#301
❀ Fluff
❀ Flatmate!au
❀ 678 palabras
- ¿Por qué me odia el mundo? -lloriqueó bajito Baekhyun.
Se encontraba en la cocina compartida de su residencia de estudiantes universitarios. Era extraño encontrar a alguien como Baekhyun allí, tímido, amante de los unicornios, el algodón de azúcar y, en general, tan inocente que chocaba con la osadía y el desparpajo de la mayoría de los habitantes de la residencia.
Por eso había evitado en la mayoría de lo posible relacionarse con las personas que allí vivían, por que lo intimidaban. Eso le había hecho no tener amigos ni nadie conocido allí y, por consiguiente, su problema no tenía una solución visible.
Baekhyun había modificado ligeramente su horario de cena para no coincidir con nadie en la cocina, temeroso de que se metieran con él, y en aquel momento estaba intentando sin éxito abrir un bote de kimchi casero envasado al vacío. Su madre envasaba demasiado bien, no era capaz de abrir el bote, no podía pedirle ayuda a nadie y se estaba desesperando. Podría esperar a que llegara alguien, pero seguramente sería demasiado tímido como para pedirle a nadie ayuda y su bote seguiría cerrado.
Intentó una vez más abrir el bote, haciendo fuerza y cerrando los ojos, pero la tapa no se movió ni un milímetro. Estaba a punto de echarse a llorar de verdad cuando una mano grande le quitó el bote de las manos, sorprendiéndolo. Alzó la vista, encontrando allí a un chico con el pelo de algodón de azúcar, que lo miraba con una sonrisa suave en los labios que hizo que su corazón se saltara un latido.
- ¿Quieres que te ayude? -le dijo con suavidad, tratando de suavizar su voz normalmente ronca. Baekhyun asintió, ganándose una sonrisa más amplia por parte del otro-. Mira, tienes que hacerlo así.
Le mostró que debía darle unos golpecitos en la unión de la tapa y del cristal y un poco también en el fondo del tarro, así conseguía que la tapa se abriera más fácilmente. Le tendió el tarro abierto con una gran sonrisa, quien lo aceptó de sus manos grandes con un susurro de agradecimiento. El chico sacudió la mano, restándole importancia, y se dirigió a su estante de la cocina a prepararse la comida. Baekhyun se quedó allí, mirándolo sacar la sartén y los cuchillos antes de agacharse a elegir los alimentos de la despensa. Quizá él era diferente, tenía el pelo de algodón de azúcar, no podía ser malo. Las manos de Baekhyun se cerraron con fuerza alrededor del tarro antes de que hablara de nuevo.
- ¿Quieres comer conmigo? -soltó. El chico se giró, confuso, y lo miró.
- ¿Es a mí? -Baekhyun asintió. El alto dejó la cebolla en su sitio y se levantó-. Claro, no me importa, pero ¿por qué?
- Por ayudarme -le mostró el tarro-. Y porque me gusta tu pelo, es como algodón de azúcar.
- ¿Como algodón de azúcar? -se tocó los mechones, pensativo, asustando a Baekhyun, pero finalmente sonrió, conforme-. Sí, me gusta cómo suena. Soy Park Chanyeol.
- Yo soy Byun Baekhyun -se presentó a su vez.
- Es un placer conocerte -le dijo Chanyeol, guardando las cosas de nuevo en su sitio y acercándose a él-. Puedo ayudarte a cocinar, ¿verdad? -Baekhyun asintió y él sonrió más amplio-. Sabes que mi pelo no está en el menú, ¿no?
- Cla-claro que lo sé -se sonrojó Baekhyun, haciendo reír a Chanyeol.
- Eres divertido, Baekhyun -le dijo, colocándose a su lado y comenzando a preparar la arrocera-. Me gustas.
El corazón de Baekhyun se detuvo un segundo, haciendo que lo mirara rápidamente con sorpresa.
- ¿Qué?
- Eres una persona agradable, me gustas -le sonrió-. Seguro que seremos grandes amigos.
Ah, se refería a eso. El corazón de Baekhyun se calmó, pero aún así, una sonrisa se extendió por su cara.
- Tú también me gustas, Chanyeol.
El alto le dedicó una gran sonrisa y él se la devolvió, infinitamente feliz de haber hecho al fin un amigo. Al menos le gustaba a una persona.
El tiempo decidiría de qué manera.
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