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034.

— ¡Pero miren quién está aquí!

Jungha sonrió apenada porque apenas entró al bar, sus amigos habían gritado en su nombre. Todos estaban sentados en su mesa habitual donde se reunían siempre que iban, parecían tan cómodos, como si ese lugar fuera su hogar, por otra parte, Jungha sentía que visitaba un lugar nuevo, siendo que antes no salía de ese bar. Se sentó entre Ryumi y Minsoo.

— Basta, Sungjun. Nos vimos hace unas horas.— Dijo ella, Sungjun sonrió con diversión. Antes de venir para acá, Jungha había visitado a Sunghee.

— Oh, linda chica, ¿cuál es tu nombre?— Sunwoo se recargó sobre la mesa viéndola.

— Ya déjenla en paz.— Dorim se metió en defensa por Jungha.

— Claro como a ustedes las chicas les sigue hablando...— Suwoong metió la pajilla a su boca.— A nosotros nos dejó en el olvido.

— Okay, si quieren me voy.

Jungha se elevó, intentando salir de la silla, pero Sungjun que estaba al lado de Minsoo, tomó su muñeca y tiró de ella delicadamente, haciendo que se siente de nuevo. Junie lo miró, él sonreía mostrando todos sus dientes, casi brillaban y de pronto Jungha se preguntó porque no había llegado la chica indicada para él. Después de todo, lo quería y se preocupa por él; lo último que podía esperar es que encontrara por fin el amor.

— No vas a ningún lado, sólo estamos jugando.

La castaña asintió y sonrió mientras miraba la mesa. No podía engañar a nadie, ella de verdad extrañaba a sus amigos. Y las ganas de llorar llegaron a ella de golpe. Basta, Jungha. Estos últimos días había estado muy emocional; con todos los problemas que tenía con Hoseok, su madre no le había vuelto a dirigir la palabra, su padre estaba demasiado ocupado en el hospital y si no estaba en la escuela, estaba sola. Sí, la mayoría de sus amigos podían ser unos egocéntricos, pero así los quería y haberlos dejado en el olvido por un tiempo la hacía sentir como una basura.

— Lo siento.— Murmuró cabizbaja. Y para no llorar, sonrió.

— ¡Imbéciles!— Ryumi miró mal a los chicos.— Junie, ellos jugaban, no tienes por qué sentirte así, ya sabes que son unos...

— No Ryumi, es verdad, tal vez estén jugando, pero yo de verdad les dejé de hablar y lo siento.— La primera lágrima resbaló. Minsoo sonrió y la abrazó por los hombros, acercándola a él en manera de protección.— Los extrañé.

— Ay qué bonita.— Minsoo soltó una risita.— No tienes de qué preocuparte Junie, todos hemos estado ocupados con la universidad, no te perdiste de mucho.

Sungjun saltó de su silla, rodeó a Minsoo, tomó la mano de Jungha e hizo que saliera de su silla también. Jungha no protestó. Lo siguió hasta la barra, donde Sungjun pidió su trago favorito y Jungha sonrió porque él lo había recordado. Se sentaron ahí, aprovechando que estaba sola.

— No llores, Junie.

— Es que me siento como una basura.

— No tienes porqué... Lo que dijo Minsoo es verdad, todos hemos estado en nuestros propios asuntos.

— Sólo lo dicen para hacerme sentir bien.— Jungha tomó el primer trago, haciendo que su garganta ardiera.— He tenido unos días de mierda, tal vez eso me esté afectando más.

— Escucha, sé que nuestros últimos encuentros no fueron nada agradables, pero sabes que antes de todo eso yo fui tu primer amigo. Puedes contarme todo. No soy tan poco hombre, me conoces.

Jungha sonrió vacilante y asintió.

— Okay...— Y lo dejó salir todo.

Y esperaba el típico "te lo dije", después de todo, Sungjun le había dado una entrada maliciosa a la vida de Hoseok. Pero sorpresivamente no lo hizo.

— No me cae bien ese tipo, lo sabes, pero intenta ver esto desde sus ojos, entonces encontrarás la forma de hacerlo cambiar de parecer.— Comentó, robándole a Jungha su trago, ella rió.— ¿Qué es tan gracioso? Estoy intentando ayudar.

— Eso exactamente.— Le dio un empujoncito en su pecho.— No lo veía venir.

— Digamos que te he superado.

— Sí claro.

Sungjun rió y volvió a beber. Iba a decir algo, pero el teléfono de Jungha sonó, ella vio el número desconocido en la pantalla e hizo una mueca, no solía recibir llamadas de desconocidos, así que colgó. Pero al segundo, volvieron a insistir. Jungha contestó esta vez y al escuchar al otro lado de la línea, su cara se desfiguró por completo.

— ¿Pasa algo?— Preguntó Sungjun cuando ella colgó. Jungha asintió sin poder articular una palabra.

— Detuvieron a Hoseok.

***

Jungha entró apresurada a la comisaría, Sungjun (quien la había llevado) no podía seguir su paso. Llegó al escritorio de recepción, un joven que parecía estar en sus 30 era el que atendía. Jungha recuperó su aliento y lo miró casi gritando en ayuda.

— Jung Ho Seok.— Fue lo primero que salió de su boca, detenidamente diciendo el nombre de su novio.— Recibí una llamada y me dijeron que aquí se encontraba.

— Revisaré el sistema...— Dijo el chico tan calmado. Pues claro, esto era algo de todos los días.— Está en las celdas justo ahora pero puede salir con fianza. Fue detenido por agresión a terceros en vía pública.

La castaña dejó caer su cabeza derrota, queriendo volver a llorar. Sungjun le apretó el hombro.

— ¿Puedo pasar a verlo antes de pagar su fianza?

— Claro, pero tienen que llenarme esta forma.— El chico le pasó una tabla a ambos, Jungha se apresuró a llenarla.

El oficial tomó sus huellas digitales, ingresó sus datos y les dio el pase de visitantes. Otro oficial les indicó cómo llegar a las celdas y uno más los llevó hasta la de Hoseok.

El corazón de Jungha se hizo pequeño al ver a Hoseok tras las rejas. Estaba sentado en la dura y fría cama de cemento, su mirada clavada en el piso, sus manos hechas puños y moviendo los pies impacientes. Jungha derramaba silenciosas lágrimas, hasta entonces estaba preocupada, pero ahora comenzaba a sentir rabia.

— Jung Hoseok, vienen a verte.— La fuerte voz del oficial avisó.

Hoseok levantó la cabeza de golpe y al ver a Jungha, corrió a los barrotes.

— Amor, lo siento...

Jungha negó y por impulso, se alejó de las rejas, limpiando sus lágrimas con orgullo.

Fue entonces que Hoseok se percató que ella no venía sola, miró a Sungjun a su lado, sin hacer nada, sin embargo para Hoseok estaba haciendo todo y eso lo había encabronado en cuestión de un segundo. Apretó más los puños, dejando que el enojo se apoderada de él. Esa tarde se había enojado porque Jungha saldría y él estaría presente, tenerlo aquí hacía la situación peor.

Por otra parte, podía sentir los ojos de Jungha en él y dejando a Sungjun en el olvido, estaba más que arrepentido. Lo sabía, podía ver en los ojos de Jungha que le había roto el corazón. Era la primera vez que tenía remordimiento por haber sido encerrado. Ella se mantenía en silencio llorando, ni siquiera podía hablar y lo único que hacía era mirarlo. Hoseok se sentía como un animal en exhibición. Quería salir corriendo. Lejos. Y solo.

— Iré a pagar la fianza.— Jungha tenía la mirada clavada en el piso.— No puedo seguir viéndote así.

Y en silencio, se retiró de la zona de celdas.

Cuando Jungha por fin desapareció de la puerta, Hoseok se acercó a Sungjun hasta el límite que le dieron los barrotes. Él se mantuvo neutral, casi como en verdad estuviera preocupado por Jungha en estos momentos. Y allí está la pequeña mierda. Pensó Hoseok cuando la sonrisa maliciosa de Sungjun por fin salió a la luz. Cruzado con los brazos a la altura de su pecho, esa jodida sonrisa que estaba desesperando a Hoseok, se recargó en la celda de enfrente, viendo a Hoseok de arriba a abajo como si fuera un perro sarnoso.

— No voy a mentir...— Por fin habló.— Me encanta verte de eso lado, pero más me encanta que yo estoy de este con Jungha.

— Será mejor que ninguna otra palabra salga de tu jodida boca, sino me encerrarán de por vida.— Hoseok sonrió como un psicópata. Sungjun bufó.

— Hazlo. De todas maneras ya no puedes arruinar más lo tuyo con Jungha.

— No sabes nada de nosotros.

— Sé lo suficiente. Y aunque te duela, la conozco mucho mejor que tú. Junie está a punto de rendirse.— Lo dijo tan feliz. Hoseok sentía como las uñas le cortaban las palmas de tan fuerte que estaba apretando los puños.— No la culpo.— Se encogió de hombros.— Cualquier persona se cansa de un vago sin futuro.

Hoseok intentó alcanzarlo pero los barrotes se lo impidieron. Quería explotar.

— Ni siquiera sé porqué te sigue hablando.

— Eso es porque, mi estimado Hoseok, yo sí sé acomodar bien mis cartas.

— Largo de aquí, hijo de puta.

Sungjun había ganado esta vez. Con el hecho de haber dejado a Hoseok así de alterado, esa había sido su grandiosa victoria. Sin embargo no se fue como le ordenó el pelinegro. Esperó a que el oficial que estaba encargado de las celdas, llegara y comenzara a abrir la suya. Cuando estaba en el proceso, se retiró.

Hoseok lo miró irse, casi como si lo estuviera cazando. Respira, Hoseok, respira. Ya estás en demasiados problemas. Salió encabronado de la celda y así llegó al vestíbulo, donde Jungha terminaba de firmar unos papeles y Sungjun estaba a su lado, reposando su mano en el hombro de ella. Hoseok tuvo la tentación de arrancársela y quemarla. Igual no podía acercarse a ella, estaba esposado aún y el policía haciéndole guardia en la espalda.

Jungha dejó todo arreglado con el oficial de recepción, él le entregó una bolsa de plástico con todas las pertenencias de Hoseok y cuando se dio la vuelta para encararlo, porque sabía que estaba ahí, podía sentir su fuerte mirada, casi se desmaya al verlo con las esposas puestas. El oficial que lo tenía recibió la orden de liberarlo.

Una vez suelto, Jungha salió de la comandancia como si el diablo la llevara. Hoseok tras ella y más allá de los dos, Sungjun.

— Junie, puedo llevarte a casa si quieres...— Se ofreció Sungjun y aunque ella quiso mostrar una sonrisa de agradecimiento, no pudo.

— No te preocupes.— De la bolsa de plástico sacó las llaves del Mustang y presionó la alarma para encontrarlo en el estacionamiento. No estaba tan lejos del Jeep de Sungjun.— Llevaré a Hoseok a su departamento.

— Me llamas si pasa algo. Estaré despierto.

— Gracias Sungjun.— Dijo ella por último.— Por todo.

Sungjun sonrió. Hoseok sintió la bilis en su boca.

Jungha empezó a caminar al Mustang y sin permiso alguno, subió al asiento piloto. Hoseok se quedó unos largos segundos viéndola y resignado se fue al asiento pasajero, cerrando la puerta de golpe ya cuando estaba adentro. Jungha no dijo nada, simplemente puso en marcha el Mustang.

El camino fue bastante rápido, ya que era de madrugada y casi no había tráfico. Ella no había siquiera soltado un suspiro en todo el camino, Hoseok estuvo viendo por la ventana todo el tiempo. Jungha aparcó el Mustang donde Hoseok siempre lo hacía. Ambos bajaron del auto y entraron al edificio donde los Jung vivían. Cuando entraron al elevador, la atmósfera era tan asfixiante, todas las veces anteriores entraban a ese elevador entre risas, sonrisas o besos. Ahora estaban a centímetros de distancia, pero se sentían como kilómetros.

Hoseok abrió la puerta de su apartamento. Sabía que estaban solos, no estaban las cosas de Jiwoo en la entrada.

— No sé porqué lo llevaste contigo.— Escupió Hoseok, refiriéndose a Sungjun. Jungha se detuvo al escucharlo.

— Creo que no tienes el derecho de reclamar.

— Puedo reclamar lo que me se venga en gana.— La miró, Jungha lo veía como si estuviera perdido.— Sabes que no me agrada. Además, ese imbécil...

No pudo continuar, Jungha se acercó a él de una manera feroz y encajonó el rostro de Hoseok con sus delicadas manos. Ella estaba a punto de quebrarse y Hoseok no lo notaba, no hasta ese momento que ella ya estaba hasta en su límite.

Soy una mierda de persona. No la merezco.

Y no pudo evitar que la idea que Sungjun seguro sí hubiera sabido lo que ella pasaba si hubiera sido su situación. Años no se podían comparar con meses. Y tal vez, Hoseok no se podía comparar con los tipos que Jungha siempre acostumbró.

— ¿Puedes, por favor, dejar a Sungjun en el olvido? Lo único que me interesa en este momento eres tú.

Hoseok sintió su corazón achicarse, tomó las manos de Jungha, las acarició y muy lentamente las retiró. Ella se sacó el bolso que cruzaba por su pecho, lo dejó en el sofá y fue al baño para lavarse la cara. Tenía que limpiarla después de tanto sudor frío y lágrimas. Luego de eso, fue a la habitación de Hoseok, dónde él ya la estaba esperando. Jungha llegó con el botiquín, ya que Hoseok tenía heridas en el rostro sin sanar.

— Lo siento.— Dijo él apenado mientras sentía el alcohol arder en sus heridas.

— Eso no ayudará esta vez. De verdad estoy muy decepcionada, Hoseok. Y tan enojada, que ni siquiera sé qué decirte.

— Es que...— Hoseok suspiró antes de seguir hablando.— Ni siquiera tienes porqué estarlo. Esto es algo de todos los días...

— ¿Qué?— Dijo sin aliento.— Si esto es algo de todos los días, de verdad que no quiero vivirlo.

Entonces déjame. Pensó Hoseok, pero eso nunca saldría de su boca. Por más mierda que sea, él quería que Jungha estuviera a su lado para siempre. Egoísta, pero verdad.

— Nena, de verdad, estás exagerando.

— ¡No lo estoy!— Lo fulminó con la mirada.— Verte en ese lugar fue lo peor del mundo, Hoseok.

— No es como que hubiera matado a alguien.

— Ya te expliqué mi disgusto por lo que haces, y como veo, no lo tomaste si quiera un poco en cuenta.

Lo cierto es que sí lo había hecho, pero esa tarde cuando Jungha le dijo que saldría y entre las personas estaba Sungjun, tal vez, sólo tal vez, hizo todo ese desastre para llamar la atención de su novia. Nunca se imaginó que todo iba a llegar tan lejos. Se levantó de la cama, exasperado, y empezó a caminar de un lado a otro.

— Deberás acostumbrarte.— Fue su ultimátum.

— Me rehúso a hacerlo.— Desafió.— Simplemente no lo entiendo; pelear es una cosa, golpear por dinero otra muy diferente. Dinero que no necesitas. Tus padres mandan dinero cada mes, las carreras te dan lo suficiente, y si de verdad te hace tanta falta ese dinero extra, podrías conseguirte un empleo decente.

— Bueno, pero si de verdad me divierte golpear a esos bastardos, si en realidad esa es mi verdadera satisfacción...

— No, no, no Hoseok. Tú...

— ¡Déjame hablar, maldita sea!— Gritó él. Por primera vez, Jungha se asustó, pero no retrocedió.— Te mostré mi mundo, te invité a ser espectadora, pero ni siquiera le das la oportunidad.

— ¡Claro que se la doy!

— ¡Claro que no!

— Hoseok, la antigua Jungha desapareció hace meses y nunca te lo reproché. ¿Que si no le di oportunidad a tu mundo? ¡Claro que lo hice! Es en el que vivo ahora.

— No lo parece, Jungha, de verdad no lo parece...— Arrastró la saliva de su boca.— Si tan sólo...

— ¿Si tan sólo qué?— Jungha se paró frente a él, exigiéndole que terminara aquella oración.

Hoseok tomó una bocanada de aire antes de soltar lo que había estado pensando últimamente.

— Sin tan sólo fueras como Jini o Sunmi, de seguro todo este problema nos lo hubiéramos ahorrado.

Y eso fue todo para Jungha. La sangre hervía por sus venas y tuvo que alejarse de Hoseok, porque por primera vez tenía ganas de golpear a alguien.

Hoseok intentó acercarse a ella. Sí, había metido la pata hasta el fondo. Jungha lo detenía.

— Eso ha sido el problema todo este tiempo... Tú no entiendes, de verdad no entiendes que yo no soy en lo más mínimo, ¡ni Jinyoung, ni Sunmi!

— ¡No sé porqué te enojas!— Se acercó a ella aunque no quisiera.— ¡Eres la que me ha querido cambiar todo este tiempo!

— ¡En ningún momento he querido que cambies! Me enamorado del Hoseok del primer día, el de los autos, el alocado chico, yo nunca intentaría cambiarte. Pero me preocupo por ti y si tengo que decirte que algo está mal, no me lo tragaré para que sigas viviendo la fiesta en paz. ¡Quiero cuidarte!

Y no supo en qué momento, pero Hoseok cayó de rodillas al piso y estaba llorando. A Jungha se le partió el alma al verlo así, tocó el suelo también y se arrastró a su lado. Hoseok la miró con sus ojos llenos de lágrimas, estiró sus brazos y la elevó para sentarla sobre sus piernas, Jungha lo abrazó, permitiendo que él se recargara y empezara a llorar en su pecho.

— Lo siento amor, de verdad que lo siento preciosa.— Sollozaba, Jungha tratando de controlar su corazón.— Soy una escoria, no te merezco y nunca lo haré. Eres demasiado para mí.

— Jung Hoseok, cierra la boca, eso no es verdad.

— He sido un completo ciego todo este tiempo, no me daba cuenta de lo que sufrías. ¿Cómo es que puedes soportarme?

— Ambos sacamos lo mejor, pero también lo peor de nosotros. No soy la chica perfecta, tú tampoco eres perfecto. Y así te amo.

— Pensé que me dejarías.

— Nunca haré eso, por más horrible que esté nuestra situación. Estoy confiada en el hecho de que soy la mejor persona que te puede ayudar.

— Y lo eres.— La miró.— Perdóname por no haber dejado este trabajo cuando me dijiste, pero ahora te puedes quedar tranquila, no lo volveré a hacer.

Y Jungha sintió como su alma volvía al cuerpo. Ahora ella estaba llorando.

— No sabes lo feliz que me hace escucharte decir eso.

Hoseok se acercó a ella para darle un lento beso. Le limpió las lágrimas y Jungha le limpió las de él. Jodidamente necesitaban ese beso, el beso de reconciliación. Jungha quería tenerlo más cerca, pero Hoseok cortó el beso y juntó sus frentes.

— Y eso que dije sobre Jini y Sunmi, bórralo de tu mente, es lo peor que ha salido de mi boca hasta ahora. No hay nadie como tú y tampoco pido a alguien que no sea tú, te amo y eres la mejor persona del mundo, la mejor mujer del jodido planeta.

Jungha lo miró con sus ojos brillando. Y yo no pude tener a un mejor chico...

— ¿Hoseok?

— Dime

— Te necesito.

Al diablo que yo también te necesito. Hoseok se levantó sin problemas con Jungha en sus brazos. Ella cambió la posición, rodeando la cintura de Hoseok con sus piernas y con sus brazos el cuello. Hoseok la dejó sentada en la cama y ella aprovechó para sacarle la camiseta, encontrándose ahora a una sonriente y ansioso Hoseok.

Hoseok se estiró sobre ella, rozando sus cuerpos y besando todo lo que podía. Ahora Jungha iba por los pantalones. Ella misma se había quitado la blusa, Hoseok iba por sus shorts. Estando en tan sólo ropa interior, Jungha acariciaba los músculos de la espalda de Hoseok mientras recibía sus besos en todo el cuerpo por parte de él.

— Amor, no sabes lo mucho que esperé por esto.— Hoseok volvió a su boca y antes de continuar se miraron el uno al otro.— Te amo.

Jodidamente necesitaban esto.

••••
A LA MADREEEEEEEEE, okay so escribí todo el capítulo con Fool de Winner y Apology de IKON, estaba a punto de llorar por los feels, y entonces cuando empecé con la reconciliación, sE PUSO TATTOO DE ELO FT. JAY PARK Y AHHHH NO JODAN ALTAS GANAS DE LLORAR ASÍ SUPER MEGA HARDCOREEEE


antways, no se pongan cómodas, ya las chupó el diablo (o sea yo) y este lapso de drama aún no acaba 😛

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