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029.

— ¡Él está bien, Jimin!— Le gritaba Jini a Jimin, quien la estaba persiguiendo como niño pequeño y a la vez que hablaba por teléfono con Namjoon.— Joon, este niño no me deja en paz, estaremos en Seúl esta tarde, ¿de acuerdo?

Jini asentía a lo que Namjoon le decía por la bocina y mantenía su palma frente a Jimin, frenándolo. Jungkook y Hyeji estaban divertidos viendo la escena desde el sofá. En ese momento, Hoseok y Jungha llegaron corriendo a la casa, completamente mojados y llenos de arena. Habían ido al mar.

— ¡Chicos! Nos vamos al medio día.— Les dijo Hyukjo saliendo de la cocina.

— ¡Está bien!— Contestó Jungha mientras subía las escaleras corriendo con Hoseok tras de ella.

— Tomaremos una ducha. Urge.— Comentó Hoseok.

— Okay, eso era innecesario de saber.— Sunmi le dijo, ya que en ese momento estaba saliendo de su habitación. Hoseok y Jungha no dijeron nada, el portazo de su habitación lo dijo todo.— Parece que alguien está necesitado.

Bajó las escaleras y entró a la cocina, no sin antes saludar a los pequeños y después mirar mal la escena de Jimin y Jini. Tuvo la fortuna de que Jiwoo estaba haciendo el desayuno. Y aunque Yoongi seguía dormido y probablemente se despertaría cinco minutos antes de irse, se encargaría de conseguirle algo de comida.

— ¡¿Cuándo será el día que dejes de comportarte como un niño berrinchudo?!

Jimin miró enojado a Jinyoung, sus brazos cruzados sobre su pecho, cejas juntas y los labios ligeramente elevados. Era más como un puchero que una cara enojada. Jini dejó su celular en la barra que conectaba la cocina con el comedor, ella miraba enojada a Jimin también. Y de fondo estaban las risas de Hyeji.

— ¡Perdón por querer sabes cómo se encuentra nuestro hijo!

— Bangji está bien, te lo dije mil veces cada que interrumpías mi llamada con Namjoon precisamente para saber cómo se encontraba.— Jini comenzó a caminar para ir a la sala, Jimin tras de ella.— Namjoon sabe cómo cuidar un perro.

— No es un simple perro, Jinyoung. Es Bangji. Es nuestro hijo.

— Lo sé. Por algo se lo dejamos a Namjoon. Tranquilízate, lo verás en unas horas.

Jini se tumbó en uno de los sillones, precisamente en el que no estaban Jungkook y Hyeji. La pequeña había puesto Modern Family y la castaña no pudo estar más feliz con eso. Jimin miró a Jinyoung, después la pantalla y terminó rodando los ojos, se dio media vuelta y fue a su habitación para dormir antes de que tuvieran que irse.

***

— ¡Jungkook! ¡Hyeji!

Ambos voltearon a sus espaldas, donde Sunmi y Jungha estaban gritándoles desde la casa.

— ¡Es hora de irnos!— Comunicó Jungha, ellos asintieron y las vieron volver dentro.

Hyeji miró por última vez el mar y sintió el agua tocar sus pies una vez más. Jungkook tenía su mano entrelazada con la de ella y la observaba con toda esa paz que estaba sintiendo.

— Kook, la próxima vez, hay que volver a la playa.— Hyeji miraba sus pasos, apretó el agarre de su novio y levantó la cabeza para verlo con una sonrisa.— Solos.

Jungkook mostró una gran sonrisa, emocionado por la idea y asintió sin decir nada. Cuando volvieron a la casa, todas las maletas ya estaban en la entrada y todos se estaban encargando de no olvidar nada y dejar la casa como cuando llegaron, limpia y con todo completo. Jiwoo estaba como loca checando los muebles blancos y las alfombras, obligando a todos que salieran por la puerta principal. Ella fue la última en salir y entonces Hyukjo cerró bien la casa.

— ¡Hey!— Hoseok gritó antes de subir al Mustang.— Cuando lleguemos a Seúl, nos vemos todos en la primera gasolinera, ¿está bien?

Todos estuvieron de acuerdo y subieron a los autos, y así, uno seguido de otros, partieron nuevamente a casa.

***

— Estoy comenzando a arrepentirme sobre eso de ir a comer todos juntos.— Hoseok hizo una mueca, Jungha lo miró desde su asiento incrédula. Había sido su idea, había parado a todos en la gasolinera para contarles su plan.

Habían llegado a la ciudad hace unos minutos, los edificios ya estaban a su alrededor y el sol estaba bien puesto. Realmente Hoseok no extrañaba el tráfico de Seúl y se acaba de dar cuenta.

— No puedes llamarles y simplemente cancelar, fue tu idea, bebé.

— Sí puedo.— Retó.

— Está bien, ¿y por qué de repente?

Hoseok la miró como si fuera obvio, Jungha realmente no comprendía nada. Entonces la recorrió toda con sus ojos y Jungha se confundió más. Pero no dijo nada porque le había llegado un mensaje de texto de su padre.

— Porque en el camino capté que luces realmente sexy y me has calentado.

— ¡Hoseok!— Protestó ella sin siquiera verlo. Estaba concentrada leyendo el mensaje de su padre.

— Vienes con unos cortos shorts de licra, una camiseta mía, sandalias, tu cabello sin peinar y sin una gota de maquillaje. Luces tan natural y bonita.

— ¿Y desde cuándo esta apariencia es caliente?

Hoseok la miró y Jungha lo miró a él.

— Tú eres caliente todo el tiempo.

Jungha sonrió por el comentario de Hoseok, buscó su mano y la tomó.

— Tú estás caliente todo el tiempo.— Hoseok se encogió de hombros y terminó asintiendo.— De todas maneras tendremos que cancelar.— El pelinegro la miró confundido.— Papá me necesita en casa ahora, no sé para qué.

Jungha se encargó de decirles al resto y Hoseok cambió su ruta. La residencial donde vivía Jungha estaba hasta el otro lado de la ciudad, para cuando llegaron, el sol estaba por ponerse. Jungha y Hoseok bajaron casi corriendo del Mustang y corrieron escaleras arriba a la puerta principal. El auto de Youngmi estaba aparcado en la cochera exterior y entonces Jungja se preocupó.

— ¡Papá! Ya llegamos.— Gritó la castaña desde la entrada.

— ¡Flaca, en la cocina!

Por lo menos no sonaba preocupado, eso hizo respirar a Jungha un poco mejor. Cuando entraron a la cocina, Yongjae estaba sentado en la barra y Youngmi parecía preparar un sándwich.

— ¿Ha pasado algo? ¿Por qué tu mensaje tan urgente?— Preguntó ella aún alterada, fue a abrazarlo como saludo y Hoseok hizo lo mismo, recibiendo unas palmadas por parte de Yongjae y ambos saludaron a Youngmi.

— Hola chicos, ¿tienen hambre?— Jungha y Hoseok negaron.

— Nada de qué preocuparse, hija. Es sólo que salió un viaje de urgencia, del trabajo, ya sabes.

— Un congreso, en Japón.— Terminó de explicar Youngmi, quien le puso el plato de comida a Yongjae frente a él.

— Así es y tengo que estar en el aeropuerto ahora.

— ¿Quiere que lo lleve?— Se ofreció Hoseok.

— No te molestes, hijo. Youngmi me llevará.— Le sonrió a su mujer y después se volvió a su hija y yerno.— La cosa es que tendrás que quedarte en casa de tu madre por una semana más aunque yo sólo esté tres días allá.— Jungha lo miró confundida. Esta semana era de él.— Vendrá la compañía de fumigación mañana por la mañana, yo me quedaré con Youngmi.

— De acuerdo. ¿Algo más?

— Tu mamá llega mañana de Europa por la tarde.

— Gracias a Dios.— Resopló Jungha y su padre rió, mientras Youngmi y Hoseok sonrieron por la broma de estos.

— Cariño, es hora.

Jungha y Hoseok se despidieron de Yongjae en la entrada de la casa y se metieron hasta que no vieron más el auto de Youngmi. Aunque volvieron a salir para tomar el equipaje de Jungha y dejarlo en su habitación. Lavaría la ropa después. Hoseok la ayudó a verificar todas las puertas y ventanas, encendieron las luces del exterior, regaron las plantas y aseguraron el garaje. Una vez listo todo eso, Hoseok y ella montaron el Mustang y en segundos ya estaban aparcados en la cochera exterior de la madre de Jungha.

— ¿Te quedarás conmigo hoy, verdad?— Le preguntó ella a él en su camino a la puerta.

— ¿Eso quieres?— Preguntó con tono seductor. Ella dio el primer paso dentro de la casa y Hoseok aprovechó para darle un indefenso golpe en el trasero.

— Esta casa es gigante, cuando estoy sola es tenebrosa. Claro que quiero que me hagas compañía.

Se giró a verlo y antes de que pudiera reaccionar, Jungha ya estaba saltando a él. Ella rodeó las caderas de Hoseok con sus piernas desnudas y Hoseok aseguró sus muslos con las manos. Se miraron por un segundo, ambos sonriendo con picardía, entonces se fundieron en un profundo beso, juego de lenguas y de labios, Hoseok caminaba sin ver, pero sabía exactamente donde estaba el sofá. Cuando sus piernas reconocieron el material, se dejó caer y ahora estaba sentado en el sillón de cuero con Jungha a horcajadas.

— Entonces, tú también quieres jugar, ¿verdad?— Le preguntó sobre sus labios, Jungha le mordió el inferior antes de separarse.

— Así es.— Dijo con una sonrisa mientras se encargaba de quitarle la camiseta a Hoseok. La respiración de Hobi se volvió superficial cuando Jungha empezó a rodar delicadamente sus caderas contra él.

— ¿Dónde será ésta vez?— Le preguntó. Le retiró la camiseta y después de repartir besos sobre su sostén, se lo quitó como todo un experto.— ¿Tú habitación? ¿Aquí? ¿La piscina? ¡Oh! ¿La cocina, qué te parece?

Jungha sonrió, tomó la cara de su novio entre sus manos y junto nuevamente sus labios.

— Todas me parecen tentadoras.

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estuve escuchando a the neighbourhood todo este cap y ps imposible no terminar con las cosas intenas vdd

yA ESTOY ESCRIBIENDO EL CAP QUE SIGUE, ESPÉRENLO PORQUE VENGO BIEN RECIAAAAAAA

lxs amo a todxs ❤️❤️❤️❤️

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