016.
Estaré jodido en unas horas, pero a la mierda.
Hoseok no podía negar que al leer el mensaje de Kangmin una ola de emoción lo golpeó.
El Smash Up era el único acuerdo, o tratado, que había entre los grupos. Los Marvel, Joker, Enfermos y Bapes eran los integrantes. Consistía en lanzar una señal, poner lugar y hora, y todos los integrantes se veían obligados a asistir al encuentro. No había motivo relevante para pelear, lo hacían sólo por antojo. Así es, el Smash Up era una pelea callejera masiva. Sólo había dos reglas:
No armas de fuego y no chicas.
Hobi miraba a Jimin con cara de perrito mojado.
— Vamossss...— Hablaba en voz baja, para que Jini, quien estaba en la cocina, no los escuchara.— Yo sé que quieres ir.
Jimin había asistido por lo menos dos veces a un Smash Up e incluso en ese entonces cuando era apenas un integrante de ese mundo, le había gustado. Hoseok sabía que Jimin estaría emocionado por asistir a uno ahora, con eso de que había mejorado en el boxeo, seguramente le sería fácil patear culos. ¿Y a qué chico no le gustaba sentirse poderoso por un momento?
— Quisiera, pero...— Jimin tiró de su cabeza, viendo a la cocina.— No sé.
— Eres un mandilón.— Dijo con descaro. En ese momento, Jinyoung salió de la cocina y los miró confundida al verlos tan sospechosos.
— Amor, ¿a qué hora es lo del club?— Preguntó el pelinegro con voz suave.
Jini ahora estaba sentada en la alfombra, jugando con Bangji y una pelota de tenis.
— Hasta las diez, ¿por qué?
Hoseok miró a Jimin, presionándolo. Jimin se puso de pie y estiró su cuerpo.
— Saldré con los chicos, estaré de vuelta a tiempo.— Jini miró a Jimin, pidiendo una explicación más clara.— Es un asunto de los Marvel.
Jimin yacía en el piso junto a su novia y su hijo peludo, Jini aprovechó y tomó las manos de Jimin, sus ojos buscaron a Hoseok y él la miraba con esperanza.
— ¿Debo preocuparme?
Hoseok y Jimin negaron con la cabeza. Tal vez era un rotundo sí, pero no lo revelarían. Lo importante es que no le estaban ocultando lo que harían. Jimin le dio un beso de despedida.
— Nos vemos más tarde.
***
Varios carros ya estaban estacionados en el parque cuando Hoseok y Jimin llegaron, cada uno en su auto. Hoseok dio una vuelta al perímetro en busca de los autos de sus amigos, cuando los reconoció, se estacionó donde ellos y bajó del auto para encontrarse con ellos.
— ¿Quieres?— Kangmin le ofreció una cerveza. Hoseok lo rechazó y sonrió al verlo tan emocionado que incluso no podía dejar de moverse, sus manos, pies, cejas.
A la persona que más le gustaban estas mierdas eran Kangmin. Él era el que más peleaba.
Le seguían Hoseok y Yookjo, pero no se comparaban a Kangmin. La pelea y golpes no buscaban a Kangmin, él los buscaba y perseguía. ¿Persona masoquista? No. No para Hoseok. Lo veía como una persona llena de adrenalina y emociones que eran manifestadas de esa forma.
Era una escapatoria.
Hubo un momento en el que lo fue para Hoseok también. Ahora era diferente. Pelear era divertido para él. Podías desahogarte, quitarte un peso de encima y desgastar la ira que los tropezones de la vida te hacían cargar. Pero, esa adrenalina que desarrollaba al saber que iban a golpearlo lo hacía conmocionarse y retraer una energía eléctrica por todo su cuerpo, no porque iba a ser lastimado, sino, porque iba a dar lucha y no iba a dejar que lo pisotearan.
Al momento de devolver un golpe, él se superaba. Demostraba que no podían vencerlo tan fácil.
— ¿Quiénes son los pendejos que no entienden un reloj y están tardando en llegar?— Preguntó irritado Songkyu.
Hoseok rió, haciendo que el humo que había calado hace un segundo, saliera por los extremos de su boca y nariz. Llevó de nuevo el cigarro a su boca y dio una calada más, larga y lenta, aún con el humo resguardado, pisó la colilla del tabaco.
— Oye Hobi...— Eunho le habló, su voz fue traviesa. Hoseok liberó el humo y miró a su amigo.— ¿Ya viste quién llegó?
Los ojos de todos, no sólo los de Hoseok, se dispararon al Pontiac que estaba aparcando a unos metros, donde los Joker estaban. Daejung, la persona que más odiaba Hoseok, había llegado.
— Maravilloso.— Dijo Hoseok entre dientes y una sonrisa para nada sana.
Ahora estaba furioso.
— La mierda empieza en cinco.— Dijo Hyukjo.— Tomen sus cosas y nos vemos en el centro del parque, donde está la fuente.
Hoseok fue al Mustang, abrió el maletero y sacó a Battie. Ese preciado bat de aluminio que su padre le había regalado de pequeño. Cuando era niño bateaba pelotas, ahora bateaba cabezas. No literalmente, sin embargo, ahora tenía toda la intención del mundo por batearsela a Daejung.
Jimin se le unió a la mitad del camino y juntos caminaron con el resto. Los puños de Jimin con cadenas enrolladas. Yoongi no estaba, tampoco lo esperaban. Él casi nunca asistía a los Smash Up, mucho menos ahora que no estaba involucrado como antes.
Los chicos de los otros grupos igual estaban armados, bates, palos, cadenas, alambres y cualquier otro artefacto al que le encontraban el uso para dañar y lastimar. Más de uno iba alcoholizado, era normal. La adrenalina e impotencia estaba en todos sus sistemas.
Y no supieron cuando, pero de un segundo a otro, todos estaban en contra de todos.
Pateando, dando puñetazos, golpeando con sus armas, gritando palabrotas. Hoseok no quería pelear con los novatos de los grupos, eso sería una perdida de tiempo, sin embargo, les daba uno que otro golpe para alejarlos o ahuyentaba con el simple hecho de alzar su bat.
— Pero miren a quién tenemos aquí.— Sungyeol, un Enfermo apareció frente a Hoseok. Sangre corría por su nariz y boca.
Hoseok ya estaba lastimado también, pero para nada gastado.
— ¿Y tú cómo te llamas?— Preguntó Hoseok. Lo sabía, pero quería encabronarlo con eso. Los Enfermos eran fuertes, pero no tanto como los Joker o Marvel, y se podía decir que esos dos eran los "principales". Los Enfermos tenían el resentimiento por ser así de infravalorados.
No tuvo que hacer nada más para que Sunyeol se enojara. El resto estaba a unos metros, cada quien con un contrincante en turno, muchos otros ya yacían en el suelo.
— ¿Debería irme a llorar porque el corredor estrella no me reconoce?— Yeol trató de parecer tranquilo y superior. No le funcionó.
— Puedo darte un autógrafo si quieres.— Se burló Hoseok. Giraba el bat al compás.
— No eres la gran mierda, Hoseok.— Bramó.— No eres tan bueno como piensas.
Hoseok se burló en su cara. Se acercaba sin que Sungyeol se diera cuenta de cuando acortaba la distancia. El enfermo estaba más concentrado en la sonrisa arrogante de Hoseok la cual deseaba por reventar.
— ¿Sabes en que soy muy bueno?— Apretó el mango del bat con las dos manos, preparado para batear.— El béisbol.— Y literalmente, bateó las pelotas de Sungyeol. El pobre cayó derrotado al piso, con un dolor tan jodidamente fuerte que las lágrimas salieron antes que cualquier grito o gemido.— ¡¡¡Home ruuuuuuuun!!!
Ni siquiera observó cómo Sungyeol se retorcía en el piso, él quería terminar su Smash. Se giró sobre sus talones, el bat descansando en su hombro. No tuvo que buscar, Daejung estaba caminando en su dirección. Pronto la diversión se había acabado, la furia había vuelto.
— ¡Hoseok, mi mejor amigo!— Daejung se expresó son sarcasmo. Hoseok quería borrarle esa sonrisa retorcida.
Hijo de puta.
— Cuánto tiempo, hermano.— Dijo de la misma manera, con una sonrisa arrogante.— No nos vemos desde que te pateé el culo con nuestro autos, ¿cierto?
Daejung traía dos cadenas gruesas. Hoseok dejó caer su bat, quería golpearlo con sus propias manos. Así que Daejung también soltó las cadenas.
— Tengo un amigo.— Comentó Daejung.
— No me podría importar menos, pendejo.
— Su nombre es Sungjun.— Daejung sonrió victorioso al ver el rostro de Hoseok caer y sus venas saltar.— Me dijo que tienes una nueva conquista... Y entonces me quedé pensando, ¿recuerdas a Hanbyul?— Estaban cada vez más cerca del territorio del otro.— Antes nos gustaba compartir. ¿Por qué no hacerlo de nuevo?
Hijo de la gran puta. Que se pudra.
La sangre de Hoseok hirvió como el infierno y sin pensarlo dos veces, le soltó el golpe más fuerte que su fuerza le permitió, haciendo que Daejung cayera al piso por el impacto. Su cabeza golpeó contra el cemento, pero no le importó, Hoseok se abalanzó sobre él y empezó a golpearlo con sus puños, que de blancos pasaron a estar rojos por la sangre de Daejung.
Le enfermaba incluso el hecho de que Daejung supiera el nombre de Jungha.
— No la menciones. No pienses en ella. No hagas nada, porque entonces no frenaré los golpes, imbécil.— Advirtió Hoseok después de lograr dejarlo inmóvil y tendido ahí en la fuente, todo ensangrentado.
No sucederá de nuevo. Mucho menos con Jungha.
***
A esto se refería al decir que estaría jodido.
Su cuerpo temblaba y no era precisamente por los golpes que había recibido esa tarde, sentía los nervios comérselo vivo. ¿Qué pensaría Jungha al verlo golpeado? Si bien, había cuidado que su cara fuera la menos dañada esa tarde, y lo consiguió, lo más notorio era la cortada en su ceja y era porque tenía una bandita, también estaba su pómulo rojo y raspado, pero nada muy extravagante. No en la cara. Ya que apenas y sentía su brazo izquierdo, y tenía el torso lleno de moretones.
Le preocupaba que Jungha conociera su verdadero mundo.
Sabía que ella podía resistir las fiestas de otro nivel e incluso las carreras, las cuales eran ilegales, ¿pero un grupo de chicos locos que han llegado al extremo de casi matar a alguien? Por dios, su trabajo era golpear a gente y sabía que Jungha no estaría de acuerdo con eso. A Jini le gustaba la acción y debido a que Jimin no era un miembro oficial, lo había aceptado. Jiwoo había sabido sostenerlo después de que su novio y hermano estaban afiliados. Y Sunmi jodidamente había crecido en ese contexto debido a sus primos. Jungha era una chica limpia, de buena familia y otro mundo totalmente diferente. ¿Ella sería flemática respecto al tema? Hoseok no lo creía, mucho menos que lo llegara a aceptar algún día. Tal vez lo primero sí, lo segundo no.
Frenó frente a la casa de su padre y apagó el motor del Mustang. Respiró hondo, recaudó valor y se preparó para la reacción de Jungha debido a los golpes. Bajó y fue a la puerta para recogerla.
— Papá se fue, pero dice que me quiere aquí más tardar las dos de la mañana.— Dijo al abrir la puerta, no lo había visto aún, estaba guardando algo en su bolsa. Joder, Jungha, ¿por qué un vestido? La tela parecía tan fina que parecía que en cualquier momento se desvanecería, o por lo menos era lo que Hoseok quería hacer. Ella estaba hermosa y deslumbrante como siempre. Y entonces el recuerdo de Daejung lo atacó y sabía que tenía que mantenerla alejada de ese demente.— Listo...— Lo miró con una sonrisa, la cual desapareció en el mismo instante.— ¿qué te pasó?— Su voz apenas con aliento. Hoseok presionó sus labios, sintiéndose culpable.— Oh Dios, Hoseok...
Hoseok dio un paso adelante, tomó las manos de Jungha y se inclinó para besarla y que de una vez se callara, o por lo menos lo olvidara.
— Te contaré más tarde, ¿bien? No tienes nada de qué preocuparte.
— Hoseok, eso parece mucho de qué preocuparse.— Acusó.— Sentí el pulso de tu brazo izquierdo.
— Junie...— Rogó con los ojos.— Por favor.
Jungha lo miró derrotada, no una derrota divertida, sino cansada. No era la primera vez que ella lo recibía así y Hoseok sabía que ella se hacía sus ideas sola. Y apostaba que era frustrante para ella no saber nada sobre el chico con el que prácticamente estaba saliendo.
Se estaban viendo desde noviembre, ya dos meses y no eran solamente amigos. Hoseok había conocido el mundo de Jungha y ella no le ocultaba nada. No era justo para Junie. Así que Hoseok le contaría todo.
Y lo haría hoy.
— Te lo contaré todo, en serio. Pero quita esa carita.— Rogó con voz aguda, luciendo tierno.— ¿Sí, Junie?
Jungha estaba cruzada de brazos en el asiento, no lo quería ver, pero Hoseok se estiró sobre el asiento y empezó a darle besitos hasta terminar solamente en los labios.
— ¡Ya!
— ¿Ya no estás enojada entonces?— Preguntó aún con sus labios sobre los de ella.
— Justo ahora me estás matando. Vuelve a tu asiento antes de que ni yo misma me reconozca.
Hoseok tuvo que tragar un nudo del tamaño de una pelota de golf, el calor en su ingle se hizo presente y volvió a su asiento antes de que el infierno se desatara.
— Estoy sorprendida de tus facetas, ¿sabes?— Comentó ella.— Lindo, infantil, sexy, rudo, ¿me falta otra? Apuesto que sí.— Tronó sus labios.— Muero por conocerlas todas.
Hoseok sonrió ladino.
Todo este tiempo había tachado a Jungha como un niña buena. No era así. Ella era una mujer correcta. Porque buena, nop, no lo era. Si alguien tenía facetas aquí, era ella.
— Y yo las tuyas.
Madhouse estaba a reventar, había largas filas que llegaban hasta el inicio de la calle sólo para entrar al club. Sin embargo, gracias a Jungha habían obtenido un pase rápido. Era el antro favorito de ella y sus amigas. El tema del lugar era un manicomio, pero no exactamente uno actual, sino aquellos de hace cientos de años, los primeros y que sólo la iglesia era la encargada, donde los cuartos eran cuevas y catacumbas. El las instalaciones eran iguales, en lugar de reservar una mesa, reservabas una caverna. El Dj estaba en la cueva por arriba de todos los demás. Las paredes eran catacumbas, la barra también. Todo parecía de piedra aunque no lo era realmente, las luces ámbar, rojas y más colores oscuros eran las que alumbraban y claro, los láseres de luz del equipo de sonido. Era un sitio diferente, tenebroso, con un toque nuevo, pero también viejo y aún así era genial.
— Wow, ¿por qué no conocíamos este lugar?— Sunmi estaba anonadada con su alrededor.
Era un lugar inusual.
— Porque no estamos forrados en dinero, cariño.— Contestó Yoongi.
También era un lugar exclusivo.
Hoy venían todos. Además de Hoseok y Jungha; Jimin, Jinyoung, Yoongi, Sunmi, Jungkook, Hyeji, Kangmin, Yookju y el amigo de Jungkook que Jungha no conocía, Taehyung. Sin embargo, Hoseok se lo presentó y hasta ahora habían mantenido tres temas de conversación y se habían agradado el uno al otro.
Su caverna era grande debido a la gente que asistía, pero en ese momento más de la mitad no estaban. Hoseok y Jungha estaban sentados juntos, él rodeaba su cintura y bebía de su whisky. Jungha recargada en él, pero hablando con Taehyung quien estaba sentado frente a ellos.
— Realmente, no tienen cara de cantantes.— Dijo ella divertida, refiriéndose a él y Jungkook. Taehyung se hizo el ofendido.
— ¿Sabes qué? Mejor me iré a bailar.— Se puso de pie, listo para marcharse. No lo hacía por eso, sino porque Hoseok se lo estaba pidiendo con los ojos hace rato.
— ¡No, Tae!
— Muy tarde. Me perdiste.
Y eso hizo, se tiró a perder.
Yookjo aún estaba en la mesa, pero usaba su celular e ignoraba el mundo, así que prácticamente ahora sólo quedaban ellos dos.
Jungha se enderezó y encaró a Hoseok. Él retiró el vaso de su boca y la miró. Jungha se acercó y lo besó, llevándose consigo el sabor puro de whisky y Hoseok. Algo quiere.
— Hobi, hemos bebido ya, hemos charlado ya y hemos bailado ya. Quiero que me cuentes lo que tenemos pendiente.
Hoseok suspiró. Jungha pudo haberse esperado una o dos horas más antes de exigir la verdad, sin embargo, ver a Kangmin y Yookju golpeados y escuchar a Jini lamentarse por los manos magulladas de Jimin, le habían despertado el interés muy rápido. Hoseok entrelazó sus manos.
— ¿No hay un lugar más privado?
Jungha se puso de pie e hizo que la siguiera, subieron por las escaleras de piedra hasta llegar a la terraza con vista a la ciudad. La música aún se escuchaba, pero no bloqueaba la comunicación. Casi nadie iba ahí, la fiesta siempre estaba buena allá abajo que ni tiempo había de subir. Tomaron asiento en uno de los sillones de palets que adornaban el sitio. All We Do de Troy Songz se escuchaba desde adentro.
Esa canción, el sensual vestido de Jungha y ella, no ayudaban mucho que digamos.
Sólo hazlo rápido, Hoseok. Al grano.
— Y bien...— Incitó ella. Hoseok se perdió en sus ojos que brillaban en la noche. Eran color avellana. No era común ese color en los asiáticos. Mal momento, concéntrate.
— Hay un grupo de chicos, se hacen llamar los Marvel. No te rías,— Pidió antes de seguir.— decidieron ese nombre después de entrar ebrios a ver Avengers y así se quedó.— Jungha no rió, pero sí sonrió divertida. Bueno, está calmada.— Empezaron siendo un grupo de amigos locos que les encantaba romper las reglas y divertirse, todo era genial en aquellos tiempos, sin embargo, con el pasar de los años, se volvieron como las pandillas de los 80's, ¿las recuerdas?— Preguntó con curiosidad, Jungha negó con la cabeza.— Peleas, enemigos, asuntos ilegales y esa mierda.— Ahí fue cuando la expresión de Jungha cambió a una seria, tal vez preocupada o asustada. Hoseok no podía descifrarla.— Yo soy parte de ese grupo.
Silencio total.
— Si te asusta, lo acepto. Si te parece malo, lo acepto. Y si por esto quieres dejar de hablarme, también lo acepto.
Jungha no dijo nada.
— Entonces, por andar con tus amigos, ¿es por eso que llegas golpeado?
— Sí.— Y por mi trabajo.
— ¿Y eres feliz haciéndolo? ¿Buscando pelea? ¿Salir lastimado?— Seguía calmada. Pero se escuchaba la ligera desaprobación en su voz.
Hoseok apretó los labios.
— ¿Te gustan las montañas rusas?— Jungha asintió.— Se siente genial toda esa adrenalina y energía acumulada en tu cuerpo, ¿no?— Volvió a asentir.— Pues imagina que para mí, estar con mis hermanos, enfrentando el miedo y emoción de una pelea o carrera, es lo mismo que una montaña rusa...Multiplicado por diez.— Sonrió. Una sonrisa muy sincera.— Nos gusta romper las reglas. Para eso fueron hechas, para romperlas. Amamos desafiar lo que nos frena...
— Les gusta luchar y defender sus ideas... Por más locas que sean.
Y Hoseok no se había dado cuenta de cuando la expresión decepcionada de Jungha pasó a ser una anheladora.
— Tal vez pienses que soy una mala persona por pelear y todo eso, pero...— Tomó aire, iba a decirle sólo una parte de la verdad.— No lo soy. Porque la gente con la que peleo es igual o peor mierda que yo.
Jungha no pudo más que sonreír y dejarse caer en el pecho de Hoseok, el cual dolió, pero no lo mostró, al contrario, la abrazó y pegó más a su cuerpo.
— ¿Hoseok?— Llamó con voz suave. Sus ojos avellana atacando los oscuros de Hoseok.
— ¿Sí?
— I need a gangsta, to love me better...
— ¡Oh Dios, no lo hiciste!— Hoseok empezó a carcajearse sin importarle el dolor de su abdomen al reconocer la canción y captar lo que decía.
Por fin se pusieron de pie para irse de la solitaria terraza con bonita vista. Jungha quería ir al baño para comprobar que todo estuviera en orden y a pesar que le dijo a Hoseok que podía adelantarse, él decidió acompañarla y quedarse afuera en la puerta como un guardaespaldas. El baño de chicas estaba solo. ¿En serio? ¿Aquí también? Se preguntó al ver la opaca iluminación. Como pudo arregló su maquillaje y cabello. Después entró a un cubículo para acomodar su vestido. Era lindo, siempre le había gustado, ceñido al cuerpo, con tela tan fina y suave como la seda, con brillos, le llegaba un poco abajo de la mitad del muslo. Puede que ella no tenía un gran pecho, pero sus piernas eran musculosas debido a la gimnasia que había practicado toda su vida, y no era una chica sin trasero, además su madre le había enseñado a vestir y era útil después de todo.
— Mierda— Murmuró cuando intentó correr el pestillo para abrir la puerta. Estaba atorado.— Oh no.
Su teléfono lo había dejado en su bolso, el cual estaba en la caverna. La música era tan alta que dudaba que alguien escuchara sus gritos... Entonces recordó que Hoseok estaba afuera.
— ¡Hoseok! ¡Hobi! ¡Hoseok! ¡¿Me escuchas?!
Nada.
Preparó sus pulmones para gritar aún más fuerte, pero escuchó movimiento en la puerta y la ola fuerte de música entrando y cerró la boca de golpe.
— ¿Junie?
Hoseok.
— ¡Hobi, ayúdame!
— ¡¿Qué pasó?!— Lo escuchó más cerca. La puerta estaba cerrada de nuevo y la música fue amortiguada.
— Entré para acomodar mi vestido y cuando quise salir, me di cuenta que la puerta se atoró.
Silencio de nuevo.
— Párate en una esquina.— Pidió. Jungha se confundió pero aún así lo hizo. El cubículo era amplio de todas maneras.— ¿Ya?
— Ajá.
Y como ver a un rayo pasar, Hoseok aterrizó adentro del cubículo.
— Hola.
— ¡¿Qué demonios?!— Miró por donde había saltado y después a él, así como por tres veces.
Hoseok fue a la puerta y comprobó que estaba atorada, pudo haberla abierto si aplicaba fuerza o simplemente abrir la puerta de una patada. Sin embargo, estaba a solas con Jungha y ese endemoniado vestido. No llegaría tan lejos... Sólo una probadita.
Los ojos de Jungha se abrieron de par en par al sentir las grandes manos de Hoseok en sus caderas, apretarlas y atraer su cuerpo al suyo. Igual le agradó. Sentir el calor de Hoseok era agradable, cálido, absorbente... Subió sus brazos y rodeó los hombros de Hoseok, ambos se miraban a los ojos y sin esperar más, unieron sus labios. Hoseok devoraba el labio inferior de Jungha, pero entonces ahora ella lo devoraba a él. Sin permiso, simplemente dominándolo. Las manos de Hoseok cubrían el trasero de Jungha. Ella abrió su boca, invitando a Hoseok a explorar y obvio que aprovechó. A la mierdaaaa. Quería más, pero estaban en un jodido baño público. Jungha sondeaba en la boca de Hoseok y él estaba luchando con todas sus fuerzas para mantener su polla bajo control por el hecho de que sus cuerpos estaban literalmente pegados. No quería que ella lo sintiera tan pronto. Se separaron, las respiraciones artificiales y mezcladas.
Eso es un puto beso.
— Me falto confesar algo más, nena.— Dijo sin aliento.
— ¿Qué?
— Quiero, jodidamente, quitarte ese vestido.
••••
WHATS FUCKING UPPPPPPPPPPP
¿se acuerdan de daejung? ¿hanbyul? ¿quién es ella? ¿jungha de verdad le había contado todo sobre su verdadera vida a hoseok? nADIE SABE, NAAAAAAAAADIE, sólo yo 🌚🤙🏾
¡espero les guste como está yendo todo este showwwwww!
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