#307
❀ Fluff
❀ Theatre!au
❀ 833 palabras
Baekhyun apretó sus labios, nervioso.
Una mano grande y segura encontró la suya, sosteniéndola y apretándola. Baekhyun alzó la vista para encontrarse con el dueño de aquella cara. Chanyeol le sonreía, tranquilo, sabedor de lo que estaba sintiendo.
- Tranquilo -le susurró-. Todo va a salir bien.
Él le dedicó una sonrisa trémula y recibió un beso en la mejilla justo antes de que las luces se atenuaran. El escenario se iluminó, él tragó saliva y suspiró, sus ojos buscando desesperados alrededor por lo que en ese momento lo tenía casi sin respirar.
No estaba allí, por más que lo buscara no lo encontraba. Sintió a Chanyeol inclinarse sobre él, susurrando en su oído con aquella voz ronca que adoraba.
- Espera un poco -le pidió, acariciando el dorso de su mano con el pulgar.
Efectivamente, y tal y como le había dicho Chanyeol, una figura pequeña salió finalmente tras cinco minutos más, y él pudo respirar. Su hijo hacía del menor de los hermanos Darling, los niños que acompañaban a Peter Pan a Nunca Jamás. Su niño tenía apenas seis años, era el más pequeño de entre todos los actores y estaba simplemente adorable con aquel pijama de una pieza que llevaba puesto para su papel.
Pero más que lo adorable que estaba, lo que tranquilizó a Baekhyun fue ver que su hijo sonreía, recitando sus pocas líneas con entusiasmo y siguiendo a Peter Pan y a sus hermanos dando vueltas alrededor del escenario.
- ¿Ves cómo está bien? -le sonrió Chanyeol.
Él asintió, feliz, volviendo su mirada al escenario para ser testigo de cómo los Niños Perdidos le colocaban un tocado indio a su hijo. Rió discretamente y miró de soslayo a Chanyeol. El hombre estaba centrado en la obra, una sonrisa perenne en sus labios mientras los niños seguían actuando, y Baekhyun no pudo evitar recordar que no hacía tanto, el hombre era un desconocido para él.
Lo había conocido de casualidad en la panadería en la que trabajaba. Le gustaba ir allí porque la panadería olía especialmente bien y el panadero que era Chanyeol, siempre lo recibía con una sonrisa, le regalaba un dulce pequeño y lo despedía con un guiño que lo hacía ponerse rojo. Aquel día fortuito, sólo Baekhyun estaba allí tarde comprando un bollo de pan tierno para acompañar su cena, cuando estalló una tormenta. Hubo un fallo de luz, y la persiana automática del negocio bajó antes de que pudieran hacer nada, negándose a subir de nuevo. La puerta trasera también era automática, así que Chanyeol tuvo que llamar a un electricista de guardia para que fuera a sacarlos.
Estuvieron allí hasta que el técnico llegó, sentados en el suelo tras el mostrador, riéndose y bromeando como si fueran dos viejos conocidos. No sabe quién empezó o por qué exactamente, pero sabe que una guerra de harina comenzó en cierto punto de la noche, persiguiéndose el uno al otro por el obrador del hombre entre risas. Baekhyun chilló de sorpresa cuando Chanyeol lo atrapó, pero fue el alto el que quedó más sorprendido cuando lo besó.
Desde entonces apenas habían pasado dos años, pero se habían casado y habían conseguido adoptar un niño, un pequeño de seis años que, en ese momento, estaba haciendo su debut en un escenario.
La obra terminó, los asistentes se levantaron y los niños saludaron, encantados porque todo había salido a la perfección, si no contábamos la zapatilla que se le escapó a Wendy y que le había dado al niño que hacía de cocodrilo en la cara.
- ¡Papá! ¡Papi! -el niño corrió hacia ellos con los brazos abiertos, siendo recibido por su papi Chanyeol que lo cogió en brazos.
- Lo has hecho muy bien, papi está orgulloso -lo alabó.
- ¿Y papá? -el niño lo miró y Baekhyun sonrió.
- Papá está muy orgulloso también.
Chanyeol le dedicó una sonrisa y bajó al niño al suelo, dándole sus zapatillas para que pudiera caminar hacia el coche. Le dio una mano a su hijo y otra a su esposo, una que Baekhyun aceptó con una sonrisa.
- ¿Estás más tranquilo ahora? -le preguntó sin maldad el alto.
- Sí -respondió con sinceridad-, lo ha hecho muy bien.
- Porque sus papás confiaban en que lo haría -sonrió Chanyeol, apoyado por un estruendoso ¡Sí! por parte de su hijo-. Por eso somos una familia.
- Sí -asintió el más bajo-. Hace dos años, jamás me habría imaginado esto, jamás habría imaginado querer a alguien como os quiero a los dos -miró a su esposo con los ojos y la voz emocionados-. Gracias por todo, Chanyeol.
El mencionado sonrió, soltando su mano para pasarla por su cintura y pegarlo a él, besándolo cuando estuvo lo suficientemente cerca, muy suave y dulce.
- Gracias a ti, Baekhyun -lo miró directo a los ojos, con los propios brillantes de emoción-. Por quererme.
Baekhyun sonrió y lo besó de nuevo antes de volver a darle la mano para volver todos juntos.
A casa.
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