Final.
Meses después.
Muchas cosas habían pasado en este tiempo, en su mayoría buenas; por suerte.
Empezando por Jungha; había recuperado todo su dinero. A su madre no le había quedado de otra, tras varias sesiones con el notario e incluso una en la corte, la señora Bae devolvió cada centavo a su propietaria, y aunque Jungha pudo haber levantado cargos en su contra, no lo hizo. La forma de sentenciar a su madre fue alejarse totalmente de ella, ese día se lo dejó muy claro. Bae Jungha no era más su hija. Y desde entonces no le dirigía la palabra.
Su madre no era la única persona que había sufrido el distanciamiento de Jungha, Sungjun también. Seguía visitando a Sunghee, charlaba y tomaba el té con la señora Park, pero Sungjun no tenía tal lujo, incluso él sabía que lo mínimo que podía hacer era voltearla a ver y no lo hacía. ¿Estaba arrepentido? Sí. Pero eso era demasiado tarde.
Si Jungha decía que extrañaba a esas dos personas en su vida, estaría siendo hipócrita a morir. Lo cierto es que desde entonces ella se sentía más libre de lo normal y sobretodo, era feliz. Había sacado de su vida todo lo que la intoxicaba.
Y no pudo haber tomado una mejor decisión.
A Hoseok le estaba yendo como jamás pensó que le iría en la vida; después de aquella presentación de baile en ese evento tan grande e importante, todo cambió para él. Muchas compañías lo buscaban para presentaciones en todo tipo de eventos, había asistido a concursos con su academia, consiguiendo muchas medallas y reconocimiento. Esto mismo le dejaba dinero, tanto que incluso dejó el taller mecánico. No sólo eso, seguía asistiendo a sus clases en la academia para conseguir su título como bailarín profesional, sin embargo, cada dos o tres semanas asistía a distintos studios de baile e impartía clases o workshops en colaboración.
Extrañaba trabajar en el taller y pasar el rato con Kangmin, así que aunque no trabajaba ya en ese lugar, iba a visitarlo muy seguido. Mientras su actividad de "mercenario" había acabado, sus otras actividades con los Marvel como las carreras y las fiestas, seguían en pie y cada dos semanas, como siempre.
Estaba a punto de dar un gran paso en su vida, el cual llevaba mucha responsabilidad en cargo, pero su prioridad era apoyar y amar a Jungha cada día un poco más que el anterior.
Y estaba emocionado por eso.
— ¡No puedo verlo!— Jiwoo volvió a gritar, apenas había echado un vistazo dentro de la habitación de Hoseok.
Hoseok sonrió, divertido y nostálgico a la vez. Suspiró y siguió poniendo sus pertenencias en diferentes cajas.
— ¡Hyukjo ven a tranquilizar a tu mujer!
Hyukjo rodó los ojos, salió de la cocina con el sándwich que comía en su boca, se adentró por el pasillo, encontrándose con Jiwoo fuera de la puerta de su hermano, sollozando. Demasiado dramática que daba gracia. La echó sobre su hombro y la llevó consigo a la cocina para que tomara agua y se calmara un poco.
— No te mueves de aquí hasta que te acabes eso.— Sentenció, señalando el vaso de agua.
La tenía sentada en la mesada, obligándola con la mirada y él estaba frente a ella, comiendo su emparedado lentamente. Hoseok apareció por la puerta de la cocina, entró y cogió una agua embotellada de la nevera.
— Jiwoo, basta.— Pidió Hoseok, aún sonriendo.— Harás que yo me ponga a llorar.
— ¡Pues deberías!
— Cariño...— Hyukjo la miró, ella lo fulminó con la mirada por no comprender su crisis emocional del momento.
Hoseok salió de la cocina para terminar de empacar, Jiwoo se empinó el agua y salió corriendo tras su hermano, Hyukjo iba tras Jiwoo entonces. Ella asaltó a Hoseok en su habitación, estando de pie en la base de la cama, ya que el colchón ya no estaba y lo retenía en una especie de abrazo/estrangulación.
— ¡Hyukjo quítamela!— Rogó el pelinegro.
Hyukjo estaba recargado en el marco de la puerta, viendo a los hermanos Jung con diversión.
— Es sólo que, llegamos a esta ciudad juntos, siempre hemos vivido juntos y no puedo creer que ya te estás yendo de mi lado. ¡Es tan pronto! ¿Qué haré sin mi hermanito? ¡Dime, Hoseok! ¡¿Qué?!
— ¡Jiwoo me estoy mudando a dos calles de aquí, no a otro continente!— Hoseok gritó, riendo.— Además, no te quedas sola...— Jugó con sus cejas.— Aquí tu macho se quedará a protegerte de cualquier cosa, ¿o no, Hyukjo?
— Sí, Hoseok y será mejor que te largues ya que tengo todas mis cosas en mi auto y las quiero bajar.
— ¡Pues tu novia no me suelta!
Hykjo suspiró, entró a la habitación y alejó a Jiwoo de Hoseok.
— Cariño, es hora de dejarlo ir.
— ¡¡No!!
Hyukjo finalmente consiguió que Jiwoo abandonara la habitación de Hoseok y la llevó con él a su auto, para empezar a bajar todas sus pertenencias. Como Hoseok ahora no tenía a una pequeña que estaba sacando todo lo que él metía a su maleta, terminó rápido. La semana pasada ya había enviado casi todo a su nuevo apartamento, en ese momento sólo empacaba la ropa y las últimas cosas como cd's y autos miniatura de colección que tenía. Estaba listo.
Sacó las maletas al pasillo y dio un último vistazo a su habitación, la cual ahora sólo eran paredes azules sin ningún poster colgado y sus muebles estaban vacíos. Sonrió al recordar todo lo que había pasado ahí: travesuras con sus amigos, buenas siestas, las peores crudas... Su primera vez con Jungha. Mierda Hoseok, no vayas a llorar. Se decía a sí mismo.
Suspiró, cerrando la puerta. Miró todo a su alrededor y sin más, fue a dar un último recorrido. Aunque estaba emocionado por empezar algo nuevo, era imposible no sentirse triste por dejar el apartamento en el que tuvo sus mejores momentos.
En la puerta se encontró con Jiwoo y Hyukjo.
— Voy a extrañar vivir contigo, histérica.— Hoseok abrazó a su hermana.— Igual sabes que estaré aquí jodiendo semanalmente.— Advirtió, Jiwoo lo apretó fuerte.— Hyukjo, ahora eres el hombre de esta casa... Sabes que hacer.
— Claro que sí, hermano.
Despidieron a Hoseok en la puerta de su auto, él hizo una extravagante salida, retirándose oficialmente del edificio.
Ahora viene lo grande.
*
— ¡Él está aquí! ¡Él está aquí!
— ¡¡Ryumi deja de gritar y ayúdame!!— Jungha le gritó a su mejor amiga, tratando de bajar su equipaje por las escaleras. La pelinegra se echó a correr escaleras arriba.— Gracias.
Yongjae y Youngmin rieron desde la sala de estar al escuchar el alboroto de las dos chicas. Ellos estaban muy cómodos disfrutando de su fin de semana, viendo películas de las 80's. Dos segundos después Hoseok ya estaba entrando por la puerta principal.
— ¡Hola a todo el mundo!— Saludó a todos.
— Hola, chico.— Ryumi saludó de vuelta.
— ¡Hoseok!— Saludaron Yongjae y Youngmin desde el sofá.
Hoseok los miró y sonrió, asegurándose que ese era el futuro que quería con Jungha.
— Qué bueno que llegas.— Ella llegó a su lado, le dio un rápido beso y siguió caminando.— Papá está tan ocupado viendo Scarface que no ha podido ayudar.— Reprochó.— Como si no se supiera todos los diálogos.
— "Lo único que me da órdenes en esta vida, son los cojones... ¿tú tienes?"— Citó Yongjae.
— ¡¡Papá!!
Todos empezaron a reír por la reciente escena padre e hija. Jungha fue al cuarto de lavado por lo que dejó en la secadora, Hoseok se encargó del equipaje de ella, Ryumi lo ayudaba aunque no fuera necesario y los dos adultos en cuestión seguían viendo Scarface.
Hoseok volvió adentro mientras le respondía a Ryumi todas sus preguntas sobre "el chico lindo que las defendió en aquella fiesta", refiriéndose a Kangmin. Había pasado mucho desde aquella vez y Ryumi seguía preguntando por él como una chiquilla enamorada en lugar de pedir su número y hablarle de una vez por todos.
Si Kangmin tan sólo lo supiera...
— Y... ¿Kangjin sabe de mí?
— Es Kangmin.— Corrigió Hoseok, ella asintió rápidamente.— Y sí linda, sí que sabe.
— ¡Yes!— La chica cerró el puño triunfadora.
— ¿Qué pasa?— Jungha se unió a ellos.— ¿Sigue preguntando por Kangmin?
— Yah...
Su novio asintió, Ryumi la fulminó con la mirada, ya que ahora la molestaba con eso.
Ya estaba todo listo, las maletas en el auto y ellos más que preparados. Jungha estaba feliz, ya que aunque ella se iba de su casa (algo que nunca imaginó), Youngmi viviría con su padre y no podía estar más agradecida. Sabía que su padre no comería siempre fuera y estaría bien cuidado por su mujer. La labor de Jungha terminaba ahí.
— ¡Papá, es hora!
El señor Bae le puso pausa a la película y junto a Youngmi fueron a la puerta principal para despedir a su hija como se debía. Sinceramente no lo podía creer, pero la apoyaba porque entonces sabría lo que es vivir por su propia cuenta, bueno, dentro de seis meses. Yongjae era amigo del dueño del edificio donde su hija y Hoseok se mudaban, consiguió un buen trato y como regalo, les pagó los primeros seis meses de renta.
El tiempo suficiente para que Hoseok y Jungha abrieran una cuenta en el banco exclusivamente para su nuevo apartamento.
Jungha estaba a punto de empezar un año escolar y este semestre requería prácticas; Jungha había conseguido hacer las prácticas en un consultorio particular y por la ayuda que iba a dar, iba a recibir paga, en pocas palabras, ahora tenía empleo y preparación a la vez. Hoseok, él había empezado a ahorrar hace un año y aunque intentó rechazar a Yongjae, no lo consiguió.
Así es, Hoseok y Jungha habían decidido mudarse juntos.
— Se portan bien.— Fue lo primero que dijo.— Lo que están a punto de hacer es un paso muy grande en sus vidas, pero... Confío en ustedes.
Los dos sonrieron, ya en la puerta principal, y asintieron. El señor Bae se acercó a Jungha y le dio un beso en la frente.
— Ay flaca, mi niña finalmente es un mujer, una muy fuerte y emprendedora...
— Papá, te voy a extrañar mucho.
Yongjae se pasó a Hoseok y lo abrazó, Hoseok sonrió conmovido por tal gesto.
— Me la cuidas.
— Lo haré. No dude de eso, Yongjae.
Yongjae, Youngmi y Ryumi sacudían sus manos desde el pórtico, despidiendo a la pareja. Hoseok y Jungha hacían lo mismo hasta que el Mustang se puso en marcha y un nuevo camino empezó.
Jungha se encargó de poner Sweet Child O' Mine de Guns N' Roses, Hoseok sonrió al escuchar la furiosa guitarra de la canción, miró a Jungha, ella lo miró también, entrelazaron sus manos y Hoseok aceleró por el bulevar.
Esto es lo que siempre desearon y fue hasta ese momento que lo supieron.
Aunque conocían muy bien las calles por las que el Mustang transitaba, parecía como si todo fuera algo nuevo, una nueva ciudad, nuevas calles, nuevas personas y nuevo estilo de vida. Habían dejado su zona de confort para arriesgarse juntos, y no se arrepentían. Habían hablado de esto infinidad de veces, tenían plan A, B, C y hasta el Z, y en todos los conllevaba resolver cualquier problema juntos.
— ¡Oh por Dios!— Jungha entró al apartamento. Era más de lo que esperaba.— ¿Estás diciéndome que aquí viviré contigo?— Casi se ponía a gritar de la emoción.
Ninguno de los dos conocía el lugar. Hoseok estaba igual de emocionado y en shock que ella, juntos empezaron a explorar todo el lugar: cocina, comedor, sala de estar, una habitación grande, una pequeña y el baño, el cual era genial y con un gran armario. Pero lo mejor de todo era la terraza.
— Ven aquí.— Hoseok la cargó en sus brazos y salieron a la terraza, la ciudad de Seúl frente a ellos.
— Es que no puedo creerlo.
— Nena, lo que tenemos que hacer es agradecer las oportunidades que nos ha dado la vida.
Porque de eso se trataba todo.
Hoseok había estado esperando por mucho tiempo tener la oportunidad de conocer el amor verdadero, conocer a esa persona que lo hiciera ver la realidad de las cosas pero a la vez que lo hiciera vivir en una hermosa ilusión, y ahora finalmente el destino le daba la oportunidad que tanto deseó. El destino le daba a Bae Jungha.
Jungha ansiaba probar la verdadera libertad, el sentimiento de no ser obligada por una persona o la misma sociedad, y nunca creyó llegar a tener la oportunidad de eso... Hasta que conoció a Jung Hoseok; el chico que logró hacerla salir de su caparazón y la hizo conocer el verdadero significado de la vida.
Ahora ellos estaban juntos y así lo estarían por un largo rato, porque se amaban y en este caso, aprovecharían todo lo que la vida les presentara.
Fin.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro