Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6. Padres

Ross tuvo razón en una cosa, en cuanto la amistad de Adam, Nick y Kaspar volvió, el menor de los tres a penas y podía ver a alguien más. Querían recuperar todo el tiempo perdido. Y cuando Ezra intentaba, tan siquiera un poco, acercarse al castaño, era moderadamente echado a un lado por los dos mayores. Nick y Adam lo cuidaban como si fuera su hermano.

Ezra solo lamentaba su suerte a lado de sus dos nuevos amigos. Luka y Ross también se vieron un poco desplazados por el retorno de aquella amistad de años. Pero, contrario a Ezra, los dos lucían felices en su espacio personal sin los lobos que interrumpan su paz, simplemente eran más arraigados a su parte felina. Incluso con aquella diferencia, Ezra sentía una gran afinidad hacia ellos. Entre gatos podrían comprenderse mejor.

Con aquella reciente unión Ezra comprendió muchas más cosas respecto a ese nuevo mundo de cambia formas y su propia naturaleza. Como el hecho, que le pareció sorprendente, de la unión que tenían Luka y Adam. La mordida en el cuello de una pareja significaba pertenencia, lealtad y eternidad uno a lado del otro. Ezra sintió un poco de egoísmo en aquella acción, pero de un momento a otro quiso tener el coraje de ir a por ello con Kaspar.

Ross, sin embargo, le indicó que no era completamente necesario para una pareja. Su ejemplo era propio, el cariño que se tenían él y Nick incluso parecía estar casi a la par con el de los dos enlazados. Aun así Ezra seguía viendo la marca de Luka en el cuello. Teniendo un poco de envidia.

Su momento de intercambio de hazañas y recuerdos fue interrumpido por los neumáticos de un Sedan rojo. El polvo que se alzó a su alrededor fue suficiente para llamar la atención de todos. Incluso más cuando el alfa de la manada corrió hasta el lugar percibiendo el aroma humano, algo que los suyos todavía no aceptaban.

Kaspar llegó tras Adam junto a Nick quien solo necesitó de un pequeño y suave empujón a Ross para llevarlo a su lado.

Del sedan bajó una arreglada Rina quien traía unos aretes largos y un vestido de gala, su semblante preocupado alertó a todos los demás. De inmediato varios centinelas se acercaron al alfa y después se dispersaron para proteger a los de la manada. El lamento de Rina los hizo estar más tensos ante la presencia que traía en su auto rojo. Ross quiso mantener la calma, pero nunca había visto a su amiga de esa forma.

—Arruiné mis zapatos rojos —Rina chilló un poco al ver la suciedad en la tela de terciopelo de sus tacones altos.

Los centinelas y todos los demás presentes se relajaron un poco. Rina bufó y se sacó los altos tacones, sin importarle la suciedad que pisaban sus pies. Ross, al ser el más cercano a ella se acercó y revisó lo que ella traía en el auto, o a quien es que llevó hasta la manada. Rina pocas veces los visitaba, pero siempre traía algo sorprendente en cada llegada, como cuando una vez llegó con el paradero de Luis.

Ezra se percató de inmediato de los aromas conocidos y sonrió cuando vio una cabellera larga y roja. Hizo a un lado a los centinelas frente a él y caminó hasta posarse en la puerta del auto. Rina estaba demasiado ocupada contando su pésimo día a Ross quien parecía reír por ello.

Ni siquiera se percató de la presencia de Kaspar a un lado suyo. Ezra vio con asombro a su ex esposa sosteniendo a un cachorro león quien tenía lágrimas saliendo de sus ojos castaños.

Kaspar también los reconoció por lo que volteó y con una mirada de alivio comunicó a los demás que no se trataba de ninguna amenaza. Los centinelas rompieron la formación y acompañaron a los ciudadanos a sus respectivos hogares. Adam debía volver a su trabajo por lo que después de darle un beso en la frente a Luka y abrazar a Mark, los dejó, Nick lo acompañó.

—¿Quieres explicarme esto? —preguntó Viviana mientras alzaba al pequeño cachorro de león— cuando me dijiste que tu familia era de esos cambia formas, no pensé que era un maldito león.

Ezra carraspeó la garganta deteniendo la risa por ver a su ex esposa tan nerviosa hasta el extremo de que su siempre semblante serio y tranquilo se haya destrozado con los cabellos desarreglados. El leve codazo de Kaspar le indicó que no había sido tan discreto como pensó, por lo que se puso serio y volvió la mirada a su esposa quien tenía el ceño fruncido.

El pequeño cachorro seguía llorando mientras intentaba hablar lo que resultaba en una especie de maullido mal elaborado. A pesar de la seriedad del asunto, Ezra se sintió conmovido por la ternura de su hijo, se sintió orgulloso de ser padre a pesar de haberse equivocado ya muchas veces.

—Es su primer cambio —indicó Rina, desde la otra puerta del auto intentaba darle ánimos a Viviana para que no se alarmara—, al nacer como humanos y vivir como uno, el primer cambio es un tanto confuso, pero estará bien. Lo que toca es que le enseñen a cambiar a su forma humana.

Viviana, incluso asustada y con rasguños en sus manos abrazó a su hijo para susurrarle que todo iba a estar bien. Ezra por su parte intentó acercarse recibiendo un leve gruñido por su hijo. Debía aceptar que tampoco era de mucha ayuda en ese momento.

—Lo usual es que la madre o el padre, al ser de la misma raza, le enseñe a cambiar —explicó Rina tomando los zapatos negros de repuesto del asiento trasero—, ya que su madre es humana, eso solo deja al padre como alternativa.

Ezra tembló un poco. Cambiar a su león. Significaba ser lo que siempre aborreció en toda su vida, Ezra simplemente odiaba la parte que su traicionera familia le había heredado y volver a su forma animal solo haría que todo ello vuelva a él. Para él significaba aceptar ser hijo de sus odiosos padres y hermano del interesado Alix. Por eso retrocedió, de pronto sintió el collar una vez más en su cuello.

Rina entrecerró los ojos intentando comprender aunque sea un poco lo que ocurría. Con solo una mirada pareció acercarse a la realidad.

—Necesita a su padre —Volvió a indicar Rina—, el cachorro está asustado y probablemente esto alimente su repudio hacia su forma animal.

Ezra la vio un momento antes de dirigir su mirada hacia Kaspar, esperando ser un poco comprendido. Pero la duda en los ojos del castaño solo le confirmó que en ese momento estaba solo.

Tragó un poco de coraje y avanzó, dispuesto a cambiar a su forma animal para así enseñarle a su hijo. Lo haría porque era su deber como padre y porque su pequeño lo valía. Se sacó su camisa blanca dejando ver los músculos desarrollados que poseía. Ante ello, Kaspar desvió un poco la vista al igual que Viviana.

Sin embargo, cuando quiso cambiar la asfixia en su cuello lo detuvo. Ezra no podía cambiar.

—Que problema —susurró el pequeño Mark quien todavía estaba sujeto de la mano de Luka.

Rina suspiró al igual que Ross y Kaspar comprendiendo, recién, el lío en todo ello, con un león que no podía volver a su forma animal y un cachorro que no regresaba a humano. Viviana miró a todos lados, preocupada al ver la última opción desvanecerse. Temía que su hijo viviera como un león toda su vida.

Un pequeño lobo blanco pasó entre ellos hasta llegar al cachorro de león. El albino elevó su rostro hasta chocar su nariz con el felino quien bajó del regazo de su madre. Viviana observó todo con asombro sin descuidar ningún momento a su hijo. Los mayores se acercaron con la misma intención, cuidar del cachorro del alfa.

El lobo albino retrocedió hasta salir del auto y en cuanto cerró sus ojos su cuerpo volvió a ser el de un niño humano. De inmediato Luka lo cubrió con su propia ropa. Mark sonrió antes de dirigir una última mirada al pequeño león.

En cuanto Luka cargó entre sus brazos a Mark, el pequeño león saltó del sedan y se inclinó para cerrar los ojos. En cuanto lo hizo, el chillido que escapó de él fue indicador del comienzo de aquel majestuoso proceso de cambio. El niño volvió a ser un pequeño humano de cabello rubio y ojos café oscuro. Al sentirse otra vez sobre sus dos piernas corrió a los brazos de su madre.

Ezra asintió y retrocedió, sintiéndose tan mal consigo mismo por no haber podido ayudar a su hijo. Suspiró derrotado y ni siquiera intentó acercarse al niño al ya saberse ignorado. Solo escuchó el sonido del auto partiendo. 

—Gracias —susurró hacia el pequeño albino en los brazos de Luka.

—¿Estás bien? —preguntó Kaspar— ¿ocurre algo con tu forma animal? Hay una doctora que podría verte.

—Estoy bien, creo que fue mi cobardía —respondió Ezra arreglando su camisa al mismo tiempo que caminaba hacia la cabaña en la que se estaba quedando.

Luka, al percatarse de ello abrió los ojos más de la cuenta.

—Si el problema es tu forma animal, solo necesitas que alguien más te lo explique, tal como Mark lo hizo con tu hijo —afirmó Luka, deteniendo el paso del rubio& Ross y yo estamos algo ocupados, pero Kaspar podría ayudarte con ello.

Ross entendió rápido lo que su hermano trataba de hacer y asintió con más fuerza de lo usual. En segundos los dos guepardos desaparecieron.

Cuando alimentaba un sentimiento durante mucho tiempo entonces era mucho más difícil superarlo. Kaspar aprendió aquello en los meses que estuvo separado de su mejores amigos. Sin embargo, también sabía que aquel dolor y casi rechazo a su forma animal había sido alimentado por Ezra desde la infancia. Fuera de ello tenía entendido que le fue prohibido en muchas ocasiones. 

El rubio lo observaba con seriedad. Incluso si aceptó sus sentimientos hacia Kaspar desde hace poco ese tema era demasiado serio y no sabía qué esperar.

Ezra se hubiera rendido en seguida. El hecho de tener que cambiar a su forma animal le causaba arcadas y tampoco tenía demasiada prisa en aprender. Pero cuando su celular sonó y vio el nombre de Viviana como remitente, sintió que la razón para actuar estaba en aquel texto. Y tuvo razón, porque ella le explicó que su hijo quería dormir un poco en casa y después había pedido volver a la manada para pasar más tiempo con los amigos de su padre.

Podría no ser la razón principal para que su hijo llegara a ese lugar, pero significaba un avance. Dean, su hijo, lo rechazó desde hace bastantes años, cuando el rubio solo pensaba en trabajar y gastar su dinero, dejó de lado a su familia y cuando quiso reparar todo, el niño ya no lo reconocía. Juntó al pequeño, perdió a su esposa y Ezra se alegraba porque quería demasiado a Viviana como para desearle algo mejor que él.

Suspiró algo agotado y empezó a desabrochar su camisa una vez más. Si iba a intentar cambiar entonces no quería estropear la camisa de diseñador que uno de sus trabajadores trajo para él. Sonrió un poco más coqueto cuando vio las mejillas de Kaspar encenderse en un rubor.

Ezra tenía el pecho trabajado. Su rutina de ejercicios cuando pretendía ser humano fue demasiado estricta. Al ser el único cambia formas en aquel gimnasio entonces debía doblar la rutina de los otros para que en él recién funcionara o significara algún esfuerzo.

—¿Sabes por por qué dicen que nosotros los betas no tenemos ni un poco de suerte en el amor? —preguntó Ezra, intentando hacer conversación en aquel silencio.

Kaspar parecía no tener intención de voltear a verlo por lo que su cabeza seguía mirando hacia un costado. Incluso sin cruzar miradas con Ezra se encogió de hombros. Kaspar quería evitar el contacto porque le recordaba la noche después de aquella fiesta, donde ambos amanecieron en una misma cama.

—Porque tendemos a planear todo. Como betas tendemos a analizar cada comportamiento a nuestro alrededor —Ezra rio cuando recordó la primera vez que se enamoró de Viviana y ella pensó que estaba loco—, aprendemos el comportamiento de todos menos el nuestro. Por eso cometemos tantas estupideces.

Kaspar suspiró al recordar sus equivocaciones cuando estuvo enamorado de Nick. Lamentó no haber tenido en cuenta sus propias acciones. Estaba tan concentrado en eso que no sintió cuando Ezra sujetó su mano con suavidad y la apretó, intentando darle un poco de ánimo.

—Entonces —Ezra preguntó, ansioso por empezar a practicar.

Solo entonces Kaspar volteó a verlo centrando su mirada en los ojos del rubio, negándose a bajar la mirada.

—Llegué a la conclusión de que la razón para evitar tu cambio esta en ti mismo —infirió Kaspar, serio.

—¿En serio? —Ezra fingió sorpresa.

—Solo imagina a tu león y tu cuerpo seguirá con el cambio.

Ezra pensó en un león, no en el suyo porque no se vio a un espejo cuando se convirtió. No sabía si el resultado sería el mismo, pero era la única referencia que tenía. Sin embargo, cada que aquel felino de hermosa melena se mostraba en su mente, la mirada de odio de su padre hacía lo posible para hacer que perdiera la concentración. Lo que resultaba en un rubio humano.

Ezra comprendió que el odio hacia los suyos había sobrepasado incluso su mente. Aun si lograba cambiar, seguiría aborreciendo a los pocos cambia formas que había conocido antes de llegar a la manada de Adam.

—¿Qué te hizo cambiar la última vez? —preguntó Kaspar, intentando encontrar la forma de ayudar.

Ezra recordó a su buen amigo Joseph, el humano que vio como padre. La última petición que le hizo fue verlo en su forma animal. Ezra estaba seguro que le había pedido aquello porque era la única opción para escapar de los tigres que lo seguían.

No pudo visitar su tumba en todo ese tiempo y temía mostrar la cara en ese lugar, su idiotez le costó la vida a uno de los mejores humanos que conoció. Sin embargo, esa era una razón más para odiar a los cambia formas como su padre y toda su familia entera, menos su ex esposa e hijo. Pero su hermano se llevaba el trofeo al ser más odioso, Ezra odiaba a su hermano y agradecía no compartir su forma animal.

Ezra despertó de sus pensamientos cuando el dedo índice de Kaspar presionó su entrecejo. Solo entonces el rubio se dio cuenta del enojo que demostraba. Sonrió hacia el castaño que asintió intentando darle un poco de fuerzas.

El rubio soltó un leve suspiro parecido a un gruñido, al mismo tiempo, alzó ambas manos hasta posarlas en las mejillas de Kaspar y presionarlas con un poco de fuerza. Entonces se preguntó cómo es que haría para olvidar aquellos sentimientos que brotaban con fuerza y hacían que su corazón latiera con desesperación.

—¿Por qué eres tan tierno? —exclamó Ezra sintiendo la imperiosa necesidad de besarlo. Sin embargo, sabía que si daba un paso en falso Kaspar solo se alejaría.

—¿Por qué eres tan fuerte? —Kaspar intentó seguir el juego mientras, con suavidad y timidez, sus manos se elevaban hasta el torso marcado del rubio y dejaba su mano reposar en uno de aquellos cuadros marcados.

Ezra le guiñó un ojo. Se separó pues la tentación era demasiada incluso para él. Aunque sentía haber avanzado un poco, al menos sabía lo que al castaño le gustaba, debió suponerlo teniendo a Nick como su antiguo amor. Ezra decidió que debía retomar su rutina de ejercicios. También, en lo posible, alejar a los hombres fuertes de Kaspar.

Después de unos minutos, Ezra quiso aprovechar la oportunidad.

—Tal vez necesite una razón fuerte para cambiar —indicó Ezra cruzando sus brazos y poniendo un rostro serio.

—¿Tu hijo no es suficiente motivación? —preguntó Kaspar con una ceja alzada.

—Puede funcionar si me ofreces algo a cambio —Ezra agradeció haber aprendido algo de Ross.

—¿Cómo qué?

Ezra lamentó la ingenuidad de Kaspar, estaba seguro que en el mundo de los negocios, el castaño no duraría ni un poco. El trato era absurdo en su totalidad, pero el rubio decidió que se aprovecharía de ello solo por ese momento. Ya luego se aseguraría de recompensarle.

—En la ciudad humana hay un buen lugar para relajarse, bailar un poco o quizá solo comer.

Ezra debía jugar bien esa carta, sabía que si seguían en la manada, Adam y Nick no lo dejarían acercarse lo suficiente a Kaspar. Después del arreglo de su amistad los dos lobos se habían vuelto mucho más sobre protectores con el castaño. Si quería avanzar al menos un poco lo mejor era sacarlo del lugar. Ezra también quería enseñarle algunas cosas de la ciudad humana.

—Si consigues transformarte, entonces voy contigo.

Casi se atragantó con su propio aire al darse cuenta de la facilidad con la que había conseguido aquello.

Sin embargo, todavía el trato no estaba cerrado, aún faltaba la peor parte. Ezra tembló al darse cuenta que se había encerrado en su propia trampa. Cambiar a su forma animal no sería tan sencillo.

Ezra apretó los puños y se concentró. Se decidió a recordar el último momento de su único amigo. Quiso descubrir los sentimientos de aquel entonces para así ayudarse. No ayudó mucho, solo dejó un sabor amargo. Incluso así no se rindió, tenía una muy importante cita en juego y era la segunda vez en toda su vida que se enamoraba de forma tan intensa.

Cerró los ojos y se planeó tener la imagen de un poderoso león en su mente. Negó cuando la imagen de su familia quiso intervenir, luchó contra su propio odio hasta tener la imagen intacta. La primera fase ya estaba lista, lo dominaba, ahora faltaba la práctica.

Se sentó en el suelo y se concentró durante un largo momento en la imagen en su mente. Le ordenó a su cerebro cumplir con su función.

Gritó de dolor cuando sus huesos crujieron al romperse y reconstruirse en una nueva forma. Su piel se partió dejando paso a un pelaje marrón claro, su cabello creció hasta una melena esponjosa y larga. Ezra vio sus manos encogerse y volver a crecer en una forma redondeada con garras grandes. El viento en sus bigotes fue perturbador, la sensibilidad en ese lugar le parecía espectacular, podía sentir a un conejo correr a lo lejos y sus instintos casi lo obligaron a perseguirlo.

Movió la cabeza hasta encontrar a Kaspar quien lo observaba asombrado. Los leones eran seres majestuosos, dignos de su nombre de “rey de la selva” Kaspar siseó de miedo cuando vio al enorme animal levantarse y caminar hacia él.

No avanzó mucho hasta sentir el peso del animal sobre él, tumbándolo. Kaspar supo que Ezra no le haría daño, pero igual era un tanto intimidante tener a un león sobre él. Alzó su mano y acarició aquella gran melena, descendió hasta el cuello del felino y escuchó un retumbar en el cuello del animal, como un ronroneo.

Kaspar hizo a un lado a Ezra y se levantó. Iba a decirle que ya podía cambiar a su forma humana. Sin embargo, un sonido a lo lejos los distrajo a ambos. De entre la maleza salió un pequeño conejo negro que en cuanto vio al gran felino echó a correr. En cuanto el roedor escapó, los ojos del león se tiñeron de negro, mostrando su entusiasmo.

Kaspar supo que estaba en problemas cuando la mirada de Ezra se centró en él. El castaño maldijo su mala suerte y empezó a correr teniendo a su espalda a un león que lo perseguía. En medio de la persecución cambió a su forma lobuna y agradeció que Ezra no fuera un guepardo. Al menos tenía un poco de oportunidad.

Corrieron kilómetros y cada que avanzaban Kaspar notaba la emoción de Ezra elevarse más. Temía parar y atenerse a lo que el león haría con él.

Cuando llegaron al gran arroyo Kaspar no tuvo escapatoria así que se dio la vuelta enfrentando a Ezra quien igual se detuvo. El león lo rodeó una vez, acechándolo y Kaspar intentó no mostrar su miedo.

Finalmente el felino se acercó hasta el lobo pardo y con un ronco y tosco ronroneo le lamió la cabeza con suavidad. Kaspar abrió los ojos y observó a Ezra retroceder y sentarse en sus cuartos traseros para observarle.

Kaspar volvió a su forma humana y sonrió con ternura.

Las cosas se pusieron incómodas cuando Ezra también volvió a su forma humana. Ambos desnudos decidieron que lo mejor era volver al lugar de inicio en su forma animal. Incluso así Ezra le recordó su trato y le dijo que se verían en el mismo lugar en unos minutos. Mientras él hacía unas llamadas.

Ya tenía todo planeado, al momento de volver a la manada, podrían recoger a su hijo. Todo estaba ya en la mente de Ezra.

Pongo esta nota al final de este cap para recordarles que está temporada durará la mitad que los otros. Usé esto para cerrar algunos cabos sueltos que quedaron por ahí y porque quiero aprovechar el espacio restante en hacerle un especial a cada pareja de guepardo.

Ya que estamos a dos capítulos o uno de terminar esta temporada, me veo en la necesidad de preguntarles ¿Qué pareja quieren que tenga su especial primero? Ya sé que elegirán a Ross ajsjsjs, pero igual pregunto.

Por otro lado cuando estaba escribiendo este capítulo me reí bastante a cada momento decía "Pobre, Ezra cayó muy fuerte en el amor" jajajajaj fue divertido. Además no sé si les ha pasado que cuando juegan con su perro y este les persigue, al principio es divertido, pero en un momento te da miedo parar porque el perro está tan entusiasmado jajajaja, así se sintió Kaspar.

Esto es todo. Buenas noches.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro