#264
❀ Fluff
❀ Delivery guys!au
❀ 786 palabras
- ¡Hola! ¡Venimos de parte de alguien muy especial a traerte este paquete!
Ésa era la frase más icónica de Chanyeol y Baekhyun. Eran parte del equipo de una empresa que se dedicaba a repartir paquetes a modo de sorpresas. Ellos llevaban el paquete, felicitación o lo que fuera a la casa de esa persona y le entregaban el mensaje con el que las acompañaban los remitentes.
Baekhyun sabe que esa por su cara bonita por lo que consiguió el trabajo. Lo asignaron a Chanyeol, que hasta entonces había trabajado solo y tenía el índice más alto de satisfacción y eficiencia de toda la empresa. De hecho, por un momento, cuando lo presentaron a Chanyeol y le comunicaron el cambio de parecer sobre si trabajo en solitario, Baekhyun temió que el alto se enfadaría (él se habría enfadado , ciertamente), pero el otro tan sólo sonrió y le preguntó que si no le importaba conducir esa mañana.
Trabajar con Chanyeol era, en una sola palabra, maravilloso. Conseguían que la gente se emocionara, era impagable su expresión cuando una persona verdaderamente especial era la que les enviaba la sorpresa. Y no sólo eso, el alto en sí mismo era alguien maravilloso, lleno de energía y felicidad, como si irradiara una luz propia que atraía sin remedio al más bajo. Porque sí, a Baekhyun le gustaba Chanyeol, y mucho.
Aquel día había sido duro. Muchos paquetes y muy poco tiempo para entregarlos los había estresado. Aún así, no perdían la sonrisa para con sus clientes, siempre alegres y dispuestos a darles la sorpresa de sus vidas. Pero eso no quitaba que estuviera agotado tras el vigésimo sexto paquete de la tarde, el último que les quedaba.
O eso pensaba Baekhyun.
- ¿Otro más? -lloriqueó, apoyándose en el alto, quien rió y le acarició la cabeza con afecto.
- Sólo queda un paquete, Baekhyunnie -le dijo con aquel tono que guardaba especialmente para él, para cuando Baekhyun no se encontraba en su mejor momento-. Conduciré yo, ¿de acuerdo?
Baekhyun infló sus mejillas e hizo un puchero, pero asintió y Chanyeol le dio un abrazo cálido mientras susurraba 'Ese es mi Baekhyunnie'.
Ya en el coche, Baekhyun se dejó llevar, simplemente, mirando por la ventana, pensando solamente en llegar a casa. De hecho, pensó con extrañeza, era allí a donde parecían dirigirse. Miró alrededor, cerciorándose de que efectivamente, ése era el camino a su casa.
Cuando aparcaron con la furgonets de empresa frente a su portal, miró a Chanyeol, pasmado.
- ¿Qué haces en mi casa?
- El paquete es en esta dirección -se encogió de hombros, saliendo-. Vamos, Baekhyun.
Cogieron el pequeño paquete que quedaba, y dejó que Chanyeol lo cargara. Ya que él tenoa la llave de la entrada, abrió la puerta y lo dejó pasar, comenzando a subir las escaleras.
- Tercer piso, Baekhyun -le informó el alto.
Demonios, el tercer piso era donde se encontraba su casa, ¿a quién de sus vecinos le habían enviado un paquete especial? ¿A la señora Han, con todos sus gatos; o a Kim, el chico que trabajaba en la gasolinera veinticuatro horas que se encontraba cruzando la calle? A menos, pensó, que el piso que estaba vacío finalmente se hubiera alquilado y que ésa fuera la manera del dueño de darles la bienvenida.
- Es aquí -anunció la voz de Chanyeol, tirando de su manga y deteniéndolo, cortando su tren de pensamiento.
Baekhyun alzó la vista y miró el piso. Abrió la boca ligeramente, era el suyo, era su piso. Se giró hacia Chanyeol, quien sonreía.
- Hola, vengo de parte de alguien muy especial a darte este paquete -recitó el alto, como siempre que hacían una entrega.
Baekhyun tomó la pequeña caja entre sus manos y miró dd nuevo al alto, indeciso.
- ¿No viene con mensaje?
Chanyeol sonrió misterioso y supo que debía abrir el paquete. Con manos temblorosas, retiró el precinto y sacó lo que había dentro, un pequeño llavero de una fresa y una notita que el alto recitó cuando la abrió.
"Eres la fresa más dulce que jamás he conocido. Haces que mis días valgan la pena simplemente por estar contigo".
Baekhyun alzó la vista cuando Chanyeol terminó de recitar, los ojos brillantes de emoción y de esperanza. No le hacía falta que le dijera quién la había mandado, él ya lo sabía, porque la sola mirada de su compañero senlo estaba diciendo.
- ¿Tendrías una cita conmigo, Baekhyun? -le preguntó con suavidad el alto.
Por toda respuesta, el más bajo tiró de las solapas de su camisa e hizo chocar sus labios en un beso dulce que a Baekhyun le supo a fresas.
- Una y todas las que quieras, Chanyeol -le dijo, sonriendo feliz.
Y sí, al final no fue una, sino que fueron cientos.
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