#98
❀ Fluff, Slice of life
❀ Bad student!au
❀ 1241 palabras
Mucha caradura, sudaderas anchas y demasiado eyeliner; ésas eran las marcas de casa de Byun Baekhyun.
Estando en el último curso del instituto, la verdad era que no era estrictamente hablando un delincuente juvenil, sus delitos poco tenían que ver con objetos físicos y más con la frágil integridad personal. Hablaba mucho y sin importar a quién hería con sus palabras. Tan sólo decía las cosas como las pensaba, crudas y sin sazonar. Los profesores estaban ya desesperados y recurrieron a lo único que pensaron que podría ayudar.
- Hola, ¿eres Baekhyun?
Baekhyun había pasado los últimos diez minutos en aquella aula vacía haciendo equilibrio sobre las patas traseras de la silla, pero miró a la puerta cuando ésta se abrió y la silla cayó hacia delante, al igual que su boca. ¿Pero qué...?
- Perdona, había un poco de tráfico -le sonrió, cerrando la puerta tras de sí.
- ¿Eres el loquero? -preguntó, aún boquiabierto, admirando lo jodidamente guapo que era el hombre que acababa de entrar en la habitación. El otro frunció el ceño.
- No soy un loquero -explicó, sentándose frente a él-. Soy el monitor que te han asignado en el centro de menores.
- ¿Y no eres algo así como un psiquiatra?
- Psicólogo -lo corrigió-, pero no es eso lo que voy a hacer contigo.
- ¿Y qué es lo que vas a hacer, monitor que no es un loquero? -aquello lo hizo sonreír.
- Park Chanyeol es mi nombre, Baekhyun -le ofreció su mano.
Baekhyun la tomó, pensando en estrechársela, pero no esperaba que el alto tirara de él mientras se levantaba, alzándolo también de paso.
- Vamos -le indicó con la cabeza que lo siguiera.
- ¿Fuera? ¿Pero es... puedes hacer eso? -Baekhyun miraba a todas partes mientras aquel hombre alto lo sacaba fuera del recinto.
- ¡Claro que sí! O eso creo -le sonrió por encima de su hombro y lo arrastró hasta un pequeño coche blanco biplaza en el que le pidió que se montara.
Baekhyun no sabía cómo las largas piernas de aquel hombre entraban allí, pero lo hicieron, y el hombre lo llevó lejos de allí. Lo llevó al centro de la ciudad, a unos recreativos y después a comer helado. Consiguió que Baekhyun no lo insultara y que hablara, que hablara de todo lo que él le preguntaba. Juegos, sus intereses, sus amigos, su familia. De hecho, lo hizo sin que él se diera cuenta y, aquella noche, Baekhyun se preguntó cómo lo había hecho para que no lo mandara a pastar.
De hecho, no sabía cómo lo había hecho, pero consiguió que hablara aquel día, y al siguiente, y toda la semana, y todo el mes. Habló como nunca lo había hecho con nadie, ni siquiera sus amigos más íntimos sabían cosas que él le había dicho al mayor. Pero no sólo daba. Chanyeol le contó cosas de él, muchas. Su familia, sus amigos, su vida, sus gustos; Baekhyun descubrió que Chanyeol tenía veintidós años y que, por lo tanto, era cinco años mayor que él. Le agradó descubrir que tenían en común el interés por el anime y a raíz de eso, se volvieron más cercanos. Un día, dos meses después de su primer encuentro, Baekhyun miraba sonriendo la galería de fotos en su teléfono, llena de fotos de los dos, mientras esperaba a que Chanyeol volviera del cuarto de baño. Se dio cuenta en ese momento, mirando una selca en la que él miraba al objetivo y Chanyeol lo miraba a él, de que no quería que nadie más lo mirara así. Que quería que Chanyeol lo mirara así siempre.
Que quería a Chanyeol.
- Perdona mi tardanza -se disculpó-. El baño de hombres está estropeado y había cola en el de las mujeres.
- No te preocupes -Baekhyun le dio una de sus más brillantes sonrisas, contento por haberse dado cuenta de que quería al mayor-. ¿Vas a querer medio brownie?
- ¿Cuándo he rechazado una oferta así? -bromeó, alzando su cuchara y hundiéndola en el postre de chocolate.
Comieron en silencio, mirándose a los ojos mientras sonreían. Realmente, pensó Baekhyun, con Chanyeol le bastaba para ser feliz. Sus notas habían mejorado sutilmente hasta convertirse en aprobados raspados, y hacía tres semanas enteras que no insultaba a su profesor.
- Baekhyun -le llamó la atención el alto, partiendo en dos el último trozo de brownie-, hoy es el último día.
La cucharilla de Baekhyun se quedó a medio camino de su boca.
- ¿El último día...? -susurró, temiendo lo que venía después.
- Tu instituto sólo me contrató por dos meses -continuó, dejando su propia cucharilla apoyada en el plato-. Como has mejorado en general, el centro no ve necesario ampliar la duración de mis servicios.
- No -susurró.
- ¿No? -Chanyeol lo miró algo confuso, ladeando la cabeza ligeramente.
- ¡No! -dejó la cucharilla en el plato con tanta fuerza que la de Chanyeol tembló y cayó a la mesa-. ¡No puedes dejarme! ¡No te lo permito!
- Baekhyun... -empezó Chanyeol, tratando de calmarlo, pero él no quiso oír nada.
- ¡Vas a dejarme, como todos los demás! -y huyó de allí corriendo.
- ¡Baekhyun, espera! -la voz de Chanyeol le llegó pero no se detuvo, corriendo hasta salir del centro comercial.
Miró a todas partes con las lágrimas al borde de sus ojos, su labio inferior atrapado entre sus dientes mientras intentaba amortiguar de alguna manera el dolor del hueco que se abría en su pecho. Vio una fila de taxis y decidió tomar uno, no tenía mucho dinero pero le serviría para alejarse de allí. Con paso decidido, se dirigió al primero de la fila y abrió la puerta con fuerza.
- ¡Baekhyun!
Un brazo tiró de él, haciéndolo chocar con un pecho duro y bien formado.
- Perdone, ha sido un error -oyó a Chanyeol decirle al taxista antes de cerrar la puerta y tirar de él hacia un banco cercano-. Baekhyun, no vuelvas a hacer eso, ¡soy responsable de ti hasta las siete!
- ¿Eso es todo lo que te importa, no? -le echó en cara con amargura. Chanyeol sonrió.
- Claro que no -intentó ponerle una mano en la cara, pero Baekhyun no lo dejó, así que suspiró-. No me has dejado terminar de hablar.
- ¿Y qué ibas a decir? -replicó, pero había curiosidad en su dura voz.
- No puedo seguir viéndote todos los días como monitor -dijo con voz suave-, pero no he dicho nada de dejar de verte como amigos.
- ¿Como amigos? -y quizá porque no estaba en pleno control de sus emociones, la tristeza se dejó entrever en sus palabras.
- ¿Algún problema con eso, Baekhyun? -preguntó Chanyeol, curioso, la sonrisa aún en su cara. Baekhyun se mordió el labio de nuevo.
- No, es sólo que... -miró a los ojos de Chanyeol y sintió que el valor surgía en él- yo quería algo más.
Apenas fue consciente de que se acercaba, pero de repente los labios de Chanyeol estaban sobre los suyos, calientes y húmedos y le gustaban tanto que sintió que podría volverse adicto sólo con aquello. Cerró los ojos y le devolvió el beso, sintiendo y dejando esta vez la mano de Chanyeol en su mandíbula.
- ¿Esto te parece suficiente? -susurró el hombre al separarse, sus labios aún rozándose al hablar. Baekhyun sonrió brillante, una de las sonrisas que guardaba exclusivamente para el mayor.
- Por ahora, sí.
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