Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 70

~Fawke Smith Thomas~

Siempre supe que mi vida era una mierda desde que mi ex novia me había dejado. Todo había caído en picada desde ese momento.

Era donde estaría hasta morir.

Respiré agitado por la incertidumbre de si en verdad sería Oran tan cobarde de enviarme a pudrir a una cárcel de máxima seguridad.

Él se había quedado adentro del edificio y no había vuelta atrás.

—Debí haberlo matado cuando tuve la oportunidad. Oran White solo fue una piedra en el zapato todo este tiempo —le relataba tranquilamente al oficial que seguía sosteniendo mis muñecas.

—Es mejor guardar silencio.

—Usted será el que guarde silencio — no le dio tiempo al oficial de reaccionar pues ya le había disparado.

—¡Rayos! Eso fue brutal, Charlie.

Alguien aquí sabe lo que es la lealtad.

—Sabía que podía confiar mi trasero en ti.

Los dos corremos hacia la salida.

—¿Creíste que esto lo hice para salvarte? ¡Yo quiero el diamante!

—Lo siento, Charlie. No lo tengo —respondo y parece tomarlo a mal porque se para en seco y me apunta con la misma arma que hace unos minutos acabó con una vida. Estaba en problemas.

—Un segundo ¿Me estás traicionando? —pregunté.

Charlie seguía con el arma apuntando a mi cabeza y yo retrocedí hasta topar con un muro. Y para cuando me percaté él estaba en el suelo siendo esposado por un oficial mientras otro agente realizaba el mismo proceso conmigo.

~×~

~Oran White Jackson

Tenía que salvarla. En este momento me importaba muy poco si Uriel probaba los dulces y cálidos labios de mi esposa. Era la única manera de recuperarla. Pero ella no despertaba, su corazón ya no palpitaba y los médicos que acompañaban a los oficiales estaban siendo mortalmente lentos.

Una descarga de setecientos cincuenta voltios fue lo único que necesite para perder la esperanza.

~×~

~Aaliyah Turner Green

Había perdido una cantidad razonable de sangre y me sentía totalmente débil, como jamás en toda mi vida. Después de la paliza que Fawke me dio estaba lista para morir. No sentía la necesidad de querer despertar y enfrentarlo, pero Dios o el ser divino que está a cargo de mi vida no me quería dejar en paz todavía.

¿Morí?

Realmente no lo sabía. Todo mi cuerpo estaba lleno de hematomas y sentía un dolor horrible por todo mi torso.

Obtuve fuerzas de algún lugar desconocido y logré abrir mis ojos, cuando lo hice quise no haberlo hecho pues el dolor solo se intensificó y ¡carajo, sí dolía!

El primer detalle en el que me percaté después del incesante dolor que sufría fue la presencia de mi esposo.

Oran no lloraba, pero su mirada estaba completamente perdida, podía ver la desesperanza en su rostro.

Judith era un mar de llanto, sollozaba incesantemente, podía ver cuánto estaba sufriendo por mi supuesta muerte, sus ojos estaban tan rojos por el líquido que estos mismos producían. Ay, mi niña.

Uriel se veía desconsolado y con aparente debilidad, soltó un suspiro desconcertante. Hasta ese momento me percaté de su cercanía y que mi mano era sostenida suavemente por mi esposo, la cual moví por inercia.

—¿Aaliyah?

—¿Lo vieron? Por favor díganme que también lo vieron o ya estoy demente —pidió Uriel en repuesta a la pregunta que mi hermana había hecho segundos antes, yo solté una risita. Quizás no era lo que ellos esperaban, pero solo pude reír.

—Al parecer aún no me toca morir — informé expectante a su reacción.

—¡¿Estás loca?! ¿Como te atreves a hacerme pasar por un susto tan horrendo?

—Eso significa que me amas —dije —. Siendo sincera, tenía tan poca esperanza de que viviera como ustedes. Pero eso es lo de menos, ¿Donde está el imbécil?

Mi mano es soltada por quién la detenía.

—En prisión.

—Tiene que pagar por todo lo que hizo. Va a ser sentenciado a pena de muerte en la mañana. Fawke Smith está disfrutando del último de sus días en esta tierra —eso fue suficiente para activar todos mis sentidos en un santiamén.

Cuando Judith terminó de decir aquello me levanté bruscamente. Eso no podía suceder, no dejaría que mataran a Fawke porque la ambición lo había corrompido. Menos sabiendo que estaba amaneciendo y ese tipo de sentencias se llevaba a cabo a primera hora del día. Ellos intentaron detenerme y cuestionaron mi decisión.

—Recuerden que también soy una criminal. Si Fawke va a pagar por sus crímenes yo debo hacerlo igual —les dije convencida de mis palabras, sabía que era momento de enfrentar mi destino y cumplirle a la justicia.

~×~

Mi cuerpo necesitaba descansar.

Intentaba llegar a tiempo a la prisión donde lo tenían. Cuando por fin lo conseguí, ingresé lo más rápido que mi estado me lo permitía. Judith y Uriel habían decidido apoyar mi decisión al entender que no iban a poder convencerme de lo contrario. Pero Oran no se mostraba muy complacido de ello, por eso iba atrás caminando lento.

—¿Como demonios lograron entrar? —cuestionó un oficial con cara de pocos amigos, yo reí al ver su sorpresa por mi estado.

—Ok, amigo, háganse a un lado o voy a patear su plano trasero —amenace.

Debió pensar que estaba demente para amenazarlo en la condición en la que me encontraba, pero no impidió nuestro paso. Sabia decisión.

No perdí más tiempo y corrí hasta donde iban a poner a dormir a Fawke, estaba siendo escoltado por dos agentes de policía que parecían ser del doble de mi tamaño. Olvidé el dolor físico que sentía y corrí mucho más rápido, llegué a la escena cuando ya estaban pidiéndole que tomara asiento. Reconocí el miedo en sus ojos, Fawke estaba verdaderamente arrepentido de todo el mal que había hecho y yo también lo estaba.

—¡Alto! —grité llamando la atención de todos los presentes.

—¿Estás loca? ¿Que haces aquí? —preguntó él incrédulo.

Hasta ese momento me permití derramar las lágrimas que no sabía que había estado reteniendo y Fawke hizo lo mismo. Los oficiales no sabían que hacer y optaron por dejar que su recluso disfrutara del abrazo que una mujer malherida le estaba brindando.

Nos separamos.

Él estaba llorando tanto más de lo que yo lo hacía. Llamé a Oran y él pidió que la pena de muerte fuera retirada. Los oficiales confundidos por lo que pasaba no quisieron ceder, pero cuando apareció el mismísimo Ion Jackson en la escena no tuvieron más remedio que obedecer. Fawke no era libre aunque no moriría.

—Gracias —limpió sus lágrimas y me brindo una sonrisa sincera.

—Nadie merece morir de esa manera.

Los oficiales no se hicieron esperar y lo tomaron por la espalda, poniéndole las esposas para que no se atreviera a escapar. Era mi turno.

—No lo hagas, Aaliyah —pidió mi esposo acercándose a mí, él era el único que había entendido todo.

—Sabes que debí haber hecho esto hace mucho —le sonreí.

Los demás espectadores no entendían lo que estaba pasando.

—Oficial. Yo me entrego para que la ley sea aplicada sobre mí y mis acciones —él asintió y replicó el mismo discurso que se le da a todos los criminales en el mundo. Me colocó las esposas y salí de allí bajo la atenta mirada de mi hermana, sub-comandante y demás presentes.

~×~

3 días después

Al final todo sucede por algo.

Pues eso era lo que decían y prefería creerlo porque no tenía una mejor explicación para todo lo que había sucedido con mi vida desde que Oran se había presentado en ella.

Tras mi entrega a las autoridades, Fawke y yo fuimos juzgados como debió ser desde un principio. A ambos nos condenaron a prisión por diversos cargos, entre ellos estaban: estafa, homicidio y espionaje. Teníamos que cumplir con una condena de cuarenta años negociables si nos comportabamos. Todos sabíamos que eso no iba a suceder.

Nos habían dado los últimos tres días de libertad antes de acatar nuestra sentencia. Eso lo habíamos conseguido gracias a las personas que conocíamos y no porqué así sucedieran las cosas en Inglaterra.

Ésta sería la última vez que vería a mis hermanos y a mamá porque cuando saliera de aquí sería una anciana.

—Cuídalos mientras yo no esté —le pedí a mamá y ella asintió.

—Te voy a extrañar, Ali —a pesar del sobrenombre la abracé con todas mis fuerzas pues yo también la iba a extrañar. Era mi hermana favorita, pero no iba a decírselo nunca.

—Espero que cuando salga de prisión tengas menos de cincuenta años y puedas perdonar a tu hermana.

—¿Podemos quedarnos con Oran? ¡Él siempre fue más cool que tú! —dijeron los mellizos al unísono y yo negué entre risas.

—Bueno, eso no depende de mí —los abracé a ambos, iba a extrañar a todos estos enanos.

En todo ese transcurso, Oran no me había dirigido la palabra de no ser necesario. Quería despedirme de él.

—¿Puedes venir un momento? —pedí caminando algo alejada de mi familia. Él venía detrás, en silencio.

—¿Qué?

—Solo quiero agradecerte por todo.

—¿Agradecerme?

—Claro. Siempre fuiste una piedra en el zapato como dijo Fawke —él no parece feliz con lo que digo—. Pero no lo tomes a mal. Agradezco que hayas sido tan insistente por querer conocer a la Aaliyah que se escondía detrás de la muralla de frialdad que destruiste —le sonreí —. Quiero que sepas que estoy en deuda contigo por todo el amor que me entregaste desde el primer día. Por amar esa versión que solo aparece cuando estoy en compañía de mi familia. Tú te volviste mi familia —me acerqué a él y tomé su mano —. Oran White, gracias por enseñarme el amor: ese que es inquebrantable con el paso del tiempo y que lo soporta todo. Quiero que sepas que te amo.

—Vaya, eso fue... Lo más hermoso que alguien me ha dicho —sonrío bobamente —. Pero sabes que no tienes que pedirlo, Aaliyah. Voy a cuidar de tu familia y asegurarme de que estén bien —me da una caricia en la mejilla —. Y no te preocupes porque te encuentre reemplazo, sabes que no hay nadie mejor que tú —rio ante sus palabras —. Te amo también, siempre lo has sabido. Lo que ahora quiero que sepas es que, a pesar de no estar de acuerdo, respeto tu decisión y voy a esperar el tiempo necesario para volver a verte —me regala un tierno beso.

El momento es interrumpido por un oficial que indica es hora de que Fawke y yo cumplamos nuestro destino. Ya no había nada que quisiera cambiar para ser feliz porque había logrado conseguir todo lo que tenía sin necesidad de Chantaje de ningún tipo, que era la manera en la que solía vivir mi vida hasta que algo lo cambió. Algo hirió ese mundo imperfecto...

Ese había sido Oran White, porque la herida más grande siempre fue su amor.

Fin.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro