❀ Slice of life, Slight Angst, Fluff

❀ Soulmates!au

❀ 504 palabras

No se suponía que debía ser así. Baekhyun no debía estar allí, en aquel momento ni en aquel lugar.

Todo había empezado aquella mañana. Baekhyun se levantó y realizó su rutina diaria. Trabajando como organista para la orquesta de la ciudad Baekhyun no ganaba mucho dinero (de hecho, lo llamaban tan poco que era casi irrisorio que lo consideraran parte de la orquesta pero no iba a ser él quien les dijera que quitaran su nombre del programa), así que lo alternaba con otro oficio igualmente solitario y tranquilo como el de bibliotecario. Su trabajo era estable, seguro, pero también monótono y eso sólo podía ser malo para alguien que no ha encontrado a su alma gemela.

Baekhyun tenía ya treinta años, y su alma gemela seguía sin aparecer, rehuyéndolo como una presa de su depredador. Baekhyun fingía que estaba bien y que no le rompía por dentro saber que se acercaba a la edad límite. Las almas gemelas tenían un tiempo máximo para encontrarse, desde que el tatuaje que indicaba que estabas listo para encontrarla.

La marca era una señal de que la persona estaba preparada para encontrar a su alma gemela,  pero también que ésta se encontraba cerca, alguien cercano a su entorno que no debería tener problemas en encontrar. La marca de Baekhyun había sido muy prematura, apenas cuando contaba con quince años, y aunque esperó y buscó, su alma gemela no apareció. Y su tiempo límite de quince años estaba tocando a su fin.

Si era sincero, en su fuero interno él ya había aceptado que su marca se borraría, dejando su piel como si jamás hubiera llevado él signo de que pertenecía a otra persona. Ya apenas era visible, se había desvanecido con los años y casi no era posible distinguir el fénix y la estrella que lo conformaban.

Sin embargo, el destino sabe lo que se hace.

Aquel día, el compañero de la biblioteca que normalmente lo llevaba a casa en coche no pudo hacerlo y se vio obligado a tomar el autobús a casa. Al no estar acostumbrado, bajó una parada más tarde de lo que se suponía y tuvo que volver andando. Pero en su camino, una mano lo tomó por el brazo y lo hizo girarse. Al mirar al desconocido que había tirado de él, su aliento se le quedó en la garganta, sus ojos se abrieron y su corazón comenzó a latir fuerte dentro de su pecho. Pero sobre todo, lo que le decía que aquel hombre, quien con catorce años había sido su vecino hasta que tuvo que mudarse al morir sus padres, era su alma gemela, era la quemazón en su muñeca. Su símbolo, su tatuaje volviéndose nítido de nuevo ante la visión de la cara sonriente de Chanyeol.

- Al fin te encuentro, Baekhyun.

No se suponía que debía ser así, pensó él. Pero con los labios de Chanyeol acariciando los suyos después de una espera de quince años, a Baekhyun le daba igual.

Porque lo importante era que finalmente estaban juntos.