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❀ seis ➳ ❝ pasión encendida ❞


Capítulo con contenido subido de tono.

15 votos y 20 comentarios para el siguiente capitulo ꨄ.

❝ Hᴀʏ ᴜɴᴀ ᴘᴀsɪᴏ́ɴ ᴄᴏɴᴛᴇɴɪᴅᴀ ᴇɴ ɴᴜᴇsᴛʀᴀs ᴘᴀʟᴀʙʀᴀs ɴᴏ ᴅɪᴄʜᴀs, ᴇɴ ʟᴏs sɪʟᴇɴᴄɪᴏs ᴄᴀʀɢᴀᴅᴏs ᴅᴇ sɪɢɴɪғɪᴄᴀᴅᴏ. ❞

Día diez.

—Entonces, ¿puedo quedarme más días?

—¿Por qué quieres quedarte más días? Cuando llegaste solo querías salir corriendo de acá.

—El campo no es tan malo después de todo. — me encogí de hombros, tirando mi cuerpo hacia atrás para reposar en el pasto.

Habíamos venido a andar a caballo nuevamente y cada vez mejoraba más. Ahora fácilmente puedo ganarle una carrera a Hyerim sin esfuerzo alguno y es que Stormy era una máquina total.

La sensación de paz y adrenalina al montar es algo indescriptible.

—Me gusta tu compañía, no lo voy a negar, pero tú no perteneces aquí, Jungkook...

El beso que nos dimos hace tres días no hizo que ella cayera flechada por mí de inmediato, pero noté un cambio sutil en su comportamiento. Hyerim estaba más tierna y cariñosa, como si otra versión de ella hubiera emergido, una versión más abierta y receptiva. Era una diferencia que, aunque pequeña, tenía un gran impacto en mí.

Sus acciones eran más consideradas, sus palabras más suaves y sus toques más frecuentes y naturales. Me di cuenta de que ella estaba dejando entrever una parte de sí misma que no había mostrado antes, y eso me gustaba mucho.

Sentí que mis esperanzas ya no estaban tan en el suelo después de todo. Había una chispa, una posibilidad real de que podía conquistarla si seguía mostrando lo mejor de mí y siendo paciente. No podía esperar que todo cambiara de la noche a la mañana, pero la ternura y el cariño que Hyerim mostraba ahora eran señales alentadoras.

Pero que me dijera esas palabras ahora, me hizo abrir mis ojos de inmediato. Ella estaba de pie con su vestido moviéndose por el viento cálido que había a estas horas de la tarde y su mirada era triste, como si definitivamente no quería eso, pero quizás para ella era lo correcto.

—¿Qué tengo en la ciudad, Hye? — pregunté incorporando mi cuerpo lentamente, para terminar sentado. — si no fuera por Yoongi, estaría completamente solo. Siempre estaba rodeado de gente, de supuestos amigos, pero al final del día seguía sintiéndome solo y eso... es la sensación mas horrible que alguien puede experimentar...

Miraba a mi alrededor, viendo caras conocidas y sonrisas falsas, y me daba cuenta de que la compañía que me rodeaba era solo una ilusión. Las personas estaban allí, pero no de verdad. Eran solo apariencias, máscaras que ocultaban sus verdaderos pensamientos y emociones. No había conexión genuina, ni profundidad en nuestras interacciones. Nadie se preocupaba por realmente conocerme, y yo tampoco sentía el impulso de abrirme a ellos.

—Tienes tu carrera, por lo cual luchaste tanto, ¿no? Tienes a tus fans y debes volver a demostrar que cambiaste. Yo no me iré a ningún lado, seguiré aquí para cuando quieras venir a visitarme. Además, debes volver.

Me sentí triste solo de pensar en abandonar este lugar y dejarla atrás. Cada vez que la idea cruzaba por mi mente, un nudo de melancolía se apretaba en mi pecho, volviéndose cada vez más difícil de ignorar.

¿Realmente me había enamorado de Hyerim?

Era una pregunta que no podía dejar de hacerme, y la respuesta parecía más evidente con cada momento que pasaba.

Durante todo este tiempo, había pasado de ser una conocida a convertirse en alguien esencial en mi vida. Sus pequeños gestos de cariño, su risa melodiosa, su manera de iluminar el lugar con su presencia, todo eso se había convertido en parte de mi día a día, una parte que no estaba listo para perder. Nunca antes había experimentado algo así. El mero pensamiento de no verla más, de no escuchar su risa o ver su sonrisa, me llenaba de una angustia profunda y persistente.

Quizás, sin darme cuenta, me había enamorado de ella. La intensidad de mis sentimientos me lo indicaba, y la tristeza asfixiante por la posible separación solo lo confirmaba. No estaba seguro de cómo manejarlo, pero sabía que tenía que encontrar una manera de enfrentar estos sentimientos, de entenderlos y, tal vez, encontrar una solución que no implicara perderla para siempre.

—No quiero perderte. — fui honesto, poniéndome de pie para meter las manos en los bolsillos del pantalón. Su rostro lucía sorprendido. El viento jugueteaba con su largo cabello, haciéndolo ondear alrededor de su cara como si fuera una melena salvaje y libre. Cada mechón capturaba la luz del atardecer, creando un halo dorado a su alrededor que la hacía ver aún más preciosa. La luz suave del atardecer bañaba su piel, resaltando sus rasgos delicados y dándole un resplandor etéreo. Sus labios, ligeramente entreabiertos por la sorpresa, parecían más tentadores que nunca bajo la luz crepuscular. — ¿Qué hago si me enamoré de ti?

Si antes su rostro era de sorpresa, ahora sus ojos se llenaron de lágrimas mientras negaba con la cabeza. La expresión de asombro se transformó rápidamente en una mezcla de tristeza y desesperación.

—No puedes estar diciéndome esto, Jungkook...

—¿Por qué, Hyerim?

—Porque solo han pasado diez días, ¿cómo te vas a enamorar de mí? — se notaba alterada y es algo que no creí que sucedería. — somos de mundos completamente opuestos. Tú vida está en la ciudad. No hagas esto mas complicado, ¿sí? Todo esto terminará...

—¿Por qué mierda me hablas como si fuera un niño?

—No es así.

—¿A que le temes? — me acerqué lentamente a ella, creyendo que se alejaría, pero no fue así. — ¿que te asusta, Hye?

—No me asusta nada...

—¿Estás segura?

Hyerim abrió sus ojos y dudó en responder a mi pregunta. Sabía que le asustaba algo; podía notarlo en su semblante, en la forma en que sus labios temblaban ligeramente.

—No quiero enamorarme de ti —dijo finalmente.

Esperaba una respuesta, pero no esperaba que fuera esa.

—¿Por qué no? Yo... ¿tengo algo malo? ¿No soy lo suficientemente bueno? — pregunté sintiéndome mal de pronto. — Sé que durante la mayoría del tiempo fui un estúpido, pero tú no viste ese lado de mí, ¿por qué no puedes ver en la persona que me he convertido ahora?

Hyerim bajó la mirada, su voz se volvió un susurro cargado de melancolía.

—¿Podría funcionar una posible relación? Tú estando allá, rodeado de gente, rodeado de multitud, y yo aquí, donde mayormente estoy acompañada de animales. ¿Por qué no puedes ver y aceptar que somos de mundos diferentes?

Sus palabras cayeron pesadas entre nosotros, creando una brecha aún mayor. Sentí un profundo pesar al darme cuenta de que ella prefería mantener esa distancia, esa barrera invisible, solo para evitar enamorarse de mí. Era como si se protegiera de un dolor que ni siquiera estaba segura de que fuera a sentir, y eso me desgarraba por dentro.

La tristeza y la impotencia me envolvieron. No podía entender cómo podía rechazar la posibilidad de algo entre nosotros por miedo a lo desconocido. Esa brecha que ella insistía en poner nos alejaba cada vez más, y yo me sentía atrapado en un abismo de sentimientos no correspondidos, viendo cómo la oportunidad de estar juntos se desvanecía ante mis ojos.

—Podemos hacer que funcione. No me importa la distancia, no me importa lo complicado que sea. Quiero estar contigo.

—No es tan simple. No quiero que tengas que sacrificar algo más. Tu carrera, tus sueños… no quiero ser el motivo por el que debas renunciar a algo.

—Pero esa es mi decisión, Hyerim, ¿por qué no puedes comprender?

Estaba completamente negado a la idea de no intentarlo por el miedo. Quería que ella me diera una oportunidad y descubrir juntos que sucede en el futuro.

—Soy testaruda cuando me lo propongo —habló, con su voz firme pero quebradiza—. Solo llegaste a desordenar mi vida. Yo estaba tranquila junto a mis animales, estaba tranquila con mi corazón. ¿Por qué tuviste que llegar y alborotar todo? ¿Por qué te esfuerzas en hacer que me enamore de ti?

Tomé su pregunta como un pase en el área, una oportunidad que no podía dejar pasar.

—Porque quiero que seas mi novia. —dije con una determinación que hasta a mí me sorprendió.

—¿Quieres que una chica de pueblo sea tu novia?

Soltó una risa nerviosa, sus mejillas se ruborizaron, añadiendo un toque de color a su hermoso rostro.

—Una chica guapa, inteligente e increíble. Sí, definitivamente quiero que seas mi novia.

Hyerim mordió su labio con duda, sus mejillas aún ruborizadas. Finalmente, dio unos pasos hacia mí, como si cada movimiento le costara un esfuerzo monumental. Llegó hasta mi cuerpo, tomó mis mejillas con sus manos temblorosas y, sin más preámbulos, plantó un beso en mis labios.

La sorpresa y la emoción me invadieron. No dudé ni un segundo en rodear su cintura con mis brazos, respondiendo rápidamente a su beso. La levanté en el aire con facilidad, sintiendo cómo ella envolvía sus piernas alrededor de mi cintura. El aire fresco nos envolvía, pero la calidez de su cuerpo contra el mío era lo único que importaba en ese momento. Su lengua buscaba la mía con una urgencia que me encendía, y mis manos recorrían su espalda, presionándola más contra mí, como si quisiera fundirnos en uno solo. Hyerim gemía suavemente contra mis labios, sus dedos se enredaban en mi cabello, atrayéndome aún más cerca.

—Me vas a volver loca... — susurró en mis labios.

—Por mí, mejor.

Ese beso fue el pase que Hyerim necesitaba para querer intentarlo. Los días que siguieron se transformaron en una danza constante de descubrimiento y conexión. Cada mañana comenzaba con una sonrisa cómplice y un café compartido. Nos volvimos inseparables, y nuestras vidas, antes tan distintas, empezaron a entrelazarse de manera natural.

Cuando limpiaba el establo, ella estaba a mi lado, ayudándome con las tareas más pesadas, siempre con una sonrisa y un comentario que provocaba nuestras risas. Las horas de trabajo se volvían ligeras y llevaderas con su compañía, y cada pequeño logro se celebraba con un beso rápido y cariñoso.

Explorábamos el campo juntos, compartiendo besos en medio de la naturaleza, bajo el sol o bajo la sombra de los árboles. Cada rincón del lugar parecía convertirse en nuestro refugio, un lugar donde nuestros sentimientos podían florecer sin restricciones. Las noches eran igualmente mágicas, llenas de conversaciones profundas, miradas intensas y caricias suaves.

La sensación de sentirme querido solo crecía.

Hyerim no solo se había convertido en una compañera en el trabajo, sino también en mi confidente y mi mayor apoyo. Su risa, su toque, y la manera en que me miraba con esos ojos llenos de ternura y deseo, me hacían sentir completo.

—Hoy llega papá.

Sentí un nudo formarse en mi estómago. La idea de conocer al padre de Hyerim, y más aún, de explicarle por qué un extraño estaba viviendo temporalmente en su casa, me ponía terriblemente nervioso. Y perdonen mi miedo, pero por como me recibió Hye, con una enorme escopeta, tengo mis dudas por como él se tomará la noticia.

—¿Por qué me lo dices tan repentinamente? — pregunté, poniendo mis manos en mi cabeza.

—Bueno... será porque recién me avisó, creo.

—Me va a matar, él me matará. Lo que tú dejaste inconcluso el primer día con la escopeta, él lo terminará.

Escuché una enorme carcajada que me hizo volver lentamente a la realidad. Ella se veía risueña, se veía feliz y claro, extrañaba a su padre.

—Que paranoico. Papá es... como decirlo, alguien muy especial...

—Creo que no me estás ayudando lo suficiente.

—¿Por qué estás tan nervioso?

—Porque conoceré a mi futuro suegro, ¿no es suficiente eso?

Las palabras colgaron en el aire por un momento, y me giré para ver su reacción. Para mi sorpresa y deleite, vi cómo su mirada se ablandaba. Sus labios se curvaron en una sonrisa precisa y delicada, una que nunca había visto antes. Un rubor profundo coloreó sus mejillas, y sus ojos brillaron con una mezcla de emoción y timidez.

—Estás loco.

Loco de amor por ti.

—Solo un poco. — fue mi respuesta, en cambio. Noté que me observaba con una sonrisa divertida en los labios y yo levanté una ceja. — ¿Qué? — pregunté, fingiendo no saber que sucedía.

—Nada, solo… me haces sentir feliz —respondió, con voz llena de sinceridad.

Su confesión hizo que mi corazón se derritiera.

Hyerim dejó a un lado lo que estaba haciendo y se acercó lentamente. Sus ojos brillaban con demasía y yo amaba cada vez más eso. Sin decir una palabra, se puso de puntillas y envolvió mis brazos alrededor de mi cuello, acercándose hasta que nuestros labios se encontraron en un beso suave y dulce.

Al sentir el calor y la suavidad de sus labios contra los míos, correspondí de inmediato, sin esperar un segundo más. Había un anhelo acumulado en nuestros corazones, un deseo silencioso que ahora encontraba su expresión. El beso, inicialmente tierno y delicado, comenzó a subir de tono poco a poco. Sus manos se enredaron en mi cabello mientras nuestras respiraciones se entrelazaban, volviéndose más rápidas y entrecortadas. Mi corazón latía con una mezcla de emoción y pasión, cada segundo intensificando el vínculo que compartíamos. La dulzura del momento se transformó en algo más profundo y ardiente, nuestros cuerpos acercándose más mientras el mundo exterior se desvanecía, dejando solo la sensación de nuestros labios.

Sin pensarlo dos veces, envolví mis brazos alrededor de Hyerim y la levanté con facilidad, sintiendo cómo sus manos se aferraban a mis hombros. Sus ojos se encontraron con los míos, llenos de confianza. Comencé a llevarla hacia la habitación y mientras caminaba, incliné mi cabeza hacia su cuello, dejando una línea de besos suaves y apasionados en su piel. Sentí cómo un suspiro escapaba de sus labios, y su respuesta me hizo sonreír contra su cuello.

—Jungkook... —murmuró, su voz un susurro cargado de lujuria. Ella estaba disfrutando esto tanto como yo.

—¿Mmh? — respondí besando cada parte que se me permitiera.

—Te necesito...

Su suplica solo hizo que la tensión se acumulara en mis pantalones.

Mierda, esto dolía.

Al llegar a la habitación, abrí la puerta con el pie y la llevé hacia la cama, depositándola con cuidado sobre las sábanas. Me incliné sobre ella, nuestros labios encontrándose de nuevo en un beso que solo aumentó mi necesidad. Tomé un momento para acariciar suavemente su rostro, dejando que mi mano deslizara por su mejilla hasta su cuello, donde su pulso latía con fuerza. Lentamente, empecé a desabotonar su blusa, mis dedos trabajando con cuidado mientras observaba cada una de sus reacciones. A medida que la tela se deslizaba, dejando al descubierto su piel suave, noté cómo sus ojos se mantenían fijos en los míos, llenos de deseo.

—¿Estás bien? —susurré, queriendo asegurarme de que ella estuviera cómoda en cada paso. Y esto era importante para mí. Jamás nadie me había interesado tanto como para estar pendiente de ella en cada momento.

No me arrepiento de haber excursionado mucho en mi sexualidad con anterioridad. Pero esto, la sensación de sentir que estás con la persona correcta en el momento adecuado, no se compara con nada.

Ella asintió lentamente, una sonrisa tranquila y seductora curvando sus labios. Esa pequeña señal de seguridad hizo que mi corazón latiera aún más rápido, sabiendo que ambos estábamos completamente seguros de esto.

Deslicé la blusa de sus hombros, dejándola caer al suelo sin apartar la vista de ella. La visión de Hyerim en su ropa interior, la suave curva de su cuello, la delicada piel de sus hombros, y la forma en que sus ojos brillaban con un deseo feroz, encendieron un fuego dentro de mí. Mi respiración se aceleró, y sentí cómo la excitación recorría mi cuerpo. Mordí mi labio al sentir que no aguantaría un momento más.

Estaba tan duro como una maldita roca.

Mis manos continuaron su camino, bajando lentamente la cremallera de su pantalón y lo bajé suavemente por sus caderas, revelando más de su piel cálida y tentadora.

Cuando finalmente quedó solo en ropa interior, me detuve por un momento para admirarla. La delicadeza de su lencería contrastaba con la intensidad de nuestros sentimientos, haciendo que el deseo en mi interior se intensificara aún más. La miré, perdiéndome en la sensualidad y la seguridad que irradiaba.

—Eres hermosa, Hyerim. —murmuré con voz ronca.

Quería más. Quería darle un placer que nunca olvidara, demostrarle cuan bueno puedo ser. Mi dedo rozó su zona íntima, que estaba completamente húmeda, casi empapada por mí.

Lentamente, mis labios comenzaron a trazar un camino descendente, dejando besos ardientes en su cuello, su clavícula y más abajo. Sentí cómo su respiración se aceleraba, su pecho subiendo y bajando. Mis manos se movieron con delicadeza, recorriendo su cuerpo, mientras mi boca continuaba su viaje hacia su abdomen, cada beso encendiendo un fuego en su interior.

Al llegar a su vientre, mis manos encontraron el borde de su braga. Y sin esperar más, la corrí lentamente, revelando su zona más íntima. Me tomé un segundo para mirarla a los ojos, buscando y encontrando la misma pasión y deseo reflejados en ellos.

Sin romper el contacto visual, me incliné más, dejando que mi lengua rozara suavemente su piel. Un suave suspiro escapó de sus labios, y supe que estaba en el camino correcto. Con movimientos lentos y calculados, comencé a jugar con mi lengua, explorando con cuidado y dedicación cada rincón.

El primer contacto directo de mi lengua contra su piel más sensible provocó una reacción inmediata. Un pequeño grito, lleno de placer y sorpresa, salió de su garganta, resonando en la habitación como una melodía embriagadora. Hyerim arqueó su espalda ligeramente, sus manos aferrándose a las sábanas mientras sus ojos se cerraban de puro deleite.

No pude evitar tocarme al observarla de esa manera. Sentía que esto era un sueño. Un maldito sueño del cual no quería despertar jamás.

¿Un sueño húmedo con mi hermosa campesina? Mejor todavía.

Mis movimientos se volvieron más rítmicos, más decididos, mientras buscaba intensificar su placer. Cada gemido y cada suspiro de ella eran una guía, mostrándome cómo la estaba llevando a nuevas alturas de placer.

El tiempo parecía detenerse, sabía tan, pero tan bien. Sus manos encontraron mi cabello, sus dedos enredándose y guiándome con una urgencia que solo aumentaba mi determinación. Cada movimiento de mi lengua y cada caricia con mis labios estaban dedicados a ella, a su satisfacción, a llevarla a la cúspide del placer.

Finalmente, cuando el placer en su cuerpo alcanzó su punto mas alto, Hyerim dejó escapar un gemido profundo y prolongado, su cuerpo temblando bajo la intensidad del momento. Me alejé lentamente para observarla.

Madre mía. Que mujer.

—Quiero más de ti. Mucho más.

Sus palabras fueron órdenes para mí. Me acerqué nuevamente para unir nuestros ojos labios en un beso necesitado, como si no hubiéramos estado besándonos hace media hora y es que creo que nunca es suficiente.

Nunca sería suficiente el tiempo besándola.

Cada momento con ella era un redescubrimiento de sensaciones, un viaje a lo más profundo de mis emociones. La pasión que sentía por Hye superaba cualquier experiencia pasada, dejándolas todas en el olvido. La suavidad de su piel y la calidez de su cuerpo contra el mío me embriagaban, y el deseo de estar completamente unido a ella era abrumador.

Me incorporé lentamente, mis ojos encontrando los suyos mientras mis manos comenzaban a despojarme de la ropa que aún llevaba puesta. La mirada de Hyerim era intensa y descarada, recorriendo cada centímetro de mi anatomía sin ningún pudor. Sus ojos brillaban con admiración y deseo, y supe que ella quería esto tanto como yo.

Finalmente, desnudo frente a ella, me incliné para besarla una vez más. La sensación de su cuerpo desnudo contra el mío era un deleite, cada contacto de piel a piel encendía un fuego que parecía imposible de apagar. Me coloqué entre sus piernas, sintiendo la adrenalina vibrar en el aire. Mi corazón latía con fuerza, y el deseo de estar enterrado en ella era casi insoportable. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de ingresar en ella, una realidad me golpeó con la fuerza de una ola fría: no tenía un condón.

Me detuve de inmediato, mi mente trabajando frenéticamente. La miré preocupado.

—Hyerim, espera… —murmuré—. No tengo un condón.

—No importa, solo hazlo, por favor...

Negué de manera frenética, alejándome un momento de ella. Nunca había tenido relaciones sin protección, y esta no sería la excepción. No era solo una cuestión de precaución, sino de principios. Sabía muy bien los riesgos asociados con las enfermedades de transmisión sexual y la posibilidad de un embarazo no planificado. No quería exponer a Hyerim a ningún peligro, y tampoco quería arriesgarme a una situación que podría cambiar nuestras vidas de manera irreversible.

—Lo siento, no puedo hacerlo.

—¿Crees que aquí no hay un hospital? Sí, no estamos tan avanzados en tecnología, pero hay profesionales que se fueron a la ciudad a estudiar y volvieron al pueblo que los vio crecer para ayudar a los demás...

—Hyerim, no puedo —dije finalmente, mi voz firme a pesar de la mezcla de emociones que sentía—. No puedo hacerlo. No es solo por mí, sino por nosotros. No quiero que cometamos un error del que podamos arrepentirnos.

Caí en la realidad de que mi mente todavía estaba atrapada en el pasado, en la vida que llevaba antes de conocerla. En mi mente, aún me veía sobre el escenario, rodeado de luces brillantes y aplausos, pero también de responsabilidad.

He sido cuidadoso por mi carrera. Y ahora hice lo mismo porque de manera inevitable mi mente lo asoció a ello.

La pasión que había llenado la habitación comenzó a desvanecerse, reemplazada por un aire de incomodidad. Hyerim, siempre sensible a los cambios en el ambiente, comenzó a buscar su ropa, su mirada evitándome mientras se vestía rápidamente. La intimidad que habíamos compartido se rompió, reemplazada por un silencio pesado y lleno de emociones no expresadas.

Imitándola, comencé a buscar mi ropa.

Mientras me vestía, un grito profundo y grave rompió el silencio, resonando por toda la casa.

—¡Hyerim! —La voz de un hombre resonó desde la entrada.

Hyerim abrió los ojos de par en par, el pánico reflejado en su mirada. En un susurro urgente, me dijo:

—Es mi padre. ¡Vístete rápido!

No podía ser cierto.


Sé que dije que este era el final, pero tuve una idea que no me permitió continuar como tenia pensado. Así que nada, ahora si ya está terminado jeje


La meta es poquita, así que apenas se llegue, subo el siguiente ☝🏻😍.

Espero les guste ❤️.

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