~Narrador omnisciente~

—No tengo idea de como pasó eso. ¡Es que es imposible que se pierda un millón de dólares en menos de un mes!

«¡Ratas ladronas! La gente que roba es la peor peste de todas» pensaba Ion Jackson, estaba molesto.

Eran todos los egresos del último mes.

—No puedo creer que esto este pasando. ¿Quién es el responsable de esto?

—Eso no lo sabemos aún —informó el asistente de Ion Jackson sintiendo el enojo de su jefe y el estrés de él mismo.

—Los quiero a todos en mi oficina en treinta minutos, infórmale a mis hijos que necesito con urgencia que se presenten a trabajar —gritó borrando la poca serenidad que sentía Albert, su asistente.

—Es solo que no están presentes todos los ejecutivos —comentó en respuesta.

—Resuelvelo —pidió Ion —. Ahora iré a casa con mi esposa.

—Y yo a ver cómo resuelvo eso — resopló el triste asistente.

—Logré escuchar un poco de la conversación que tuviste con papá, no te preocupes que yo me encargo de mis hermanos, tú te quedas con Oran —dijo el tercero de los cinco hijos de Ion Jackson.

Solo le había dejado a cargo un hijo, pero era el más desastroso de todos y el más difícil de encontrar. Pasaba su tiempo en la oficina visitando sitios de vacaciones de lujo y comprando cualquier cosa que no tuviera, Oran White era posiblemente el más derrochador de los cinco.

Él mismo había sido testigo de eso cuando para su cumpleaños número seis lo dejaron a su cuidado.

Oran acababa de cumplir años y sus padres querían complacerlo con un viaje todo pagado a Disney, un viaje que todo niño desea, con la excepción de que ellos no irían con él y le habían dado una tarjeta de crédito sin límite alguno. Decidió comprar su propia montaña rusa, pero la política de los parques no lo permitía así que el Oran White de seis años compró una propiedad para hacer él mismo un parque de diversiones exclusivo para cuando él quisiera jugar.

—¡Ahora sí vamos a divertirnos, Albert! —gritaba el pequeño niño mientras disfrutaba de las atracciones que su nueva adquisición le había proporcionado.

Quería enseñarle al niño que no era correcto comprar con su dinero todo aquello que se le negaba. Pero nunca lo logró.

Mientras tanto en el apartamento del menor de los Jackson...

—¿Entonces?

—Realmente nunca te cansas, ¿o si? Lo siento, pero mi querido miembro ya dio todo su potencial.

«Como si tuviera» pensaba Aaliyah.

—Llevaré unos documentos a mi trabajo, tengo que irme. Y no quiero sonar maleducado, pero debes irte.

Oran Jackson sabía que Aaliyah era muy cerrada, misteriosa y peligrosa, por lo que escogió bien sus palabras. Ella sólo volteo los ojos y se fue.

—Oran, ¿Estás en casa? —escuché que hablaban a través del parlante del timbre. Fui a ver de quién se trataba.

~×~

Hola chicxs!! 🐱
Recuerden que todos los jueves hay actualización, así que ya saben: los jueves es un día especial. 🤭