#355
❀ Slice of life, Sexy
❀ Business!au
❀ Advertencias: sexo implícito
❀ 955 palabras
- Muy bien, señor Park -el CEO Byun Baekhyun se giró hacia él, después de haber presentado su caso-. Dígame qué opina con honestidad.
El gestor lo miró sin expresión en el rostro. Alzó una mano hasta su cara, subiéndose las gruesas gafas negras por el puente de la nariz, y se alzó, abotonándose el único botón de su chaqueta que había soltado al sentarse.
- Impresionante, señor Byun -le respondió con su voz gruesa, esperando la ya conocida sonrisa de medio lado por parte del hombre-. Pero me temo que, por atractiva que pueda resultar su propuesta, es errónea.
Supo también que el ceño del CEO iba a fruncirse y sonrió levemente.
- ¿Y por qué esta vez, si puede saberse? -preguntó con voz irritada el más bajo.
- Tienes una actitud demasiado optimista ante la respuesta del público y de tus clientes a tu producto, Byun -explicó, como quien explica que uno más uno es dos-. Veo que has intentado tener una visión realista, pero sigue teniendo demasiadas expectativas.
El CEO gruñó y se dejó caer en su asiento, mirándolo con el ceño fruncido sombreando sus bonitos ojos oscuros.
Park Chanyeol era un gestor que trabajaba para Byun Enterprises, una de las compañías más grandes y competentes en su mercado, y gran parte de ese éxito se debía a él. Era un gestor financiero, pero era bueno, muy bueno. Tan bueno que el jefe de la empresa lo llamaba a reuniones privadas cuando planeaba sacar algún nuevo producto, dándole todos los datos y la presentación que iba a darle a los patrocinadores para saber si saldría adelante.
Realmente él era un autónomo, pero a Byun Baekhyun le gustaba su modo de hacer las cosas y lo llamaba continuamente para que analizara sus fianzas y lo aconsejara con los nuevos productos. Hablaban mucho, largo y tendido; porque el CEO era gruñón y testarudo, y el gestor era serio e implacable, y muchas veces chocaban.
De hecho, chocaban tanto que habían tenido más de una acalorada discusión, una de ellas siendo el punto clave de su relación.
Porque Byun Baekhyun había ido a darle un puñetazo a su perfecta nariz, él había parado el golpe con su mano rodeando la ajena, y sus bocas habían chocado en un feroz encuentro a mitad de camino. Lo hicieron fuerte, ruidoso y sin contemplaciones sobre la mesa del CEO, derramando su semen caliente por los papeles del proyecto que Chanyeol acababa de evaluar.
Habían comenzado a acostarse de vez en cuando, en la oficina siempre era más morboso y sabía que a Baekhyun le gustaba doblarlo sobre su mesa para penetrarlo, o cabalgarlo él mismo en el sofá; pero sus encuentros en la casa de Chanyeol no eran menos ardientes. Había una fuerte atracción física, se necesitaban el uno al otro sexualmente y eso estaba claro, pero el gestor comenzaba a sentir cosas, cosas que no debía, y no quería pero se estaba implicando. No se lo había dicho a Baekhyun, por supuesto, pero eso no borraba lo que sentía.
Lo peor del amor era que no podía predecir qué pasaría como con los números de las finanzas que él analizaba.
Y desde luego, no iba a mentirle al más bajo a la cara cuando veía claramente que la propuesta de Baekhyun, aunque buena, estaba destinada al fracaso si no era un poco más realista con su previsión de mercado. Ni por mucho que estuviera enamorado de él.
- No digo esto por molestarte -le dijo el gestor con tono cansado y dejando a un lado los formalismos, Baekhyun gruñó en reconocimiento-. Lo digo porque no quiero que tu bonita empresa se vaya a pique y que tu más bonito trasero acabe durmiendo debajo de un puente.
- ¿Dejarías que mi bonito trasero durmiera bajo un puente? -le preguntó el CEO, alzando una ceja. Suspiró y se puso en pie-. Sé que no es por molestar, pero creo de verdad que puede ir bien en el mercado.
- Yo también lo creo -le dijo con sinceridad Chanyeol-, pero no podemos basarnos en creencias, Baekhyun, si no en números. El mercado es así.
- Lo comprendo, los números no mienten -aceptó con tono amargo el CEO-. Reharé los números y te volveré a llamar para que los veas.
- Bien -asintió el alto, comenzando a recoger sus cosas.
- Y Chanyeol -el gestor paró y lo miró, curioso-. Mañana vienes a mi casa.
El alto parpadeó, confuso. Nunca antes se habían encontrado en la casa del CEO porque era una figura pública y no quería verse expuesto a tener un escándalo sexual, por eso le confundió.
- ¿Quieres que analice los datos allí, o es que tienes una sala de BDSM que quieres probar?
- No, idiota -y por primera vez en todo el tiempo que se conocían, Chanyeol vio a Baekhyun sonrojarse-. Quiero que cenemos juntos. Como una cita.
- ¿Como una cita o en una cita? -preguntó, y no quería emocionarse, pero lo estaba haciendo.
- Es una cita -lo miró directamente a los ojos, sus mejillas aún rojas-. ¿Quieres tener una cita conmigo o no, Park?
- Quiero -le sonrió el alto, acercándose y besando sus labios de forma suave, tan diferente a como normalmente lo hacían. El CEO le devolvió el beso de la misma manera, despacio, sintiéndose más como una pareja que como dos personas que tienen sexo-. Allí estaré.
- No tardes o empezaré sin ti -lo amenazó, sus mejillas aún algo sonrosadas.
Chanyeol rió y Baekhyun lo besó de nuevo antes de dejarlo ir. Chanyeol se fue con una gran sonrisa pintada en el rostro y su corazón latiendo con fuerza.
El amor no era predecible, pero para ellos, todo iría bien.
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