#82
❀ Fluff
❀ Princes!au
❀ 1172 palabras
Chanyeol miraba nervioso el escenario desde su asiento, jugueteando con sus dedos para controlar el impulso de llevárselos a la boca y morderse las uñas. Una mano suave se posó en las suyas, haciéndolo mirar a su derecha para encontrarse con la sonrisa suave de Baekhyun, haciéndolo sonrojarse.
- No te preocupes, Chanyeol-ssi, lo harás bien.
Que el príncipe del reino vecino, Byun Baekhyun, el más famoso y amado de todos, le estuviera diciendo que lo haría bien no lo relajaba. No lo hacía en absoluto. Porque tenía que dar un discurso delante de reyes, reinas, príncipes y princesas que lo observarían minuciosamente, todos y cada uno de sus movimientos serían medidos, y en la reunión anterior, había sido Baekhyun el que había hablado en el segmento final para despedir la celebración oficial antes de dar paso al baile y la fiesta.
Había mucha presión puesta sobre él, todo el mundo esperaba que al menos igualara la perfección, la soltura y el encanto que había mostrado Baekhyun en el escenario con su discurso. No sólo su propia reputación estaba en juego, también lo estaba la de sus padres y su hermana, quienes lo observaban desde sus respectivas mesas con sonrisas nerviosas y cierta aprehensión.
El momento se acercaba cada vez más y Chanyeol realmente pensaba que iba a vomitar de puro nervio.
- Eh, Chanyeol - lo llamó de nuevo Baekhyun, poniendo una mano en su hombro-, ¿estás bien?
No tuvo fuerzas ni para mentirle, su mirada asustada fue suficiente respuesta. Pudo ver la cara de Baekhyun contorsionarse en una mueca preocupada, pero no fue capaz de tratar de calmarlo. El príncipe lo cogió de la mano y tiró de él, levantándolo y levantándose y saliendo discretamente por un lateral. Lo sacó al balcón para que le diera el aire, alejándolo de ojos críticos y del aire viciado del salón. Chanyeol inspiró y espiró, dejando que el aire fresco de la noche acariciara su rostro y despejara sus pulmones.
- Gracias -le dijo a Baekhyun, algo sonrojado pero con sinceridad-, lo necesitaba.
- No hay por qué darlas -le sonrió el más bajo ampliamente, el corazón de Chanyeol latiendo con rapidez-. La última vez salí aquí afuera también, necesitaba relajarme antes del discurso.
Aquello fue una sorpresa sólo a medias para Chanyeol. Sabía que Baekhyun había salido porque, al volver del servicio, lo vio apoyado en la baranda observando el cielo estrellado, una expresión tan pura y hermosa en su rostro que no fue capaz de moverse de allí hasta que el más bajo dio signos de volver dentro. Aquello fue lo que hizo que siguiera los movimientos de Baekhyun en la prensa y en las reuniones sociales en las que ambos participaban. Pero jamás se habría imaginado que aquel día estaba nervioso y que necesitaba relajarse. Como él ahora.
- ¿Estabas... nervioso?
- Sí -asintió Baekhyun, apoyándose en la baranda como aquel día en el que lo había observado. Chanyeol se colocó junto a él pero sin dejar de mirarlo-. Pero no podía dejar que nadie lo viera. Todos creen que soy perfecto, que no puedo tener fallos y que nada me cuesta, pero no es así.
Chanyeol lo miró, asombrado. No es que no supiera que Baekhyun, por muy príncipe que fuera, era humano como él mismo, pero sí que pensó en alguna ocasión que toda esa gracia y talento le venía simplemente dado. Baekhyun lo miró, sonriendo.
- ¿Te sorprende?
- No, bueno, sí, ¡no!, espera -alzó ambas manos, aturullado y rojo mientras el más bajo sonreía, claramente divertido-. Realmente creía que todo se te daba bien, pero sí que sabía que habías salido al balcón.
Baekhyun alzó las cejas y Chanyeol, dándose cuenta de lo que acababa de admitir, se llevó las manos a la boca, pero el otro tan sólo rió en voz alta.
- Bueno, Chanyeol, en realidad ya sabía que lo sabías -admitió-. Sabía que estabas en la puerta, mirándome y sin atreverte a entrar.
- ¿Qué...? -Baekhyun se alzó sobre las puntas de sus pies, haciendo que el alto se inclinara para que pudiera susurrarle en su oído.
- Siempre sé dónde estás, Chanyeol.
Se retiró lentamente, aquella mirada intensa fija en sus ojos, y Chanyeol sintió mucho calor y sus mejillas encenderse.
- Disculpen -les llamó la atención un sirviente-, deben volver dentro para el discurso, Altezas.
- Ya vamos -contestó Baekhyun. Tomó su mano y, haciendo que se inclinara ligeramente de nuevo, besó su mejilla-. Todo saldrá bien, Chanyeol.
Soltó su mano entonces y comenzó a andar hacia centro, indicándole por gestos a un asombrado y rojo Chanyeol que lo siguiera.
Como era costumbre, Baekhyun subió al escenario tras Chanyeol, a modo de paso de testigo y de apoyo. Sin que nadie lo notara, rozó sus dedos con los del alto antes de que éste subiera al escenario y diera su discurso. No cometió errores, todo terminó en un suspiro y sus padres le dedicaron miradas llenas de orgullo. Pero no era su mirada la que Chanyeol buscaba cuando bajó del escenario.
- Enhorabuena -lo felicitó con una gran sonrisa Baekhyun-. Sabía que lo harías bien.
- Baekhyun-sii -empezó, pero paró ante la mano alzada de Baekhyun.
- Creo que ambos estaremos de acuerdo en que podemos tratarnos con más confianza, después de que ambos nos hayamos espiado mutuamente.
- Baekhyun -volvió a empezar, sonrojado-. ¿Por qué... te preocupaste por mí?
Y ambos sabían que no hablaba sólo de aquella noche. Mirando alrededor, Baekhyun entrelazó sus manos con disimulo y lo llevó a una esquina de la habitación, tras un pilar grande que los ocultaba de la vista.
- Porque me viste a mí, Chanyeol -su mirada sincera lo atravesó, dejándolo sin palabras-. Porque me viste como una persona cuando los demás no lo hicieron.
- Tú me viste a mí -contestó simplemente, dando a entender que él no era especial, pero ganándose una de esas preciosas sonrisas por su parte.
Chanyeol esperó una respuesta que no llegó, porque Baekhyun se alzó, él se inclinó y sus labios se encontraron a medio camino, probándose de forma algo torpe pero dulce. Por instinto movió sus labios y casi se sintió explotar cuando el más bajo le devolvió el beso, apretando el agarre de sus dedos entrelazados. Al separarse, se miraron a los ojos, éstos diciendo lo que no habían puesto en palabras.
En silencio, se encaminaron a la fiesta de nuevo, pero Chanyeol tiró de Baekhyun suavemente, desconcertándolo un momento. Chanyeol había recordado una antigua costumbre, en desuso, y quería volver a revivirla con Baekhyun. El alto dejó otro beso en sus labios antes de quitarse uno de los gemelos de su chaqueta y entregárselo. Baekhyun lo miró, emocionado, y retiró uno de los propios antes de dárselo también.
A ojos de los demás, no habría cambio alguno, la vestimenta protocolaria exigía que todos llevaran el mismo modelo en distintas variantes de traje y gemelos. Pero ellos habían intercambiado una prenda, símbolo de que, a partir de entonces, eran del otro.
Una promesa.
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