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#52

Slice of life(?)

FantasticBeasts!au

762 palabras


 - Maldita sea, Pickett -murmuró entre dientes, divisando al pequeño bowtruckle esconderse dentro del abrigo de un muggle que había pasado por su lado.

Chanyeol acababa de volver de Nueva York después de un viaje agitado, cuando menos, y lo que menos quería era meterse en problemas nada más pisar suelo británico. Coreano de nacimiento e inglés de adopción, Chanyeol había asistido a la escuela Hogwarts de Magia y Hechicería, donde había desarrollado su gusto e interés por los animales y criaturas fantásticos, decidiendo dedicar su vida a su estudio y protección.

El viaje a Nueva York, de hecho, lo había hecho para liberar a un ejemplar de Thunderbird que había rescatado lejos de su hogar. Ahora, ya de vuelta en Inglaterra, tan sólo quería volver a su vida tranquila y normal.

Su bowtruckle, al parecer, no pensaba igual.

En el viaje en barco, le había tocado compartir camarote con un muggle, también asiático residente en Londres como él. Era un hombre simpático y muy agraciado, Chanyeol pensó la primera vez que lo vio sonreír mientras se presentaba. Había sido un problema la primera vez que Pickett intentó colarse en la chaqueta del apuesto desconocido, Chanyeol apenas había tenido tiempo de atraerlo con un accio mientras el otro hombre no miraba y de volver a esconderlo en su chaqueta.

Lo había asombrado que Pickett, normalmente tan tímido y temeroso de los desconocidos, se lanzara de aquella manera a descansar en un pecho ajeno. Estaba desconcertado, y tuvo una charla con el bichito cuando el otro salió a que le diera un poco el aire.

- ¿Por qué has hecho eso, Pickett? -le preguntó, el bowtruckle encogiéndose de hombros-. ¿Acaso te gusta?

El ferviente asentimiento lo descolocó, pero Pickett entendió que no debía colarse en la chaqueta de un muggle y, a pesar de que a veces lo pillaba mirando al otro hombre entre las solapas de su chaqueta.

Al parecer, sin embargo, no pudo contenerse más y, apenas el autobús había llegado a Londres, Pickett había conseguido su objetivo y se había metido dentro de la chaqueta de aquel muggle. Por eso ahora, Chanyeol se veía apurado, sujetando su maleta expandida mágicamente donde transportaba a todos sus animales, persiguiendo al hombre por Oxford Street.

Giró en cierto punto, metiéndose por una calle adyacente y entrando a un edificio donde, presumiblemente, se encontraba su casa. Un simple alohomora concedió el paso de Chanyeol, quien pudo distinguir cómo el hombre se colaba en la vivienda del segundo piso. Entró usando el mismo método, dejando la maleta con suavidad en la entrada para que no le coartara sus movimientos.

Escuchó movimiento en el dormitorio así que allí se dirigió, varita en alto, dispuesto a arreglar el entuerto. Sin embargo, al asomarse no vio a nadie. Se adentró un par de pasos y su varita fue arrancada de su mano.

- ¡Eh!

El hombre lo miraba, sonriendo, su varita en su mano.

- Disculpa, creo que fue maleducado quitarle esto, pero me gustaría hacerle algunas preguntas.

Chanyeol lo miró, anonadado, viendo cómo Pickett asomaba por detrás de su cuello y colocándose en el hombro ajeno. El hombre siguió los ojos de Chanyeol y miró, sonriendo al ver el objetivo que tenía fijado.

- Pickett.

- Oh, sí, se coló en el bolsillo de mi chaqueta cuando salimos de Victoria, es un bichito adorable -sonrió, de nuevo aquella sonrisa bella y deslumbrante que hacía que a Chanyeol le temblaran un poco las piernas.

- ¿Qué quiere de mí?

El hombre lo miró.

- Respuestas, señor Scamander -le indicó que se sentara en la silla, cosa que Chanyeol hizo con reticencia.

- ¿Respuestas a qué preguntas... señor Byun? -añadió, recordando de repente el nombre del hombre frente a él.

- ¿Qué criatura es ésta? -preguntó, señalando a Pickett-. ¿Por qué llevaba una varita?

Chanyeol lo miró, suspicaz, pero el más bajo colocó una silla a su lado y se sentó, devolviéndole su varita.

- No quiero asustarlo, señor Scamander -repitió su apellido como si aquello le produjera satisfacción-. Simplemente llevo mucho tiempo deseando que algo... mágico ocurra, y usted y su ¿Pickett? son lo más cercano a eso que esperaba.

Chanyeol tomó su varita. Dudó durante un par de segundos en desmemorizarlo, responder a sus preguntas supondría quebrantar el Estatuto Internacional del Secreto Mágico, y ya había probado un poco de esa medicina en Nueva York. Sin embargo, al mirar de nuevo a Byun Baekhyun, vio en sus ojos un brillo de esperanza, como si su mera presencia significara algo más grande de lo que Chanyeol podía siquiera imaginar.

- ¿Por dónde empiezo? -preguntó, suspirando y guardando su varita.

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