaría que Jason Todd los descubriera compartiendo el mismo lecho tan íntimamente. Con todos los pendientes que tenían por resolver, lidiar con la pesada personalidad de Jason era algo que Raven evitaría a toda costa.

Sin pensarlo dos veces, ella se despidió de él con un casto beso, prometiéndole verlo en la noche para otra sesión de magia e investigación....y, quizás para algo más.

Con un chasquido de su magia Raven desapareció del calor que el cuerpo de Damian le proporcionaba para reaparecer en las heladas tinieblas de su propia habitación, lista para enfrentar la realidad de su vida.

——

La noche parecía aun estar muy lejos para ella, a pesar de que pasó la mayor parte del día ocupada entre juntas en la editorial y con las responsabilidades en la torre. , sonaba como una mujer desesperada, Damian apenas llevaba unas horas fuera de su vida y lo único que Raven anticipaba era regresar a él.

Los últimos día Raven había caminado por la vida con una sensación de decepción latente dentro de su corazón. Ellos habían estando evitado la situación de Japón como la plaga misma. Su paranoia pudo lo mejor de ella, haciéndola pensar en que quizás Damian la evitaba porque él comenzaba a arrepentirse de lo que ambos hacían.

Y ayer por la noche, lo dejó tomar su corazón por completo mientras una tormenta de inquietudes pasaba dentro de su mente. Ella temía verlo nuevamente levantarse por la mañana actuando como sí nada hubiera ocurrido entre ellos, Raven no quería seguir decepcionándose.

Afortunadamente, los acontecimientos terminaron siendo un respiro de aire fresco que destruyó todos sus pensamientos paranoicos. Damian también le entregó su corazón y claro, Raven lo aceptó con los brazos abiertos.

No todo quedo completamente aclarado, aun quedaban en el aire algunas preguntas que tendría que esperar por ser respondidas. Era lo correcto por hacer, otras prioridades en sus vidas los aguardaban, como lo era encontrar a Mia Mizoguchi. Por ahora, la integridad de la amiga de Damian estaba antes que sus sentimientos. Ese era el deber de ambos.

La situación entre ellos quedaría pausada, sus emociones se guardarían dentro de sus corazones, y quien sabe...al final la espera quizás valdría completamente la pena. Mientras tanto, dejarían que sus actos hablaran por ellos. Después de todo, era verdad lo que se decía; las acciones hablaban mas que mil palabras.

Raven podría ser considerada como una mujer fría, pero tampoco era como si estuviera echa de piedra, y, después de la noche pasada ciertamente el fuego de la pasión que ambos se sentían seguía ardiendo con intensidad. Seguir ignorándolo seria una tontería....¿No?

"¿En donde tienes la cabeza demonio?, ¡Pelea!"

Ante aquel enfurecido grito Raven alzo la vista, justo a tiempo para esquivar el puño que se dirigía con precisión a su rostro.

Los furiosos ojos azules de Cassandra Sandsmark la observaban como si quisieran acabar con ella, conforme trataba arduamente en propinarle un golpe. Raven creía que esos brazaletes encantados en sus muñecas influían a la menor a tener una pesada personalidad, al final de cuentas aquellos accesorios contenían la magia diabólica de su padre.

Los bruscos movimientos de la chica la hicieron salir de su ensueño y finalmente poner total atención a su alrededor. Se encontraba en una sala de entrenamiento en la torre titán. Había llegado de la editorial apenas hace alguna hora y la mitad demonio ya tenia la agenda llena con actividades.

"Se que eres patética, pero..." Cassie gruñó al recuperar el aliento, rápidamente retomando el ritmo de sus ataques "¿Esto es todo lo que puedes dar?. Eres una burla."

Raven frunció el ceño.

Definitivamente la personalidad de la rubia era igual a la de una maldita perra. Olviden la magia de los brazaletes, la actitud altanera de la joven debía venirle por naturaleza.

La soberbia de Cassie por fin terminó por meterla en problemas. Gracias a su apática actitud la chica se había ganado un buen castigo...Entrenar con Raven por dos semanas.

La reprimenda parecía ser mas para la mitad demonio que para la joven amazona, pero según Jaime, era necesario que Cassie aprendiera a controlar mejor su ira, y quien mejor para enseñarle hacerlo si no la mitad demonio con poderes de empatía. Gracias a eso ella pasaría sus tardes con una caprichosa princesa guerrera...Genial.

El desagrado de Cassie hacia ella se despedía en cada poro de su perfecta piel, aunque junto a ese repudio también se filtraba el respeto y el miedo. Ciertamente eso podría servir al favor de Raven, pues nunca estaba de mas la oportunidad de poder humillar a la chiquilla que se atrevía a menospreciarla.

"Vamos, demonio. ¡Ríndete!"

Raven se defendía de cada golpe, la joven le daba con todo sin representaba una real amenaza. Sin embargo, Raven estaba hartándose de sus comentarios...una hora había sido suficiente entrenamiento por hoy. Además, los predecibles ataques de la chica la estaban aburriendo.

Sin esfuerzo, derribó a la rubia con una gruesa onda de magia, haciéndola caer sobre el suelo como si fuera un costal de patatas.

"Ha sido suficiente por hoy. Mañana a la misma hora," Raven dijo al bajar suavemente a sus pies mientras Wonder girl se levantaba adolorida.

"Algún día seré lo suficiente fuerte para derrotarte."

"Para eso debes enfocarte más y quejarte menos. Estás confiando demasiado en la magia de tus brazaletes."

Hmmm!. Hablaste igual que Nightwing." Cassie le sonrío traviesamente antes de darle la espalda y regresar al banco donde su teléfono personal la esperaba.

"Solo hago hincapié a la verdad."

"De nuevo. Algo que Nightwing diría."

Raven frunció el ceño ante el tono burlón en Cassie y se atrevió a ruborizarse sabiendo que la joven no la podría ver. Esperó a que el calor de la vergüenza se esfumará de sus mejillas para caminar también hacia los bancos a recoger su capa.

"Esto es bueno." Cassie dijo en voz alta al mirar su teléfono.

"¿Porque tanta prisa?" Raven preguntó, curiosa por ver el entusiasmo de la rubia por salir del lugar.

"Los chicos me mandaron un mensaje." Cassie mostró su celular antes de meterlo en el bolsillo de su pantalón rojo "Nightwing y Red Hood pelean. Tengo que ver eso, nos vemos mañana, Demonio."

"Espera, ¿En donde están?"

"En el ala oeste, hacen..."

Un desastre...Raven dedujo y antes de que la chica pudiera terminar de explicar, se teletransporto en una ola de magia cósmica al ala oeste de la torre dejando que el aura de Damian la guiara.

Termino por teletransportarse en una esquina oscura de un cuarto, lo primero que logro escuchar fueron gritos animados de chicos y gruñidos de esfuerzos de dos hombres en una batalla.

Nadie había presenciado su llegada a pesar de que las tinieblas de sus poderes aun rodaban por el aire, todos los presentes se encontraban con los ojos ocupados viendo a la pelea entre Nightwing y Red Hood.

Desde su punto de vista, parecía una batalla bastante calmada...como si ellos solo...entrenaran.

Que boba, se alarmó por nada.

Decidió quedarse a observar, al final y al cabo su pensamiento paranoico ya la había traído hasta aquí.

Entre los entusiasmados espectadores se encontraban los mas pequeños del equipo y algunos otros jóvenes. El mismo Jonathan Kent disfrutaba del espectáculo tal lo hiciera una aficionada porrista del equipo Ala Nocturna.

Mas que una lección de entrenamiento esto parecía ser una lucha de por ver que hermano derribaba primero al otro. Ambos murciélagos tenían casi el mismo estilo de pelea, aunque los movimientos de Damian eran mas pulidos a los desordenados de Jason.

Raven comenzaba a sentirse emocionada al observar, especialmente cuando Damian ponía tanto ímpetu a sus precisos golpes, su concertación era de envidiarse ...y... quizás eso la hacia sentir algo de orgullo por él. Damian era muy bueno.

Con un rápido giro de sus pies, el moreno logró tirar a Jason al suelo. Él estaba a punto de celebrar su victoria cuando dio un sigiloso giro y su atención se conectó directamente a ella. Era notable como a través de su antifaz sus ojos se abrieron en par en par, su presencia ahí lo tomó desprevenido.

Incluso con aquella tela de por medio, sus miradas lograron conectarse, haciéndoles creer que nada mas existía en este momento, solo ellos.

Una fuerza ajena a la mitad demonio la hizo sentir la necesidad de salir corriendo hasta él, enredarlo en sus brazos y felicitarlo por su victoria con un beso en sus labios. Azar...pudo frenar el impulso, hacer algo así sería poco característica de ella, una actitud ajena con su persona.

Raven únicamente le regaló una tímida sonrisa, la cual Damian estaba a punto de regresar. Sin embargo, las facciones del hombre cambiaron drásticamente al puro shock cuando un puño choco violentamente contra su rostro.

Ciertamente, la distracción de Nightwing fue una oportunidad que Red Hood no pudo desaprovechar.

"¡Santas vacas locas, ese si que fue un gran golpe!" Jon exclamó sorprendido.

La inesperada acción le dio la victoria al forajido, pues su golpe fue tan fuerte y certero que logro mandar al suelo al más joven con una boca ensangrentada.

"Mierda Todd." Damian murmuró desde el suelo sosteniendo doloridamente su mentón. "¡Te voy a matar!"

"Te distraes y pierdes mocoso." Jason sonrío arrogante, satisfecho por su hazaña.

"Mierda." Damian volvió a exclamar, esta vez al escupir sangre en el suelo.

La mitad demonio ni siquiera recordaba haberse movido de su esquina, pero de alguna forma se las ingenió para mover al forajido fuera de su camino y agacharse a socorrer al moreno.

"Calma princesa, vivirás para contarlo. La enfermera sexy ha llegado a salvarte."

Damian bufo con ira al comentario de su hermano mayor, e intentó hacer el esfuerzo de levantarse a darle su merecido sin importarle que la sangre desbordándose de su ceja le impidiera ver.

"Quédate quieto." Raven lo detuvo poniendo duramente una mano en su hombro.

Jason rio a carcajadas ante la pequeña escena provocando aun mas la ira del moreno.

"¡Estoy bien Raven!"

"Lo sé."

Contradecirlo sería una perdida de tiempo, aun así, la mitad demonio colocó una de sus manos en la frente del chico, la magia viajando por sus dedos se aseguraría de curarlo.

Por su parte, él permaneció en silencio. Se quitó el ensangrentado antifaz únicamente para lanzar miradas asesinas a quienes se atrevieran a reírse de él. Para la mala suerte del orgullo pisoteado de Damian, el barullo de Jason había causado que los espectadores abandonaran sus asientos para acercarse mas a la escena del crimen. Ahora todos los ojos estaban atentos al forajido, los jóvenes haciendo miles de preguntas pues eran incapaces de creer que el poderoso Nightwing había sido derrotado ante sus ojos.

"Humillación total." Nightwing murmuró entre dientes cerrados.

"Quizás es tu castigo por asignarme a Wonder girl durante las próximas semanas."

"TT...ese fue Jaime. Y no es como si te desagradara mucho la idea de luchar contra esa chiquilla sin tener consecuencias."

"En eso tienes razón. Tal vez disfruté de humillarla unas cuantas veces."

"No me sorprendería que fuera así."

"Mmm...¿El dolor disminuye?" Ella preguntó al notar como las heridas en el rostro del chico desaparecían.

"Si, gracias."

Raven contuvo un suspiro al percibir a sus esmeraldas buscando por sus amatistas. Encontrar sus miradas parecía ser algo que hacían mucho en las ultimas horas. Como si eso fuera lo único que traía paz a sus atormentadas almas.

Había algo en la forma en la cual él la miraba, provocaba que su corazón se enloqueciera, preparándose para explotar en millones de pedazos...

"¡Traje un pañuelo!."

Impulse apareció frente a las dos aves, rompiendo la conexión de sus su ojos con un pañuelo blanco.

"Speedy Gonzales, ¿Asaltaste la enfermería?" Jason preguntó algo burlón al menor que sostenía un sin fin de productos médicos en sus manos.

"Nightwing es nuestro líder, ¡Solo tomé lo necesario para que no muera!"

En ese momento, desde los bolsillos de los pantalones de Bart cayeron varios paquetes de algodón, provocando la risa entre los presentes.

Raven aprovechó la distracción para tomar del suelo aquel pañuelo que se le había ofrecido. Las heridas habían cerrado pero la sangre aun continuaba manchando su piel bronceada.Con gentiles toques ella limpió el rostro de Damian.

"Listo, tan guapo como siempre" Ella le susurró discreta y coquetamente para que él solo pudiera escucharlo.

Damian inmediatamente se ruborizó con sus palabras, desvió su mirada a los otros. Él no estaba acostumbrado a este tipo de cumplidos.

Raven peinó su cabello negro hacia atrás, olvidando la presencia de los demás para admirar el adorable rubor de pena en sus doradas mejillas. Estaban tan concentrados en su propio mundo que ninguno de los dos notaron al sonriente superchico, orgullosamente presenciaba la escena.

"'¡Terremoto!"

El alarmante grito de Liam Harper fue acompañado con fuertes vibraciones que estremecían el suelo bajo sus pies.

La sacudida fue cambiando de intensidad rápidamente, llegando hasta un punto en el cual la fuerza era tan brusca que Raven termino por caer en los brazos de Damian. Hubiera parecido una escena sacada de un cuento romántico donde la protagonista era salvada por los brazos de su príncipe...sí tan solo el cuerpo del superchico no hubiera caído también sobre ellos.

"¡Muévete Jon, nos estas aplastando!"

"¡No puedo!.... ¡Somos un sandwich!"

Jon!"

Hey, mira donde tocas estúpido alien!"

"Fue un accidente, lo juro..¡PERDONAME RAVEN!"

Raven gruñó frustrada, vagamente escuchaba a los dos hombres discutir en sus oídos, le importaba un bledo lo que decían...ella solo quería zafarse de esta asfixiante posición, ¡El superchico era pesado!.

Al parecer sus plegarias fueron escuchadas, porque una fuerza distinta a las oscilaciones de la tierra separó a los tres de un golpe. Los chicos terminaron siendo lanzados al suelo mientras ella gritaba al ser elevada en el aire por una especie de brisa.

Sin poder hacer nada al respecto, el cuerpo de Raven fue alejado del grupo por el aire hasta que de un segundo a otro ella cayó al suelo. El temblor había terminado pero la ráfaga de viento que la trajo hasta aquí estaba a punto de convertirse en otra catástrofe natural.

"¡Raven!"

Lo ultimó que Raven pudo observar antes de ser consumida por la oscuridad fue la afligida expresión del moreno al llamarla por su nombre. Después de eso ella no pudo ver cosa alguna, pues parecía estar atrapada en un de remolino de viento...

¿Pero que diablos ocurría?...Primero un temblor y después ella se encontraba atrapada en el ojo de un tornado. Pero lo extraño continuaba, ya que al otro lado de las rápidas ráfagas de viento ella lograba escuchar como si cientos de burbujas explotarán...

Los extraños fenómenos ocurriendo dentro de la torre solo tenían una explicación lógica; estaban bajo un ataque. Y los primeros sospechosos en encabezar la lista era la nueva liga de magos de la que tanto hablaba Damian.

Raven simplemente no se quedaría con los brazos cruzados esperando a que todo desapareciera por si solo. Necesitaba actuar pronto o algo peor podría pasarle a los demás.

La mitad demonio se alzó a sus pies, su magia preparándose en las puntas de sus dedos, lista para desaparecer las violentas ráfagas que hacían que su capa se revoloteaba a su espalda. Pero, al aparecer las primeras esporas de sus poderes, aquel torbellino explotó sin explicación alguna en un inofensivo pop. El viento se esparció por todos lados, y ahora, una lluvia de confeti caía sobre ellos.

Extremadamente confundida, Raven levantó una de sus manos para atrapar aquel 'confeti' que flotaba por el aire. En su palma cayó ligeramente una flor.. ...No, corregía, era el pétalo de una rosa.

A su alrededor, todos los presentes observaban igual de aturdidos a los pétalos de rosas en el aire.

¿Esto era una maldita broma?, ¿Que clase de villano atacaba con...flores?.

La respuesta a su pregunta estaba a punto de llegar.

Un nuevo remolino se creó en el medio de la sala, pero de este parecían salir miles destellos celestes. Estuvo dando vueltas por poco tiempo antes de dispersarse en un disimulado estallido, provocando una lluvia de brillantina cayendo en todos los espectadores.

Todo eso y más solo para revelar en una entrada triunfal al mismísimo Zachary Zatara.

"Buenas noches, ¡San Francisco!" El mago se presentó a sus espectadores con las manos extendidas.

El silencio reino entre los presentes mientras el mago esperaba aplausos. Las expresiones de todos hablaban por si solas, por un lado los jóvenes estaban asombrados, Jon se veía nervioso, Jason sonreía y finalmente, Damian....él fulminaba al mago un plena furia cubierto de brillantina azul.

"Wow." Uno de los más chicos fue quien rompió el silencio.

"¿Wow?, ¿Eso es todo?.." Zachary cruzó los brazos indignado. "¡¿Saben cuantos millones cobro por mis actos?!. Y ¿Ustedes solo pueden decir...wow?. Público mediocre."

"¿Nos acaba de ofender?" M'gann M'orzz preguntó en genuina inocencia.

"¡Si lo hizo!" Mar'i Grayson acusó con un dedo a Zachary.

Por su parte, al mago se le hacia mas interesante quitar la brillantina de su elegante traje al tener que escuchar las quejas del pobre público.

"Zatara."

"Wayne" Zachary imitó la fría seriedad del otro hombre.

Raven diría una palabra para describir la interacción de esos dos: Tensión.

Esto rápidamente se transformaría en un desastre. Seriamente, ella hubiera preferido enfrentarse a un villano controlador del clima al tener que soportar la rivalidad de esos omnipotentes machos.

Pasaron tantas cosas en pocos días que ella olvido al mago y su trato secreto de traerlo a la torre. Lo ultimo que recordaba era haberle mandado un mensaje antes de despegar a Japón, pidiéndole específicamente como un favor que no viniera a la torre. En agradecimiento ella lo visitaría tan pronto como se desocupara.

Al parecer el mensaje nunca llegó a su destinatario...Aunque, también estaba la posibilidad de que él hubiera ignorado su petición. Zachary era bien conocido por actuar en base a sus propios deseos.

"Wayne" Zachary mencionó nuevamente con amargura. Ojeó el uniforme del moreno antes de hacer una mueca en disgusto. "Tan horrible como siempre, eres igualito a un cavernícola."

"¿Porque estas aquí?, Zatara." El moreno escupió con desprecio, empuñando sus manos para evitar romperle el rostro.

'Por Azar, mas le valía a Zachary no mencionar que ella fue quien lo invito a venir' La mitad demonio agobiadamente pensó.

"Raven me invitó para unirme al equipo y ayudar." El mago contestó casualmente.

¡Diablos!

Unos ojos verdes llenos de cólera, resentimiento y traición se cruzaron con los suyos por un instante antes de que estos volvieran al mago, quien seguía teniendo cosas por decir.

"Pero, después me mandó un mensaje para anular la invitación y prometerme una llamada. Y Bueno, me dije a mi mismo 'Zach, debes respetar la decisión de tu pequeña demonio.' Y así lo hice...pero, Adivina que paso después..."

"¿Se te rompió el maquillaje?" Jason preguntó en mofa.

"No" Zachary rodó los ojos al forajido y pronto continuó la conversación. "¡Ella nunca me llamó!. Por eso estoy aquí, vine a ver si estaba bien."

"Ella esta bien y no necesita llamarte porque sabe bien que eres un engendro atrae problemas. ¡Tu pequeño 'espectáculo' casi la mata!"

Damian señaló detrás del mago para que este pudiera ver a la mitad demonio de pie, perpleja y tapizada en pétalos de rosas.

Las facciones en Zachary se transformaron en horror, en meros parpadeos este dio pasos largos hacia ella con genuina preocupación pero sin mostrar ninguna gota de arrepentimiento por su extravagante acto de magia.

"Raven, ¿Te lastimé con mi magia?, aun practicó esa parte del show. Déjame verte..." Al llegar ante Raven, Zachary la tomó ligeramente de los antebrazos, dio unos pasos hacia atrás para verla de pies a cabeza.."Poderosa y perfecta. Igual que nuestro ultimo encuentro. ¿Sabes cuan bella te pusiste en tan poco tiempo?"

"Zachary, ¿Que haces aquí?" Ella uso un suave tono al hablar para que nadie más pudiera escuchar.

"Vine para ayudar y quizás, pasar un tiempo contigo."

"Te pedí que no lo hicieras."

"Lo sé, lo sé. Pero debía verte" Zachary la acercó para susurrarle "Sabría que al venir aquí te metería en problemas con Nightwing, por eso mentí un poquito. Odio al Wayne ese, pero odiaría mas saber que por mi culpa él te hace la vida difícil."

"Pero, dime. ¿Te gusto mi pequeño espectáculo?, lo hice pensando en ti." Zachary continuó, ayudando a quitar algunos pétalos del cabello de Raven. "Los pétalos rosas representan mi admiración y los naranjas representan mi Deseo por ti."

Zachary era un hombre insistente y sabiendo bien la funcionalidad de sus poderes de empatía, él dejó fluir todas sus emociones sin filtración para que ella pudiera sentirlas, haciendo que Raven no pudiera evitar ruborizarte ante los coquetos ojos azules del mago.

Él soltó sus brazos para alcanzar una de sus manos. Al regalarle una pilla sonrisa, Zachary agachó su cabeza para prepararse a plantar un beso en su mano. Un acto que nunca llegó a cometer, pues en un instante Damian llego y le dió al mago un empujón tan fuerte que logró moverlo a una considerable distancia de la mujer.

"Tenemos que hablar. A solas."

Fue lo ultimo que Raven escuchó decir al moreno antes de que la tomara de un brazo y firmemente la hiciera seguirlo detrás de él.

El cielo caerá sobre sus hombros...Raven estaba en graves y catastróficos problemas.

"Una falta de respeto, mi gira apenas terminó y sacrifiqué mis vacaciones de Francia solo para venir de apoyo. ¿Así es como me agradeces Wayne?....ee.-" Zachary pausó su reclamo al darse cuenta como Damian salía junto a Raven."...¡Oye!, ¿Porque te llevas a Raven?. Tengo que hablar con ella"

Zachary fue tras ellos, pero al dar el primer paso un alto hombre de ojos verdes interfirió su camino.

"Zatara, ¿Verdad?..."

"El gran mago Zachary Zatara para ti." Zachary dijo altaneramente.

"Claro..." Jason le sonrió con malicia. "Pero dime algo, ¿Es cierto que te llaman chico vomito?."

"¡Esa es una alta mentira!"

La risa de las personas dentro de la sala ayudaron para que Zachary olvidará seguir a la mitad demonio, quedándose atrás para restaurar su pisoteado prestigio.

Raven estaba aliviada por dejar atrás al mago, lo ultimo que necesitaba era que las cosas se le complicaran más. Tan solo le bastaba con mirar la manera en la que Damian caminaba para saber que a ella le esperaban muchos reclamos.

Azar...¿Porque el universo la odiaba tanto?, ¿Acaso no era suficiente tener un demonio por padre?.

Caminaron en silencio por los abandonados pasillos hasta que llegaron a una habitación vacía. Damian le indicó que pasara con una mano, aun sin dirigirle palabra alguna...incluso cuando los dos quedaron a solas en la privacidad de la habitación.

Él comenzó a andar de lado a lado en el lugar, pensando y analizando con su ira en como abordar la situación. De repente se paraba para verla, negar con la cabeza en decepción y continuar caminado sin sentido con el ceño fruncido. Lo mejor que Raven podía hacer era esperar, él necesitaba espacio para canalizar sus ideas.

Pero a decir verdad, ella no tuvo que esperar mucho tiempo.

"¿Porque?" Damian preguntó con un suspiro, parando su andar pero sin atreverse a mirarla.

"No hice nada malo Damian."

"¡¿Nada malo?!" Damian volteó para acercarse a ella, quería que notara su frustración. "Primero Jason, ahora Zachary, ¿Quieres volverme loco?, ¿Eso es lo quieres?"

"En su momento si, esa fue mi intensión." Ella le respondió con sinceridad. "A Zachary le envié una invitación junto con la de Jason, pero como estaba de gira no pudo venir."

"Por eso insistías tanto en él para las clases de magia" Damian se llevo las manos al cabello, peinándose con sus dedos, como si eso pudiera ayudarlo a borrar el deseo de regresar a tomar al mago del cuello y estrangularlo. "Sabías que él iba a venir."

"No afirmes verdades que no son Damian. Así como lo invité, también los llame para pedirle que no viniera"

"Claramente no captó el mensaje."

La mitad demonio suspiró pesadamente, queriendo liberar toda la tensión que su cuerpo había ganado en cuestiones de minutos.

Era verdad, el universo estaba en su contra. Fueron unas cuantas horas en las cuales parecía que la vida de ambos iba de maravilla, por fin caminando en la misma pagina...solo para que poco después eso que iban construyendo se cayera gracias a una simplonada.

Los dos hombre eran tercos; Zachary no se iría fácilmente mientras que Damian trataría de hacer lo imposible para correrlo.

"Relájate Damian." Raven puso una mano en el pecho del moreno, justo por encima de su corazón que latía fuerte en desenfreno. "Controla tu ira. Estas muy joven para que te de un infarto por un berrinche."

"¿Berrinche?" Él bufó caliente, quitando esa mano de su cuerpo.

"Piénsalo, ¿Que tan malo es tener a Zachary aquí?."

"No hay que pensar. Lo odio Raven."

"Bueno, a mi no me agrada tanto Garfield y aun así lo tolero porque ayuda al equipo."

"Logan sabe escuchar"

"Zachary también"

"¡Solo te escucha a ti!"

"¿Y que es esto?, ¿Una monarquía?...¿Solo los herederos de Batman pueden guiar al equipo?, porque si recuerdo bien, Jaime y yo también somos lideres de los titanes."

Ella comenzaba a sentirse irritada, sabia que el mago y el hijo de Batman se llevaban mal, pero la actitud de Damian la estaba exasperando. Exageraba, la presencia de Zachary aquí podía ser de mucha ayuda, especialmente teniendo problemas en la torre y todos referentes con la magia.

Ahora recordaba frescamente porque había invitado al mago en primer lugar. Damian solo estaba siendo caprichoso, un tirano que solo quería que su palabra se cumpliera.

"No importa. Hazlo que se vaya." Damian le dijo firme.

"¿Porque tanto insistir que se vaya?. ¿Estas celoso?. Quizás siempre lo haz estado." Ella dijo con desprecio, recordándole las mismas palabras que él mismo uso con ella hace poco tiempo.

"Mira Raven, con la ultima persona que quiero pelear en estos momentos es contigo." Los ojos verdes de Damian se endurecieron con el filo de sus palabras. Chasqueo con su lengua antes de ubicar sus manos sobre los hombros de la hechicera. "No ahora ni nunca, creo que eso quedo claro bastante claro ayer."

Con eso dicho el quería darle entender que él deseaba resolver esto sin que el cielo cayera sobre ellos.

El ligero apretón que él le dio a sus hombros fue todo lo que ella necesito para olvidar su malestar. Una vez mas sus esmeraldas provocaban fantásticas sensaciones dentro de su ser.

Raven se sintió tan bien ayer con él, que ahora se arrepentía de no haberse quedado todo el día en la cama con él. Seguramente no estuvieran peleando en estos momentos. Tristemente, ambos tenían que lidiar con la realidad, y esa era tener a Zachary Zatara en la torre.

Ella tampoco quería comenzar una batalla con él, pero ceder a sus mimos sería absurdo. Damian debía ver que Zachary era de ayuda y que dejarlo ir sería un gran error. Ahora, Raven solo tenía que ingeniárselas para encontrar una forma en la cual convencer al líder.

"Tienes razón, yo tampoco quiero pelear." Ella toco la mano del moreno sobre su hombre en sus hombros. "Pero debes entender que, a pesar de todo, estamos cortos en ayuda y Zachary ya esta aquí."

"Es un inútil"

"Recuerda, Zachary te ayudó a salvarme una vez."

"Ni siquiera uses esa carta." Él le advirtió con un bufido.

"Pero es cierto, haz visto de lo que es capaz. Puede ayudar mucho aquí en la torre. La amenaza de la nueva legión oscura esta a la vuelta de la esquina."

"Segura que no es una excusa para ver a tu ex novio de nuevo?."

"Puedes admitir que estas celoso y ya."

"No estoy celoso" Damian gruñó al quitar las manos de los hombros de Raven. Cruzó los brazos sobre su pecho tal lo hiciera un niño caprichoso "Traci o Black Alice serían mejores opciones de magia para el equipo."

"Tenemos semanas tratando de contactarlas y aun seguimos sin éxito."

"Esperemos mas tiempo por sus respuestas."

Ella rodó sus ojos fastidiada....Damian era tan testarudo cuando se lo proponía. Raven necesitaba aumentar sus tácticas de persuasión.

"Damian" Raven murmuró su nombre suavemente, buscó su mano nuevamente para tomarla pero él la alejó.

"No, se lo que haces." Damian vió de inmediato a través de las sucias intensiones de la mitad demonio.

"Los niños podrían aprender de él, es buen mago y tiene dominio del público."

"TT...es un idiota. ¿Cómo alguien así va enseñar a niños?"

"Impartiendo clases Damian."

"No."

"¿Acaso no puedes imaginártelo durmiendo en el mismo piso que los adolescentes? o, Quizás Jon necesite otro conejillo de indias para que los niños practiquen. ¿Que piensas?."

"Puedes decir miles de cosas, pero nunca me convencerás de aceptar a ese mago en mi equipo."

Él se la estaba poniendo difícil, pero Raven no desistiría fácilmente.

Raven aprovechó que él había relajado sus brazos para buscar su mano una vez mas, esta vez logró entrelazar sus dedos juntos. Ella usó su pulgar para dar un pequeño masaje a la palma del hombre mientras este actuaba indiferente. La dejó ser un poco tiempo antes de soltar sus manos para preferir observar la pared mas cercana. Al parecer nada lo haría cambiar de decisión.

"Zachary ya esta aquí, déjalo quedarse. Necesitamos magia en el equipo, ademas puede tomar mis clases. "

Él siguió en silencio.

"Aun debemos encontrar a Mia, y con Zachary aquí yo tendría mas tiempo libre para dedicarme a eso." Raven reposó una mano sobre el torso del hombre casi en seducción.

Damian miró la mano en su cuerpo con una ceja alzada, sin flaquear un solo centímetro ante la acción.

"Zachary solo será una distracción."

"¿Una distracción para quien?"

"Para ti."

Damian había dicho eso tan serio que ella tuvo que reír abiertamente.

Era un celoso, y a ella le gustaría restregárselo nuevamente en sus narices pero en estos instantes trataba de convencerlo de algo, tendría que guardar la oportunidad para otra ocasión.

"¿Por que te ríes?"

"Nada...pero, dudo que Zachary me distraiga cuando yo tendré tanto tiempo libre para hacer otro tipo de actividades." Raven susurró al mover un mechón de cabello fuera del rostro del moreno.

Sutilmente ella restregó su cuerpo contra el suyo, lo hizo ver como un incidente, el cuerpo de Damian tembló bajo el suyo. Ella por fin había encontrado su punto débil, pues había logrado que él flaqueara su sería postura por unos segundos.

"¿Cuales actividades?" Él cuestionó con la voz seca.

"Mmmm...Tal vez algunas actividades entretenidas con alguien que no es Zachary."

Damian se quedo callado, mirándola a los ojos, como si eso lo ayudara a concentrarse. Él analizaba todos los pros y contras en la postura de la mujer.

En verdad consideraba aceptar a su enemigo en su equipo, completamente tentado. Hombres...perdían la cabeza al primer estimulo sexual.

"Te odio." Damian dijo derrotado, mas molesto consigo mismo que con ella.

Con eso dicho él cedió, todo un logro para la mitad demonio.

Ella se sintió tan satisfecha con su pequeña victoria que sin pensarlo se alzó sobre el suelo para depositar un tierno beso en las comisura de los labios de Damian. Con eso asegurándole que no se arrepentiría de su decisión.

"Por favor, tu me amas." Raven radiantemente comentó al alejarse de su rostro..sin embargo, se dio cuenta con mucha pena de lo que acababa de confesar e inmediatamente trató de corregir su desliz. "Digo...sabes, como un amiga."

"Una amiga..." Damian arrugó la cara, dio un paso hacia atrás para dejar espacio entre ellos. Al cruzar nuevamente sus brazos sobre su pecho, la dura expresión en su rostro regresó. "Zatara se puede quedar, pero a la primera desobediencia se larga. ¿Entendido?"

Raven solo cabeceó, no queriendo decir algo mas que pudiera arruinar el momento.

Al final logró su cometido, él compro su idea y alargó mas los días en la vida del joven mago. Terminó ganando, entonces, ¿Porque no lo sentía como una victoria?.



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Nota:


Hola a todos, ¿Como les va?.

Espero que todos anden sanos, se laven bien las manos y se cuiden mucho. Yo estoy en Cuarentena voluntaria...tratare de escribir mucho para que aquellos que tambien estén en cuarentena se distraigan un poco!

yuju!

PD: ¿Cuantas referencias encontraste en este capitulo?XD


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