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#247

Fluff

Dystopian Future!au, Soulmate!au

Advertencias: continuación del drabble #210

1207 palabras

Baekhyun no esperaba realmente conocer a su alma gemela así.

Para empezar, dudaba que existiera alguien capaz de lidiar con él. Era ruidoso, como se quejaban a menudo sus padres y compañeros de trabajo, nervioso y demasiado activo. Sus chistes eran malos, su humor raro y, en general, agotador para la gente que normalmente no era capaz de seguirle el ritmo.

Por eso acudió al centro con pocas esperanzas de encontrar a su pareja. No creía que en ninguna de las doce ciudades anexas a la capital, existiera alguien que pudiera complementarlo y aguantarlo. Debe reconocer que se puso nervioso mientras el ordenador esperaba y esperaba por una respuesta de la central, donde la información allí guardada le diría si había alguien para él o no. Y lo había, pensó con el corazón desbocado al oír el pitido que indicaba que había sido emparejado, que habían encontrado a alguien para él. Tan sólo vio el fénix y el nombre antes de salir como una exhalación hacia el puesto de control.

Pero el destino quiso que chocara allí mismo con Chanyeol y, dios, era todo y más de lo que jamás había podido imaginar. Tras su choque, se presentaron formalmente y se dirigieron al puesto de control, donde les dieron los informes del contrario para que supieran quién era la persona con la que les habían emparejado.

- En dos días, un coche los recogerá en sus respectivas ciudades y los traerá a la capital -les informó con voz monótona el hombre tras el mostrador.

Era habitual que las parejas de distintas ciudades se alojaran en la capital, ya que uno de los dos no pertenecería a la ciudad del otro si se mudaban. Salieron juntos del centro con los informes en la mano, pero Baekhyun miraba intensamente el que él sostenía, con las iniciales PCY grabadas en plata sobre la cartulina negra. Tomó una decisión y cogió a Chanyeol de la mano instintivamente.

- Prefiero que me cuentes tú cosas de ti antes que leerlas en un papel -le confesó-. ¿Vamos a tomar un café? Yo invito.

Chanyeol lo miró, perplejo, antes de sonreír y asentir.

- Yo también lo prefiero, pero no hace falta que invites.

- Insisto -lo miró con ojos tercos, haciendo que levantara las manos en son de derrota, pero con una sonrisa divertida en su cara.

El alto se dejó guiar por él y acabaron en una cafetería, contándose todo cuanto el otro quiso saber en aquel lapso de dos horas antes de que ambos tuvieran que volver a sus respectivas casas. Así aprendió que Chanyeol componía mientras que él cantaba, y descubrió con sorpresa y placer a partes iguales que había cantado ya algunas de las composiciones de su pareja en sus discos.

Los dos días que pasó empaquetando sus cosas lo pusieron aún más nervioso de lo que solía ser habitualmente. Lo revisó todo varias veces, cerciorándose de que no se dejaba nada y, cuando el coche llamó a su puerta, dijo finalmente adiós a sus padres.

El trayecto hasta su nuevo hogar fue silencioso, su chófer no hablaba mucho y le incomodaba llamar a alguien por teléfono en esa situación. Todas sus cosas habían sido recogidas por la empresa de mudanzas que se encargaba de aquellos traslados y que ya hacía rato que los había adelantado. Lo bueno de dedicarse a la música, o mejor dicho a cantarla, era que Baekhyun debía desplazarse a los estudios de grabación que se encontraban en la capital a menudo, así que conocía bastante bien la ciudad. Supo perfectamente en qué zona iban a vivir.

Los hombres de la mudanza estaban ya terminando, junto a otros que no conocía y que suponía venían de la ciudad de Chanyeol.

- Bienvenido a su nueva vida, señor Byun -le dijo su chófer en un tono de voz con el que bien le podría estar diciendo que tenía la etiqueta de la camisa por fuera.

- Gracias -respondió rápidamente y salió del coche.

Subió a su nuevo piso, donde los hombres de la mudanza habían terminado de subir las últimas cajas y se despedían de Chanyeol, quien ya estaba allí. Se saludaron con un abrazo tímido, su corazón palpitando rápidamente y su estómago haciendo cosas raras que simulaban mariposas revoloteando o algo así, pero ninguno se atrevió a llevar el contacto más allá.

Durante todo el día, colocaron sus cosas en su nuevo hogar, decidiendo cambiar la orientación del sofá, asignando a cada uno un espacio de trabajo en el mini estudio que tenían instalado en casa y sorteando el lado de la cama porque a los dos les gustaba dormir en el lado derecho. Pidieron comida china a la hora del almuerzo pero para cenar, Chanyeol se ofreció a cocinar para ambos y el más bajo descubrió que era un excelente cocinero.

- La próxima vez haré algo mejor -se excusó el alto, preocupado porque su cena había sido sencilla. Su alacena tenía tan sólo algunos alimentos básicos que les habían dejado preparados para que pudieran instalarse con tranquilidad antes de comprar víveres.

- Estaba delicioso, Chanyeol -le sonrió para tranquilizarlo-. Menos mal que al menos uno de los dos sabe cocinar.

- ¿Quizá es una de las razones por las que somos pareja?

Baekhyun golpeó su hombro sin verdaderas ganas, tratando de reprimir su sonrisa, pero lo que le cortó el aire no fue la risa de Chanyeol, si no sus labios en su mejilla. El hombre se separó, tranquilo, y lo miró.

- ¿Vamos a dormir?

- S-sí -aceptó él, poniéndose en pie.

Ya en el dormitorio, fue dolorosamente consciente de lo alto que era Chanyeol, de su cuerpo trabajado y de las líneas de su fisonomía. Él mismo no se había descuidado, sus abdominales lo demostraban, pero no terminaba de gustarle su cuerpo curvilíneo, nada habitual en un hombre y por el que había tenido que aguantar algunas burlas. Aún estaba mirándose las caderas cubiertas por la tela del pijama cuando las manos del alto las atraparon, su calor agradable pegándose a su espalda y sus labios cerca de su oreja.

- ¿Qué ocurre? -susurró, casi como si fuera un secreto.

- N-nada -mintió rápidamente.

- Embustero -rió por lo bajo el alto, haciéndolo sonrojar.

Pero entonces, y sin que pudiera esperarlo de ninguna manera, Chanyeol comenzó a cantar bajito en su oreja. Recordaba que cuando estuvieron hablando en el bar, le había dicho que no podía cantar sus composiciones por mucho que quisiera, porque no entraba dentro de sus habilidades. Sin embargo, con su pareja a su lado, se consideraba un gesto romántico que cualquiera podía intentar. Chanyeol estaba cantándole la primera canción que compuso, su primera canción, una que hablaba de un amor puro y sin límites, uno que era como la luz.

Era la primera canción que había cantado Baekhyun en público.

Las últimas notas se perdieron en el aire y, por más que le hubieran dicho que no tenía las habilidades adecuadas para el canto, el más bajo pensó que jamás había escuchado una voz más hermosa. Se giró en el abrazo, mirando a la cara a Chanyeol con los ojos llenos de emoción, la misma que había en los ajenos.

Y así, se besaron por primera vez.

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