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002.

Habían pasado dos semanas desde que Hoseok ingresó a la academia; en total había asistido a ocho clases y en todas le había ido de maravilla. Por su forma de ser tan carismática y extrovertida, se había adaptado bien con todos, sus compañeros y maestros, incluso los encargados del aseo. Pronto se hizo de los destacados de la clase y eso era algo que lo ameritaba.

Antes, el tiempo que pasa en la academia, lo pasaba acostado o haciendo cualquier otra cosa inútil. Hacer algo productivo lo hacía sentirse mejor persona que antes.

Y lo mejor era que, su actividad con los Marvel no había cambiado en lo absoluto.

Sin embargo, había algo que lo tenía muy picado las últimas dos semanas, y eso era nada más y nada menos, que la chica que vio el primer día. La que parecía estar molesta. Bueno, ella seguramente estuvo siete de los días que conformaban las dos semanas y en esos días, su semblante siempre fue el mismo, uno molesto. ¿Pero por qué a Hoseok le llamaba tanto la atención? Fácil podía decir que porque la chica era hermosa; rasgos finos, una melena de cabello corta pero muy bien cuidada, y lindo tono de piel. Pero no, eso no era. Lo más probable era por el hecho de que la chica siempre estaba mostrando un puchero y enojada.

Hoseok salía de la academia y como lo esperaba, allí estaba la chica, en el mismo lugar que siempre, recargada en el mármol que tenías que sacarle la vuelta para entrar al estacionamiento. Esta vez hablaba por teléfono y Hope no pudo evitar poner atentos sus oídos.

— Es que no es justo.— Se quejaba.— Sabes que no es ningún problema para mí, pero me lo pides cuando tengo planes familiares, ¡justo como ahora!— Alzó un poco su voz, pero al ver que las pocas personas a su alrededor la miraron, se giró apenada.— Aún le queda una hora de clases y yo tengo que estar con papá en quince. Tomaré un taxi, lo siento, pero tendrás que venir tú.— Y colgó, con un movimiento brusco metió el celular en la bolsa que llevaba.

Hope sonrió al momento de pasar frente a ella, pero fue cuestión de un segundo para que se girara sobre sus talones y sus pasos tomaran dirección a ella.

— Hey, accidentalmente escuché tu conversación y...— Empezó a hablar, pero se pausó al notar que la chica lo miraba ligeramente asustada, pero después hizo una mueca de disgusto.— Y me preguntaba si necesitabas ayuda.

Ella dio unos pasos para atrás, aún con la mala cara en ella.

— Eres raro.— Fue lo único que dijo.

— Lo sé.— Hoseok sonrió.— Pero también sé que un taxi no hace un viaje de quince minutos.

La chica abrió los ojos y pensó: Wow, de verdad escuchó mi llamada. Entonces miles de pros y miles de contras retumbaron en su cabeza; empezando por los pros, era verdad lo del taxi y siendo que el chico era el dueño del estruendoso Mustang, podía llegar a tiempo. Contras, podía ser un loco que en lugar de llevarla con su padre, la secuestraría, lo cual lo veía muy imposible, ya que se topó con él en la academia, eso le daba a entender que no era un secuestrador psicópata.

— Supongo que un Mustang puede llegar...

— ¿Cómo sabes que tengo un Mustang?— Ahora el asustado era él.

— Bueno, creo que el señor del puesto de revistas, yo y toda la academia tenemos en cuenta que el auto deportivo es tuyo.— Mostró una pequeña sonrisa que hizo a Hoseok sentirse más confiado.— Siempre sales de una manera... Mmh, ¿extravagante?

— Creo que es la única manera de salir de un estacionamiento con un Mustang.

Ambos sonrieron y asintieron, fue entonces que ella estiró su brazos, tendiéndole su mano a el chico desconocido del Mustang.

— Bae Jungha.

Los ojos de Hoseok terminaron en la mano de ella y la tomó. Se sentía tan pequeña y delicada junto a la suya.

— Jung Hoseok.

— Y bueno...— Jungha alargó.— Ahora sólo me quedan diez minutos.— Apretó la correa del bolso que cruzaba por su pecho.— Sí te acepto el aventón.

— Lo mejor será que no perdamos tiempo.

Prácticamente corrieron al auto de Hoseok, el grandioso Mustang. Subieron a sus respectivos asientos y Hope no se demoró en encender y arrancar, saliendo del estacionamiento de la misma manera que lo hacía siempre: de una manera sorprendente y digna de un Mustang. Jungha le dijo la dirección y debido a que era un hotel elegante y muy prestigioso, Hoseok sabía dónde era; todo el mundo lo sabía.

— Mmh...— Jungha miró la hora en su teléfono y entró en crisis.— ¿Te importa si me cambio aquí?

— ¡¿Qué?!— Por poco y da un frenón, pero se conformó con tragar duro.

— En el asiento trasero. Es que, apenas alcanzaré a llegar, mi plan era cambiarme en el baño de damas, pero creo que no alcanzaré.

— Claro, no hay problema...

— ¡Gracias!— Pasó la correa por su cabeza, liberándose de la mochila y lanzándola para atrás, seguido ella se pasó a los asientos traseros.— No te pongas nervioso.— Sonrió.— Sé cómo cambiarme sin dejar nada a la vista.— Sacó la ropa de la mochila.— Ya sabes, años de práctica.

— ¿Años de práctica?— Hoseok luchaba con no ver tras el retrovisor.

— Todas esas veces que le dije a mamá que iba a noches de estudio cuando en realidad me iba de fiesta.

— ¿Te cambiabas en el auto?

— Yup.— Pasó el vestido por sus piernas y una vez que lo tuvo en su lugar, se deshizo del short de mezclilla que llevaba, agarró los tirantes del vestido y los pasó por sus brazos, ahora se hizo cargo de la blusa, una vez que su antigua vestimenta estaba en la bolsa, subió el cierre del lindo vestido color rojo fucsia.— Casi termino.— Se volvió al asiento de enfrente; se quitó las Converse y se colocó los tacones negros a juego. Se dio una mirada al espejo y lo único que hizo fue retocarse los labios, lo demás estaba bien, por último, peinó su cabello con sus dedos.— Ya quedó.

— ¿Qué pasó con la chica de hace dos segundos?— Preguntó al verla totalmente cambiada.— No tengo ni idea a dónde vas o a qué, pero seguramente serás la mejor.

— Gracias, tomaré eso como un cumplido.— Sus mejillas se tiñeron rojizas y sonrió.— Me dirijo a un evento del hospital de mi padre.

— ¿Tu padre tiene un hospital?

— Es el negocio familiar y mi padre es el doctor en jefe y presidente actual. Es el Hospital Baeguwon del Noroeste.

Hoseok alzó sus cejas asimilando que estaba con la hija de uno de los mejores doctores del país.

— ¿Bromeas? Es el mejor hospital privado en Seúl. Y está situado en la zona adinerada. ¿Tú vives por esos rumbos?

—Algo así.— Suspiró, pero su ánimo aumentó al captar que Hoseok entraba al hotel y que faltaban dos minutos todavía.— Pero eso te lo contaré después.

— Eso significa que hablaremos en otra ocasión.— Sonrió y Jungha le devolvió la sonrisa al bajar del auto.

— Sí. En serio, muchas gracias. Te debo una grande.

— No, no te preocupes.— Hizo un movimiento con su mano.

Jungha pasó un mechón tras su oreja y se alejó del auto mientras sacudía su otra mano en forma de despedida a la vez que repetía "gracias". Hoseok la observó entrar por las elegantes puertas del hotel y fue entonces que arrancó con un gran sonrisa adornando sus labios.

Qué chica...

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ya me vOY A DORMIR, aunque, tengo cosas que decirles... lo haré el próximo cap, luv u all 💖🤑

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