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Último extra

El día era realmente hermoso. El calor solo era un complemento que no asfixiaba el ambiente. La luz del sol daba de lleno en la plaza principal y su luz rebotaba en la fuente de agua que danzaba a su gusto. La decoración era de un naranja parecido al dorado, similar al color del cabello natural de Ross, cuando no se lo teñía claramente. Como acompañamiento, el color negro, poco usual, le daba elegancia a varias mesas y sillas.

Había una enorme mesa justo delante de la fuente, con un mantel dorado de detalles negros. Floreros llenos y varias copas de cristal estaban amontonadas en una perfecta pirámide que Kaspar y Ezra habían logrado con su mayor esfuerzo y paciencia. Cerca, estaban varias otras mesas y sillas acomodadas dejando un leve espacio al medio.

La torta pedida estaba saliendo ya con una sombrilla para evitar el sol. La mesa con ruedas era transportada por Rina quien lucía su elegante vestido vino cuyo color se degradaba al medio hasta convertirse en un negro profundo. Sus altos tacones no le impedían caminar el recorrido hasta posar la torta a lado de la mesa con copas. Todos suspiraron al ver que la boda ya estaba empezando.

Más invitados empezaron a llegar. Grandes camiones de la manada habían sido puestos para ir a recogerlos a diferentes ciudades. Adam dio la idea y sus centinelas se encargaron de conducir. Los autos se estacionaban en la entrada de la manada donde los hombres de los lobos negros vigilaban la seguridad y revisaban las invitaciones. Todos ellos uniformados con camuflaje gris que les daba la soltura para pelear si es que era necesario.

De la primera camioneta salieron una familia muy sonriente. El esposo de Rina tenía a sus dos cachorros en sus brazos. El hombre mostraba la misma elegancia que su esposa. Su largo cabello rubio estaba atado en una coleta bajo y sus fuertes brazos sostenían a sus hijos con facilidad. A su lado, varios centinelas se veían realmente pequeños. Los pequeños saltaron de los brazos de su padre en cuanto vieron a Rina a lo lejos.

En la segunda camioneta estaba otra familia que Ross había decidido invitar de última hora. No los conocía muy a fondo, pero los reconocía como amables con sus hermanos. Cindy fue la primera en salir, la guepardo lucía un vestido plateado corto mientras su esposo un traje café oscuro. Ambos tenían a sus ya grandes hijos de las manos y lucían alegres por ver el nuevo hogar de Luka y Luis.

Los centinelas de la manada de los lobos grises acompañaban a los invitados a sus distintas mesas. La torta era el personaje principal hasta ese momento, tres de ellas que tenían cuatro pisos. El piso inferior de todas ellas era color crema con algunas rosas de azúcar dorada, el segundo piso era azul marino cuya decoración tenía una textura de rombos. Las dos siguiente capas intercalaban el mismo color. Encima de una torta estaba la figura de un guepardo tallado en madera, de ese mismo material, la siguiente torta tenía un lobo. Las otras dos tenían dos humanos. Representando la dualidad de la pareja.

La familia de Drake llegó en su propio auto. Jhessica se dejó ver por primera vez y su silueta era similar a la de una modelo de pasarela. Su largo y ondulado cabello castaño caía en una coleta bien acomodada hasta su diminuta cintura. El vestido palo de rosa solo acentuaba su pálida piel. Drake a su lado lucía como un guardaespaldas mediocre.

En cuanto la cuarta camioneta se estacionó varios guardaron silencio. Sussane bajó ayudada por uno de los centinelas. Su vestido verde botella lucía simple, pero elegante, de corte recto, pero gran escote. Sobre su cabeza tenía un sombrero del mismo color que por la forma ondulada ocultaba uno de sus ojos. Iba sola.

Más invitados llegaron, como la alfa de la manada de los tigres. La mujer era diversión pura. Lucía un traje cuyo saco terminaba en su cintura y el pantalón acentuaba sus largas piernas. Sus guardaespaldas lucían igual de arreglados que ella.

Cuando la mayoría de los invitados llegó, decidieron empezar.

Luis y Dunkel fueron los primeros en salir. Luis tenía un suave traje celeste claro que combinaba con sus ojos. Dunkel al no querer opacar a su pareja decidió usar uno negro. Ambos eran la pareja más adorable del lugar. Se sentaron en la mesa en la que Adam y Luka estarían después.

Adam dejó sus trabajos de alfa y salió de la casa principal. Como era costumbre llevaba un traje de color gris claro, pues al no poder usar blanco ese tono era el más parecido. Los bordes negros en los bolsillos y solapas brillaban. Sus zapatos blancos con suelas negras y corbata blanca fueron su debilidad para aquel día. Se sentó junto a Luis y Dunkel mientras esperaban el comienzo de todo.

Kaspar tenía un traje con combinaciones de gama café. Ezra había mandado a diseñar el modelo personalmente para su pareja y por esa razón le entraba y ajustaba a la perfección. Mientras Ezra usaba el usual traje vino que gustaba con una camisa negra y cortaba guinda. Ambos acompañaron a Luis, Dunkel y Adam en la mesa.

—¿En serio estoy haciendo lo correcto? —Ross veía sus zapatos con algo de duda— Voy a darle mi vida a alguien.

—Te estás casando, no suicidando —Luka soltó un bufido parecido a una risa. Sus manos estaba ocupadas alisando el traje de su hermano—. Ustedes dos son el complemento perfecto, todo estará bien.

Ross detuvo las manos de su hermano y las sostuvo con fuerza. Habían pasado todo para llegar a ese momento. Ross asintió decidido y Luka imitó el gesto antes de salir de aquella cabaña.

Luka caminó a toda prisa hasta la siguiente cabaña donde Nick estaba listo para salir. Entró dando dos toquidos a la puerta y con una sonrisa en el rostro le informó que Ross ya estaba listo. Entonces ambas puertas se abrieron y los dos novios se vieron fijamente. Entrarían al mismo tiempo. Se tomaron de las manos y decidieron que aquello era lo que estaba bien, que no debieron esperar tanto.

La voz de Luka llamó la atención de varios hacia el centro. Su traje era un saco café claro, parecido al de su cabello. Camisa celeste oscuro, chaleco café oscuro y corbata del mismo tono. Su pantalón era del mismo color que su chaleco. No tenía la estabilidad en su voz como para mencionar lo que pasaría así que con sus dos manos señaló al fondo donde la pareja estaba preparada para entrar.

Delante de ellos estaban dos pequeñas niñas con canastas de flores en sus manos. Sus vestidos perla las hacían adorables. Una de ellas lanzó los primeros pétalos blancos que marcaban el camino hacia el centro de todos. La segunda niña lanzó pétalos rojos que le daban más vida al lugar.

Después de ellas siguió otra que entre sus manos llevaba un cojín en forma de corazón, de color naranja, el anillo estaba encima de esta y asegurado con una cinta ploma.

Ross usaba un traje blanco que tenía en los bordes de su saco una cinta dorada, su color favorito pues se parecía al oro. Un pañuelo sobresalía de su bolsillo izquierdo y el moño de una corbata de tela se encontraba escondido en un detalle plateado. El resto de la corbata se perdía bajo el chaleco blanco de botones dorados que llevaba.

Nick tenía, de igual forma un traje de color blanco. Las solapas de su saco eran negras al igual que el borde de sus bolsillos. De su bolsillo de pecho izquierdo sobresalía un pañuelo negro. Llevaba un pantalón blanco, zapatillas negras y corbata negra de moño. Su usual cabello despeinado estaba recogido hacia atrás gracias al paciente Kaspar que arregló cada mechón con precisión.

Karen, como una de las alfas de la manada se levantó y los esperó en el centro de todo. Su vestido azul con una falda abultada la hacían lucir como una princesa. Ella iba a ser quien los case.

Bastaron pocos pasos para que todo empezara. Las personas se pusieron de pie ante la pareja y Karen les dio a cada uno el papel con los botos que habían preparado. Nick sería el primero.

—Nos tomó dos años de separación comprender que nos hacíamos falta —Nick tenía las mejillas rojas y cambiaba de mano el papel cada ciertas palabras—, cuatro años saber que íbamos tan enserio como para casarnos. Si tuviera la oportunidad de ver nuestra vida como una película lo vería todos los días, porque cada momento ha sido especial, no perfecto, pero exacto para hacernos felices. Te amo y mi promesa es amarte hasta el último de nuestro días.

Todos aplaudieron ante ello. Adam incluso se levantó de su asiento, ver a su amigo así de feliz le alegraba.

Ross no había preparado ninguna palabra. En  todo el momento de la preparación de la boda no se sintió inspirado como para poder escribir lo que realmente sentía sin que su orgullo le jugara una mala pasada. Por  eso sujetó el papel en blanco y fingió que estaba leyendo.

—Nunca pensé encontrar a alguien que se quedara a mi lado y prometiera amarme para siempre —Ross vio fijamente a Nick—. En serio, me mostraste un mundo que antes nunca hubiese querido probar. Mi plan a futuro era tener tanto dinero como pueda, pero a cambio te tengo a ti y no me arrepiento de ello. Creo que te amo lo suficiente como para pasar lo que resta de mi vida contigo.

Ross nunca aceptaría un sentimiento tan fuerte como lo era el amor. Nick le sonrió y de un jalón lo atrajo a él para abrazarlo. El beso selló su unión.

Karen suspiró y aplaudió conmovida por el momento.

Todos los demás la siguieron en aplausos.

La música estaba a cargo de Ezra quien había comprado grandes parlantes solo para ese momento. Además contrató un buen Dj para esa clase de eventos. Por lo que la música era relajante y estimulante al mismo tiempo.

Ross y Nick fueron a sentarse donde sus demás amigos y hermanos. Luka y Luis los felicitaron de inmediato. Quizá al principio su relación no era la mejor, pero con el peso de los años se habían vuelto inseparables. Cada uno de ellos estaría para el otro en cualquier situación sea buena o mala como hermanos, como familia y como manada.

Los siguientes en felicitarlos fueron Kaspar y Adam. La amistad de los dos con Nick  tuvo sus altibajos, buenos y malos momento los separaron y volvieron a unir. Sin embargo, en cualquier momento, ya sea el peor, como cuando desterraron a Adam de la manada; o en el mejor, cuando Nick volvió con Ross. En cada uno de ellos se acompañaron y apoyaron.

Ezra sujetó a Kaspar de la cintura y aseguró que la próxima boda que se haría sería la de ellos. Para esa igual botarían al casa por la ventana.

Pero ahí estaban, todos y cada uno de ellos, después de recorrer un largo, difícil y divertido camino tenían a su felicidad junto a ellos. No se arrepentían de nada porque cada momento los hizo llegar hasta ese momento.

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