❀ Suspense

❀ Murder!au

❀ Advertencias: menciones de violación y pedofilia (muy muy sutiles)

❀ 858 palabras

Un grito espeluznante cortó el silencio de la noche, despertando a la casa entera.

Pasos apresurados subían y bajaban, gritos apurados y chillidos de horror. La señora Han, la dueña de la casa había muerto.

La señora Han era una solterona de cincuenta y muchos que llevaba una vida cómoda en el caserón de sus padres. No tenía hijos, ni sobrinos, ni ningún pariente cercano que pudiera visitarla, así que gracias a su dinero, contrató a varias personas a su servicio. Mayordomo, criada, cocinero, jardinera y un par de sirvientes eran las personas que habitaban allí con ella. Esa noche, se había acostado con malestar, avisando a la criada de que fuera a verla pasadas unas horas para comprobar su estado. Pero cuando ella llegó, ya había muerto.

La policía y los servicios de emergencia tan sólo certificaron su muerte, pero algo así, tan repentino, siempre levanta sospechas, más aún cuando la dama muerta en cuestión es propietaria de una gran fortuna. Todos los criados y sirvientes que la habían acompañado durante todos aquellos años en los que estuvo sola iban a recibir una pequeña parte de su fortuna, pero a pesar de que ella había anunciado varias veces que la mayor parte sería donada a la beneficencia, se encontraron que la mayor parte iba a ser recibida por dos de sus sirvientes.

Para nadie que hubiera estado en aquella casa era una secreto que Park Chanyeol y Byun Baekhyun eran sus favoritos. Eran sus sirvientes, sí, pero a ella le gustaba tenerlos alrededor, manosearlos y toquetearlos y, a veces, quedarse a solas con uno de ellos, realmente no importaba mucho cual. Los había recogido cuando eran apenas unos niños de un hospicio, educándolos para que fueran los sirvientes perfectos y para que obedecieran, callaran y acataran sus órdenes.

Así que todas las miradas se fijaron en ellos. Qué habían hecho, cuándo, si tenían coartadas, si tenían testigos que pudieran corroborarlas. Los sometieron a horas y horas de interrogatorio por separado, tratando de derrumbarlos, pero ambos repetían lo mismo.

Esa mañana, la señora había terminado de 'jugar', como ella lo llamaba, con Baekhyun y se encontraba perfectamente bien cuando Chanyeol le llevó su desayuno a la cama. Se llevó a Baekhyun de allí y lo acostó en una de las camas del cuarto que compartían, y lo dejó allí cambiándose para comenzar a trabajar. No tardó más de cinco minutos en aparecer por la cocina, como corroboró el cocinero, y empezaron sus tareas habituales. A la hora de comer, sirvieron el almuerzo en el salón a la señora, como corroboraron el mayordomo y la criada y, tras eso, se fueron al jardín a descansar. El jardinero los vio hablando y riendo mientras podaba los rosales y más tarde, sobre las seis, volvieron al interior para preparar el salón y servir la cena, justo antes de que la señora anunciaba que se encontraba mal. Se fueron a dormir como el resto del servicio a las diez y fueron despertados por los gritos de la criada a las dos de la mañana.

Los testigos y las cámaras de vigilancia les dieron la razón, probando su inocencia, y tuvieron que ser liberados. La autopsia confirmó que había sido un ataque al corazón, una causa de muerte natural, había concluído. Así que fueron declarados inocentes y pudieron cobrar su parte de la herencia sin problemas, donando una parte a la caridad como la mujer había dicho en numerosas ocasiones.

Unos meses más tarde, nadie sabía dónde se encontraban, pero a nadie le preocupaba tampoco, realmente. No tenían familia, ni amigos cercanos; nadie que se preocupara de ellos. Cuando nadie te conoce, es fácil huir y empezar de cero.

Chanyeol salió del coche aparcado en la puerta de su casa de dos plantas sonriendo, había sido un buen día en el trabajo y había conseguido cerrar un buen contrato en la empresa. Abrió la puerta, quitándose los zapatos en la entrada y anunció su llegada, siendo recibido por Baekhyun, que había llegado una media hora antes y estaba preparando la comida para ambos. Se fundieron en un largo beso, abrazándose el uno al otro y decidiendo que, a fin de cuentas, era preferible comerse el uno al otro antes de la cena, y subieron a la habitación, haciéndose uno en la cama de matrimonio que al fin compartían.

Porque ellos habían huído para poder vivir tranquilos, lejos de las miradas ajenas de personas que los creían culpables, que los acosarían, que los juzgarían por casarse como hicieron. Pero en una ciudad pequeña, al otro extremo del país, nadie los conocía, nadie los acosaba, nadie los juzgaba por haberse enamorado y haberse casado.

Pero sobre todo, nadie sabría, jamás, que su felicidad había sido ganada a costa de un riesgo muy alto. El veneno había sido un arma letal pero infalible contra aquella mujer, aquella que fingió cuidarlos pero que abusó de ellos constantemente desde muy temprana edad, consentida por los oídos sordos y ojos ciegos de los estúpidos de sus sirvientes. Pero ya nada importaba, porque su venganza estaba completa y ellos podían ser felices.

Porque ellos la habían matado, y eran libres.